lunes, 31 de octubre de 2011

Diario del año del diagnóstico - Un eco ambivalente

SANDRA VELA dijo

Hola Marcelo. Hace muchísimo tiempo que no entraba al blog, pero ayer mi marido me leyó una pequeña nota que salió publicada en clarín ( siempre le protesto y le digo que no entiendo porque aún lo sigue comprando si anda a las puteadas cuando lo lee) y escuché el nombre de tu hijo y de su diagnóstico. Estuve el día pensando en vos y en él. No se si recordarás que yo soy mamá de mellizos (Lautaro y Paloma)que ya están cerca de cumplir 5 años. Lautaro tiene algunas dificultades que en algún punto son similares a las de tu hijo, siempre le ha costado mucho la comunicación con el otro, a los 3 años decía sólo 10 palabras, a los 4 empezó a armar frases cortas y recién ahora habla más pero no todo se le entiende lo que lo frusta bastante sobre todo en lugares como el jardín donde le cuesta mucho integrarse. Ello acompañado de otras conductas que no tiene sentido detallar aquí. No es la idea. El camino de Lautaro y el nuestro es arduo y muchas veces complicado, pero también la alegría es grande cuando vemos sus avances. Bueno, solo eso, mi comprensión en estas palabras y en beso grande para ambos.

31 de octubre de 2011 11:48


Hola, Sandra. Claro que me acuerdo de ustedes, y en el último tiempo pensé bastante en tus mellizos (como en otros pocos niños de los que tengo alguna referencia). Me alegra reencontrarte, pero lamento lo que contás de Lautaro. Cuando quieras explayarte al respecto (con logros o sinsabores) seguí contando con el viejo Blog. Ya existe algo llamado TGD Padres, creo, y no es mi idea imitar eso en esta nueva sección, pero puede ser estimulante y enriquecedor verse acompañado por otra escritura o testimonio. En cuanto a la breve e inexacta nota en el Clarinete, me declaro inocente. Fue Cristina quien, a través de un lejano contacto con alguien del área comercial, pudo interesar sobre el tema a una periodista (cuyo nombre no recuerdo). Pero la escriba se equivoca al consignar que el proyecto de llevar la terapia cognitiva conductual (de eso se trata) al hospital de Lomas de Zamora haya nacido "después de que los padres de Esteban Perenchio, un nene de tres años y medio, vivieran una odisea para llegar al diagnóstico de su hijo". Es bastante acertado lo de "odisea", pero nuestro arribo al CIASI es reciente, y fueron otros padres y los profesionales de allí los que vienen luchando desde hace tiempo contra las burocracias, políticas sanitarias y escuelas psicológicas que obstaculizan las cosas en el Gandulfo. De todos modos, en la institución se alegraron por la mención en el aún poderoso medio, y hace un rato, en la reunión de los lunes, felicitaron a Cristina por ese logro. Pero quería aprovechar tu Comentario para esta aclaración al respecto. Besos a vos y a los niños, y un abrazo a Gustavo, viejo Tigre de la Memoria.

martes, 4 de octubre de 2011

Diario del año del diagnóstico - Danzarín














Para L.F., vieja compañera oyente

Ya una vez escribí acerca de la afición danzarina del Fulanito. Ahora, para el presente contexto, en este diario intermitente de su psicodiagnóstico, cabe volver sobre el tema al mencionar una de sus obsesiones: los trenes. (La otra es Mafalda.)
De lo ferroviario soy parcialmente responsable, ya que de bebé lo llevaba mucho a la cercana estación de Remedios de Escalada. Se me ocurría una variante atractiva y barata a la consabida plaza, y a él le gustaba. Desde el erguido cochecito, se le iban los ojos tras esa ráfaga azul de movimiento.
Después supe que el interés por los trenes es bastante generalizado entre los párvulos. Pero, según los especialistas, es por su leve trastorno que ese movimiento absorbió tanto la atención de Esteban. Hoy, además de la estación, pide videos de trenes en Youtube todas las noches, juega sin aburrirse con los trencitos que desaprensivamente le compramos, imita sus sonidos. Y me hace recordar a Isadora Duncan.
Pasa el diesel rápido con todo su ímpetu y estrépito, y Esteban baila ese ruido en el andén. En los instantes que dura la llegada, el paso y la súbita distancia renovada de la formación, el Fulanito alza los brazos, rota el torso a un lado y el otro ,flexiona una y otra vez las rodillas sin despegar los pies del trepidante suelo y, sonriendo muy serio, festeja danzarín ese estruendo.

Además de aquella frase de la Duncan (“Yo puedo bailar ese sillón”), y para relacionar de algún modo esto con el viejo Blog (amén de la dedicatoria), diré que me acuerdo también de un escritor de la misma época : Francis Scott Fitzgerald. Una cita que dice o piensa Amory Blaine en el comienzo de “Más acá del paraíso”: “Si no se puede llegar a ser un gran soldado o un gran artista, lo mejor es convertirse en un gran criminal”. Creo que ya la mencioné también alguna vez, haciendo mía esa reflexión. Ahora se me ocurre una paráfrasis para aplicarla a las posibilidades futuras de Esteban: “Si no se puede llegar a ser un bachiller o un universitario, a lo mejor se puede hacer un gran artista”.