lunes, 29 de noviembre de 2010

Calma antes de la tempestad

En efecto, sigo desanimado, desganado para la escritura –esta semana sería el encuentro de diciembre con Parrafus…
Pero ya van a ver.
Entretanto, esta mañana, un impulso me llevó a ir con el Fulanito hasta Lomas, sin dormir y sin propósito, y en la librería de la galería encontré a $4 “Cuerpo velado”, de Luis Gusman. Y en la primera edición de Corregidor, de 1978. ¿No es linda la vida, a veces?
¡Viva Peron!





domingo, 28 de noviembre de 2010

JUGUEMOS UN POCO

Alguna vez hablamos con Hugo en "Pàrrafus" sobre el divorcio de la Matemàtica con la literatura. Acà les dejo un acertijo matemàtico del maestro Adriàn Paenza en su libro "Matemàtica estàs ahì?"
Episdodio I. Espero respuestas en los comentarios. Googlear......... le quita gracia


Por Adrián Paenza

Si yo le preguntara: “¿Cuántas personas tiene que haber en un cine o en un teatro para estar seguros de que dos de ellas cumplen años el mismo día?”, usted ¿qué contestaría?

Observe que no digo que hubieran nacido el mismo año, sino que cumplan años el mismo día.



miércoles, 24 de noviembre de 2010

Festival Paredero en Los Parrafistas

Con el tácito permiso del señor Eduardo Anguita (a quien escucho todas las tardes en su programa de radio Nacional –tirémosle una flor para matizar el mangazo), reproduzco para los lectores de Los Parrafistas tres notas de las que nuestro conductor, don Hugo Paredero, viene publicando en “Miradas al Sur”, el periódico dominical que Anguita dirige.
La primera es de hace un par de meses, pero ahora la veo como una introducción a la que le sigue, de hace dos domingos. En esta, se recupera la breve pero rica historia de “Nos estamos viendo”, un programa de la vieja ATC donde por primera vez se hablaba críticamente de la televisión. Y en la tercera se continúa en cierto modo el homenaje a Jorge Luz, con el que, por ahora, se cerraron los encuentros en vivo entre Parrafus Interruptus y sus oyentes.
Vaya esta Entrada, a propósito, como módico homenaje a Hugo, y felicitación y despedida hasta el próximo año.


CHISMOGRAFIA BARATA Y ZAPATOS SIN HORMA

Un diálogo que parodia a los idólatras de la televisión, al fanatismo por el minuto a minuto y a la filosofía de nuestros tiempos: Salgo en la tele, luego existo.
El televisor, a diferencia de los demás electrodomésticos, es un aparato de capacidades diferentes: desoye nuestros reclamos, carece de un service que se especialice en contenido de imagen, lo desenchufamos y sigue funcionando, se come lo que vomita y todo sale por su chismenea... ¿Qué se puede hacer con ese humo que ya nos ahogó?
–Para mí, afortunadamente, esto no tiene arreglo.
–Para mí, lamentablemente, tampoco.
–Porque fijate una cosa: no hay quien pueda vivir sin televisión. Enfrente, al costado, por atrás, directa o indirectamente, ella te agarra siempre.
–Yo puedo. Hay días enteros que me olvido de prenderla.
–Igual esos días te la pasás hablando de la tele.
–¡Puteando contra la tele, dirás!
–Bueno, lo mismo da. Es tema central.
–¡No! ¡Porque yo puedo hacer montones de cosas útiles antes de sentarme a ver tele, no creo que sea tu caso!
–Mirá, cuando algo está instalado en las venas abiertas de América, del Siete, el Nueve, Telefé, el Trece y tantos miles más del mundo, quiere decir que eso está omnipresente, tengas el televisor encendido o apagado, así que mejor entregate...
–¡Jamás! En la era de las leyes igualitarias, aguanten las diferencias. ¿No te das cuenta de que nosotros tenemos distintas conductas como televidentes? Vos te pasás todo el día mirando el bicherío pestilente que circula y se reproduce por la pantalla, creyéndote todo lo que ves, hablando sólo de eso, tu vida pasa por la tele. Y yo, aunque los mire cada tanto o sepa de ellos, sé tomar distancia...
–¿Distancia para qué?
–Para buscar ese fumigador justiciero que yo sé que no aparecerá nunca, pero que seguiré esperando de por vida. Necesito salvar mi dignidad de propietario de un aparato comprado con plata de mi bolsillo. ¡Demasiados boludos en la pantalla todo el tiempo, tengo derecho a poder eliminarlos!
–¿Qué mal te puede hacer la boludez?
–Poco, si la agarrás a tiempo y es extirpable. Pero ésta ya hizo metástasis.
–Conmovedor, che. Así hubiera hablado Zaratustra de haber tenido tele... Escuchame, ¿te enteraste la última del chocolatinero?
–¿Cuándo fue, hace diez minutos?
–No, hace cinco. Parece que va a fundar un partido en la unidad rebásica de Marcelo, arma su gabinete, se presenta para 2011 y gana por demoledora mayoría.
–Ves, eso estaría bueno, serviría de ejemplo para taparles la boca a los que dicen que la política no es para cualquiera. ¿Y el chocolatinero cómo sabe que va a ganar?
–Porque Ibope está trabajando para eso.
–¿Qué es Ibope?
–Ah vos ni el abecé... Es el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística.
–Hmmm...
–Ojo, un respeto eh... ¡Limpiate la boca antes de hablar de Ibope!
–¿Por?
–Es la única compañía en nuestro país cuyas mediciones de rating televisivo están homologadas por la Ccma.
–¿Y qué es la Ccma?
–La Comisión de Control de Medición de Audiencias.
–Ahhh... ¿y a todos esos controles los controla Lula?
–¡Nooo! El instituto es brasileño; los expertos, privados e independientes argentinos.
–O sea que considerando a la tele como el ente regulador supremo de cualquier país que se desprecie como tal, Ibope vendría a ser como su Indec.
–Nada que ver, ¿por qué?
–Porque por un lado están los números oficiales de las planillas de Ibope, que son los que mandan...
–¡Por supuesto, no vas a ser vos quien venga a discutirlos!
–Cifras que se usan para repartir las porciones de la torta publicitaria entre los muchachos del telenegocio, ¿no es así?
–Sí. ¿Y?
–Y por el otro lado está la calidad de vida de la población, ya hablando en términos educativos, morales... Cosa que para la televisión es un detalle menor, no porque sea maleducada y amoral, faltaba más, lo digo por lo indescifrable de esa población...
–¿Sabés que no te entiendo?... ¿Vos no serás de la oposición, no?
–¿De cuál de ellas?
–De Aresco, digo.
–¿Qué es Aresco?
–La empresa de Julio Aurelio que también mide el rating como Ibope. Mejor dicho, lo mide distinto. Porque Ibope usa el people meeter, un aparato que se conecta al televisor y registra todo lo que se va viendo en Capital Federal.. En cambio los de Aresco trabajan a la vieja usanza, llaman por teléfono a la gente de todo el país.
–¿Y los dos métodos sirven, según vos?
–¡Nooo! Sólo el de Ibope.
–¿Por qué?
–Bueno, no es tan difícil elegir entre una torta real y cualquier cereza suelta que ande dando vueltas por ahí buscando pegarse. Además Aresco saca otras cifras porque es ultra K, favorece a Canal 7... ¡Lo escuché en TN, así que es un chisme posta!
–Ah, claro, claro...
–¡Por suerte hoy en la tele todo es chisme!
–Bueno, ahora resulta que el chisme es algo constructivo...
–Si se lo fomenta para que se desparrame bien, sí. Porque une a la gente, y eso es bueno. No toco de oído, consulté al doctor Marianópulos Grondonakis sobre el tema...
–Ah sí, el que conduce un cuartel en Canal 26, ¿te atendió de uniforme?
–No, estaba con sotana, era su hora clave. Él unió de a dos las diez yemas de los dedos de sus manos, y me desasnó. “Fíjese qué notable –me dijo–, el chisme tiene una etimología tan remota como extraña. Viene de eisma, que primitivamente se llamó schisma, nombre griego que quiere decir corte, rotura, división, porque los cismáticos rompían, en efecto, la unidad del dogma admitido. Por eso yo sostengo que el chisme del rating debe servir para unir lo roto, y recomponernos como sociedad.”
–Ah, no sabía que el doctor bebía... Y decime una cosa, ¿Grondonakis no te contó la segunda parte del diccionario?
–¿Cuál?
–La que dice que habiéndose observado que muchos eismas se fundaban en ideas falsas, la otra voz schisma llegó a significar con el tiempo la idea de mentira, embuste, lo que hoy se entiende como chismosear. ¿Tampoco te contó que traída después al orden físico, la palabra chisme empezó a significar todo objeto que ya no sirve para lo que servía, que no es lo que era, que ha perdido su realidad práctica, su verdad, porque una cosa inútil es realmente una mentira? Y que...
–Uh, basta, me mareaste... ¡Cuánto resentimiento!
–Te voy a chimentar algo: me das lástima.
–¡No, eso no es chimento, ves que no entendés! Si yo ahora te digo que tu pareja te mete los cuernos con tu hija menor, no pasa nada...
–¡Porque no es cierto!
–No importa si es o no es cierto. No pasa nada porque te lo digo a vos, acá, en el bar, ¡que encima no tiene tele! Hay que decirlo por televisión para que suceda de verdad. A ver si me explico: para que el chisme sea científico tiene que creerse.
–¿Qué quiere decir científico?
–Que dé rating, fama, guita, risa... En una palabra: ¡vida! No te olvides que 35 puntos significan tres millones y medio de personas que acceden a la intimidad de estrellas inalcanzables que, gracias a la tele, podemos ver que son como nosotros, que se tiran nuestros mismos gases, que son nuestros semejantes...
–¡Tuyos!
–Es triste que no captes la potencia revolucionaria de tres millones y medio de comulgantes al mismo tiempo, cada uno desde su casa, pero todos unidos bajo un mismo templo. ¡Y con alegría!
–¡Mejor no metas a la alegría en esto! Yo lo único que llego a captar es que tres millones y medio de moscas que comen mierda gustosas no pueden estar equivocadas.
–Sin ofender, sin ofender...
–Y capto que vos, que no sos ni parte de la torta ni siquiera carozo de alguna cereza, creés en las cifras de Ibope como si fueran religiosas.
–Lo son, soy televidente practicante. Creo en la bendición del minuto a minuto. Y siento un gran orgullo por ese avance de la democracia televisiva.
–Mirá vos, te gusta compartir cloaca. ¿Y no sentís nostalgias por el cerebro perdido?
–No tengo una personalidad melancólica. La tele me ayuda mucho para eso, me da fe.
–Claro, claro... ¿Y para vos cuál sería el Moreno o el Bergoglio de Ibope?
–Ah, eso nadie lo sabe. Porque es invisible, como corresponde a un verdadero dios.
–Claro, claro... ¿Pedimos la cuenta?
–Dale, pidámosla.

(Miradas al Sur)

QUE PASO LA PRIMERA VEZ QUE LA TELEVISION SE MIRO EL OMBLIGO

Mario Sabato, Horacio del Prado y Hugo Paredero recuerdan el programa Nos estamos viendo a 25 años de su estreno en aquel lejano ATC
A 25 años del primer programa de televisión dedicado a la televisión, Nos estamos viendo, hoy es casi imposible encontrar un programa de televisión donde no se hable de ella. Vaya progreso.
¿Cómo empezar lo autorreferencial bien entendido si no es por casa?
En junio de 1985 fui convocado por Mario Sabato, cineasta y por entonces flamante gerente ejecutivo de Producción y Programación de ATC, para conducir un programa que se convertiría en pionero. Nunca se había criticado a la televisión desde la televisión. El riesgo era fuerte, apasionante, pero me alteraban dos cosas: ser virgen de la tele, y que la persona que me invitaba a debutar en ella fuera nada menos que... en fin... ¿Cómo decirlo, Mario?
“Hoy es historia antigua, pero en aquel momento en el ambiente del espectáculo se sabía que vos y yo éramos enemigos irreconciliables. Tal vez al lector de estas líneas le interese la nimiedad que había provocado un odio tan intenso como banal.”
A ver qué vas a contar, pasado un cuarto de siglo.
“Que eras crítico de la revista Humor y ambos habíamos ejercido el fervor sobre dos películas que yo había dirigido, Tiro al aire y El poder de las tinieblas. Vos para detestarlas, yo para amarlas.”
Respeto tu verbo, el mío me parece excesivo pero bueno, lo habrás sentido y por eso te enojaste tanto, ¿no?
“Sí, yo no respondí con indiferencia, ni con mesura. Hoy, con la tranquilidad que nos da la distancia y los años, lo que dije entonces me podría parecer ridículo, porque lo era. Pero mi recuerdo, aunque me avergüence, está reparado por la ternura... Nos estamos viendo… Qué lejano y afectuoso recuerdo.”
¿Por qué se te ocurrió un programa de esas características?
"Queríamos inaugurar la democracia, después de tanto horror que sufrimos y tanto error del que habíamos sido capaces. Creí entonces, y lo sigo creyendo ahora, aunque la realidad me haya resquebrajado, que era imprescindible que la televisión se criticara a sí misma. Que lo hiciera con seriedad, sin condiciones. Veníamos de tiempos de intolerancia, y más nos preocupaba la que habíamos ejercido nosotros. No era más grave, claro está, que la de los asesinos. O sí. Porque en definitiva la correspondía: ¿podíamos detestar la soberbia de los monstruos si habíamos practicado el fanatismo de las ideas? Sí, podíamos. Pero nos quedaba una asignatura pendiente. La de criticarnos para mejorar. La de tener otras ideas para enriquecernos con las diferencias. La de sospechar de las alianzas inmutables, las que se alimentan de los elogios mutuos. Se necesitaba de una mirada libre y desprejuiciada para criticarse desde adentro. Sin rencores, sin envidias, sin escándalos. Con humor. Y para que nadie, empezando por yo mismo, tuviese dudas de que la libertad del proyecto se entorpeciera con el amiguismo, te llamé a vos.”
Hacía falta un coequiper y lo encontré en el amigo Horacio del Prado. Lo charlamos en un bar de Salta al 200, ¿te acordás, Horacio?
“Sí, al lado de La Urraca. Yo aparecí porque Mona Moncalvillo te dijo ‘¿Y por qué no lo ponés a éste? ¡Ponelo a éste!’, así quedamos. La verdad es que varios años antes de que el medio autorreferencial se convirtiera en un tema académico, Mario Sabato se anticipó llevando la idea a la práctica. Con un clima crítico de todos en contra, nos mataban de ultraizquierda a ultraderecha, más o menos como si hoy tuviésemos a Clarín y a 6-7-8 en contra al mismo tiempo.”
Las palabras de Horacio resisten el archivo. “Para que siga siendo verdad su título, Nos estamos viendo deberá mejorar en futuras ediciones, ajustar su ritmo, acelerarse un poquito. Y evitar errores como el de Paredero que mira detrás de cámaras donde le hacen señas que concluya y él lo acepta en el aire. O Del Prado descargando sobre la –suponemos– atónita audiencia una exquisita parrafada sobre los códigos, el naturalismo, el realismo...” (Clarín).
“Realizar un programa que tenga por finalidad juzgar, criticar y analizar a otros, implica un gran desafío y además un acto de arrojo, por el delicado y a la vez escarpado objetivo. El riesgo más grande es caer en los mismo errores que se critican y eso sucede en la propuesta que brinda ATC los lunes a las 23.30” (La Nación).
“Resulta sencillamente lastimoso, algo que duele decirlo por tratarse de colegas que se ocupan a veces de analizar la TV... Aburrido, falto de ingenio y de audacia, concesivo a la hora de hablar de la programación, saltan de un tema a otro sin profundizar en ninguno...” (Tiempo Argentino).
“Utilizar el poder de hablar de la televisión desde la televisión sin atender, por lo menos, a las mínimas reglas del juego televisivo, es tan irresponsable como postularse a la Presidencia de la Nación sólo para habitar la quinta de Olivos” (La Razón).
“No queremos cargar tanto las tintas sobre estos dos escribas transformados insólita y absurdamente en animadores, sino en los directivos del canal que consintieron en que dicho programa se llevara a cabo” (Así en Crónica).
“Se trata de un micro absolutamente desordenado, repleto de críticas pseudo radicales & filosóficas & profesionales, entrecortadas y con brotes de prepotencia de poca monta. Muy raros, estos dos muchachos. El vacío los invade por falta de personalidad, parecen dos hamsters a cuerda” (Libre).
“La improvisación ha llegado a formar parte de la programación de ATC, ensayando nuevos programas sin precedentes en el mundo entero, como Nos estamos viendo ” (Ámbito Financiero).
“¡Andá, que te mire Cadorna!” (Satiricón).
Salimos al aire el 1º de julio de 1985. Con Manuel Tarrío en la dirección, Carlos Surmani, como productor, Irene Roust en exteriores, y cartel francés para el abismo. Ya fuera el propio del medio (¿o no es abismal la lucecita roja de la cámara?), o el que se nos abría ante cada rechazo, cada mala onda, cada retiro de colaboración implacable del afuera. “¿Imágenes de qué quieren? ¡Sí, tomalas! ¿De qué se las dan? ¡Porque no se van a cagar!”... Duramos cuatro meses. Horacio piensa que “en realidad sucumbió porque formaba parte de una primavera cultural que encabezaban Carlos Gorostiza, Pacho O’Donnell en Ciudad, Javier Torre y Carlos Inzillo en el Centro Cultural San Martín, y de a poco, pero encarnizadamente, fue desmantelada. Nos estamos viendo, en serio, y para aquella época era demasiado.”
¿Vos qué pensás, Mario?
“Que tuvimos el candor y la energía de creer que la televisión no era sagrada, aunque fuéramos nosotros los que la estábamos haciendo.”
Apagón.

(Miradas al Sur, Domingo 14 de noviembre de 2010)


JORGE LUZ: “BRAVO, NO SOY. CONTESTO LO QUE ME PASA”

Estaban haciendo Los chismes de las mujeres, de Carlo Goldoni, en Caminito, cuando Cecilio Madanes le dijo: “Si dejás de fumar, en la temporada que viene hacés el Scapin, de Moliére”. Jorge Luz aceptó. Una noche de abril fue a verlos el gran director francés Julien Duvivier. Y dijo: “La actuación de Jorge Luz es magistral. Muy superior a todos los Scapin que yo he presenciado, incluido el de Jean Louis Barrault”. nació con la escuela de arte dramático puesta. Hizo radio, cine, teatro, tele, ópera. Y, claro, hizo reír a varias generaciones.
El living de la casa de Jorge Luz en Palermo es ancho, largo y termina en la gran ventana del fondo que promete, tras el vidrio, lo que el jardín cumple en vivo: un espacio mediano, pero al que la profusión de especies lo hace selvático, encantado. Luz va a preparar el mate. Me prometo no hacerlo contar su debut por enésima vez. Él era chico, había acompañado a su hermana Aída a Radio Argentina, que debía grabar los avances para una novela con Pedro Tocci. Se ausentó un actor, y Aída lo propuso a Jorge para reemplazarlo. Como era menudito, y demostraba menos edad de la que tenía, el director se preguntó si sería el mazorquero adecuado. La novela era Juan Cuello, adaptada por Héctor P. Blomberg. Lo cierto es que “el menudito” dio la prueba y largó un “¡Entregate, Juan Cuello!” tan fuerte y estremecedor que el director, absorto, no tuvo otra que contratarlo. Así empezó. Todas las voces todas vivían y viven en él. Imita perfectamente a un madrileño, un sevillano, un asturiano, un gallego, un catalán, al español de donde sea. Y a un cordobés, un jujeño, un tucumano, un correntino, un gaucho. Y a un turco, un francés, un cubano, un inglés, un alemán, un chino. Vuelve con el mate, vamos a la mesa de adelante, cercana a la entrada. Jugamos a que acabamos de encontrarnos.
–¿Qué tal, Luz, cómo anda?
–Tirando, como decía siempre una tía mía. Entonces mi mamá un día le dijo: “Bueno coño, tira un poco para este lado”.
–¿Cómo se va adaptando a las cosas de la vida, se enoja mucho?
–No. Aunque, como buen taurino, tengo mi carácter, mi forma de ser.
–¿Es bravo?
–No, bravo no soy. Contesto lo que me pasa en el momento. Mi hermana Aída decía “tal tipo me hizo tal cosa”. Yo le preguntaba qué le había contestado. Y ella decía “con el tiempo, ya va a llegar la oportunidad”. No me quiero hacer la Aschira pero Aída era acuariana. Yo no, yo no me callo. Respondo enseguida ante el pinchazo.
–A ver, cuente un ejemplo de “respuesta al toque”.
–Estaba yo en un cóctel en la Embajada de Francia. En esas fiestas siempre hay o una boluda o un boludo. Entonces viene una mujer (la imita) “Ayyy, Jorge Luz qué diviiino, si fuera gay me casaría con vos”. Y le dije “No, si yo también me cojo viejas de mierda como vos”.
–Lo he visto reaccionar airado cuando le preguntan la edad. ¿Cuántos años tiene usted?
–¡Y a usted qué mierda le importa!
–Cuéntenos de French y Berutti, ¿eran solamente amigos?
–Compañeros de trabajo. Uno de ellos, no recuerdo cuál, tenía relaciones con mi prima Eulalia, que al tiempo fue tía abuela de una que salió con el Peludo Yrigoyen.
–Entonces usted, una de las doscientas personalidades que el Gobierno eligió invitar a la cena del 25 de Mayo de 2010, ¿asistió en calidad de bicentenario?
–No. De abuelovario. De a vuelo vario. Hablando en serio: la pasé muy bien. Buen clima, todo muy bien servido, dispusieron bien las mesas, era muy lindo el ambiente que había. Lo feo de esos banquetes es que por ahí te tocan al lado personas que uno no conoce ni vio en su vida. A mí me gusta juntarme con gente que yo pueda hablar. Para comer, como en mi casa. Pero me tocó una mesa con artistas. Y los artistas en una cena son gente alegre, que no suele hablar de enfermedades ni de problemas.
–¿Primera vez en la Rosada?
–No, no. La primera vez que entré fue cuando trabajaba en el teatro Caminito, en la Boca. A la señora de Illia, que era el presidente en ese momento, le gustaba mucho el teatro, siempre venía a vernos. Habíamos ido a agradecerle al presidente por algo que había hecho para Caminito, no recuerdo qué. Fuimos todo el elenco, con Cecilio Madanes, director y creador de Caminito. El presidente nos atendió en un lugar donde éramos muchos, y faltaban asientos. Illia nos dijo “siéntense como puedan”, y él se quedó parado. Entonces le dije “no..., Excelencia, siéntese usted”. “No, yo estoy cansado de estar todo el día sentado, siéntense ustedes”. Era como ir a la casa de una persona de pueblo, como el mío, San Vicente (hoy Alejandro Korn), donde te decían “no, sentate vos, yo estoy podrido de estar sentado”.
–¿Cuándo volvió a la Rosada?
–En época de Menem. Nos llamaron a un grupo grande de actores para colaborar con PAMI, aparecer en unos carteles que salían por la calle. Cada cartel tenía que decir algo. “PAMI no es un regalo, es un derecho”, ése se me ocurrió a mí. El día que fuimos me tocó estar atrás de todo, al lado de Juan Carlos Thorry. Cuando terminó el acto, nos dijeron “quédense porque los quiere saludar el presidente”. Yo vi que se le tiraban un montón de viejas encima y me fui por una escalera grande. Ahí me encontré con Luis Landriscina, que me dijo “¿adónde va, amigo?”. “Me voy”, le dije. “Yo también, no aguanto el vejesterío, todos tirándose a comer. A propósito de comer, ¿comió?”. “No”, le dije. “Vamos a comer”.
–¿En época de Perón fue a la Casa de Gobierno?
–En época de Perón yo trabajaba en Plaza de Mayo con Los Cinco Grandes del Buen Humor. Todos los 1º de Mayo se montaba un escenario muy grande, justo debajo del balcón presidencial, donde estaban Evita y Perón. Me acuerdo que yo hacía una cantante que se llamaba Rosita Serrano, que pegaba alaridos. En un momento se me salió la liga, y tuve que ocuparme de eso. Entonces me dijeron “fijate quién te está mirando”. Era Perón, que me miraba con gesto pícaro como diciendo qué me está mostrando. Y Evita se mataba de risa.
–¿Trabajó con Evita?
–Sí, en Radio Argentina, que quedaba en Florida 8, esquina Rivadavia. Ella estaba en sus comienzos, yo era del elenco estable de la radio. Un día se enfermó un actor de un radioteatro, y como yo sabía hacer voces y no querían informar que el actor estaba ausente me llamaron para que hiciera su personaje, imitándolo. Así fue que trabajé ocho días con Eva. La obra se llamaba Un trapito en la sombra, y el autor era el dueño de Casa Lamota, “donde se viste Carlota”, como decía el jingle. Una tienda en la que se vendían desde calzoncillos hasta trajes de disfraz. El dueño, como autor, maso, pero... mucho no se le podía objetar al auspiciante.
–¿Que tipo de compañera era Evita, cómo la recuerda?
–Muy respetuosa con la gente. Lo que me impresionaba era la piel, la cara como de porcelana, muy blanca, en contraste con los ojos renegridos y el pelo negro, todavía no se había teñido de rubio, alta, muy lindo porte. Hay que mirar las fotografías en las que está al lado de Perón. Perón no era un gigante, pero tampoco un hombre bajo. Y ella, por áhi cantaba Garay.
–Después, con el tiempo, Los Cinco Grandes tendrían algo para agradecerle a Eva, ¿verdad?
–Sí. Pero todavía no éramos Los Cinco Grandes sino La Cruzada del Buen Humor, con Tito Martínez del Box. Habíamos filmado la película Cuidado con las imitaciones (1948, Luis Bayón Herrera). Éramos protagonistas, pero el director no nos daba pelota, nos trataba como si fuéramos una parte más del conjunto, nada más. Después la película hizo unas recaudaciones que levantaron el estudio que se estaba fundiendo, fue el éxito cómico del año, se vendió como pochoclo. Ahí me dijeron si quería formar el conjunto con ellos y les dije que sí. Estábamos por debutar como exclusivos en Radio Splendid, que quedaba en el palacio Devoto, Ayacucho entre Melo y Las Heras; ya teníamos los contratos firmados por la sastrería Casa Muñoz (“donde un peso vale dos”), y nos dijeron que había orden de que no podíamos salir. Vueltas y más vueltas, la historia fue que el alcahuete de turno hizo correr la bola de que nosotros éramos comunistas. ¡Nosotros! Así fueron pasando tres meses. Debuta Pinocho en lugar de nosotros, el mal de unos le vino bien al otro. Entonces, un día el Pato Carret se encuentra con Pierina Dealessi, una gran persona, y le contó. “Pero ustedes tienen que trabajar, Jorgito tiene que ayudar a su madre, mantener su casa, y Guillermo tiene dos hijos, y Zelmar.... Déjenme que a esto lo arreglo yo”. Pierina habló con Evita, y a los diez días debutamos. Pierina fue nuestra madrina artística.
–¿Ella tenía línea directa con Perón y Evita?
–Sí. Ella a Perón lo adoraba. Pierina vivía cerca del teatro Liceo y se iba todos los días al Bajo, y cuando Perón iba a la Casa de Gobierno, o volvía, no recuerdo bien, ella se paraba siempre en la misma esquina para saludarlo. Y Perón sabía que ella estaba en esa esquina, y todos los días la saludaba.
–Usted es Ciudadano Ilustre de la Ciudad, ha ganado muchísimos premios, se los ve de oro, de platino, de bronce, de cristal, de acrílico, de madera... Cuente qué le dijo Guillermo Rico a propósito de un premio Magazine que les entregaron en Rosario a Los Cinco Grandes del Buen Humor.
–Ah, sí, en el Broadway, un teatro antiguo, precioso, me llamó la atención que los palcos eran de hierro, como los balcones. Yo adoro a Rosario. Cuando nos nombraron, toda la gente se levantó y nos aplaudió, fue un aplauso tan grande, tan pero tan grande, tan largo, que no podíamos hablar. Todos llorábamos. Al otro día me llama mi amigo, mi hermano Guillermo Rico, y me dice: “Jorge, ¿sabés quiénes nos aplaudieron ayer? Esos chicos que hace años hicimos reír. Porque al que te hizo reír una vez no lo olvidás nunca en la vida”. Tiene razón. Yo no me olvidaré nunca de los hermanos Marx, no me olvidaré nunca de Chaplin, no me olvidaré nunca de Niní Marshall.
–¿Hoy quién lo hace reír?
–Gasalla. Sobre todo por lo observador que es con los personajes. Tiene lo que tenía Niní.
–Y lo que tiene usted.
–Bueno, sí, dicen que yo también lo tengo. Yo miro, encuentro los rasgos salientes, invento los personajes, pero me tiene que atraer el original. De eso tengo una anécdota graciosa. Yo ya había creado a la Porota, la hacíamos con Jorge Porcel, yo le puse Tota a él. El mío completo era: Porota Donatusso de Caccopardo, madre trabajadora, argentina y peronista. La Porota no podía ser otra cosa que no fuera peronista. No iba a ser radical, ni conservadora, ni comunista. Bueno, una tarde de calor espantoso, salía de grabar en Canal 11, en la calle Pavón, iba hacia el lado de Entre Ríos, y una mujer salió de una casa corriendo al hijo, pegándole gritos: “¡Nene, vení para acá que te voy a reventar, porquería! ¡Venga para acá, carajo!”... Era una señora con los ruleros puestos, debía dormir con ellos como la Porota, un delantal, unos zoquetes, unas chinelas, de pronto me descubre y me dice “¡Ay, Jorge Luz, mire qué loco! ¿De dónde saca esas cosas que hace?”. “Y, mirando, señora.”
–Entonces, una vez que están los ruleros, el delantal, las chinelas, el personaje ya tiene texto propio, piensa y habla como la Porota, en este caso.
–Sí. Y hay cosas muy personales. Por ejemplo, yo no haría la imitación de Tita Merello en un castillo, haría la Tita de su barrio, la de Mercado de Abasto. No la haría nunca a Tita en una fiesta de sociedad. Pero yo a todos los personajes los pruebo, con algún amigo, o alguien del ambiente artístico. Si el personaje no los hace reír, lo dejo.
–Los sábados a la mañana en Núcleo duro, el programa de Mona Moncalvillo en Radio Nacional, ¿también prueba?
–Sí, por supuesto. Yo llevo el personaje nuevo y observo la reacción de mis compañeros de mesa. Según cómo los vea, lo hago otra vez o no lo hago más.
• Un día para llorar
La tarde del jueves 28 de octubre fuimos juntos a la Rosada en triste circunstancia. A la salida nos sentamos a tomar una cerveza en una vereda de Avenida de Mayo viendo pasar a miles y miles. La gente lo abrazaba, lo besaba, se sacaba fotos con él, le agradecía que estuviera allí, le gritaban “¡Mundicia, te amo!”.
–Tuve la necesidad de ir. Sentí lástima por la muerte de este hombre, y por la Presidenta... Yo estuve en el entierro de Perón, en el de Evita, y esto era igual de impresionante. Vi respeto en las colas. Dolor y tristeza, sin ser lacrimógenos. Me llamó la atención para bien que hubiera mucha gente joven. Lo mismo que la Presidenta acercándose a recibir lo que le daban, un rosario, una banderita, besándolos, horas parada allí con su dolor, los anteojos negros ocultando los ojos hinchados por el llanto, una fortaleza increíble... ¿Se fijó que todos la besaban como quien besa a una parienta? Era una señora que había perdido al marido.
–No cualquier señora...
–No, claro. Pero a partir de Evita yo ya vi que una mujer podía llegar a ser presidenta de los argentinos.
–¿Y de Isabelita, qué me dice?
–Durita como un granadero. Se la veía haciendo un papel, actuando que lo dominaba. Pero como era muy mala actriz, se notaba demasiado que no sabía ser presidenta.

(Miradas al Sur, Domingo 21 de noviembre de 2010)

lunes, 22 de noviembre de 2010

De encargue (¿"El otro Interruptus II"?)

“El pupilo quiere ser tutor” es el título de una pieza teatral leída en Parrafus Interruptus.
“El discípulo supera al maestro”, decía con asombro mi cuñado cuando, a mis trece años, me enseñaba a jugar al ajedrez.
“La Autora Invitada del Blog manda al Administrador”, pensé la vez pasada, cuando Mónica Paradiso me sugirió que escribiera sobre un determinado tema…

La demora en cumplir con aquello, sin embargo, no se debe a ese pensamiento. Lo de Mónica fue una sugerencia, no una orden, por supuesto. Se trata, además, de una idea bien fundamentada. Pero me dejé estar, simplemente, a causa del duelo. Me cuesta asumir que los encuentros con Parrafus en Caras y Caretas ya no tendrán la misma regularidad, que no nos encontraremos otra vez en diciembre.

Mónica trabajó en el Blog durante estos últimos meses mucho más de lo que yo lo hice a lo largo de sus tres años y medio de existencia. Se propuso difundir el retorno 2010 de Parrafus Interruptus a troche y moche. Le agregó los enlaces a Facebook y a Twiter; le incorporó un todavía dudoso (para mí) contador de visitas; estableció la posibilidad de enviar por mail las Entradas. Y no sólo habilitó estos caminos, sino que, eligiendo cuidadosamente los sitios, esparció por la Red la información acerca de Parrafus y los encuentros en vivo con Hugo. A este respecto, fue su intención, creo, contribuir a una más nutrida afluencia de público, llenar de Parrafistas y otros aficionados la sala del centro cultural. Tuvo cierto éxito, a juzgar por los mails de agradecimiento que recibió después del homenaje a Jorge Luz. (*)

Cuando nos despedíamos en Constitución después del último encuentro, dijo que iba a seguir con esa tarea de difusión, pero echó en falta un texto donde se explicara para el internauta en general las características del programa y del juego, la idea madre de Parrafus Interruptus. Y me lo encargó a mí.

Remitirla al fundante “Mi Parrafus Interruptus” podía quedar como una petulancia. Sería lo más adecuado, pero petulante no soy. (Recuerdo a Jorge Asís, en un cuento: “Si me quejo de las excoriaciones que me dejan los diafragmas no es por jactancia; es que hago literatura testimonial”.) Así que le tomé la palabra, y entonces, en los próximos días, cuando finalice el duelo, voy a cumplir con el encargo. Por ahora, en este moroso, interminable fin de semana laboral, no puedo hacer mucho más que este anuncio. Más un nuevo agradecimiento a la Paradiso.
Buenas noches.


(*) Cabe destacar, entre estos mails, la disculpa de una mujer del público que debió retirarse antes del final porque le cerraba el estacionamiento. Caso parecido al de Marta Zander, que se retiró a las 22.00 porque se le iba el micro a Bahía Blanca. Aclaro esto para que Hugo y el homenajeado, si acaso advirtieron el movimiento, no crean que hubo gente que se iba por desinterés o aburrimiento.

viernes, 19 de noviembre de 2010

QUE TRIO IMPERDIBLE!!!!!!!!!!!!!!!


Seguimos recordando el homenaje realizado a Jorge Luz. Esa noche Don Jorge nos contó que había grabado un tema con Charly García!!!!!!!!!!! Soy fanática de Charly hace muchos años pero desconocía esa canción. Me puse a investigar y aquí la tienen: Del CD "Tango 4" el tema "Cocamonga Dance" interpretado por: Charly García y Pedro Aznar con la colaboración del genial Jorge Luz

lunes, 15 de noviembre de 2010

Del último juego













Como en el primero, en el último encuentro con el Parrafus vivo de Caras y Caretas Hugo trajo autores nuevos. Quiero decir: autores no leídos en el ciclo radial que terminó en diciembre pasado.
En el primer encuentro fueron Gastón Leroux y Manuel Scorza. En el último, Kazuo Ishiguro y… Honorio Bustos Domecq.
En agosto, los juegos salieron bien merced al conocimiento de Marta Zander y del tándem Terreno-Gugliotella. En noviembre, en cambio, el cuento de Ishiguro tuvo la particularidad de constituirse en el único Ininterruptus pleno del ciclo (*). Y en cuanto a Bustos Domecq… ¿fue un autor nuevo?
Creo recordar que allá en los tiempos en que Hugo anunciaba con orgullo que en Parrafus no se repetirían autores hasta el juego número 300, o el 500, o el 1000, yo lancé la idea de que la primera repetición podría ser la de Honorio Bustos Domecq. Es decir, el autor bifronte creado por Borges y Bioy Casares, quienes ya habían sido leídos.
No sabremos nunca si nuestro conductor hubiera adoptado esta ocurrencia; por accidente, involuntariamente, el primer autor que repitió fue John LeCarre. Pero ahora, finalmente, “Seis problemas para don Isidro Parodi”, parodia detectivesca-criminal del dúo, llegó.
En cuanto se mencionó al preso de la celda 273, en la primera línea, supe de qué se trataba. No pude precisar que el cuento era “La víctima de Tadeo Limardo”, pero valía con el título del libro.
En su momento, también fui el ganador cuando se leyó a Borges (“Las ruinas circulares”) y en una de las ocasiones en que se leyó a Bioy (“La invención de Morel”). Considero a este triunfo de las otras noches, entonces, un nuevo buen cierre de mi campaña. Y como nuevos adjetivos no encontré, esto es todo al respecto.
Hasta la próxima.



(*) Hubo Ininterruptus a repetición en septiembre, pero, como ya se reseñó, con paciencia y ayuda salieron.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Cómputos finales 2010 (corregido)

Clausurados los encuentros en el Caras y Caretas (¿hasta marzo?) y clausurada, creo, la posibilidad de un fichaje de Hugo para alguna radio en lo que queda del año, clausuro también yo el certamen 2010 de Parrafus Interruptus.
Esto es lo de menos, claro, pero puede ser que a algún viejo oyente o lector le interese la estadística… como a mí.
Así se repartieron los triunfos (o no) en los cuatro encuentros con el Parrafus vivo.

Vacante: 1
Ininterruptus: 1
Ruben Ramírez (el alumno de Alezzo): 1
Paula Nigro (la licenciada en educación): 1
Mariano Pagnuco (de Narrativa Radial): 1
Hernán Gugliotella (el de Los Delache y la asistencia perfecta a los encuentros): 1
Marta Zander (la profe de matemáticas): 1
Fernando Terreno (viejo Parrafista): 1
Roberto López Motta (viejo Poeta): 5
Marcelo Perenchio (¡¿Otra vez, viejo?!): 8

Muchas gracias.
Muchas gracias.
No es nada... En casa tengo más.
Chaucito.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Tercer juego real y segundo viaje fantástico

(*) En realidad, el tercer Parrafus, tras el cuento de Mujica Lainez y la obra de Shakespeare, fue un Ininterruptus. Luego llegaría la poesía de Miguel Hernández y el record de López Motta. Pareciera que en la noche en que iba a develarnos en carne y hueso a un autor incógnito (Luis Benítez), Hugo se propuso reemplazar a aquel con otro Ininterruptus. Porque, ¿creen que alguien podía reconocer “Nocturno”, de Kazuo Ishiguro? ¡Por dios y la virgen! Es verdad que, antes de esa lectura, nuestro conductor preguntó al público si quería seguir jugando con Cuento o Novela. Alguien dijo Cuento, y entonces fue el “Nocturno”. Pero, ¿alguien hubiera ganado con la novela “Los inconsolables”? ¡Me caigo y me levanto! Ishiguro creo que es el autor de la novela en la que se basó la película aquella “Lo que queda del día”, donde Anthony Hopkins hace de un sirviente de la nobleza inglesa. Es uno de esos autores con ascendencia asiática que triunfaron en los años `80 y `90, tipo Kuireshi o Ondatje. No sé si el volumen de cuentos llamado “Nocturnos”, que editó Anagrama, apareció en esa colección que salía o sale con Página 12. A lo mejor en ese relanzamiento confió Hugo para suponer que alguien podía reconocer al japonés. Pero no fue así. A mí, por lo pronto, esa colección me defraudó. Compré solamente el primero, de Ian McEwan, el de Pedro Lemebel, el de Piglia y el de Carver. Con la mención de este último autor cabe enlazar a la compañera oyente Marta Zander, que ganó el juego cuando en Nacional se leyó “¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?”. (También la especialista en Ininterruptus ganó con otro japonés, en la segunda lectura de Mishima.) De la lánguida joven oriunda de Cutral-Co, residente en Bahía Blanca, visitante ilustre de San Telmo, hay que decir que encarna como nadie la locura que Hugo atribuye a sus seguidores. Locura, digo yo - con palabras de Rodolfo Walsh-, que “es consentimiento, atracción por algo desconocido, renuncia ante problemas insolubles, cansancio de la personalidad conciente”, definición que también puede aplicarse a la lectura –que además rima. Porque, la verdad, hacerse como mil kilómetros hasta capital para asistir a una modesta tertulia literaria (aunque lúdica), es de locos. Y Marta lo hizo. Lo hizo para asistir al primer encuentro, en agosto, y lo hizo otra vez la semana pasada, para el último. E incluso ganó un juego, con “El fantasma de la opera”. A propósito, debe acotarse que ella aprovecha sus viajes a Buenos Aires para ver buen teatro, que quizá a su comarca no llega, y quién sabe para otros asuntos. Pero igual, como me dijo Luis Benítez cuando le conté el caso, “¡Esos son oyentes!”. ¡Esas son Parrafistas!, agrego yo. Gracias por la visita, Zander. Y hasta la próxima.

martes, 9 de noviembre de 2010

Ultimo Parrafus 2010 (3) Tercer juego sin segundo

Como pudo verse en el video del primer juego, un error técnico hizo aparecer en pantalla la lista de imágenes que Hugo había dispuesto para ilustrar las lecturas de esa noche. Por eso, el segundo juego no existió.
Hernán Gugliotella, con su experiencia en los escenarios, advirtió inmediatamente la gaffe del operador. Mientras iba la película con Mujica Lainez, la voz cantante de Los Delache, el dúo unipersonal de humor musical, se acercó a dar el aviso a Adriana Baldessari y ésta se lo susurró a nuestro conductor. Sin embargo, la decisión de Hugo fue seguir adelante con lo pautado.
Fernando Terreno, apenas iniciada la lectura contestó correctamente, "'El rey Lear", de William Shakesperare', pero, con la nobleza que lo caracteriza, agregó que su respuesta no valía; muchos otros habíamos notado esa accidental "ayuda". Por tanto, el juego fue declarado vacante.
A mí me pasó por la cabeza hacer una gracia. Mientras presenciaba los conciliábulos de Hernán, Adriana y Hugo pensé en exclamar "Basta para mí" y dar la respuesta un instante antes de que la lectura se iniciara... para avalar la teoría del chip que Hugo me atribuyera algunas veces. Pero enseguida me pareció una boludez y no me animé.

Sin embargo, algo como eso pasó en el tercer juego. Batiéndome un record de 04", Roberto López Motta hizo lo que a continuación puede verse.





Querido Roberto, mis más sinceras felicitaciones. Y adiós.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Ultimo Parrafus 2010 (2) El primer juego

He aquí el primer juego del último encuentro en Caras y Caretas.




Y está todo dicho.
¡Felicitaciones, Fernando!
Gracias por estar presente -al final como al principio.
¡Hasta pronto, compañero!

El lector maldito

A partir de la página 145, el capítulo 15 transcribe de corrido el guión que se vino intercalando a lo largo de… la novela.

Hace poco, al noveno piso se mudó una gente que antes trabajaba en otra sede del banco. Entre ellos, un lector.
Recorriendo los pisos, más para distraerme y estirar las piernas que por ser parte de mi función, una noche encontré sobre un escritorio un libro. Más adelante, junto a ese, otro más. Así, a lo largo de las últimas semanas, se acumularon entre carpetas y papeles unos cinco o seis volúmenes.
Son todos nuevos, con etiquetas doradas de algunas cadenas de librerías pegadas en la primera página. Algunos también tienen señaladores de los que se entregan como regalo. Algunos de estos señaladores permanecen entre las mismas páginas desde la primera vez que hojeé el libro, señal de que el lector abandonó la lectura o lo leyó en dos sentadas. Por alguna razón, el tipo no se los lleva a la casa. Sé que es un tipo porque su nombre figura en una placa en ese box.
Puedo deducir, también, que es un lector ecléctico -además de pudiente. Los libros que se encuentran sobre su escritorio al día de la fecha son: “La hora de los monos”, de Federico Falco, cuentos de un joven cordobés; “Un año con Schopenhauer”, novela del psiquiatra Irvin Yalom; “Cierta fortuna”, de Pablo Bohoslavsky, relatos testimoniales de un ex detenido-desaparecido que sobrevivió; “Muñecos chicos”, de Pablo Lipcovich, minirelatos ingeniosos, y “Tres libros de cuentos”, una riquísima colección del extraordinario uruguayo desconocido Mario Arregui. Hubo un solo volumen que vi una noche y después desapareció; un ensayo de Alejandro Rozitchner llamado algo así como “Hijos sin Dios”.

Luego de eso, la… acción transcurre a lo largo de unas 30 páginas más, hasta que termina en la 181.

El viernes apareció sobre ese escritorio “Cine. II - Europa, 1947”, de Juan Martini.
Recuerdo que una vez en Parrafus alguien ganó “Cine”, de Juan Martini. Creo que Mario Tsolakian. Ahora me entero de que aquella novela tiene esta especie de continuación, donde tal vez también se anuncia su secuela.
Se refiere a un director de cine que planea un tríptico sobre Evita. En este libro se habla del segundo capítulo, o parte, o volumen –“como diría Tarantino”: el viaje a Europa de la flamante primera dama.

Es una especie de Nouvelle; la leí en dos ratos de este fin de semana.

No me gustó. Tiene mucho material documental, para lo cual Martini seguramente puso a trabajar a alguna alumna aventajada de sus talleres literarios. Es lo que hace el director, Sivori, con la hija de su productor: le encarga la redacción de un exhaustivo informe sobre aquella gira de Eva. Esa información es lo que me resultó interesante. Se integra en la novela bajo la forma de muy numerosas y nutridas notas al pié. También, por supuesto, se interpola el guión que Sivori planea (un diálogo entre Evita y una de sus acompañantes). Pero la trama, o, mejor dicho, las vicisitudes del director, sus relaciones levemente eróticas con una vecina de su edificio, con la madre de su colaboradora, con una ex y su actual pareja del mismo sexo, y sus paseos por los bosques de Palermo, sus comidas con amigos en restaurantes de Recoleta o Palermo, sus reflexiones ‘sobre la obra de arte’ y sobre los monumentos del rosedal de Palermo, sus encuentros con Carlos Sorín y Bebe Kamín, me aburrieron bastante. Además, precisamente, me pareció un libro para los amigos y/o colegas; para los habitantes del “microclima”, como decía Lanata. Lo edito Eterna Cadencia.
Ya le dí con un caño a Martini cuando fue leído en Parrafus, creo, así que ahora no querría ensañarme. Pero es un caradura. A partir de la página 145, el capítulo 15 transcribe de corrido el guión que se vino intercalando a lo largo de… la novela. Luego de eso, la… acción transcurre a lo largo de unas 30 páginas más, hasta que termina en la 181. Es una especie de nouvelle; la leí en dos ratos de este fin de semana.
Lo que también me interesó un poco (como siempre interesan los proyectos truncos de los escritores) son los resúmenes de las tres películas anteriores de Sivori. Pero el conjunto es muy flojo. Lo terminé porque me vino de arriba (del noveno piso) y porque quizá sea el único libro impreso este año que me sea dado leer. Siempre es bueno saber en qué andan los autores argentinos consagrados y cómo se escribe hoy. Para no hacer lo mismo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

GRACIAS A VOS MERCEDES

El miércoles 3 de noviembre, en el homenaje a Jorge Luz, tuvimos el gran honor de contar entre los asistentes con la actriz Mercedes Morán. En un momento del homenaje Hugo la nombró y logicamente el aplauso fue grande y merecido. Hugo desde el escenario preguntó: "Mónica estás?" y yo me paré con el corazón latiéndome a mil por hora porque tenía que contar un hermoso recuerdo que nos unía, a Mercedes, a Hugo y a mi. Adriana Baldessari me alcanzó el micrófono y comencé a recordar en voz alta: Allá por el año 1983 mientras asistía al curso que Hugo dictaba tuvimos como "tarea para el hogar" que ir a ver una obra de teatro: "El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas". Debo confesar, como lo hice ese día en "Caras y Caretas" que el teatro no era de mi mayor agrado y si agregamos a mi poco gusto por el teatro ese título digamos que con mis 23 años de entonces fui de muy mala gana al Teatro Payró a ver esa obra, yo diría casi obligada, pero como buena alumna, a pesar de lo poco prometedor de la propuesta, fui al teatro a cumplir la tarea. La vida nos dá sorpresas, dijo una vez alguien por ahí y grande fue mi sorpresa cuando ví a esa actriz tan joven, que si no me equivoco debutaba teatralmente en esa obra. Realmente la pieza me conmovió, me mantuvo expectante, entretenida, la actriz, que hacía el papel de una nena de 12 años, me pareció increíble. A pesar del tiempo pasado, ya tengo 50, aún quedan en mi memoria imágenes del personaje de esa niña sentada en una hamaca, contándonos los maravilloso que había sido en su vida descubrir la palabra "átomo". Si bien no tengo muy claro en mi cual era el nudo de la historia y prefiero no "googlear" para recordarlo, nunca pude olvidar el nombre de esa joven actriz: Mercedes Morán. Después de haber visto "El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas" mi gusto sobre el teatro cambió, no totalmente, sigo prefiriendo el cine, pero empecé a ir más seguido, tuve oportunidad de ver obras espléndidas, leí mucho teatro y todo empezó en el Payró.
Mientras yo relataba mi recuerdo en "Caras y Caretas" podía escuchar la voz de Mercedes Morán que me decía "Gracias". Yo hoy, desde el blog le respondo: Gracias a vos Mercedes que me mostraste el inicio del camino para disfrutar del teatro.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Un poema que leyó Néstor

En estos días se pasó mucho por radio el poema de un militante desaparecido que Néstor Kirchner leyera en una Feria del Libro. Pero a nosotros nos faltaba escucharlo en la voz del otro Néstor, Hugo Paredero. Tras comentar la visita a la capilla ardiente de casa rosada en compañía de Jorge Luz, así lo hizo nuestro conductor.

Ultimo Parrafus 2010 (1): El homenaje




















De entrada, el celebrado Jorge Luz me pareció un poco triste. Quizá lo estuviera. Quizá lo tuviera así el duradero duelo nacional, en cuyo apogeo el actor fuera acompañado por Hugo, o el recuerdo de su hermana Aída, inevitable ante cualquier repaso de su vida. Pero de a poco se fue encendiendo.
De a poco fue el histrión espontáneo y jocundo que tantas veces todos disfrutamos. La amorosa familiaridad con Hugo ayudó al desarrollo de este nuevo disfrute, el público se acopló al ida y vuelta, y fluyeron las anécdotas.
Nuestro conductor estuvo diestro, también, en el manejo de la nutrida celebración. Estuvo felliniano Hugo, se me ocurrió cuando al final del encuentro le regaló al homenajeado un inhallable ejemplar de “Amarcord”. Como en algunas películas del maestro de Rimimi, la risa y el llanto, el pasado, el presente y el porvenir, la música y la magia estuvieron presentes, y a todo esto contribuyeron los amistosos invitados que concurrieron.
Destaco, en primer lugar, a Lisandro Carret, hijo de Rafael “Pato” Carret, uno de los compañeros de Jorge Luz en “Los cinco grandes del buen humor”. El joven Lisandro agasajó a su tío postizo con sendas muestras de su doble condición de cantante y mago. También nos regaló la emoción de mencionar a su padre, ya muy mayor, “que está bien, haciendo reposo”.
Capítulo aparte para el matrimonio que participó en la segunda parte del show de magia. Nada menos que Adriana Baldessari, nuestra coordinadora de producción, y su legítimo, el locutor nacional Anselmo Marini. Ellos, con natural simpatía y tolerancia, dieron al número circense el rasgo popular, amateur, tan felliniano. (Existe filmación de este tramo del encuentro, que será publicada próximamente.)
Otra presencia musical estuvo dada por Facundo Ramírez. El talentoso hijo de don Ariel (hijo de tigre) interpretó “Como la cigarra”, el clásico de María Elena Walsh. También (“Para mí, porque trabajé en una puesta”, dijo) recibió como regalo “El rey Lear”, que era el premio para el Parrafus que se declaró vacante –ya abundaremos en esto cuando hablemos del juego en sí.
La actriz y directora teatral Alicia Zanca subió al escenario a dar testimonio de su trabajo con Jorge Luz, nada menos que en una ópera de Donizetti.
También estuvieron, para saludar brevemente, Mercedes Morán y Fidel Sclavo, el artista plástico oriental que concibiera el logo de Parrafus Interruptus. Con respecto a Mercedes, dos cosas. Por mi parte, deploro decir que, por un olvido atribuible a la repentina lluvia de la tarde, al final no atiné a llevar su libro para que me lo autografiara. La que sí atinó a hablar y hacer partícipe de su recuerdo a la Morán fue Mónica Paradiso, quien, allá lejos y hace tiempo, se deslumbró con su extraordinario trabajo en “El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas”.
Claudio Segovia, factotum del recordado “Tango Argentino”, contó anécdotas de París, ciudad luz adonde también descollara nuestro homenajeado.
Luis Benítez, el poeta, rotunda presencia Parrafista en medio de la celebración (a pesar de aquel Ininterruptus”), recordó asimismo el viejo televisor Westinghouse, enorme, de madera, que sus padres sacaban al patio para que todos en el conventillo vieran las películas de “Los cinco grandes...”...
Así, “Amarcord”. Así, “yo me acuerdo” –traducción, según creo, del título de Fellini. Con risas, llantos, magia, música, recuerdos, porvenir (se viene el audiovideolibro de Luz-Paredero), así me acuerdo, me acordaré siempre, del homenaje de Parrafus Interruptus a Jorge Luz. Por amor a su arte.

Para finalizar, mi clásica digresión personal.
Una frase de Jorge Luz, y tal vez la fecha cercana, y tal vez la mención del viejo Pato Carret, me trajeron el insólito recuerdo de mi vieja en medio del encuentro.
Dijo el homenajeado: “Si hice todo esto sin haber estudiado…” –señalando la pantalla donde se había visto un repaso de su carrera-“¡Lo que hubiera sido si estudiaba!”
Mi vieja, que el lunes cumplió 90, hasta hace unos años decía: “Si yo hubiera podido ir dos o tres años más a la escuela…”, jactándose de su agilidad mental para las cuentas. Y dejaba picando que con un cuarto o quinto grado completo hubiera podido trascender su vida de trabajo en fábricas o casas de familia.
Escaso egresado de la primaria, yo diría algo parecido a lo de Jorge Luz, parecido a lo de mi vieja… Pero mejor me callo.
Buenos días.

Ah!... continuará

jueves, 4 de noviembre de 2010

FUERTE ESE APLAUSO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Primero quiero pedir disculpas a quien le parezca soberbio de mi parte ilustrar esta nota con esta foto en la que estoy con Jorge Luz. Decidí ponerla porque para mi es un gran honor y un inmenso orgullo tener esta imagen y no es cholulismo, es pura admiración a este GRANDE.
Pensé mil veces como encarar este comentario y mis vivencias en este homenaje tan merecido; fueron tantas que después de mucho pensar sobre lo que iba a escribir decidí sentarme frente a la computadora, sin red, como salga, que lo vivido fluya naturalmente en estas palabras sin pasar por el "colador" de lo mental y que sea puramente emocional. Puedo jurar que pocas veces en mi vida me reí tanto. Escucharlo a don Jorge contar sus historias, hablar de su carrera, sus anécdotas, que en la charla se mezclaran muchos de sus famosos personajes, escucharlo cantar, verlo emocionarse con el recuerdo de su hermana, la gran actriz Aída Luz, verlo jugar con las bandas sonoras de famosas películas......fueron algunas de las marvillosas cosas vividas en "Caras y Caretas". Y les estoy contando esto y siento que no les estoy contando nada. Fue una noche de mucha risa, alegría, poesía, arte, magia, nostalgia y por sobre todo de muchos aplausos. Jorge Luz siempre me pareció un hombre tan rico, tan pleno y por sobre todas las cosas tan nuestro que era imposible que las cosas no salieran como salieron este miércoles 3 de noviembre. Un hombre hecho de puro afecto, agradecido a su público, reconocido como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Como dije antes fue mucho lo que me reí pero hubo una frase dicha por Jorge que me conmovió casi hasta las lágrimas, dijo que quería tanto a nuestro país que si en algún momento de su vida se hubiera visto obligado a irse se hubiera ido a Uruguay porque podría tocar el Río de La Plata que es argentino. Los que estuvimos en este homenaje lo disfrutamos y nos deleitamos y los que no vinieron, como diría don Jorge, JODANSÉ. Y a forma de culminación pido: FUERTE ESE APLAUSO!!!!!!!!!!!! para este actor de primera.

Nuevo último Parrafus

Si por mí fuera, me quedo levantado hasta el amanecer y escribo una buena reseña del Parrafus de hace un rato. Pero Cristina pasa sola con el Fulanito cuatro noches a la semana (mis noches laborales), así que ya me está reclamando que la acompañe para dormir. Compañía nomás, no vayan a creer…
Además, hoy, por ser el último, por la riqueza del homenajeado, por la pluralidad de visitas, el encuentro se hizo más largo que los anteriores y llegué a casa pasadas las once y media. El horno no está para bollos.
He aquí, entonces, solamente el acostumbrado resumen.

Primer Parrafus
Cuento: “El hambre”
Autor: Manuel Mujica Lainez
Ganador: Fernando Terreno (0´20”)
Premio: “De la misteriosa Buenos Aires”, de Manuel Mujica Lainez

Segundo Parrafus
(El género era Teatro y la obra era “El rey Lear”, de Shakespeare -lo "supo" Fernando Terreno-, pero el premio fue considerado desierto por razones técnicas que se explicarán oportunamente)

Tercer Parrafus
Cuento: ¿?
Autor: ¿?
Ganador: Nadie
Premio: Nada

Cuarto Parrafus
Poesía: “El rayo que no cesa”
Autor: Miguel Hernández
Ganador: Roberto López Motta (0´3”)
Premio: "El loco Dorrego", de Hernán Brienza

Quinto Parrafus
Cuento: “Seis problemas para don Isidro Parodi”
Autor: Honorio Bustos Domecq (Borges-Bioy Casares)
Ganador: Marcelo Perenchio (0´ 5”)
Premio: “Seis problemas para don Isidro Parodi”

Y me tomo cinco minutos más y pongo un par de fotos.



Fernando Terreno, Mónica Paradiso, Marta Zander y Roberto López Motta : Los Parrafistas
















Jorge Luz y Hugo















Jorge Luz, Alicia Zanca y Hugo


















Facundo Ramírez y Jorge Luz






Pero lo que hay que develar ya mismo es quién fue el autor Ininterruptus que estuvo en el encuentro. Primero, porque esto tampoco puede esperar, veámoslo leer el poema que nos regaló.





De la lista total de lecturas:

30/10/09

659) Luis Benítez (ARG), “Al castellano”: ININTERRUPTUS

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Jorge Luz. Por amor a su arte

Parrafus Interruptus

-De la radio al vivo en el Centro Cultural Caras y Caretas, Venezuela 330, el primer miércoles de cada mes a las 19.30. Entrada libre y gratuita

-Idea y conducción: Hugo Paredero




Homenajeado del 3 de noviembre: Jorge Luz. Por amor a su arte.

Parrafus Interruptus es un juego de competencia literaria donde tienen chances de ganar los que leen mucho, los que sólo leyeron un libro en su vida, y los lanceros de siempre. Las reglas del juego son divertidas pero severas. Paredero trae textos que irá leyendo a los concurrentes sin dar ninguna pista; sólo aclarará, antes de empezar a leer cada uno, si es cuento, novela, obra teatral o poesía, las cuatro posibilidades en juego. Los espectadores escucharán inocentes, sin más evocaciones que las despertadas por las palabras. Hay que acertar dos cosas: título de la obra que se lee y nombre y apellido de su autor. Silencio en la sala, comienza la lectura, y a medirse el tiempo de la misma en minutos y segundos... Gana el primero que levanta la mano y grita ¡Basta para mí! interrumpiendo con la doble respuesta correcta.
Se premia con un libro a cada ganador interruptor, otro a quien resulte el más veloz de la noche, otro al que acertó más veces. Por supuesto, se juega a libro forrado.
¿Qué autores leemos? Todos. Aquí caben escritores de todas las épocas, países, estilos, dotes. Como este es un juego de amor a los libros, un homenaje tanto a los que escriben como a los que leen, no tenemos prejuicios respecto del talento de los primeros y del gusto de los otros. Nuestro espíritu pasa más por celebrar el placer de la lectura en sí misma y fomentarla.
Cada mes nos place homenajear a un grande de nuestro arte. Y entre juego y juego, recorrer su vida en una suerte de reportaje público-charla abierta, indagando en su vínculo con los libros. En octubre tuvimos a Agustín Alezzo. En noviembre nuestro homenajeado será Jorge Luz. Se ruega asistir con las mandíbulas relajadas, carilina y pañales descartables.

Parrafus Interruptus obtuvo el Premio ARGENTORES 2006 en la categoría microprograma radial y el Premio ÉTER 2009 al mejor programa cultural de radio.
Tiene un blog con su historia: www.losparrafistas.blogspot.com. Y en facebook, Los Parrafistas.

Nuestra coordinadora de producción: Adriana Baldessari.
Nuestro cronometrista: Lucas Gatti.

Vení a interrumpirnos el 3 de noviembre a las 19.30, Venezuela 330. Entrada libre y gratuita. Todos con Luz.

martes, 2 de noviembre de 2010

C.C.C. y C., se va Parrafus, se va...














Me permito esta vez anteponer y dejar este texto por encima de la gacetilla de Parrafus porque he sabido de nuevas presencias para el encuentro de mañana en el Centro Cultural Caras y Caretas. Además, ya no tendré otra oportunidad para este desacato.
A propósito de sucesos inesperados –ver “Salud”-, debo informar ante todo que este será el último Parrafus en vivo del año. No sé si yo había entendido mal o si efectivamente estaba en los planes de nuestro conductor, pero, en cualquier caso, lamento si dí a entender que también estaba pautado un encuentro en diciembre. El hecho es que, por razones que desconozco (tal vez simplemente por ser lo previsto), mañana será la despedida… hasta el próximo mes de marzo.
Eso sí, tiramos la casa por la ventana.
A la estelar presencia de Jorge Luz, en el papel de homenajeado, se sumará la de Mercedes Morán, la prestigiosa actriz, directora teatral y escritora (es autora, junto a Betty Couceiro, de “Las diosas se desnudan”; ¿me animaré a llevarlo para que me lo autografíe?).
También estará allí el artista plástico Fidel Sclavo, autor del sencillo pero invalorable logotipo de Parrafus Interruptus, impreso en los libros con los que Hugo premia a los ganadores del juego. (En un futuro, barajaré este dibujo como importante elemento para el regateo del precio, cuando mi inestable situación laboral me obligue a vender algunos de los volúmenes que gané.)
Para brindar una serenata al homenajeado (así me dijeron), la presencia musical estará encarnada en Facundo Ramírez.
Y también he sabido que asistirá a presenciar los últimos cuatro juegos del año uno de los autores Ininterruptus del ciclo radial, a quien, por desgracia, los oyentes deparáramos la ingrata espera en el teléfono durante la infructuosa lectura. ¿Quién será? Eso no me fue develado. Yo, a primera vista, pensé en V. B., pero, revisando la lista de lecturas, veo que también podrían ser otros dos o tres escritores argentinos contemporáneos (hay uno que no estoy seguro si ya es fallecido). Aunque, ahora que lo pienso, no tiene por qué ser argentino… ¿Y si nos visita Alfio Caruso…, para convencernos de que existe, la p… que lo parió?
Por tanto, tanto como esto, y mucho más, compañeros oyentes, no falten.
La cita es mañana a las 19.30. Centro Cultural Caras y Caretas, Venezuela 330, San Telmo. Más abajo, la gacetilla oficial.

¡Salud!

Dos cositas más sobre el deceso del ex presidente. Se destaca por todos lados lo inesperado del desenlace. Pero, ¿no fue en este mismo año que sufrió dos graves percances coronarios, los cuales motivaron que muchos medios especularan –una vez más- sobre el futuro de su salud? Aquello (en febrero y septiembre, creo), ¿no daba suficiente pauta de que podía suceder este colofón fatal?
Y, enlazado a esto, una observación que enaltece a don Néstor Carlos.
Se le recomendó que se cuidara. Tal vez lo hiciera en las comidas, o con ejercicio, o con medicación; esto escapa al conocimiento público –o al mío. Pero el tipo no se cuidó, a pesar de las advertencias, en cuanto a su dinámica, ajetreada actividad política. Al respecto, me lo imagino recordando algún consejo similar, “Cuidate”, dado en su pasado setentista a algún compañero militante, y preguntándose “¿Cómo me voy a cuidar tanto yo y voy a privarme de desafiar a unas arterias recauchutadas, cuando tantos compañeros desafiaron riesgos mayores en su lucha de liberación?” Y no lo hizo, y también cayó luchando.
¡Salud, Néstor!