viernes, 30 de noviembre de 2007

Bùsqueda desesperada

Hace unos días, vía mail, le decía a... un... ¿amigo? Bueno, le contaba a alguien una curiosidad que descubrí hojeando viejos suplementos culturales del diario La Nación: la mención del apellido Glanzmann en un informe sobre escritores de la provincia de Chubut.
Días antes, por el mismo medio (o sea, a la distancia), a otro... a un... Bueno, a alguien otro le decía que nunca escribí en el Blog acerca de alguno de los libros que recibí como premio en Párrafus.
Ahora, a raíz de la lectura de este lunes, cabe la posibilidad de enlazar ambas cuestiones.
El lunes Hugo volvió a tentar la suerte con una novela argentina y contemporánea, o sea, difícil. Leyó “La tierra del fuego”, de Sylvia Iparraguirre, libro publicado en 1998. Pero, es evidente, en torno a Párrafus hay lectores para todo. Ganó la oyente María Cristina Alonso, de Parque Chacabuco, y su premio fue, como a veces sucede, la misma obra cuya lectura se interrumpió. Se alegró mucho de esta circunstancia María Cristina, porque había regalado su ejemplar de la novela a una sobrina suya que se volvía a España después de visitar aquel confín argentino que da nombre al libro. También se alegró la autora, que Hugo tenía en línea y puso en comunicación con la ganadora, al comprobar este ir y venir de sus libros. Se asombró, también, Iparraguirre cuando supo quién es el mayor ganador de este certamen radial, literario y memoralista.
A mí, ese título me vino a las mientes cuando en la lectura se nombra a Jemmy Button; demasiado tarde. Primero pensé en “Fuegia”, donde también aparece ese personaje –supongo-, pero la novela de Belgrano Rawson ya fue leída hace unos meses. Pensé también en “El silencio de Darwin”, pero esta –que leí- seguro que no era. Tardé, en definitiva, en rastrear en la memoria el título de Iparraguirre- que no leí- y, cuando llamé, la línea ya estaba ocupada por María Cristina, quien gana por primera vez, así que me alegré igual.
“El silencio de Darwin” es uno de los libros que gané en Párrafus, no recuerdo en cual de mis triunfos –tendría que rastrear en mis grabaciones. Su autor se llama Gustavo Daniel Perednik, es una novela y fue editada por Simurg en 2006.
En la solapa del volumen, leo que el tipo es graduado en las universidades de Buenos Aires y Jerusalem, y que vive en Israel; deduzco que es argentino. El planteo inicial de la novela también permite esa presunción. Durante la guerra –o batalla- por las Malvinas, un ex discípulo vuelve a ponerse en contacto con su viejo profesor del Instituto de historia donde estudiara durante su adolescencia. Este prólogo es epistolar. Se habla ahí de tres textos misteriosos; uno de ellos habría sido redactado por el clérigo que tuvo a su cargo la educación –o reeducación- del aborigen fueguino que el marino británico Fitzroy llevó a Inglaterra: Jemmy Button, bautizado así porque fue pagado a su gente con unos botones del uniforme del capitán. Los otros textos hablan de Kaspar Hausser, el extraño muchacho sordomudo que apareció un día en las calles de Nuremberg, y de Evariste Galois, el genial matemático prodigio. La trama enlaza estas tres vidas y sugiere que la verdadera razón del hundimiento del crucero General Belgrano, durante los hechos de Malvinas, se encuentra en la circunstancia aquella que llevó a los ingleses a llevarse, primero, y devolver, después, esos tres jóvenes yámanas de Tierra del Fuego.
Es muy atrayente el planteo y resulta apasionante la historia que trae cada uno de esos tres manuscritos; el autor, para hacerlos pasar por auténticos, manejó muchísima información; al final del libro hay varias páginas con los nombres de personajes verdaderos que aparecen en la novela. Sin embargo, recuerdo que el desenlace me pareció flojo; tendría que releerla, pero creo que quedan algunos cabos sueltos y el final es un poco deshilachado. De todos modos, con “Fuegia”, de Belgrano Rawson, y “La tierra del fuego”, de Sylvia Iparraguirre, son una buena manera de acercarse a aquellos hechos poco conocidos de la expedición de Charles Darwin por estas tierras a mediados del siglo XIX.
En cuanto al enlace de esta reseña bibliográfica con la nota de La Nación en torno a escritores chubutenses, bueno, tal vez sea un tanto rebuscado. Sylvia Iparraguirre es nacida en Junín, pero, la otra noche, en la charla con Hugo y con la ganadora, contó que hizo muchos viajes por la Patagonia y los mares australes durante la preparación de su novela. Además, la aparición del apellido Glanzmann en aquel informe se asociaba al nombre Cecilia, o sea, una escritora, afincada desde hace unos veinte años en la ciudad de Trelew.
Pero más auténtica fue la magia que contó la Iparraguirre. Durante un viaje para la presentación del libro, realizó una vez más la navegación por el canal de Beagle, para que lo conociera su sobrina, que la había acompañado. Al bajar del barco, los pasajeros reciben una especie de diploma, souvennir del viaje. Más tarde, mirándolo con detenimiento, Sylvia ve que el texto tiene como fondo un viejo mapa de la región. Allí, entonces, recién descubre, aunque había visto durante su investigación muchos otros mapas, que, muy cerca de la isla Button, una península que parece apuntar a esa porción de tierra que recibió el nombre del aborigen secuestrado, se llama Sylvia.
Entonces, esta vez, me saco el sombrero frente a la verdadera magia señalada por una auténtica escritora –aunque a ella seguro la ayuda Abelardo (...¡Callate, Turco!).

El martes, teatro. Paredero revisita otro de esos clásicos que cada tanto desempolva. Esta vez, “Cyrano de Bergerac”, de Edmond Rostand. Un texto que ha frecuentado tanto las tablas de todo el mundo (acá lo hizo una vez Ernesto Bianco, y a este actor se refirió el concurso sucursal de hoy) como los estudios de Hollywood o las letras de canciones de rock. Ganó una vez más la joven Verónica Cornejo, de Lugano, a quien realmente se ve muy completita en cuanto a su bagaje para la competencia en Párrafus: gana con teatro, con poesía, con novela. (Además, hoy nos enteramos que persevera en la melancólica frecuentación del cine iraní, que estuvo de moda y todos vimos hace unos años, y lo persigue hasta la mismísima sala Lugones del teatro San Martín.) Yo seguiré en punta, lejos, solo, pero en mi lista es notoria la profusión de la novelística, mechada con algunas pizcas de poesía. Y con teatro, siguen siendo solo dos mis victorias: “Hombre y superhombre” y “Los árboles mueren de pie”.
Este martes llamé, bastante seguro, porque alguna vez abrí la obra de Rostand, pero me equivoqué; se me confundió ese comienzo en la sala del teatro de Borgoña, en 1640, con otro, de una obra no tan clásica, pero famosa, donde dialogan el Presidente y un Barón. Lucas, con un resabio de satisfacción, me dijo que no.
De Cyrano, el poeta, el verdadero, recuerdo haber leído alguna vez que se lo señala como un precursor de la ciencia-ficción. Tiene un libro llamado “Viaje a la luna” y otro, cuyo nombre no recuerdo, que trata de una expedición al sol. Influyó también, parece, por la intención satírica de sus fantasías, en Swift y en Defoe. Y no sé si será de su obra, o de la de Rostand, esta célebre definición: “Érase un hombre a una nariz pegado”, que bien podría hacer mía, por ser la nasal una más de las importantes protuberancias que aquilatan mi cuerpo: soy de pies grandes, orejas grandes... bueno, nariz grande... y, ¿qué más? No me encuentro... ¿Qué más? ¿Qué más?

Cerramos la semana –dijo el mosquito- con un cuento, como la semana pasada. Saludo esta recuperada regularidad del más difícil de los géneros –para escribirlo, dicen los que saben, y para descifrarlo en Párrafus, digo yo.
Esta vez, Hugo contó que dudó entre dos títulos del autor elegido: uno, un clásico, “Regalo de reyes”; el otro, más secreto, “Un amante tacaño”. Eligió este último.
El autor, O´Henry. El ganador, el intermitente Mario Solaquián, vecino de Palermo.
Por primera vez, tomándome unos minutos mas que de costumbre en el ciber, busqué algún material sobre O´Henry en Internet. Leí que Borges tradujo el clásico cuento con el título de “Los regalos perfectos”. También, que el verdadero nombre del norteamericano O´Henry fue Sidney Porter. Además, parece...
Pero, ¿qué más? Yo, cuando me cargaban, siempre decía: tengo grande todo lo que sobresale: nariz, orejas, pies y... Y, ¿qué más? ¡¿Qué más?! ¡¿Qué más?!

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Nombre y Apellido


Una peculiaridad que sorprende en PI, es la identificación de los oyentes bajo su nombre, apellido y barrio/localidad.
Se alude a cada uno de ellos por su nombre y apellido, en vez del clásico "nombre de localidad", i.e. Olga de Barracas.
Yeite propio de cada programa, o de cada radio.

Párrafus conserva a cada cófrade bajo su verdadera identidad, y no nos aglutina por lugar de residencia. Debe ser de los pocos espacios, donde nos tratan de ese modo. Es agradable ver, como cada parrafista se identifica y creo debe producir una llegada mas calida e intimista.
Una sana costumbre, que bien podria extenderse a otros programas y otras emisoras.

En la imagen, vemos un oyente de PI, intentando escudriñar desde la lejanía, el título de la obra que lee Huguito, a través de un telescopio portátil, en las cercanías de Maipú 555.
Es una convocatoria abierta, donde cada invitado tiene su respectivo nombre y apellido.
Ven entonces!

Cyrano, de Marsella a Lugano


Noche de martes, sandwich de Parrafus.
En pan francés, por esta vez.

El archipestre, saltó de la novela al género de la dupla Cornejo - López Motta. Y como este útlimo [el olor a leña Bobby], es un caballero, permitió a la ganadora reincidente de los Bañados de Lugano, sumar un podium, que estremece al decimonónico Perenchio [MP].

Ciertamente arduo laburo, el de interpretar esta obra de Edmond Rostand, estrenada en 1897. Por el siglo, el candidato al podio era MP, mas PI[nterruptus] es tan irracional como el golf, hay un ganador, y se corona una vez embocado el último golpe del últimisimo hoyo. O puede haber desempates a muerte súbita [tiemblan audiencia y platea].

Pero quien tembló al inaugurar la obra, fué el galo Rostand, nacido en Marsella el 1.4.1868. Pourquoi? Veamos:

En 1894 presentó una comedia teatral exitosa: Les romanesques.
Pero fue su obra Cyrano de Bergerac estrenada el 28 de diciembre de 1897 la que le aportó una inmensa gloria.
Su temor al fracaso con esta obra fue tal que llegó a reunir a sus actores unos minutos antes de la primera representación para pedirles perdón por haberles involucrado en una obra tan arriesgada. A partir del entreacto la sala aplaudía de pie y Rostand fue felicitado por un ministro del gobierno tras su finalización entregándole su propia medalla de la Legión de honor para felicitarle añadiendo que tan solo se está adelantando ligeramente en el tiempo con esta condecoración.
La obra finalizó con veinte minutos de aplauso ininterrumpido por parte del público.
En ella retomaba el orgullo francés a través de un carismático héroe tras la pérdida militar de Alsacia-Lorena en 1870.

La Cornejo esperó tranqui esa descripción de escenario y ambientación, que me crispa los nervios y ató cabos con los mosqueteros, et voilá!

No se pierda esta noche la definición del podium de noviembre: la diva de Coghlan, o la simpática Cornejo. Siga este radio-sainete de multitudes solitarias por LRA/RAE, internet o supercanal [en el Sur, si escucho a Huguito por TV, oyente aún mas irracional de infinitas cifras decimales].


Imagen: estatua a Edmond Rostand

martes, 27 de noviembre de 2007

Jeremy Button y María Cristina



Arrancamos la semana con la lectura de una novela austral "La Tierra del Fuego" de Sylvia Iparraguirre.
E' vero, el inicio del libro desarrollase en Lobos, y quizá no remita en forma directa al sur del continente.

De todos modos fué muy ameno escuchar la sincera emoción de la ganadora [María Cristina Alonso, oficio: jubilada y ama de casa, residencia: Parque Chacabuco], quien describió con inusual sencillez el alto costo de los libros.
El archipreste de LRA, amén del premio tenía una carta bajo la manga, mas que la frutilla de la torta, un bombón, tratabase de la propia Iparraguirre al teléfono.
En la conversación mantenida, María Cristina no salía de su asombro, y su alegría desbordaba. De hecho, creo haber escuchado varios "No lo puedo creer".
Además durante el fin de semana, la ganadora había pispeado la última novela Iparraguirresca en alguna librería, El muchacho de los senos de goma, y no lo compró como regalo de cumpleaños por su precio. El mejor consejo de Sylvia [aún en desmedro propio], fue siempre esperar la aparición de la edición de bolsillo del libro.
Un buen dato a tener en cuenta, siempre y cuando uno sea paciente para saber esperar esto, que puede demorar un año luego de la edición inicial. Detalles del mundi/conventillo editorial.

Bello, incorporar una ganadora novel, y esa magia que se da casi a diario, la del tramado irracional de los Párrafus y sus podiastas, noveles, reincidentes y entusiastas.
Todos bajo la batuta del Huguito Paredero.
Quien no sabe como con sus lecturas en voz alta, ayuda a los estudiantes de locución y entusiastas varios de la lectura, a animarse a leer de otro modo. No solo con entonación, sino con intención.
Huelga la lectura comprometida, como la de PI[nterruptus]. Aquí en la delegación mas austral del ISER, varias veces hube de mencionar la magia de PI, y recomendé [con suerte ignorada] poner especial atención en el modus lectoribus. Iparaguirre agregó, que la lectura en voz alta, forma parte de una técnica para depurar un escrito. Se hace frente a un público, y se ven detalles varios: tonalidad, ritmo, cadencia, etc.
Por tanto amén de lectura, tenemos un taller literario tácito. Un combo inesperado: lea y escriba. Y como expresión cabal de esa locura, instauramos esta bitácora. Diario de navegantes radiales, lugar de encuentro de las multitudes solitarias, desde hace poco irracionales.

Tan solo me pregunto, si de regreso a su tierra, Mr.Button se habría desprendido de absolutamente todas sus costumbres, o mantendría su fidelidad a la escucha radial.

Si Darwin hubiese sido del siglo XXI, ¿escucharía junto a Button Párrafus Interruptus?
Qui lo sa ..
Lectura Sr.Director!

lunes, 26 de noviembre de 2007

Valijas, papeles y primicias


Pocos PI atrás, el archicófrade leyó algo de Moravia.
Y hubo novedades sobre el escritor itálico, que comparto con la comunidad radial.
Tratase de una nota aparecida en ADN Cultura.

Las valijas amén de estupefacientes, dinero, o ropa sucia, pueden contener letras. Y letras vivas: albricias!

En la primavera de 1996 se encontró una vieja valija en el sótano de la casa de Alberto Moravia en Lungotevere della Vittoria, en Roma. Estaba repleta de papeles del escritor, de aquellos días de 1963 cuando se aprestaba a dejar el departamento de via dell Oca para trasladarse a la nueva casa del Lungotevere.


Desde entonces fue abandonada, junto a otra valija, en un rincón del sótano, y quedó olvidada allí. Para fortuna nuestra. Porque Moravia solía quemar todas las redacciones provisorias de sus novelas.
Solo gracias a ese olvido tenemos hoy la posibilidad de leer una novela a la que el escritor se dedicó durante el primer semestre de 1952, es decir, entre El conformista ( 1947) y El desprecio ( 1954).
Se trata de un triple esbozo de una novela "política", inconclusa, que relata los intentos de Sergio, un joven traductor y periodista que acaba de afiliarse al partido comunista, de convertir al comunismo a su amigo Maurizio, aun al costo de ofrecerle a cambio a la compañera Nella.
La diferencia social entre ambos (Sergio, apremiado y en busca de un trabajo estable; Maurizio, de la alta burguesía y un poco esnob) será una de las razones desencadenantes del "sentimiento de inferioridad" y de la sorda rivalidad que Sergio siente ante Maurizio, a quien no obstante quiere: una mezcla potencialmente explosiva de ciega admiración y opaca envidia que bordea la obsesión psicótica.
Esta es la trama común a los tres esbozos de novela, cuyas vicisitudes se dislocan cronológicamente entre del 25 de julio de 1943 -de la primera redacción- y el principio de la posguerra -el tercer borrador-.
La diferencia más significativa entre las versiones se da en el personaje de Maurizio, calificado primero como "fascista", después como "partigiano" de impronta "más o menos liberal". También hay diferencias en la alucinada fiesta nocturna, escena principal de la última versión, o el encuentro del protagonista y su futura novia que en la tercera versión se traduce en una pasión inmediata y casi animal.
Pero lo más importante es el enfrentamiento ideológico entre los dos amigos-rivales.
Sergio se afilió al partido más por motivos privados que por convicción idealista. Representante del repertorio de personajes moravianos en eterna crisis entre las razones verdaderas y la incapacidad de una acción social, puede ser interpretado como una suerte de "conformista" actualizado a la posguerra. Frente a él, el "indiferente" Maurizio, bien educado pero finalmente un prudente oportunista. En el medio, Nella: una bellísima figura, la muchacha tímida y pasional, que termina, humillada y ofendida, por ser el instrumento de desprecio de dos ineptos ideológicamente mucho más despreciables.
Es precisamente el tema de El desprecio (la novela nacida de estos esbozos), que concentró la atención de Moravia después de estas tentativas de escribir un relato político.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Los Palabristas

El agradecido comentario de Lilia Muñoz a propósito de la Entrada que Quique Figueroa llamò "Parracrucigramistas", me hizo pensar una vez más en la pertinencia de incluir en el Blog no sólo reseñas acerca del programa, acerca de lecturas y autores y ganadores, sino sobre cualquier otra cuestiòn -vinculada o no al universo de las letras. Nunca se sabe...
El texto de Quique se refería a una aficiòn suya, los juegos de palabras cruzadas, que, sin duda, como él dice, son una vertiente màs, entretenida y estimulante, de ese caudaloso universo. De hecho, en algunos diarios o revistas, entre las definiciones del juego proliferan los enigmas literarios.
A mí nunca me atrajeron demasiado, pero esto tal vez se deba a otro de mis tantos prejuicios: meto en la misma bolsa todo lo que provenga de los màs masivos medios de comunicaciòn: propagandas y noticias, reportajes y opinión, crìtica y crucigramas, y precavidamente desconfío del conjunto. Seguramente me equivoco; tal vez, en algunos intersticios (por ejemplo, en el ejercicio de la inteligencia que la claringrilla propone), acecha alguna verdad. Y, de hecho, cuando lo tengo a mano hojèo algùn diario,y escucho la radio, veo tele, escribo en Internet, pero no puedo perder de vista la nociòn (inoculada, ¿cómo?) de que todo esto está al servicio de la deleznable dominación sinárquica internacional que proponde a la continuidad de la explotaciòn del hombre por el hombre. Entonces le escapo al sudoku.
Sin embargo, acà en el trabajo, entre mis compañeros vigiladores suelen circular esas revistas de juegos, y no me parece mal ese pasatiempo. Como digo acerca de la lectura de los màs comerciales y pedestres best sellers: todo puede ser un primer escalòn, un estìmulo para ascender o desarrollarse en cuanto al enriquecimiento humanista. Pero para mí (vanguardista de la revoloción social), resulta un poco escaso eso de afanarse en torno al desciframiento de una palabra (o un número) de acuerdo a una determinada pista o definiciòn. A mì denme los pàrrafos (o al menos la frase) que hay que descifrarle a las lecturas del Hugo -pero aplaudo a los que pueden hacer las dos cosas.
(Perdón, ayer me leí de un tirón "La familia tipo", de Jorge Asís, y... me inoculé de hijoputez.)

Pero, a propósito de párrafos y palabras, todo lo anterior (tal vez) fue para homenajear finalmente, despuès de tanta postergaciòn u olvido, a otro importante inspirador de este Blog. Alguien que no sólo inspiró, con el nombre de su programa, el tìtulo de esta página (lo cual ya conté una vez en charla con Hugo), sino que también me acompañò tanto desde la radio en las solitarias noches de guardia que yo pasaba años atrás en la planta de Mercedes Benz de Gonzalez Catán.
"Los Palabristas" fue el último nombre que tuvo el espacio nocturno de Esteban Peicovich - hasta el 2002 o 2003 , cuando la nueva direcciòn de Radio de la Ciudad le hizo una oferta (un régimen de tertulias) que no pudo aceptar. Antes, hace una década, o más, se llamó "Noche abierta", pero fue a raíz de "Los Palabristas" que quise llamar "Los Parrafistas" a nuestro Blog.
Estuvo en alguna época en radio Nacional. Recuerdo de aquellos tiempos sus caracterìsticas cortinas, o tambièn el fondo de sus palabras, con mùsica de Vangelis. Lo escuchábamos a veces con Pablo en su departamento de Medrano, las noches en que él no conseguìa pinchar el cable del naciente VCC que pasaba cerca de su ventana, por medio del cual podìamos ver pelìculas. Tengo todavìa cosas grabadas de los programas de Peicovich: canciones de Paco Ibañez, de Dolce Pontes (con la letra primero recitada por él), de George Brassens; lecturas de Juan Gelman, de Hugo Mujica; fragmentos de charlas. En cierto momento, este antiguo periodista de editorial Atlàntida, buen escritor y también poeta, creò su página de Internet: Los Palabristas, que hace mucho no visito, no sè si todavìa està. Allì habìa poemas suyos y sus columnas del diario La Naciòn, ùnico vínculo que hoy podemos tener con él.
Que yo sepa, nunca volviò a la radio, y se lo extraña. Recuerdo su último programa (para mí recortado), una noche de domingo, cuando explicó las razones por las que no podìa continuar. Yo estaba en el puesto llamado "45", una garita elevada a los fondos de la fàbrica, rodeado de oscuridad y silencio. Me acuerdo que faltando pocos minutos para la una, cuando el programa terminaba, pasó mi encargado a bordo del movil con el que cada tanto recorrìa el predio. Tuve que bajar, dar las novedades (S/N, por supuesto) y conversar un rato con este hombre; asì me perdì la despedida de Esteban, y este es uno de los màs sentidos perjuicios que me causó esta triste actividad que me ocupa, uno de los más agrios reproches que me hago, lo aseguro, por haber caìdo y perseverado en esto.
Pero bueno, una de cal y una de arena, como quien dice. Ahora, desde hace un par de meses, los vaivenes de este trabajo me trajeron a este simpàtico y cómodo banco del microcentro porteño; donde, hace unos dìas, descubrì que funciona la diskettera de la PC que tengo en mi puesto, asì que hoy, en esta preciosa mañana de domingo, sentado a tres metros de la pared de vidrio que me separa de la calle, a la vista de los sonrientes paseantes que miran hacia adentro y quièn sabe qué piensan de mi traslúcido encierro, puedo escribir algo tambièn (más prolijamente de lo que lo hacìa con papel y lápiz en las garitas solitarias de Mercedes Benz), y después copiarlo en un diskette, llevarlo a un locutorio cuando salgo, ponerlo en el Blog y así, allí dondequiera que estén, llegar a ustedes, compañeros oyentes -querido público, dirìa Pescetti-, para que me acompañen.
Nunca se sabe...

sábado, 24 de noviembre de 2007

Alex Lerner y La Magia (¿circa 1982?)

Cristina procede así: comienza la grabación cuando Hugo inicia la lectura, a veces, o a veces cuando suena el timbre de la interrupción, o, las menos, al comienzo del programa. No sé bien de qué dependen estas variantes. Tal vez de la evolución de sus quehaceres domésticos (toca el Rec cuando pasa cerca del equipo) o del sueño o el frío que tiene esa noche (salta de la cama cuando escucha la cortina, aprieta la tecla, y ya). En lo que es más escrupulosa es en parar la grabación cuando el programa finaliza -lo cual hace, si está acostada, desde el control remoto, que no tiene tecla Rec. Después se duerme -o sigue ordenando.
A la mañana, cuando yo llego, escucho de nuevo el programa -copio mi participación, si acaso fui el ganador- y después rebobino el cassette. A la noche, Cristina lo utiliza de nuevo. Esto sucede lunes y martes; los miércoles tengo franco, por lo cual escucho Párrafus en casa, en calma- tomando notas, si cabe-, y no lo grabo.
Esta semana, el viernes, escuchando otra vez el cassette utilizado, descubrí qué fue lo que me produjo el desánimo que me impidió escribir sustanciosamente para el Blog.
Cuando termina lo que se grabó del programa del martes, sigue un fragmento de lo grabado la noche anterior. De esta noche, se escucha justo desde el retorno de la pauta publicitaria. Y esa noche, después de esta pauta, la ilustración musical elegida por Hugo para su lectura de Schiller fue el Himno a la Alegrìa, de la novena sinfonía de Beethoven.
Entonces, esa noche, el lunes, además de pensar que las palabras con que Schiller adornó esa música (recitadas por Hugo) podrían ser las de una bobalicona canción de Alejandro Lerner... tratando de encubrir tal vez con esta blasfemia lo que de verdad me generó esa música... recordé que el Himno a la Alegría se escucha en una memorable secuencia de la película "Hombre mirando al sudeste", de Eliseo Subiela -filmada en gran parte dentro del hospital Borda.
Y este recuerdo -fugaz- es lo que me desanimó tan duraderamente.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Yiler, Yirri, shhhhhh... o Paradoja

"Estoy contento como perro con dos colas: acabo de comprobar que funciona la diskettera de la PC que tengo en mi puesto, asì que ahora puedo escribir algo tambièn en el trabajo y despuès llevàrmelo para enviar desde cualquier locutorio.
Es un avance. Hasta ahora, acà sòlamente tomaba notas con làpiz y papel, que despuès pasaba en limpio y corregìa en lo de Cristina.
La PC la usamos en el banco nada màs que para el control de ingresos y egresos, de un modo bastante rudimentario, y como la CPU està un tanto desvencijada, siempre pensè que la diskettera estarìa desactivada o rota. Hoy me animè a meter un diskette, que traje vacìo de casa, y ¡voilà!”

El fragmento precedente pertenece a una de las tres cartas que escribí el último domingo. Después de eso, a lo largo de las dos siguientes noches de trabajo (y de programa), la PC no me sirvió de nada. El miércoles, estando en casa, y aunque pude hacer ganado con la lectura de Saki, tampoco se me ocurrió nada. Me aturde un ingente bloqueo –digo, parafraseando el comienzo de una novela de Barbusse. Algo, desde alguna parte, me impuso silencio.
Entonces, por pura inercia, a partir de los dos finales de mi última Entrada (“Roldán, Cain, Moravia”), puedo intentar apenas los siguientes balbuceos.

1) Celebraba yo el otro día la recuperación de Quique Figueroa para el Blog. Ahora, después de sus dos victorias de esta semana, me place hacer extensiva esa celebración a su entera participación en Párrafus. Y acerca de las últimas lecturas y ganadores, ahí están otra vez sus textos. (A propósito, felicito también a Fernando Terreno, quien por fin se decidió a publicar algo suyo.)

2) Y para seguir con la numerología, comparto unos cómputos que elaboré ( a ver si me animaba) hojeando la lista de lecturas –y de ganadores. De cara a los últimos 13 o 14 programas del año, dos parejas mixtas disputan los lugares de vanguardia: el segundo y tercer puesto, y el cuarto y quinto. Hasta hoy, marchan así: María Suárez, 18 victorias; Roberto López Motta, 17. Y Verónica Cornejo, 13 triunfos; Quique Figueroa, 12.
En realidad, cualquiera de los cuatro, sin distinción de sexo y otras prácticas, está en condiciones de salir segundo al cabo de este 2007 –pudiéndose agregar a Fernando Terreno, que viene de atrás con 10. Acerca de lo que casi no caben dudas, es de la reiterada coronación anual que obtendría, más alla o más acá de todo distingo sexual, el reconocido perverso polimorfo Perenchio Coronel, quien suma, al día de la fecha, inalcanzables 24 victorias...

Pero no me animé.

(Salvedad: Por interferencias ambientales –lease “hinchapelotas varios”- de mi anterior lugar de trabajo, no me fue posible registrar el nombre del oyente ganador en ocasión de las siguientes dos lecturas: “Otoño imperdonable”, de María Elena Walsh y “El dulce milagro”, de Juana de Ibarbouru. Pero creo que ninguna de las dos veces se trató de alguno de los habituales reincidentes –en tal caso los recordaría-, así que los guarismos precedentes no sufrirían modificación.)

Girri y Saki

El miércoles fué poesía, "Quien habla no está muerto" de Girri, y el jueves cuento "Alpiste para codornices" de Saki. Este murió en 1916, y Girri 75 años mas tarde.
El birmano Saki tiene un tinte muy britanico, con preferencia por los relatos cortos y las sátiras. Girri es mucho mas intimista. Descolla con la poesía.

Sin embargo ambos se desempeñaron en diarios. Girri como traductor y colaborador del suplemento literario de La Nación. Saki del Daily Express.

Los diarios siempre vigentes como gimnasio de la pluma, para fortalecer ideas. Y el laburo de traductor como catapultador de escribas que hacen un dos en uno, transcriben ideas de otros, y toman elementos de tal y cual autor, para agregar toques personales, forjando estilos únicos. O saltando entre géneros, tal como hace Aira.
Sigue habiendo grandes escritores dentro del periodismo. Pero han perdido vigencia.

Pero no solo los periodistas son novelistas/poetas/ensayistas o cuentistas en ciernes. Hay ejercicios que mueven las neuronas de los lectores. Nada como un buen crucigrama, o un entretenimiento literario. Una puerta de entrada al mundo de las letras. Ese fue el derrotero de Stanko Jerebic, quien durante 23 años fué el crucigramista esloveno que nos enseñó vericuetos del vocabulario, del lenguaje, y otros yeites. Partió para hacer otras tareas, junto a seres varios que deben estar meta diccionario en las alturas inconmensurables. Pero aquí en la tierra, quedamos huérfanos de esos gustitos que solían darnos un plus para incorporar palabrejas, o descubrir relaciones insospechadas.
Por eso, aquellos que pugnan por el regreso de estos entretenimientos, a través de la hija del crucigramista [Ana Maria, quien trabajó junto a su padre Stanko], sirvanse remitir sendos mensajes/cartas al diario La Nación.

Diarios, autores, escritores. Cosas sin lógica, para un programa irracional. Ahora si, tiene lógica.

martes, 20 de noviembre de 2007

Tres palabras de fortaleza


Poesía de Schiller


I
Hay tres lecciones que yo trazara
con pluma ardiente que hondo quemara,
dejando un rastro de luz bendita
doquiera un pecho mortal palpita.

II
Ten Esperanza. Si hay nubarrones,
si hay desengaños y no ilusiones,
descoge el ceño, su sombra es vana,
que a toda noche sigue un mañana.

III
Ten Fe. Doquiera tu barca empujen
brisas que braman u ondas que rugen,
Dios (no lo olvides) gobierna el cielo,
y tierra, y brisas, y barquichuelo.

IV
Ten Amor, y ama no a un ser tan sólo,
que hermanos somos de polo a polo,
y en bien de todos tu amor prodiga,
como el sol vierte su lumbre amiga.

V
¡Crece, ama, espera! Graba en tu seno
las tres, y aguarda firme y sereno
fuerzas, donde otros tal vez naufraguen,
luz, cuando muchos a oscuras vaguen.

Versión de Rafael Pombo

Johann Christoph Friedrich Schiller, desde 1802 von Schiller

(Marbach am Neckar, 10 de noviembre de 1759 – Weimar, 9 de mayo de 1805) Poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán.
Considerado el dramaturgo más importante de Alemania, es junto a Goethe, una de las figuras centrales del clasicismo de Weimar.

En la trasnoche del lunes [o sea martes 20.11], reincidía una vez mas el género teatral, un sainete inescrutable para nos, los legos.
El archipestre de LRA leía a lengua suelta.
Las páginas pasaban peligrosamente.
Hasta que de repente sonaron unos aplausos en seco.
¿Era una triquiñuela del Sr.Operador, o un bien intencionado guiño que proponía Parederus para alentar la parrafada a dejar los dedos mochos de tanto "discar" el nro.nacional?

No señor!: era la dama de los bañados de Lugano, la Verónica Cornejo, quien desasnaba hijos y entenados con su inefable método de memoria visual.
Ya que a medida que escuchaba la lectura de Huguito, acudían a su mente las imagenes de la obra de teatro de María de Estuardo.

El Sr.Cornejo inculcó a su hija [la Verónica] el gusto por los libros.
Y ella desde que descolló con el PI donde se leyó Carrie, suele hacer gala de una lógica deductiva, donde la imagen juega un papel preponderante.
Junto al Bobby Lopez Mota son los exégetas del teatro.

Curioso, que no hiciese su aparición desde atrás en la recta final el matungo Perenchio, quien suele lograr buenos tiempos para cruzar el disco en "las carreras decimonónicas", dejando a placé varias montas egregias.

He aquí un pequeñísimo resumen de la obra en cuestión.

María Estuardo, reina de Escocia, está detenida en el palacio de Fotheringhay en Inglaterra.
La reina escocesa, considerada por los católicos como la heredera legítima del trono inglés, es acusada de conspirar contra Isabel.
Su carcelero Paulet y el consejero de Estado Burleigh le traen la noticia de que un tribunal la ha hallado culpable y de que ha sido condenada a muerte.
La decisión sobre la ejecución de la sentencia está ahora en manos de la reina inglesa.
María confía ser salvada por el joven Mortimer, sobrino de Paulet, un entusiasta, que con algunos aliados juveniles planea una operación para liberarla.
Ella le entrega un mensaje a Lord Leicester, con quien quiso casarse en otro tiempo, hasta que éste, por ambición, prefirió los favores de Isabel a los suyos.
Ahora, sin embargo, se difuminan las esperanzas de Leicester de ocupar el trono inglés, pues Isabel quiere casarse con un príncipe francés, por razones políticas.
Una alianza con Francia protegería a Isabel contra todas las persecuciones que una eventual ejecución de María Estuardo acarrearía consigo. La reina vacila todavía, si debe o no firmar la sentencia; presta oídos tanto a los argumentos de Burleigh, un pragmático fiel al estado, que es partidario de la ejecución de María, como a los del viejo Talbot, el cual trata de persuadirla de que la perdone. Leicester concierta un encuentro de las reinas en el parque de Fotheringhay, pero no se llega a la reconciliación proyectada, dado que Isabel sólo ha ido a humillar a María, más bella y más joven, hasta que ésta no puede contener un acceso de cólera.
Todas las esperanzas de María se ven defraudadas, al resultar fallido un atentado de los aliados de Mortimer contra la reina inglesa. Con el fin de evadirse a las sospechas de estar implicado en la conjura, Leicester sacrifica sin escrúpulos al joven Mortimer y exige también, por su parte, la ejecución de la reina escocesa.
Isabel firma la condena a muerte, pero depone la responsabilidad en su escribano Davison. María, como una mártir de su fe, se acerca con entereza a su final. Cuando el viejo Talbot se presenta ante Isabel con pruebas de la inocencia de la condenada, la ejecución se ha llevado ya a cabo.
Después de haber partido el fiel Talbot, la reina llama a Leicester, pero le dicen: "El Lord solicita disculpas. Se encuentra en un barco con rumbo a Francia".

lunes, 19 de noviembre de 2007

POESIA y POLITICA Justo y el fraude

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con manos despiadadas
los cráneos machacar.

El fragmento, pertenece a una poesía del español José de Espronceda.
Con motivo del fraude ¿"patriótico"? que implementó Justo para las elecciones de 1935 en adelante, en La Playosa y Villa María (Cba.), se la publicó parodiada como sigue

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y luego el Dr. Vocos
en aras de un licor
volverlos a la vida
¡Y hacerse SENADOR...!

Hacía referencia a la fraudulenta elección en la que el conservador Miguel Angel Vocos, resulto "electo" senador provincial por el departamento, con el famoso trámite de hacer votar a los muertos y otra preciosuras del estilo, lo que no impidió que el radical Amadeo Sabattini fuera electo gobernador, derrotando al "caballo del comisario".

La historia la recibí de primera mano, de mi padre, que tenía una prodigiosa memoria, para recordar la historia que había vivido. A través de cositas como esta repasaba desde la guerra del 14 hasta bien entrada la segunda década infame.
Fernando Terreno

Archivos desclasificados Criollo - teutones


Dudo el archipestre de LRA incursione por estos lares para elegir lectura.
De todos modos, el texto seleccionado pertenece al prólogo de un broli de reciente factura. Donde se relata una anécdota francamente de película.
A los lectores, e interesados en historia dedico esta entrada.

"Desde Buenos Aires hasta Córdoba, todo fué de maravillas.
Una vez que el Presidente de la República Argentina, Agustín P. Justo, ascendió en Córdoba al Junkers 10 Junior, un avión de dos asientos con cabina descubierta, se ubicó en el asiento trasero y se colocó el cinturón de seguridad, la aeronave despegó puntualmente con destino al aeropuerto de Tucumán.
Dado que el modelo Junior, estaba equipado con pocos instrumentos, como era usual en aquellos tiempos, el piloto J. Stunde, uno de los mas experimentados de la empresa Junkers, siguió la ruta a lo largo del trazado del ferrocarril para no desorientarse.

Inicialmente las condiciones climáticas fueron favorables pero, de pronto, turbulencias poco habituales obligaron al piloto al máximo control del avión para mantenerlo seguro en el aire hasta Tucumán, donde finalmente aterrizó algo sacudido, pero en horario.
Al igual que en Córdoba, fué recibido con gran despliegue militar.

En ese momento, la aeronave desacelera y finalmente se detiene en el lugar donde era esperada con una alfombra roja.
En su asiento gira el piloto hacia atrás para disculparse ante su ilustre pasajero por las condiciones poco confortables del vuelo, y advierte que:
¡el Presidente no está!
¿Qué había sucedido?
Durante una de las turbulencias se rompió el tornillo que sujetaba el cinturón de seguridad del Presidente, y entonces, fué catapultado del aeroplano.
El paracaídas se abrió, porque la cuerda había sido fijada al avión.
El Presidente se deslizó a lo largo de una de las dunas junto al trazado ferroviario, donde pudo tocar tierra casi mullidamente, sin sufrir lesiones.
Tuvo suerte, ya qye precisamente, en ese instante pasó un tren, lo cual no sucedía con frecuencia durante el día. Pudo convencer al maquinista desconfiado de que lo llevara y finalmente llegó a Tucumán con cinco horas de retraso, donde ya se temía lo peor y se había sometido al piloto a un interrogatorio".



sábado, 17 de noviembre de 2007

Palabras claras para la parrafada (Remix)

Instrucciones para Parrafear

El modo más prolijo: Mediante el envío de una dirección de e-mail a mi casilla (elloyyo@yahoo.com.ar), el oyente será convidado a incorporarse como “Autor Invitado” en el Blog. Si acepta, a través de unos sencillos pasos que la misma invitación explicita, verá su nombre y apellido (o seudónimo) en letras azules a la derecha de la pantalla, junto al de Quique Figueroa, Fernando Terreno, Pablo Graciani y al mío propio. Una vez allí, podrá escribir y sumar “Entradas” (tal el nombre técnico de cada texto) cada vez que quiera.

El modo más rápido: Haciendo click en la palabra “Comentario” (generalmente, “0 comentario”) que figura al pié de cada “Entrada”, se abre una minipantalla con un campo para escribir; en su base, hay una etiqueta que dice “Publicar comentario”; luego de redactar el texto, se hace click allí para que el comentario quede incorporado. La desventaja de este modo de publicar es que los textos no aparecen a la vista cuando se abre el Blog, como el resto de las “Entradas”; para leerlos, hay que abrirlos especialmente clickeando en la palabra “Comentario” (para entonces, “1 comentario”, o 2, o 3,o 4...).
Muchas gracias y ¡adelante!

viernes, 16 de noviembre de 2007

"Roldán, Cain, Moravia"

El lunes llamé dos veces –figuradamente.
Cuando escuché las primeras palabras de la novela de James M. Cain –“Alrededor del mediodía me arrojaron del camión de heno”-, apreté el redial de mi celular, pero el 4325-7390 ya estaba ocupado. Era Verónica Cornejo, de Lugano, que, sin haber leido la novela, reconoció en esas primeras palabras la película que se hizo con aquella historia. Inexplicable.
Pero después, a través de mi compañero Rojas, respondí para el concurso sucursal que el director de “Pacto de sangre” fue Billy Wilder. Gustavo Rojas, “del microcentro”, ganó el sorteo, e insiste en que el premio, “India pravile”, de Mario Sábato, debe ser para mí.
¿Qué haré?

Al dìa siguiente tuve mi legìtimo premio. Sin buscarlo, rebuscando en las mesas de la librería de avenida de Mayo, encontré un libro con un artículo sobre carros.
El libro se llama “Las cosas que se piantan” y su autor fue Norberto Folino. Pertenece a la colección “La historia popular – Vida y milagros de nuestra gente”, del Centro Editor de América Latina. Es del año 1971 y en la contratapa lleva el precio impreso: Argentina $ 2.20. Uruguay $140. Yo lo pagué cinco pesos.
En uno de los artículos del libro se habla exactamente de aquel texto de Borges que yo mencioné los otros días, el referido a las inscripciones de carros. En un pasaje, Folino (a quien realmente quiero recordar en esta Entrada) echa luz –eso no lo dudo- sobre una perplejidad del joven Borges. Pero yo no entiendo su aclaración. La someto a la consideración de los lectores del Blog, y si alguno caza la onda, por favor, que la estire hasta mí.
Transcribo:

“Cuando Jorge Luis Borges hace un repaso final de sus materiales en “Evaristo Carriego”, dice: ‘Pero el honor, pero la tenebrosa flor de este censo, es la opaca inscripción NO LLORA EL PERDIDO, que nos mantuvo escandalosamente intrigados a Xul Solar y a mí, hechos, sin embargo, a entender los misterios delicados de Robert Browning, los baladíes de Mallarmé y los meramente cargosos de Góngora. NO LLORA EL PERDIDO: le paso ese clavel retinto al lector’.
“Adviértase que don Jorge estaba ese día parado en una esquina con Xul Solar. También pudo haber dicho Pablo Picasso o Victoria Ocampo. Nunca con Minguito o con José Pastafiglia o Tato Borestein.
“Esa cursilería le hico confundir la pista del PERDIDO, y ojalá que encuentre pronto su pipí, que a mí me da verguenza darle el hilo. Y a mi editor también.”

¿La cursilería era estar en una esquina con Xul Solar –o con Picasso o con Ocampo? ¿Por qué eso le hizo confundir la pista? ¿Encontrar el “pipí” lo ayudaría a descifrar la inscripción? ¿El “pipí” es la orina de Borges o el órgano que la emite? Vagamente se me ocurre que “Perdido” se relaciona con masturbación; pero, la verdad, no comprendo la ironía de Folino –y no me despeja las tinieblas de esa flor.

Pero lo que quería contar en esta Entrada es que anoche, después de participar en Párrafus, de responder que la lectura era “La romana”, de Alberto Moravia, de contarle a Hugo sobre el hallazgo de aquel libro de Folino, recordé que, a poco de rebuscar, había visto también en esa librería, en la mesa de $ 3, el libro de Ricardo Horvath sobre Blackie.
No recuerdo el título, pero es una especie de biografía de la conductora radial y televisiva, antigua cantante de jazz, que estuviera presente en los medios desde la década del ‘50. Paloma Efron era su verdadero nombre y Horvath fue colaborador suyo en sus últimos años de labor. El libro es de fines de los ’70, creo; miré el índice, lo hojeé un poco y, aunque primero pensé en llevarlo, al final lo dejé. Al rato, encontré el libro de Folino –también sobre gente y cosas de Buenos Aires.
Y, aunque sabía bien (como le conté a Hugo por la noche), que Horvath y Folino, dos de la vieja guardia, fueron los creadores de “Café, bar, billares”, un novedoso programa de tangos que yo conocí en la radio Belgrano de 1984; que Folino ya es fallecido; que Horvath continúa aún hoy con el programa –en am 530, La voz de las Madres, a las 13.30-; que me emociona la cortina de presentación cada vez que la escucho... a pesar de esto, y a pesar de mi memoria inextricable y de las asociaciones que me es dado percibir, ayer, en el momento, cuando encontré el de Folino, no se me ocurrió que debería haber vuelto a la otra mesa y comprar también el libro sobre Blackie, llevármelos ambos en el morral y reunir ahora en mi biblioteca –figuradamente- a los dos amigos.
Mañana, sin falta, tengo que ir otra vez a la librería, a ver si todavía está.

Para propiciar esa reunión, termino trascribiendo parte de la presentación de “Café, bar, billares” –grabada por Liliana Daunes, ciertamente.

“En Buenos Aires, busqué el café que era mi café y no lo encontré. Busqué el restaurante donde comía caracú en inmensas fuentes, a cualquier hora del día, o de la noche, y tampoco estaba. Donde había estado mi cantina preferida, había un montón de escombros. Así anduve un tiempo, doliendo olvidos, buscando lugares.

(suena el tango “Un boliche”)

Un boliche como tantos
una mesa como hay muchas
un borracho que serrucha
su sueño de copetín.
Hay un tira que se asoma
una copa sin monedas...

(Vuelve Daunes)

“’Café, bar, billares’, una marca registrada. Conducción, Ricardo Horvath. Norberto Folino, colgado de una nube, sonríe con aprobación. ‘Café, bar, billares’, la otra forma de sentir el tango.”




Fui a casa y volví. Tenía en mente una vieja revista Siete Días, que conservo sin la tapa. Es de lo más viejo de mi archivo. Mejor dicho, lo que tengo desde hace más tiempo; es una de las revistas que le daban a mi vieja en las casas donde trabajaba por horas, cuando yo era chico. Siete Días y Gente en mayor número; también algunas pocas Somos. No sé cómo, a mis 9, 10, 11 años, encontraba ahí algunos artículos o reportajes interesantes, y guardaba esas revistas entre mis cosas. Quizá fuera por las fotos de mujeres en malla.
Años después, cuando debimos mudarnos de la casa que mi viejo dejó a medio construir, al disponer finalmente de un cuarto propio en la nueva vivienda –cuando se casó mi hermana-, recorté de aquellas revistas todo tipo de fotografías y dibujos, que destiné a decorar las paredes. Especialmente, de las tapas. Por eso, esta Siete Días de la que hablo (que encontré y traje de casa) empieza hoy en la página 3. Y en la página 3, en diciembre de 1971, se publicaba la sección de Adriana - aparentemente, una columnista estrella de la revista. Y, ¿cómo se llama la protagonista de “La romana”? Y, ¿de qué año es el libro de Folino antes comentado?

Eso no es todo. Parece que la periodista, Adriana, había viajado a Italia. En este número, la sección se titula "Carta desde Roma". Y el reportaje que reproduce, "Moravia y yo".

“Trasformar la realidad en absurdo y el drama en sainete es una de las especialidades de los italianos. Este don ha sido muy bien ilustrado por el cine, el que además enseña a iluminar angustias por medio del humor.
“-Mi madre –relata Attilio, barman del Café de París, de Vía Veneto- me crió a sberle (sopapos) . Eran bofetadas que iban y bofetadas que venían... Y ya ve, aquí estoy, lo más bien.
“El tic nervioso que le hace guiñar constantemente el ojo izquierdo, no cuenta. El reflejo de temor que le produce el meneo de una mano aunque sea un signo de saludo, tampoco.”
“(...)
“O sea que Rico, el último personaje creado por Alberto Moravia (que en pocos meses ha alcanzado la popularidad de nuestra Mafalda), se asemeja bastante al hombre común. Bajo, cabezón y casi calvo, Rico ha sido capaz de brindar a muchos lectores un retrato bastante vivo de quien –sin advertirlo- es totalmente dominado por otro personaje sin precedentes en la literatura: “él” (su propio órgano sexual). Resultado: gracias al talento de Moravia, al proceso de identificación al que induce y a la escabrosidad del tema, su novela “El y yo” va por la quinta edición.
“(...)
“-Mis personajes son todos inventados; yo no soy un autor autobiográfico, como Proust. Yo me limito a vivir las experiencias, a conocerlas para luego poder crear situaciones y personajes; o sea, lo único que tenemos en común Agostino y yo es que yo también he tenido nueve años...
“(...)
“-Yo puedo desvincularme de las cosas que me importan y hablar solamente de lo que importa a los demás. En estos momentos se le atribuye importancia al sexo...
“-Usted se la atribuye desde hace por lo menos veinte años.
“-Alejémonos de mí; analicemos a Shakespeare, por ejemplo. ¿De qué habla Shakespeare? De reyes, de reinas, de conspiraciones, de gobernantes encerrados en castillos... No relata experiencias personales, sino que habla de lo que importaba en su época...”

El reportaje no tiene desperdicio, pero sería excesivo reproducirlo completo acá. Moravia menciona también que, con el director Alberto Lattuada, está trabajando en una versión para el cine de “El y yo”. “’El, por supuesto” –dice-, “tendrá la voz fuori campo’ –la voz en off.” Yo recuerdo una película norteamericana, con Griffin Dune, el que hizo “Después de hora” con Scorsese, que también trataba de la relación de un tipo con su media banana; no sé si estaría basada en la novela de Moravia, no la vi.

De Belisario Roldán es mucho menos lo que puedo decir. El miércoles se leyó de Roldán “El rosal de las ruinas”, un clásico de nuestro viejo teatro –puse primero su apellido en el título de esta Entrada por razones de fonética. De todos modos, al respecto ya escribió el recuperado –para el Blog- coequiper Quique Figueroa, y lo hizo muy vívidamente, por cierto; vívido porque Quique estuvo allí, donde Belisario, y porque encabeza su texto con una foto inédita del compañero oyente Roberto López Motta, ganador del día, quien con su aspecto me confirma extensamente lo que imaginé acerca de él en la Entrada llamada “Placa roja”.
Yo recuerdo que en un número de Puro Cuento, la revista de Mempo Giardinelli, en un artículo que trata de los autores modernistas argentinos, hay un cuento de Belisario Roldán, pero no tuve tiempo de buscarlo. Lo que recordé, cuando Hugo contó que este autor participó en la escritura de un primitivo filme nacional, llamado “El conde Orsini”, fue una de las primeras novelas de... un importante novelista y mitólogo inglés, que alguna vez recibió a Borges en su casa de Mallorca, admirado también por Dolina, autor de una obra ya clásica que la televisión británica transformó en miniserie allá en los 70, autor no leído todavía en Párrafus... autor de “El conde Belisario”.

A propósito del programa del miércoles, me queda pendiente una Entrada que se titularía “¡Ahora también canta!”. Se me ocurrió cuando escuché, durante la lectura de la obra de Roldán, la breve copla allí incluída, que el Hugo de Carlos Tejedor cantó con su entonación más campera. Pero no pude desarrollarla por ahora.

Y de James M. Cain, menos para decir todavía. Me gustó “El cartero llama dos veces” (igual que “El estafador”, incluido en el mismo volumen de El Club del Misterio que fue el premio para Verónica), leí además un par de cuentos en antologías de la serie negra, que también me gustaron, pero no encontré nada destacable en el reportaje que Cain concedió poco antes de su muerte a la gente de The Paris Review of Books, publicado junto a otras entrevistas a escritores en varios volúmenes que acá editó El Ateneo.
Sin embargo, en el preámbulo a la entrevista (que releí hoy en casa), encontré algo que me hizo pensar que quizá, en algún momento, podría reemplazar a las palabras de Borges que se leen en la carátula de este Blog; si siguen siendo tan escasas las colaboracione, me dije.

“Pensando en aquellos que intentaban comunicarse por teléfono con él, Cain había mandado imprimir al pie de cada página de su papelería una frase que evocaba el espíritu tranquilo y solitario de sus últimos años: ‘Una estación es igual a la otra... Excepto yo, no hay nadie aquí’.”

Pero, volviendo de casa a lo de Cristina, pasé por un locutorio y vi las últimas Entradas de Quique Figueroa. Entonces, porque recuperamos a este amigo, dejé que se esfumaran las palabras de Cain –y no lo llamaré dos veces.

METALECTURA

Hoy, solamente algunas asociaciones de rango menor, equiparables a la numerología trucha -¿hay otra?- que practica en su programa uno de los competidores radiales de Párrafus.
La chica que empieza “La romana” con su primorosa descrpción, tiene 16 años –o evoca esa edad. Esa noche, interrumpí a los 16 segundos.
Roberto López Motta, ganador del miércoles, dijo que va por la victoria número 22. Belisario Roldán, el autor de esa noche, murió en 1922
(Sì, ya sé: 22 no es 1922, pero a los números –y a las interpretaciones- de Daniel Martínez, en radio del Plata, también se le ven las hilachas por todos lados.)

METALECTURA POSTERIOR

Despuès de publicar esta Entrada (sin este agregado), fui a la radio a retirar los libros -el mìo y el de mi compañero. Leyendo la contratapa del mìo ("La hermandad de las ballenas"), me entero de que el nombre del protagonista es Belisario.

jueves, 15 de noviembre de 2007

El sucesor de HAT


Cada género es un mundo. La poesía si bien no es algo usual, es previsible. Pero el teatro no, decididamente exige una concentración y conocimientos mayores a los otros géneros.
Por eso cuando ayer, el archicófrade leía, honestamente no tenía ni chances de arriesgar. Y apareció allí el maestro locutor, ese que sabe de poesía, teatro, cuento y novela. El Bobby de Sarandí. Sin exagerar, y por como dialoga con el archipestre de LRA, López Motta maneja un archivo fenomenal en su marote.
Por eso arriesgo que podría ser un digno sucesor de Homerito Alsina Thevenet, cosa nada fácil.
De Roldán, se que vivió en Alta Gracia, y aún recuerdo esa mansión que hubo de construir, vecina a los Espinillos, casa de Manuel de Falla, y a unos seiscientos metros de Villa Nydia la casa de Ernesto Che Guevara. La vista que hay desde el mirador de la casa de Roldán es impagable. Pero su obra literaria, es toda una novedad.
La sana costumbre de Parrafus Interruptus [PI], el programa irracional, lleno de gente poco convencional.
Esperamos las intervenciones literarias en esta bitácora del inmediato perseguidor con serias aspiraciones al podio [Roberto Bobby, el hombre de bufanda].
¡Anímese hombre!

Yerros


En la décima edición de los Cuentos completos de Julito Cortázar, en el prólogo que firma M.Vargas Llosa, se desliza una cuestión que traigo a colación.
El peruano luego de referirse a su amistad con el belga, mudado a Banfield, habla de la amistad de ambos, y describe los cuentos.
Al llegar a "El perseguidor - In memoriam Ch. P.", cuento que Julito señala como referente genético pa' Rayuela, Vargas Llosa remata "el jazzman genial cuya alucinada búsqueda de lo absoluto a través de la trompeta".
Ay Marito, Ch.P. tocaba el saxo alto. Pero vaya y pase, ya que no todo literato es melómano. Sin embargo, el instrumento en cuestión es el protagonista del cuento. De hecho aparece hasta cinco veces en una página, y no menos de 31 en el cuento entero: aparece, se pierde, se empeñan, se destroza a patadas.
Por último hay un jueguito entre las palabras saxo y sexo.
Disculpe Mario, Vd.era amigo o colega del genial Cortázar, se dedicaba como él a la escritura?
Por lo visto, el oficio de traductor del belga bonaerense lo hacía algo mas obsesivo con las letras, pero Vd. o descuidó el prólogo, o cobró por su escritura, o peor aún: hubo de encargarlo a un tercero.
Alfaguara, una editorial seria ha de rectificar este pifie olímpico. La archicofradía irracional de Párrafus os conmina.
Ipse dixit!

De aves editoras

Diversas cuestiones me llevaron a la Reina del Plata, y tuve algún momento para adentrarme en alguna librería. No tanto como hubiese querido, pero lo suficiente para llevarme una gratísima sorpresa: la vigencia de la opción libros, ese programa auspiciado por el GCBA, y las diversas colecciones de los Libros del Zorzal. Esa editorial mas famosa por la selección de sus títulos que por sus ventas. Es la misma que editó el libro del archicófrade, y pone de manifiesto que aún existen seres dispuestos a empresas no tradicionales como los hermanos Kulesz.
Recomiendo en particular la obra de Joseph Kessler sobre Jean Mermoz. Todo un hallazgo y una perlita.
Salut!

lunes, 12 de noviembre de 2007

Medina o El carro asfaltario

En el corazón de la historia de aquel carro (primera imagen que acompaña mis Entradas en el Blog), está Pablo.
No mi viejo amigo Pablo, hoy en Rosario, reencontrado a través de Párrafus, sino el enfermero que conocí trabajando en el Tobar García, mi nuevo amigo Pablo.
Desde que me trasladaron de allá, habíamos seguido en contacto vía telefónica; él insistía con que nos volviéramos a encontrar en alguna parte, o que lo visitara en su casa, para reanudar aquellas charlas de trasnoche y, tal vez, algunos trasnochados proyectos. Pero yo, durante casi dos meses, con mi habitual desidia afectiva, venía posponiendo ese reencuentro. Hasta hoy.
Este viernes, después de acompañar a Cristina a un estudio médico, alrededor del mediodía me tomé el 86 en Plaza de Mayo rumbo a Villa Luro. Bajé, bajo la llovizna, frente a la plaza triangular de Rivadavia y Medina; mientras cruzaba para internarme en el barrio de Pablo y buscar la calle Rafaela, recordé que Medina (anagrama de Demian), Max Medina, iba a ser mi seudónimo cuando, a los veinte años, la lectura de Herman Hesse me hizo pensar que quería ser escritor. Seudónimo y título de mi novela (“Panóptica”), agotaron casi todas mis posibilidades al respecto.
Observé también, mientras pisaba la plaza, que un carro de color celeste, tirado por un caballo marrón, con dos pibes a bordo, cruzaba Rivadavia al mismo tiempo que yo. Pensé en llamarlos y pedir a los pibes que me dejaran subir; pensé, literariamente, en llegar a la casa de Pablo a bordo de un carro. Pero seguí caminando.
Me oriente bastante rápido a pesar de la diagonal que traza Medina y la extraña confluencia de White y Rafaela bajo la autopista; a último momento pensé que debería comprar algo para llevar, algo comestible para el almuerzo o el mate, pero no vi ningún negocio; esto no me preocupó demasiado: hace un instante, donde puse “desidia afectiva” decía “desidia social”; además, en avenida de Mayo había comprado un libro para Pablo –de un autor que no puedo mencionar porque todavía no se leyó en el programa-, así que, tranquilo en cuanto a lo de las manos vacías, satisfecho con el libro en el morral, doblé a la izquierda en Rafaela, hice media cuadra y, en su añosa casa paterna, hoy reformada y dividida, volvimos a encontrarnos con el amigo Pablo.
El, de 57 años, licenciado en enfermería, un profesional de la cosa (es supervisor de turno en el Tobar), con su esposa bancaria –aunque de profesión psicóloga-, con sus hijos ya grandes, todos varones, todos trabajadores, alcanzó una calidad de vida que le permite, sin mayor perjuicio, disfrutar a pleno de su hobbie hogareño de los últimos años: Internet. Es un curioso por naturaleza, Pablo; ya dije en este Blog que es también buen lector, aunque más de biografías o ensayos que de ficción literaria, más de información que de vivencias. Así que, ahora, con los contenidos interminables de la red, y con otras funciones de su pc, se siente sumamente gratificada su cálida intelectualidad.
Y ahí está Pablo, en su bunker del altillo, en medio de un anacrónico desorden adolescente, con su banda ancha, su pantalla plana, su impresora; con su barba cana, su frente alta, sus ojos claros, que lo asemejan a un marinero nórdico que navegara por... Pero no, esto de la navegación virtual en la oceánica Internet está muy trillado. Más bien, al respecto, señalaría un detalle que vuelve excesivamente virtual a este refugio de Pablo: los vidrios de la alta ventana fija que da a la azotea (a lo que quedó de azotea después de la más reciente construcción de ese bunker) son opacos. Opacos y rugosos, esos vidrios me hicieron añorar una ventana traslúcida que, a lo largo del rato que pasamos ahí, nos hubiera permitido observar también, más allá del inagotable mundo de la pantalla, la llovizna que adornó la tarde.
Pablo estaba solo el viernes. Toda la familia trabaja hasta media tarde, o más allá, y él está disfrutando de unos días de vacaciones que le debían. Ahí estuvimos, entonces, conversando a solas como en las madrugadas del hospital, escuchando música clásica en su FM favorita, dando cuenta de unas ricas milanesas acompañadas de suculenta ensalada, hojeando su diseminada biblioteca –suya y de la familia. Y finalmente, jarros de café en mano, recalamos en su altillo, del que siempre me hablaba, y nos sentamos un rato frente a la máquina.
Una noche, en el Tobar, Pablo me había hablado de su afición a la fotografía. Tiene una de esas sofisticadas cámaras digitales con la que, además de las tomas familiares de rigor, suele salir a buscar imágenes en la calle. A partir de sus fotografías, creó una página en Internet, todavía incompleta, referida a la reserva ecológica de la costanera sur y sus calles y monumentos adyacentes -o viceversa. Y se le había ocurrido, al tipo, algo mucho más original, según mi real saber y entender: un rescate fotográfico de un determinado tránsito de las calles de Buenos Aires (tristemente abundante todavía), para el que me pidió que escribiera un texto alusivo. Por entonces, venciendo mi auténtica parquedad habitual y mi supuesta modestia, yo ya le había hablado de Párrafus Interruptus y de este Blog. Así que, después de pispear acá, insistió en atribuirme cierta facilidad para “la alternativa de la escritura”, como él dice, y obtuvo de mi autoría la presentación siguiente –que quise escribir más sencillo que de costumbre, menos barroco, o barroso, o borroso, o rococó. Como para el gran público.

PESCANTE DE “CARROS DE BUENOS AIRES”

“Si ya el maestro Borges, hacia 1930, escribió en su biografía de Evaristo Carriego sobre las inscripciones de los carros, parecerá ocioso que hoy, nosotros, nos encaminemos por un sendero tan semejante.
Sin embargo, veamos.
Releo: "1930". Han pasado 77 años. Son otros, hoy, nuestros carros.
Leo también: "inscripciones", y recuerdo que Borges mismo decía que, en su propia biografía, se hallaría mas literatura que vida; se entiende así, tal vez, que se haya interesado mas en los escritos de los carros que en los hombres que los guiaban.
Otro es nuestro propósito. En primer lugar, esta página , como corresponde a la época, se nutrirá mas de imágenes que de palabras. En segundo lugar, nos gustará mas leer en los rasgos, en las arrugas de los hombres y mujeres de los carros, que en sus hoy desnudas maderas.
Y, en cuanto a aquello de "ocioso", declaramos sin vacilar que esta tarea que emprendemos, fotográfica y literaria, será hecha, por puro placer, en nuestro tiempo de ocio, que lo tenemos, a pesar de que a nuestras vidas no les falta vida. “


De eso se trata. Ya tomó varias fotografías Pablo, que hoy me mostró de su máquina. También recopiló algunas de revistas, antiguas o recientes; parece que en la red no se encuentran tanto, al menos no en una página especialmente dedicada, y esto lo estimuló a seguir adelante con la tarea de recuperación.
Por mi parte, no le encuentro bien la vuelta al aporte que yo podría hacer –más allá de esa presentación, que me salió bien bonita. No sé si deberán ser un par de líneas a manera de epígrafe de cada foto, o si se trata de imaginar una historia con más desarrollo a partir de lo que la fotografía sugiera. Si fuera esto último lo que de mí se espera, a mal puerto vas por leña, amigo Pablo: siempre dije que, en mi frustrada carrera de escritor, la escencial barrera fue mi falta de imaginación.
Sí se me ocurrió proponer que Pablo, además de pedir permiso para sus tomas - como muy correctamente hace-, esbozará algún tipo de encuesta o entrevista con los carreros, para después, muy sencillamente, agregar a la imagen la auténtica historia de cada carro.
Esto me recuerda un cierto reparo que este proyecto me sucitó al principio, y que mucho no lo hablamos; un escozor indeterminado que sentí, un rechinamiento en alguna parte. En una palabra, no me gustaba la idea de hacer algo de orden estético que tal vez violenta un tanto mi sentido de la ética: regodearnos con una prolija página multicolor en Internet a partir de quienes, mediante lo más desprolijo y gris del parque automotor porteño, se ganan la vida día a día tan pobremente. Porque no nos vamos a engañar: en el artículo de Borges, además de rescatarse la literatura o la poesía (la estética) de los carros, se habla de vehículos que llevaban a bordo trabajadores, ya sea comerciantes independientes o vendedores comisionados. Los carros de hoy en día, en cambio, sobre todo los que se ven en capital –sacando a los mateos de Palermo- no alcanzan ese alto estatuto -aunque cabe respetar igualmente a quienes se ven limitados al ingrato trabajo de cartonear para subsistir.
Pero, lo dicho: esto es algo que todavía no hablé con el promotor del proyecto, así que será mejor no debatirlo desde acá.
Si a algún lector del Blog se le ocurre algo al respecto, o si quiere aportar alguna fotografía, que nos escriba. Mi dirección de mail encabeza siempre esta página, y la de Pablo se encuentra en www.costanerasur.com.ar, su sitio sobre Buenos Aires, ya más encaminado.
Acerca de la imagen que ilustró mi última Entrada, Pablo me contó que se trata de un episodio de huelga, no se sabe si de “transportistas”, especificamente, o a la que los conductores de carros se sumaron, una huelga de las que antiguamente promovían los sindicatos anarquistas, y parece que el termino “caloteadores” que se lee en los carteles designaba a los saboteadores o “rompehuelgas” de la época. Me pareció apropiada esta foto, de entre las que me mostró esta tarde, para agregarse a la reseña de una lectura que tenía –ambas, lectura y reseña- un infrecuente toque de política explícita.
Pero, para hablar de política -¿por qué no?-, para hablar de los que ponían el cuerpo, para hablar de hacer política y poner el corazón en el presente, debería remitirlos al otro sitio y proyecto del amigo Pablo, www.aecba.org, que tiene como fín afirmar la creación de un sindicato de enfermeros para la república Argentina, que -¿alguien lo sabía?- no existe todavía.
Y ya basta, que si sigo haciéndole propaganda al amigo, voy a tener que proponerme como su futuro jefe de prensa o relaciones públicas –¡justo yo!-, para interminable perjuicio de este Blog.
Hasta pronto.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Correctamente antipolítico













Miércoles 07 de noviembre


Por primera vez, la transición de una a otra de las lecturas elegidas por Hugo me resulta tan transparente y luminosa. De una novela de autor japonés se pasa a “Amarillo”, del dramaturgo argentino Carlos Somigliana.
Difícil, aunque no tanto como la última incursión teatral en Párrafus, “Arsénico y encaje antiguo”, que solo salvó la ciclopea tarea de rememoración de Quique Figueroa.
Esta vez, otra vez, ganó María Suárez, quien recordó haber escuchado la obra en un espectáculo de teatro leído.
Concreta así, María, la hazaña de alzarse con la victoria en los tres juegos de la semana. Y destruye el triunvirato de triples triunfadores que, hasta hoy, conformaban el “finado” Gustavo Glanzman, el sureño Quique Figueroa y Perenchio Coronel, el incorregible. Mejor dicho, lo trasforma en..., ¿cómo se dice? ¿Cuadrivio? No tengo un diccionario a mano. ¿Tetrarquía? Bueno, que somos ahora cuatro los de las tres consecutivas victorias. Pero creo que, con Glanzman y Figueroa, no tendríamos inconveniente en que se ceda el sitio preferencial, la cima del podio, a la compañera oyente María –sobre todo si ella llevara falda-, para aplaudirla nosotros desde el suelo –y Gustavo quizá desde más abajo.
Perdón. ¿Dije algo malo?
Pero, ¿no sugirió Hugo, en la charla con la ganadora, que ahora, tras esta reaparición triunfal, yo debería rezarle a María para que me sea dado volver a ganar el juego alguna vez?

Pero el que de verdad estuvo cara a cara con los demonios –y no con Dios- fue el autor de hoy, Carlos Somigliana.
Hugo contó algo que mucho no se divulgó en su momento. Parece ser que Somigliana y el periodista Mario Monteverde tuvieron a su cargo la compaginación del material audiovisual registrado en ocasión del juicio a los ex comandantes de la última dictadura civico-militar, llevado a cabo en los comienzos del gobierno de Raul Alfonsín. Con las horas y horas de declaraciones que tomó el tribunal, se elaboró un trabajo documental que, bajo la forma de seis videocassettes, fue puesto a consideración de las autoridades democráticas. Quienes, en lo que constituyó una de las agachadas civico-políticas a las que después, con los años, nos acostumbraríamos, no autorizaron la difusión pública de ese material. Esta defección de un gobierno en el que tantas esperanzas se habían depositado, más la frustración de un trabajo que le demandara tanto de su temple y de su talento –los videos luego fueron robados y circularon fragmentados, desnaturalizada su concepción- afectaron mucho a Somigliana, quien al año siguiente, en 1987, falleció a los 55 años.
“Amarillo”, ambientada en temporada electoral de la Roma antigua, fue su primera obra, de comienzos de la decada del 60.

METALECTURA

“Amarillo adminículo”, escribí en la reseña del programa del martes. Y en torno a algo que no pude cumplir en escribir, expliqué este lunes, en un mail privado, que me había quitado las ganas enterarme de la internación de mi hermano. Quien resultó estar con hepatitis.
Por otra parte, ya el miércoles (a la mañana) había denominado a esta que transcurre "Semana mariana".
Por otra parte, el miércoles 7, mi viejo -Carlos - hubiera cumplido 80 años –pero se murió a los 49.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Metalectura (y lectura, y lectura...)

METALECTURA

La reseña sobre “La luna del bajo fondo” me llevó a recordar el tango aquel donde el protagonista, no muy poéticamente, como en sede judicial, declara su domicilio. (El tango no es de Cadícamo, por cierto.) La semana pasada, en una extraña reseña efectuada bajo los efectos del automatismo psíquico, se produjo la mención, por dos veces, de mi dirección de correo electrónico.

METALECTURA II

Cuando supe del Párrafus en vivo que Hugo llevó a Córdoba, me pasó por la mente que le lectura elegida habría sido de Leopoldo Lugones. (En realidad, se trató de Marco Denevi.) El lunes, en el primer programa luego de aquel viaje, se lee a Cadícamo. En mi somera búsqueda de algún dato sobre este autor (en el “Manual, guía, enciclopedia, crónica y diccionario del tango”, de Constantino Sobrino, Instituto docente y editor Las Llaves, Bs. As. 1971), leo: “Cadícamo, Enrique: Nació en el año 1900. En su juventud trabajó en el Consejo Nacional de Educación, muy cerca del escritor Leopoldo Lugones...”

METALECTURA III

En la misma escritura automática del otro día (“Asociación libre o Quedé loco...”), menciono, sin nombrarlo, un cuento de la literatura japonesa que filmaría Akira Kurosawa. También, hace unas semanas, señalaba la falta de “algún toque oriental” en la lista de lecturas del programa. Anoche, irrumpe no solo un exponente de las letras niponas, sino un título ("El maestro de Go")que da cuenta de un complejo (como Párrafus) juego oriental.

El nochero
Barajando recuerdos
Del pasado
Como un sueño
A quién le puede importar
Apagá la radio

(Tangos de Enrique Cadícamo)

Semana Mariana

Lunes 05 de noviembre

¿Cuál es el tango aquel, en primera persona, donde el protagonista, entre otras cosas, declara su domicilio en las inmediaciones de Corrientes y Paraná? Lo cantaba Angel Vargas. Lo tengo en un LP que era de mi viejo –hace tiempo que no lo escucho. De eso me acuerdo por ahora.
Me gustaría saber el título para empezar esta reseña trazando una coordenada entre ese tango y la circunstancia en que este lunes la compañera oyente María Suárez volvió a ganar en Párrafus: ella se encontraba, contó, en un bar de aquella esquina.
Corrientes y Paraná, adecuado cruce céntrico para escuchar la lectura elegida por Hugo esta noche: los poemas de “La luna del bajo fondo”, de Enrique Cadícamo –y, ¿no vivía Cadícamo mismo cerca de esa esquina?
“Señores, yo soy del centro” es el tango que cantaba Angel Vargas. Me acordé del estribillo:

“Señores, yo soy del centro,
del centro de la ciudad,
vivo en la calle Corrientes
casi esquina Paraná.
Tengo allí constituido
mi domicilio legal,
lo divulgo por si acaso
alguien me quiere ubicar...”

La poesía es el género donde descuella la Dama de Coghlan, sin duda. En declaraciones recogidas con exclusividad hace unos meses, María expresó que la lectura de poesía –sobre todo una buena lectura, como la que hace Hugo- sabe a música en sus oídos, y como la música, le resulta fácil de identificar.
Una reunión familiar en el centro la tuvo lejos de su casa, contó hoy María, y se hizo la hora del programa mientras tomaba un café en alguno de los bares de aquella esquina. Cuando se dio cuenta, pidió a alguien –de quien no dio precisiones, ¿un mozo bueno?, ¿un acompañante?, ¿un buen mozo acompañante?- que le sintonizara Nacional “en el aparato ese”, dijo -¿un walkman? Así, rodeada del módico bullicio de medianoche del local (rodeada de parroquianos que la aclamarían si supieran de qué se trataba la llamada), llamó desde su celular con la respuesta correcta.
Hugo se manifestó conmovido por esta nueva muestra de fidelidad de sus oyentes. También mencionó la corta distancia que esta vez lo separaba de la oyente de Coghlan –la radio está en Maipú 555- y yo imaginé que María, estimulada por esta proximidad, se llegó hasta la radio después de su victoria, para recibir esta vez de manos de Hugo, después del programa, el libro de regalo...
Fantasía, esta, encubridora de mi deseo de escaparme del trabajo y correr a Nacional –que tengo a cinco cuadras- cada vez que gané desde el banco durante el último mes, para retirar inmediatamente mi premio y, sobre todo, para saludar de nuevo, en vivo, en primera persona, a nuestro conductor.

Martes 06 de noviembre

No era un walkman. El aparato del que se valió María para escuchar el programa en el bar la noche del lunes fue un aipo. Que no es un invento de la electrónica puntana, bautizado mediante una condensación de las dos interjecciones típicas del cacique Patoruzú: ahijuna y pó. No, es más bien, me parece, un producto de nuestros competidores tecnológicos de las antípodas: los hijos del sol naciente. Un aparatito del tamaño de un botón, donde, amén de sintonizar la radio, puede almacenarse música en cantidades inagotables, y quién sabe si no se conecta también a la Internet –en estas cuestiones soy tan neófito como María.
Esta precisión la dio la Dama de Coghlan en el segundo programa de la semana, que otra vez la tuvo como ganadora. Tal vez previsiblemente, merced a la invocación efectuada mediante el uso de aquel amarillo adminículo (y como lo reclamábamos hace poco desde este Blog), la obra leída provino del Japón. Se trató de la novela “El maestro de go”, de Yasunari Kawabata, que María no leyó, según confesó, pero pudo deducir a partir de las palabras omitidas por Hugo en la lectura.
Kawabata: primer premio Nobel japonés, en 1968; otro suicidado más de la tradición literaria nipona, él en 1972.


Una rareza del programa de hoy fue que nuestro conductor nos anticipó el género que nos espera mañana: teatro. A propósito, hacemos votos para que el ganador de este miércoles sea alguien distinto de los dos mayores reincidentes (Suárez y Perenchio), que hasta aquí se reparten los triunfos en lo que va de noviembre. Pero, si no queda otro remedio que estas reincidencias, entonces que el ganador sea yo.

Listado de lecturas

Autores y títulos leídos en Parrafus Interruptus

4/4/06
1) Julio Cortázar, "Los premios" (Laura Falcoff)
5/4/06
2) Antón Chejov, "La gaviota" (Verònica Cornejo)
6/4/06
3) Edgar Allan Poe, "Berenice"
11/04
4) Manuel Puig, "Boquitas pintadas"
12/04
5) Gabriel García Márquez, "El otoño del patriarca"
13/4
6) Samuel Beckett, "Esperando a Godot"
18/4
7) Jorge Luis Borges, "Las ruinas circulares" (Perenchio)
19/4
8) Florencio Sánchez, "Barranca abajo"
20/4
9) Charles Dickens, "Oliver Twist"
25/4
10) Adolfo Bioy Casares, "La invención de Morel" (Perenchio)
26/4
11) Laura Esquivel, "Como agua para chocolate"
27/4
12) William Shakespeare, "Otelo"
2/5)
13) Oscar Wilde, "El gigante egoísta" (Marìa Suarez)
3/5
14) Armando Discépolo, "Mateo"
4/5
15) Fedor Dostoievski, "El jugador"
9/5
16) Horacio Quiroga, "El almohadón de plumas"
10/5
17) Osvaldo Soriano, "Triste, solitario y final"
11/5
18) Moliére, "El enfermo imaginario"
16/5
19) Rodolfo Walsh, "Esa mujer"
17/5
20) Louisa May Alcott, "Hombrecitos"
18/5
21) Roberto Cossa, "Gris de ausencia" (Lòpez Motta)
23/5
22) Henrik Ibsen, "Casa de muñecas"
24/5
23) Roberto Fontanarrosa, "El mundo ha vivido equivocado"
25/5
24) Domingo Faustino Sarmiento, "Recuerdos de provincia"
30/5
25) Jerome David Salinger, "Un día perfecto para el pez banana"
31/5
26) Roberto Arlt, "Ester Primavera" (Lòpez Motta)
1/6
27) Federico García Lorca, "Bodas de sangre"
6/6
28) Mario Benedetti, "El cumpleaños de Juan Ángel"
7/6
29) Tennessee Williams, "El zoo de cristal"
8/6
30) Leopoldo Marechal, "El banquete de Severo Arcángelo" (Perenchio)
13/6
31) Albert Camus, "El extranjero"
14/6
32) Manuel Mujica Láinez, "El hombrecito del azulejo" (Glanzman)
15/6
33) Luigi Pirandello, "Seis personajes en busca de autor"
20/6
34) Hermann Hesse, "Siddharta" (Perenchio)
21/6
35) Arthur Miller, "La muerte de un viajante"
22/6
36) Hans Christian Andersen, "La reina de las nieves"
27/6
37) Gregorio de Laferrere, "¡Jettatore!"
28/6
38) Ernest Hemingway, "Los asesinos"
29/6
39) Jorge Amado, "Doña Flor y sus dos maridos"
4/7
40) Marco Denevi, "Rosaura a las diez"
5/7
41) Virginia Woolf, "La señora Dalloway"
6/7
42) Pedro Calderón de la Barca, "La vida es sueño" (Glanzman)
11/7
43) Henry Miller, "Trópico de cáncer" (Perenchio)
12/7
44) James Joyce, "Retrato del artista adolescente"
13/7
45) Giuseppe Tomasi di Lampedusa, "El Gatopardo"
18/7
46) Ernesto Sábato, "El túnel" (Perenchio)
19/7
47) Juan Rulfo, “No oyes ladrar los perros” (Gustavo Glanzman)
20/7
48) Alberto Vaccarezza, “El conventillo de la Paloma”
25/7
49) Edmundo de Amicis, “De los Apeninos a los Andes”
26/7
50) Eugene Ionesco, “La cantante calva”
27/8
51) Augusto Roa Bastos, “Yo el Supremo”
1/8
52) Augusto Monterroso, “Míster Taylor” (Marìa Suarez)
2/8
53) Ricardo Talesnik, “La fiaca” (Olga Diaz)
3/8
54) Ray Bradbury, “Las maquinarias de la alegría” (Perenchio)
8/8
55) Jean Paul Sartre, “La naúsea”
9/8
56) Carlos Gorostiza, “El acompañamiento” (Juliàn Sànchez)
10/8
57) Gilbert Keith Chesterton, “El hombre que fue jueves”
15/8
58) Bertolt Brecht, “La ópera de tres centavos”
16/8
59) Isabel Allende, “Eva Luna” (Marìa Suarez)
17/8
60) William Faulkner, “Absalón, Absalón”
22/8
61) Germán Rozenmacher, “Réquiem para un viernes a la noche” (Lòpez Motta)
29/8
62) Julio Verne, “Cinco semanas en globo” (Marìa Suarez)
30/8
63) Lucio Vicente López, “La gran aldea” (Lòpez Motta)
31/8
64) Mario Vargas Llosa, “La ciudad y los perros”
5/9
65) Mario Puzo, “El padrino”
6/9
66) David Viñas, “Lisandro”
7/9
67) Autor anónimo, “El lazarillo de Tormes” (Juliàn Sànchez)
12/9
68) León Tolstoi, “La guerra y la paz”
13/9
69) Emilio Zola, “Naná” (Glanzman)
14/9
70) Raymond Chandler, “El sueño eterno” (Perenchio)
19/9
71) Franz Kafka, “El proceso”
20/9
72) Juan Carlos Onetti, “Juntacadáveres” (Perenchio)
21/9
73) Leopoldo Lugones, “La guerra gaucha” (Glanzman)
26/9
74) Günter Grass, “El tambor de hojalata” (Fernando Terreno)
27/9
75) Herman Melville, “Benito Cereno” (Perenchio)
28/9
76) Giovanni Bocaccio, “El Decameron”(Perenchio)
3/10
77) Milan Kundera, “La inmortalidad”
4/10
78) Thomas Mann, “La montaña mágica” (Glanzman)
5/10
79) James Matthew Barrie, “Peter Pan” (Verònica Cornejo)
10/10
80) Abelardo Castillo, “Israfel” (Fernando Terreno)
11/10
81) Paul Auster, “La música del azar”
12/10
82) Charles Perrault, “Piel de asno”
17/10
83) Walter Scott, “Ivanhoe” (Glanzman)
18/10
84) Harold Pinter, “El montaplatos”
19/10
85) Umberto Eco, “El péndulo de Foucault” (Juliàn Sànchez)
24/10
86) Stephen King, “Carrie” (Verònica Cornejo)
25/10
87) Eurípides, “Las troyanas”
26/10
88) Herbert George Wells, “La guerra de los mundos” (Perenchio)
31/10
89) Lope de Vega, “Fuenteovejuna”
1/11
90) Alejandra Pizarnik, “El despertar” (Ana de Villa Crespo)
2/11
91) Alejo Carpentier, “El reino de este mundo” (Glanzman)
7/11
92) José Saramago, “La balsa de piedra” (Marìa Suarez)
8/11
93) Emilio Salgari, “El corsario negro” (Marìa Suarez)
9/11
94) José Martí, “Hierro” (Lòpez Motta)
14/11
95) Haroldo Conti, “Mascaró el cazador americano”
15/11
96) George Bernard Shaw, “Hombre y superhombre” (Perenchio)
16/11
97) Antonio Machado, “Proverbios y cantares” (Lòpez Motta)
21/11
98) Honorato de Balzac, “La piel de zapa” (Glanzman)
22/11
99) Ruben Darío, “Sonatina”
23/11
100) Mempo Giardinelli, “Santo oficio de la memoria” (Glanzman)
28/11
101) Daniel Defoe, “Diario del año de la peste”
29/11
102) Esquilo, “Prometeo encadenado” (Juliàn Sànchez)
30/11
103) Idea Vilariño, “La noche” (Marìa Suarez)
5/12
104) Simone de Beauvoir, “La mujer rota”
6/12
105) Jonathan Swift, “Los viajes de Gulliver”
7/12
106) Evaristo Carriego, “El casamiento” (Juliàn Sànchez)
12/12
107) Martha Lynch, “La señora Ordóñez” (Perenchio)
13/12
108) Arthur Rimbaud, “Una temporada en el infierno” (Perenchio)
14/12
109) Lawrence Durrell, “Justine. El cuarteto de Alejandría” (Perenchio)
19/12
110) Patricia Highsmith, “El talentoso señor Ripley” (¡Perenchio!)
20/12
111) Raúl González Tuñón, “La luna con gatillo”
21/12
112) Truman Capote, “Un recuerdo navideño” (Perenchio)
27/12
113) Isidoro Blaisten, “Al acecho” (Gastòn Schapiro)
28/12
114) Antoine de Saint Exupery, “Vuelo nocturno” (Perenchio)
3/1
115) Walt Whitman, “Yo canto al cuerpo eléctrico” (Marìa Suarez)
4/1
116) Alejandro Casona, “Los árboles mueren de pie” (Perenchio)
9/1
117) Silvina Ocampo, “La casa de azúcar” (Cecilia de San Martìn)
10/1
118) Gustave Flaubert, “La educación sentimental” (Lòpez Motta)
11/1
119) Alfonsina Storni, “La loba” (Perenchio)
16/1
120) Juan Carlos Gené, “El herrero y el diablo” (Lòpez Motta)
17/1
121) Theóphile Gautier, “La muerta enamorada” (Perenchio)
18/1
122) Katherine Mansfield, “Felicidad” (Laura Falcoff)
23/1
123) Tirso de Molina, “Don Gil de las calzas verdes” (Lòpez Motta)
24/1
124) Graham Greene, “El revés de la trama” (Verònica Cornejo)
25/1
125) Juan Gelman, “Oración de un desocupado” (Luis Gobea)
30/1
126) André Gide, “Los monederos falsos” (Quique Figueroa)
31/1
127) Petronio, “Satiricón” (Perenchio)
1/2
128) VACANTE (“En la noche”, Humberto Costantini)
6/2
129) Griselda Gambaro, “La malasangre” (Lòpez Motta)
7/2
130) Omar Khayyam, “Rubaiyyat” (Quique Figueroa)
8/2
131) Stefan Zweig, “Veinticuatro horas de la vida de una mujer” (Marìa Suarez)
13/2
132) Máximo Gorki, “La madre” (Marìa Suarez)
14/2
133) Nicolás Guillén, “Sóngoro cosongo” (Luis Gobea)
15/2
134) Emily Dickinson, Poemas (Lòpez Motta)
27/2
135) Henry James, “Los papeles de Aspern” (Sebastiàn)
28/2
136) Sófocles, “Antígona” (Fernando Terreno)
1/3
137) María Elena Walsh, “Otoño imperdonable”
6/3
138) Héctor Tizón, “Fuego en Casabindo” (Fernando Terreno)
7/3
139) Clarice Lispector, “Amor” (Quique Figueroa)
8/3
140) Jacques Prévert, “Paroles” (Luis Gobea)
13/3
141) Eduardo Belgrano Rawson, “Fuegia” (Juliàn Sànchez)
14/3
142) Benito Pérez Galdós, “Fortunata y Jacinta” (Lòpez Motta)
15/3
143) Osvaldo Dragún, “Historias para ser contadas” (Entrerriana)
20/3
144) Alejandro Dumas (h), “La dama de las camelias” (Verònica Cornejo)
21/3
145) Antonio Di Benedetto, “Zama” (Carlos Mina)
22/3
146) Juana de Ibarbouru, “El dulce milagro”
27/3
147) Paulo Coelho, “El alquimista” (Sra. Alemani)
28/3
148) Antonin Artaud, “El ombligo de los limbos” (Marìa Suarez)
29/3
149) John Steinbeck, “Viñas de ira” (Fernando Terreno)
3/4
150) Humberto Costantini, “Un señor alto, rubio, de bigotes” (Perenchio)
4/4
151) Agustín Cuzzani, “El centroforward murió al amanecer” (Carlos Mina)
5/4
152) Curzio Malaparte, “La piel” (Perenchio)
10/4
153) Octavio Paz, “Libertad bajo palabra” (Javier de Moròn)
11/4
154) Peter Benchley, “Tiburón” (Perenchio)
12/4
155) Jean Cocteau, “Los padres terribles” (Mario Solaquiàn)
17/4
156) Rodolfo Fogwill, “Los pichiciegos” (Quique Figueroa)
18/4
157) Jakob & Wilhelm Grimm, “Hans el tonto” (Quique Figueroa)
19/4
158) Joaquim María Machado de Assis, “Memorias póstumas de Blas Cubas” (Quique Figueroa)
24/4
159) Jack London, “El llamado de la selva” (Perenchio)
25/4
160) Francisco de Quevedo, “Poderoso caballero es don Dinero” (Marìa Suarez)
26/4
161) Stendhal, “La cartuja de Parma” (Perenchio)
1/5
162) Alessandro Baricco, “Seda” (Verònica Cornejo)
2/5
163) Pablo Neruda, “Memorial de Isla Negra” (Marìa Suarez)
3/5
164) Aldous Huxley, “Viejo muere el cisne” (Perenchio)
9/5
165) Carlos Fuentes, “La muerte de Artemio Cruz” (Fernando Terreno)
10/5
166) Eca de Queiros, “El mandarín” (Verònica Cornejo)
22/5
167) Edward Albee, “¿Quién le teme a Virginia Woolf?” (Verònica Cornejo)
23/5
168) Charles Baudelaire, “La Fanfarlo” (Marìa Suarez)
24/5
169) Ricardo Güiraldes, “Rosaura” (Liliana Saidòn)
29/5
170) Ricardo Piglia, “Respiración artificial” (Perenchio)
30/5
171) William Blake, “Canciones de inocencia” (Quique Figueroa)
31/5
172) Bernardo Kordon, “Los ojos de Celina” (Fernando de Olivos)
5/6
173) Eugene O´Neill, “El deseo bajo los olmos” (Lòpez Motta)
6/6
174) César Vallejo, “España, aparta de mí este cáliz” (Luis Gobea)
7/6
175) Nicolás Gógol, “El capote” (Fernando Terreno)
12/6
176) Conrado Nalé Roxlo, “Una viuda difícil” (Verònica Cornejo)
13/6
177) Marqués de Sade, “Los 120 días de Sodoma” (Perenchio)
14/6
178) Federico Andahazi, “El anatomista” (Fernando Terreno)
19/6
179) Oliverio Girondo, “En la masmédula” (Perenchio)
20/6
180) Ambrose Bierce, “El puente sobre el río del Búho” (Jorge Aloy)
21/6
181) Claudia Piñeiro, “Las viudas de los jueves” (Perenchio)
26/6
182) Arthur Conan Doyle, “La liga de los pelirrojos” (Juliàn Sànchez)
27/6
183) Arnold Wesker, “La cocina” (Mario Solaquiàn)
28/6
184) Santa Teresa de Jesús, “Poesías y exclamaciones” (Marìa Suarez)
3/7
185) Nathaniel Hawthorne, “Wakefield” (Mario Solaquiàn)
4/7
186) Juan Ramón Jiménez, “Espacio” (Marìa Suarez)
5/7
187) Ezequiel Martínez Estrada, “Martha Riquelme” (Marìa Suarez)
11/7
188) Antonio Skármeta, “Ardiente paciencia” (Fernando Terreno)
12/7
189) Fernando Pessoa, “Libro del desasosiego” (Perenchio)
17/7
190) Abate Prévost, “Manón Lescaut” (Lòpez Motta)
18/7
191) Daniel Moyano, “El rescate” (Fernando Terreno)
19/7
192) Italo Calvino, “El caballero inexistente” (Fernando Terreno)
24/7
193) Louis Ferdinand Celine, "Viaje al Fin de la Noche" (Jorge Aloy)
25/7
194) Nicholas Blake, "La Bestia debe Morir" (Jorge Aloy)
26/7
195) Eduardo Galeano, "El Libro de los Abrazos" (Juliàn Sànchez)
31/7
196) Johann Wolfgang Goethe, "Werther" (Mario Solaquiàn)
01/8
197) Gabriela Mistral, "Tala" (Verònica Cornejo)
02/8
198) Francisco Luis Bernàrdez, "La Ciudad sin Laura" (Lòpez Motta)
07/8
199) Boris Vian, "Los constructores de imperios" (Marìa Suarez)
08/8
200) Hamlet Lima Quintana, "La breve palabra" (Olga Diaz)
09/8
201) José Marìa Arguedas, "El barranco" (Jorge "google" Aloy)
14/8
202) Juan Bautista Alberdi, "El gigante Amapolas" (Martìn Lòpez)
15/8
203) VACANTE
16/8
204) Juan Laurentino Ortiz, "Deja las letras" (Marìa Suarez)
21/8
205) Rafael Alberti, "Marinero en tierra" (Verònica Cornejo)
22/8
206) Victor Hugo, "Nuestra señora de Paris" (Verònica Cornejo)
23/8
207) VACANTE ("La liebre", Cèsar Aira)
28/08
208) Aira, Cèsar, "Yo era una chica moderna" (Quique Figueroa)
29/08
209) Maupassant, Guy de, "El collar" (Lòpez Motta)
30/08
210) Virgilio, "La Eneida" (Lòpez Motta)
04/09
211) Gabriel Celaya, "Los espejos transparentes" (Marìa Suarez)
05/09
212) Josè Bianco, "Las ratas" (Mario Solaquiàn)
06/09
213) Francois Villon, "El testamento" (Perenchio)
11/09
214) Hilario Ascasubi, "Santos Vega" (Verònica Cornejo)
12/09
215) Dan Brown, "La fortaleza digital" (Marìa Suarez)
13/09
216) Gustavo Adolfo Becquer, "Rimas" (Ladislada de Caballito)
18/09
217) Marosa di Giorgio, "Los papeles salvajes" (Marìa Suarez)
19/09
218) Jean Anouilh, "Beckett" (Lòpez Motta)
20/09
219) Horace McCoy, "¿Acaso no matan a los caballos?" (Perenchio)
25/09
220) Ian Mc Ewan, "Sàbado" (Juana del Centro)
26/09
221) Cesare Pavese, "Vendrà la muerte y tendrà tus ojos" (Lòpez Motta)
27/09
222) Geoffrey Chaucer, "Cuentos de Canterbury" (Jorge Aloy)
02/10
223)Jack Kerouac, "En el camino" (Perenchio)
03/10
224) Giacommo Leopardi, "Cantos" (Lòpez Motta)
04/10
225) Macedonio Fernandez, "Papeles de Recienvenido" (Olga Mercado)
09/10
226) Pedro Antonio de Alarcòn, "El sombrero de tres picos" (Perenchio)
10/10
227) Paul Verlaine, "Poemas saturnianos" (Perenchio)
11/10
228) Felisberto Hernandez, "La casa inundada" (Lopez Motta)
16/10
229) Leonidas Lamborghini, "El solicitante descolocado" (Perenchio)
17/10
230)John Updike, "Las brujas de Eastwick" (Verònica Cornejo)
18/10
231)Voltaire, "Candido, o el optimismo" (Rodolfo Valeri)
23/10
232) Anthony Hope, "El prisionero de Zenda" (Quique Figueroa)
24/10
233) Aristòfanes, "Las nubes" (Fernando Terreno)
25/10
234)Carlos de la Pua, "La crencha engrasada" (Perenchio)
30/10
235) Andrès Rivera, "Ese manco Paz" (Sandra Vela)
31/10
236) Joseph Kesselring, "Arsènico y encaje antiguo" (Quique Figueroa)
01/11
237) John Milton, "El paraiso perdido" (Perenchio)
06/11
238)Enrique Cadìcamo, "La luna del bajo fondo" (Marìa Suàrez)
07/11
239) Yasunari Kawabata, "El maestro de go" (Marìa Suàrez)
08/11
240) Carlos Somigliana, "Amarillo" (Marìa Suàrez)
13/11
241) James M. Cain, "El cartero llama dos veces" (Verònica Cornejo)
14/11
242) Alberto Moravia, "La romana" (Perenchio)
15/11
243) Belisario Roldàn, "El rosal de las ruinas" (Lòpez Motta)
20/11
244) Friedrich Schiller, "Marìa Estuardo" (Verònica Cornejo)
21/11
245) Alberto Girri, "Quien habla no està muerto" (Quique Figueroa)
22/11
246) Saki (H.H. Munro), "Alpiste para las codornices" (Quique Figueroa)
27/11
247) Sylvia Iparraguirre,"La tierra del fuego" (María Cristina Alonso))
28/11
248) Edmond Rostand,"Cyrano de Bergerac" (Verònica Cornejo)
29/11
249)O´Henry, "Un amante tacaño" (Mario Solakian)