jueves, 28 de junio de 2007

Introspecciòn del Innominado

Esta noche gané con “Las Viudas de los Jueves”, la premiada novela de Claudia Piñeiro. Hugo tenía en línea a la autora y así fue que tuve la oportunidad de saludarla. Por desgracia (por eventualidades que ya expuse en otra entrada de este Blog), hoy no pude utilizar el teléfono del hospital y me vi limitado por el escaso crédito que me quedaba en el celular. No fue posible, entonces, que dialogara con ella; apenas tuve tiempo para contar cómo deduje que se trataba de esa novela. Después, cuando corté, verifiqué que mi saldo era de 33 centavos. Al rato, reparé en que la de esta noche es mi victoria número 33 en Párrafus Interruptus.
Pero no voy a eso. No voy a ponerme fácilmente esotérico, numerológico o espiritista. Lo que pensé a continuación fue que esta semana se presentó femeninamente favorable para este humilde lector. Hoy, la posibilidad –infrecuente, inédita, inaugural- de conversar con una verdadera y exitosa escritora –posibilidad casi frustrada, pero no importa, “porque es mejor el verso aquel que no podemos recordar”. Y ayer, martes, la llegada de un mail de la compañera oyente María Suarez, cuyos detalles me reservo.
De ahí, con el ego henchido, pasé a pensar que María, con 24 victorias, es la segunda mayor ganadora del programa, pero que ya quedó muy lejos. Lopez Motta o Fernando Terreno vienen de más atras. Julian Sanchez anda perdido. Del astuto Gustavo Glanzman, mejor no hablemos. ¿Entonces? Soy inalcanzable, concluí. Imbatible, diría la Susana. Innominado, dirían Beckett o Peluffo. A no ser... A no ser que...
Lo que pensé, puntualmente, fue: “A no ser que empezara a participar –ganando- Juan Sasturain”. Podría haber completado la frase con otros muchos nombres. Nombres y apellidos de escritores, ensayistas, críticos, periodistas culturales. Me vino a la mente Sasturain seguramente por ese programa sobre libros que apareció hace poco en Telefe. Es un tipo, este autor y crítico literario (ahora también showman), seguramente muy versado en toda clase de librescos asuntos. Debe haberse leido todo, o casi todo, como en general habrán hecho muchos de los que se han dedicado seriamente a la literatura. Si Sasturain estuviera enterado de nuestro Párrafus Interruptus, entonces sin duda ganaría por lo menos noche por medio. Y ahí ya sería otro el cantar para el humilde puntero que escribe.
Vagamente ya había pensado yo en esto, tiempo atrás. También, de manera inadvertida (por él y por mí), al comienzo del programa de hoy Paredero me dio la idea. Anunció que leería una novela y recomendó resignación a: ” ...cuentistas, dramaturgos, poetas...” dijo, queriendo decir especialistas del cuento, cultores del teatro, amantes de la poesía. Ahí ya pude haber pensado: Pero, ¿cómo? ¿No hay cuentistas, dramaturgos, poetas en la audiencia? ¿No hay al menos novelistas? Nunca llamó ninguno. Sacando a Lopez Motta (la excepciòn a la regla), el más cercano al oficio sería Carlos Mina, el oyente que ganó con “Zama” y con “El centrofoward murió al amanecer”, quien contó que había ganado el concurso de ensayo de La Nación, creo, y prontó vería editado su libro. Por otro lado, sí, Carlos Gorostiza y Eduardo Belgrano Rawson, cuando fueron convocados para hablar con el oyente ganador en ocasión de leerse sus obras (las dos veces fue el afortunado Julian Sanchez, que no participa por celular), dijeron que a veces escuchaban el programa. Pero llamar y ganar, ellos u otros, nones. ¿Por qué?
Me respondí a esto después de responderme afirmativamente a la pregunta anterior: ¿No hay escritores en la audiencia? Sin duda que los hay. Pero no llaman por orgullo.
“Estás loco, lo que pasa es que tienen otras cosas en la cabeza”, me dice Cristina; “escriben”.
“No se la pasan pensando todo el día en Párrafus Interruptus”, me carga; “como vos”.
“Además, no les interesa ganarse un libro, están en otra cosa”, concluye.
Con todo esto, Cristina me genera una nueva idea. Algunos (algunos de los escritores que escuchan) pueden ser magnánimos y altruistas, y se privan de llamar, resignan el triunfo en manos de los oyentes del común, los anónimos lectores. Pero otros, muchos, se resisten a la tentación de ganar por una especie de autocensura, un temor al que dirán (que dirán sus colegas intelectuales, que dirán los otros oyentes, que dirá Paredero) si se rebajaran a responder por teléfono cada noche el enigma literario de un programa de radio. Eso pienso, en definitiva; ese orgullo y prejuicio les atribuyo.
Pero acordemos en un punto intermedio, equidistante de la indiferencia que postula Cristina y de la negligencia que yo reprocho. Volvamos atrás y supongamos que, simplemente, esta gente no está enterada de nuestro programa. Entonces, para que se enteren y además se sientan estimulados a participar, hay que informarles. Así que voy a preparar una especie de circular (¿mailing, se llama ahora?) y voy a enviárselas a todos ellos, a todos los que den a conocer su dirección de mail en los medios en que escriban o donde los reporteen. Para que se enteren de una vez, se dignen participar y se desperdiguen sus nombres entre los lectoyentes del montón.
A no ser... A no ser que...
A no ser que ya lo sepan, y...
¿Y si María Suarez es la Vlady Kociancich?
¿Y si Lopez Motta es otra voz del inagotable Antonio Carrizo?
¿Y si Fernando Terreno es Cesar Aira –y el de la Feria del Libro un simulador?
¿Y si Julian Sanchez es el profesor Piglia?
¿Y si Verónica de Lugano es Angélica Gorodischer?
¿Y si Quique Figueroa es Fogwill?
¿Y si Gustavo Glanzman fue...?
¿Y si Marcelo Perenchio...?

viernes, 22 de junio de 2007

Fe de erratas

“Retratos imaginarios de los oyentes ganadores”, escribí en “Los Otros Lances”.
Se trataría de eso. Me había propuesto esbozar algunos rasgos posibles de los participantes de cada noche, inspirado, sobre todo en el caso de los “reincidentes”, por lo que vienen contando en cada una de sus intervenciones en el programa. Retrato no de su aspecto o su idiosincrasia, sino de algunas circunstancias más laterales que se pudieran inferir.
Lo llamé “Los otros lances” aludiendo a mi modo más habitual de ganar (16 lances contra 15 leídos) y al hecho de que lo iniciaba tras una semana con tres ganadoras mujeres, quienes eventualmente podrían interpretar que me tiraba un lance con ellas, sobre todo si mi esbozo era favorable o halagador.
En definitiva, el retrato imaginario se verificó en los dos primeros casos, los días en que ganaron Verónica de Lugano y María de Coghlan; sobre todo en el caso de la primera. Fue el día en que me sentí más lanzado. A lo mejor, simplemente, porque fue el primer esbozo. Después, en las semanas siguientes, ese propósito inicial se fue diluyendo y solamente fui haciendo una reseña de cada programa, contando la lectura de cada noche, mencionando a cada ganador (protestando por mis impedidas victorias) y poco más.
Este último lunes, cuando Verónica contó que perdió a su padre hace pocos días, recordé lo que yo había escrito sobre ella y me sentí después muy impresionado. Ya lo dije todo en mi reseña correspondiente a ese día. Ahora sólo quería contar a los lectores y colaboradores de este Blog que no voy a seguir con esa idea de los retratos imaginarios, que por eso llamé Ultimos Lances a lo que publiqué hace un rato y que ya veré como continúo escribiendo para el Blog.
Buena suerte a todos para el lunes.

viernes, 15 de junio de 2007

Ultimos Lances

Lunes 11 de Junio

La ganadora de esta noche, Verónica Cornejo, de Lugano, me hizo estremecer.
Ganó con la obra teatral de Conrado Nalé Roxlo “Una Viuda Difícil”.
Como si ese título invocara el tema y propiciara la confidencia, cuando Hugo le preguntó cómo seguía su vida, Verónica contó que su padre ha muerto “hace doce días”.
Hace poco (poco más de doce días), en la primera de estas semblanzas imaginarias de los oyentes ganadores, yo escribí que Verónica vive con sus padres. Ahora, si es que aquella imaginación fue acertada, eso ya no será así.
Todavía estoy temblando.

Vaya un recuerdo para Guillermo, un padre que (como apenas pudo hacer el mío en el breve tiempo que tuvo) inculcó a su hija el amor por los libros.

Además, hoy Paredero inauguró un segmento preliminar donde va a leer textos cortos de autores que ya pasaron por el juego. El primero fue de Julio Cortázar: “Instrucciones para llorar”.


Martes 12 de Junio
Hoy, esa narración macroscópica, iniciada con acontecimientos históricos asaz lejanos (nada menos que la época de Luis XIV de Francia), me desconcertó bastante. Pensé que no sería mi noche. Pensé en Victor Hugo. Pensé: ¿cuál de los títulos (sólo conozco los títulos) de Victor Hugo?
(Bifurcación. – Deducción Apócrifa: Pensé en el otro Victor Hugo: Morales. ¿Morales? ¿Más de una moral? Sí, y también inmoralidad. Amoralidad. ¿Un autor amoral...? De ahí, al Divino Marqués, hay un paso.)
Pero enseguida el relato se restringe y queda acotado a cuatro protoprotagonistas. Creo que llegué a escuchar la mención de “orgías”. Inmediatamente bajé el volumen de mi radio y, en la penumbra del patio, me concentré en la urgente digitación de mi celular.
Me dio ocupado. “No, otra vez, no...”, musité, tembloroso por el frío y la bronca. Conté hasta diez. Insistí y la línea seguía ocupada. Escuché unos segundos más la lectura y, ya completamente seguro, volví a marcar.
Esta vez llamaba. Demasiado. “¡Despierta, Lucas!” Al fin, nuestro simpático productor atendió. “Los 120 días de Sodoma”, afirmé. “¿De quién?”, preguntó el cancerbero. “Del Marqués de Sade”, respondí, y me pasaron al aire.


Miércoles 13 de Junio

Otro miércoles, el mismo Fernando.
Esta vez fue Fernando de Chacarita quien tuvo el privilegio de ocuparme la línea a los pocos segundos de iniciarse la lectura. Además, ganó el juego de hoy.
Cuatro veces en los seis primeros programas del mes llamé (con la respuesta correcta) y me dio ocupado, una vez gané y otra no tuve ni idea. Esto, estos aciertos infructuosos, le indican a mi pensamiento eventualmente mágico que se vienen noches de vacas flacas para mí en el próximo invierno de Párrafus Interruptus
¡Pero felicitemos alborozados a Fernando Terreno, nuestro querido compañero oyente!
El ingeniero chacaritense (presumiblemente de origen santafesino, inferimos hoy) ganó al responder en 23 segundos que la novela leída esta noche fue “El Anatomista”, del escritor patovica Federico Andahazi.
Con la franqueza que lo caracteriza (todos recordamos su desfavorable opinión acerca de Hector Tizón), Fernando contó que no lo satisfizo plenamente el libro. No es la literatura que suele preferir, pero, tal vez movido por el escándalo que rodeó a la aparición de la novela (como me pasó a mí mismo), la leyó exploratoriamente.
Coincido con Fernando en que era interesante el tema elegido por Andahazi para su primera novela: la historia del descubrimiento médico, allá por el siglo XVI, de un órgano que sólo se menciona en la literatura erótica de la más baja estofa y de un modo superficial y relamido: el clítoris. Pero recuerdo que ya el comienzo, una sucesión de prólogos o introducciones (cuya lectura, como es de rigor, se omitió en el juego), me pareció escrito con cierta ostentación, ampuloso, pretenciosamente borgeano; toda una estirada metáfora (justificada por ciertos hechos circunstanciales) referida a la llegada de Colón al nuevo mundo. Tal vez, atendiendo a su perdida vocación psicoanalítica, Andahazi podría haber esbozado una equivalencia entre el clítoris y el inconsciente, dos pedúnculos informes y muchas veces inadvertidos (el uno atrofiación, quizá, de un rincón largamente inhóspito del cuerpo femenino, el otro emanación del cerebro que quién sabe tendía también a ser –o hacer- otra cosa) a quienes solo se conoce por sus efectos.
También tengo presente la mención de un ave, creo que un cuervo, al principio y al final de la narración, que es toda así, muy tendiente a lo visual, muy plástica, como esbozando una futura recreación cinematográfica. Algo, esto último, difícil de concretar en nuestro medio, tanto por los costos de una reconstrucción que nos situara en la Italia del 1500, como por la dificultad estética de mostrar con buen gusto la dilatada exploración y el feliz hallazgo del organillo de marras; aunque nuestro público ya debe estar preparado para una exhibición semejante con el antecedente de esas vedettes de segundo orden (las que encabezan las carteleras) que muestran en televisión sus cirugías de rejuvenecimiento vaginal.
Además, me acuerdo que no me cayó simpático el autor cuando, a raíz del escándalo y el suceso de la novela, empezó a aparecer en entrevistas por todos lados, posando a veces para las fotografías montado en su moto o junto a sus aparatos de gimnasia. Se jacta, creo, de no pertenecer al tipo de escritor bohemio o ratón de biblioteca; él concurre a eventos sociales de los más diversos, sale por televisión, va al gimnasio.
A propósito de estas circunstancias personales, supe algo sorprendente acerca de Andahazi después del programa. Más tarde, en la madrugada, conversando con un enfermero, el único que conoce mi participación clandestina en Párrafus, le comento el programa de esta noche, la pena por no haber llamado a tiempo, la novela y el autor elegidos. Pablo, así se llama este enfermero, me pregunta de nuevo el apellido del autor. El también es buen lector, pero más bien de ensayos o biografías, no tanto de literatura general, menos de la literatura nacional reciente; sin embargo, le suena el apellido Andahazi y algo recuerda de aquel concurso escandaloso. Pero lo que también vuelve a su memoria y me cuenta es que hubo un Andahazi (‘terapeuta’, dijo Pablo, no sé si sería médico o también psicólogo) que trabajó hasta su fallecimiento en este hospital que hoy nos cobija: el padre de Federico.
Pero, volviendo al programa de hoy, Fernando dijo que, además del tema, lo engancharon los primeros capítulos, pero después su interés se fue frenando y, sobre el final, se encontró con un remate decepcionante, dijo. Paredero recordó el concurso que Andahazi había ganado y cuyo premio fue censurado por Amalita Lacroze, presidente del jurado, ofendida por la temática de la novela. “Lo que pasa –refirió socarronamente Hugo – es que la Señora de Fortabat no tiene clítoris, lo suyo es una loma negra de cemento ahí abajo, dura e insensible...”
El hecho es que la novela al final se publicó (en 1997) y su autor se instaló prontamente en la módica farándula literaria porteña, iniciando entonces una carrera prolífica y siempre exitosa. (Recuerdo que su segunda novela, “Las Piadosas”, también generó polémica por alguna mención bizarra acerca de las hermanas Legrand; se ve que compulsivamente repite el conflicto con las mujeres mayores, Federico, algo que la historia clínica de su complejo de Edipo tal vez podría iluminar.) Pero la verdadera consagración, aunque seguramente él mismo lo ignore, le llegó esta noche, cuando fue protagonista de nuestro Párrafus Interruptus.

jueves, 14 de junio de 2007

Miercoles 13

Hace frío. Arranca Párrafus, llega el calorcito.
Huguito nos da buenas nuevas: ¡otra novela!
Arranca con el comentario sobre una lectura previa, de los Párrafus iniciáticos, donde leyera a Oscar Wilde, "máximo exponente de los escritores irlandeses" [sic].

Pareciera perdurar el caracter festivo-erótico que instalase ayer Donatien Alphonse François [alias "el marqués"].

Estamos todos en las gateras, arranca la lectura del archicofrade, quien nos lleva al burdel mas caro de Venecia. Allí conocemos a Mona Sofía, la puta mas espléndida de Occidente.

Recién estabamos adentrandonos en la acuática ciudad, cuando suena el timbre, y se desvanecen el burdel, junto al Monte Veldo, Mona Sofía y Lenna Grifa.
Dejamos Venecia y retornamos de 1558 a 2007 ...

El conductor del viaje de regreso es Fernando Terrero, ingeniero habitante de Chacarita.
Un reincidente que gana por la vía del KO relámpago: 22 segundos.
Aquel que en el Parrafus de la Feria del Libro propusiera un método distinto para los reincidentes: habilitación para ellos, recién transcurrido cierto lapso de tiempo.
Mecanismo finalmente desaprobado por el archicofrade, y por ende no vigente.

Fernando conectó rápido con la obra de Andahazi. Y reconoció que su interés en la lectura decayó luego del tercer capítulo.

Hubo espacio para el recuerdo/reconocimiento, al mencionar y saludar a una profesora de antaño, de su época de estudiante en Firmat: la poetisa Elena Siro, autora de la Cantata Pepe Pancho, musicalizada por Damián Sanchez.

Y para cerrar la semanita, recomendaciones de Huguito:
Hoy jueves habrá Poesía Erótica a las 19:15 en el edificio de l'Alliance Française, sita en Córdoba 946, un homenaje a Charles Baudelaire, en la mediateca, sita en el segundo piso de ese encantandor y mágico lugar. Un verdadero pedazo de Francia en Buenos Aires.

En ese mismo edificio, recomiendo pasar por la biblioteca, una de las mas cautivantes que haya visitado.

El viernes en otra biblioteca, la Ricardo Güiraldes, en Talcahuano 1261 [allí donde la calle pega la curva], a las 19 horas, tendrá lugar el segundo encuentro del ciclo
“El arte del guión: literatura sobre literatura”. En la ocasión se hablará primero y verá después, La Patagonia Rebelde.

miércoles, 13 de junio de 2007

El paso del cicloncito


Martes 12 de junio

Paredero abriga posibilidades al susurrarnos:
- Esta será una noche de novela ..

De los géneros, el mas convencional.

Arranca narrando un microcuento: "Diálogo sobre un diálogo", obra de JLB.
Allí, como en otros microcuentos, hay una conversación entre seres divagantes [Borges y Macedonio] , con un cierre desopilante.
Algo que no deja lugar a la libre-interpretación.
Esos finales secos, a la vez que desopilantes, deslumbran.

Finalizado el aperitivo, vendría el concurso principal.
Arrancó la lectura con nombres franceses: un duque, el hermano de un obispo y noches de lujuria. ¡Parrafus descarriado, Mendieta!
La cofradía vibraba al son de la narración, mientras se metía en un París de capa y espada.

En eso sonó el llamador de puerta, pero el golpeteo resultaba conocido ..
- ¿Quién es? - preguntó el archicofrade, visiblemente molesto por la irrupción en medio del festín.
- Soy yo - con cierto temblequeo en la voz.

Allí dimos con Perenchio otra vez. El hombre de Laferrere [al mejor estilo matador 2007 de los gauchos de Boedo], habló de "ver la película de Passolini en la lectura parrafera".
Marcelo Horacio es un ser con amplia imaginación. Por eso tiene buenos lances [resultados eficaces, tipo azulgrana].
Mencionó el ciclo que suele hacer la sala Leopoldo Lugones en noviembre, homenajeando al realizador, y creyó haberla visto recientemente en el cable.

Un lector multimedia, que amedrentado por el frío del patio desde el cual sintonizaba la esquiva señal de AM, hubo de ser escueto y certero en su intervención.

Antes, una triada de lanceros etílicos llamaban y creían identificar "Los tres mosqueteros", del galo Alejandro Dumas. Errados, pero osados.
Cerró Perenchio, sentenciando "Las ciento veinte jornadas de Sodoma", del Marqués de Sade.

Autor que amén de su obra nos legó el término sadismo, acuñado en "su honor".
Un masoquista, vraiement ..

martes, 12 de junio de 2007

Nuevos encuentros

Leía la crónica del interruptor por excelencia y cobitacorero Perenchio Coronel.
Desgranando el triunfo de López Motta, encuentro que el tipo amén de poeta y locutor, trabaja en Radio de la Ciudad, otrora Municipal.
Y así como quien no quiere la cosa, recordaba algunos locutores de fuste de esa casa: Carolina Francisco, Guillermo Jelen, Magdalena Neufeld, y tantos otros.
Con el dato de Marcelo, trataba de atar cabos. Lopez Motta no me sonaba, pero sacandole la motta, Don Roberto López, ya sonaba distinto. Repasé mi memoria auditiva, y di con él. Resulta que en 1990, había un programilla dirigido por el joven violinista Fabián Bertero. Y en alguna ocasión de hacerle el aguante como oyente, frente a los cambios de programación hube de apersonarme allí a Sarmiento 1555, y ver la radio desde los mismos estudios.
En fin, tuve entonces la oportunidad de ver esas voces, pero con caras.
Bertero, hoy es un músico consumado, lo escuché en unos arreglos junto a la orquesta de Osvaldo Piro, y ciertamente sobresale. Pero ya desde hace tres lustros, el tipo perfilaba como muy conocedor de todo género musical. Y eso vale.
De Roberto López, recuerdo verlo llegar al estudio, así sin nada en mano. Bufandita en invierno, y mucha cara de tango. Hacía la locución con una sencillez sorprendente. Y asi lo redescubro en estas conversaciones de trasnoche, sin cartón.
Pasaron muchos años y Huguito fué nuevamente artífice en el éter.

Lunes 11 de Junio


Arrancamos la semana con teatro. .
La vida no es fácil.
Pero el encanto de la cofradía, nos deja pegaditos al receptor. Que en definitiva, cuando uno no tiene afinidad con el género [por los motivos que fueren], tiene una imperdible oportunidad: la de aprender algo nuevo.

El archicófrade hace la apertura remozada, de esa donde no sólo nos advierte que tratará, sino que hace un microrelato. Vuelve a la trasnoche de un 4 de Abril, cuando ganó la primera interruptora de Parrafus, la periodista especialista en danza Laura Falcoff, quien mediante un pas de deux, saltaba al teléfono para aclarar que Paredero leía "Los Premios", novela de Julio Cortázar escrita en 1960.
Así nomás, 46 años después iba otro premio. Pero no para el belga criollo, sino para Laurita.
Suena el timbre, advirtiendo a los espectadores [de las multitudes solitarias], que dará comienzo un nuevo encuentro: el de un libro, disputando el combate pactado a 25 minutos con una pléyade de oyentes.
No podemos cuantificarlos, de allí el mote.
Aunque sabemos que hay gente avezada [y osada].
Cada día los combates literarios, hacen que los lectores ganen por la vía rápida, dejando título y autor al descubierto. Y celebrando en forma conjunta, ya que un autor reconocido de este modo, debe celebrar el supuesto K.O.
Huguito lee donde se desarrolla la escena, en una platería.
Aún sin llegar al diálogo, suena la campana chillona, que presagia el desenlace: una ganadora reincidente, Verónica Cornejo.
Metódica, puntillosa. Radioescucha de Villa Lugano que llama para ganar, y de vez en cuando acude al despertador para concurrir a la trasnoche [tal como apunta el bitaco-parrafero Perenchio]. SOR PREN DEN TE. Un book-out antes del primer round.
En su charla con Hugo, registro la duda, cuando la Cornejo responde con alguna duda un simple "¿como andas?". Paredero detecta el silencio, y la cófrade, comparte que su Padre partió doce días ha ..
Allí las palabras sobran, pero con mucho tino, Verónica explica que su Padre le contagió la pasión por los libros.
Recordaba este detalle, y pienso fué este un Parrafus para la Posteridad, un homenaje a las personas que nos llevan de la mano a un mundo increíble, donde las distancias se acortan [al mejor estilo Julio Verne].
Y por-que no decirlo, también lamenté la pérdida del Sr. Cornejo.
Puede que suene un tanto loco, pero las pasiones que se comparten, conllevan otras locuras [sanas] como estas. De allí, que la archicofradía Parrafera sea inclusiva y tenga sensibilidad.

Un libro que me cambió la forma de ver la ausencia de un ser querido, fué la novela de Luisito Pescetti, "El ciudadano de mis zapatos", premio Casa de las Américas 1997.
Un broli, que va de la risa al llanto, sin golpes bajos, ni amarguras, con naturalidad.
Quizá sirva, para seguir actuando en este "Teatro de la Vida" ..

domingo, 10 de junio de 2007

Mas Lances

Lunes 4 de Junio

Teatro. Hugo eligió leer hoy una obra teatral.
No es mi especialidad. Se lo dije en el primer mail que le envié, el año pasado: Es una importante laguna en mi formación cultural: no leo (ni veo) teatro. Excepto algunos superclásicos, la dramaturgia no ocupa casi lugar en mi biblioteca. Razones socioculturales, socioeconómicas, economicogeográficas... En fin, por X razón no he frecuentado como espectador esa expresión artística y, por ende, la he postergado como lector.
Sin embargo, gané dos Párrafus con Teatro. Con “Hombre y Superhombre”, de George Bernard Shaw, después de percibir durante ocho minutos la evidente y reiterada omisión de la palabra ‘Hombre’ en la lectura de aquel dilatado introito, y con “Los Arboles Mueren de Pié”, de Alejandro Casona, que había hojeado en una librería. En este último caso, las primeras palabras, que describen una moderna oficina capitalista, me habían quedado en la memoria por el contraste que establecieron con lo que yo me había imaginado del asunto de esta obra: un melodrama histórico de ambiente hispano o colonial.
Hoy ganó el retornado Roberto Lopez Motta, locutor de Radio de la Ciudad (AM 1110), a quien a veces escucho cuando acompaña a Liliana Daunes en “La Rosa Blindada”. Según mis registros, no ganaba desde mediados de marzo, cuando lo hizo con “Fortunata y Jacinta”, la novela de Benito Perez Galdos.
Retorna al podio con una obra de Eugene O’ Neill, “Deseo bajo los Olmos”. Ganó en 42 segundos. No me dio tiempo a nada. El detectó el título cuando escuchó “Granja Cabot”. Yo, cuando detecté la omisión de la palabra ‘Olmos’: “Junto a la casa, dos hm-hm dejan caer sus ramas sobre los techos como si...”, o algo así. Llamé, pero la línea ya estaba ocupada. Como en otras ocasiones, me consolé pensando en las veces que yo les ocupé inmediatamente la línea a otros participantes. Triste consuelo...
‘Olmos’ y el género teatral me remitieron a “Deseo bajo los Olmos”, una película que empecé a ver hace mucho, de la que recuerdo a Sofia Loren y Anthony Perkins, como protagonistas, y a Eugene O’Neill como autor. Ese fue, esta vez, el sencillo derrotero de mi deducción. Y resulté merecidamente derrotado por alguien que sí vio y leyó la obra.
De O’Neill yo recuerdo vagamente una obra corta que está en la célebre “Antología de la Literatura Fantástica”, de Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo. Se llama “Donde está marcada la cruz” y es de ambiente marino.
Lopez Motta es sindicado por Paredero como especialista en teatro. Según yo recuerdo, el locutor y poeta ganó bastante con poesía: José Martí, Emily Dickinson, Antonio Machado. También con un cuento secreto de Roberto Arlt: “Ester Primavera”. Es un participante muy completo. Ahora hace un tiempo que no aparecía; contó que no pudo escuchar unos cuantos programas.
Esta noche tuvo una participación muy escueta –de la que algunos deberíamos tomar ejemplo. Suele ser así Roberto, aunque su manejo de la voz logra hacer intensas y sustanciosas sus apariciones. Además, por su profesión conoce los tiempos de la radio y no se deja llevar por ninguna expansión o énfasis; responde a las indagaciones del conductor moderadamente, con medida y armonia. A propósito, lo que no tengo muy presente es alguna presición sobre su condición de poeta; creo que en algún momento del año pasado dijo que en este 2007 se editaría algo suyo, pero no recuerdo que Paredero haya abundado nunca en estas cuestiones. Tal vez, si Lopez Motta visita el Blog y encuentra esta semblanza sobre su último triunfo, nos cuente por este medio algo más a ese respecto.
Un abrazo, Roberto.

Martes 5 de Junio

A solicitud de un oyente, en las últimas noches Paredero anuncia el género elegido al comienzo nomás del programa. Esta noche, poesía. Entonces, a las 00.33, abandono del todo la esperanza y resigno la victoria en manos (o voces) de otros.
Como con el teatro, gané solo dos veces con poesía. Con Alfonsina Storni, de quien conocía la versión cantada por Marikena Monti de “La Loba”; y con Arthur Rimbaud, porque “Una Temporada en el Infierno” es más bien prosa poética.
De la poesía no puedo decir que no la haya frecuentado por razones económicas, como en el caso del teatro. Se encuentran libros de poesía de todos los tiempos y todas las regiones en todas las mesas de ofertas de las librerías. Pero algo me hizo postergar siempre este género.
Pero no, no siempre. Hay algunos poetas que he frecuentado. Podría decir esto: no me gusta tanto la poesía, pero me gustan los poetas. (Esto me recuerda algo que repetía hace mucho en relación a mis conquistas amorosas: No te quiero liberada, pero quiero liberarte, les decía.) Algunos datos biográficos, alguna semblanza, me llevaron a interesarme por la obra poética de ciertos autores, pero no exploré nunca el género detenidamente. Mis preferencias son desprolijas, entonces, y van de Pessoa a Luis Franco, de Carriego a Michaux, de Discepolo y Garcia Jimenez a Alejandra Pizarnik.
Esta noche Hugo leyó a Cesar Vallejo. Tuve un amigo, Pablo, a quien le gustaba mucho el peruano. Tenía un volumen con las obras completas que empezaba con un largo estudio de la vida y obra del poeta. Lo miré varias veces en su casa, pero nunca me decidí a llevármelo prestado. Recuerdo que, estando en prisión, creo, Vallejo iba a publicar su segundo libro, al que quería llamar “Los Craneos de Bronce”, y lo iba a firmar con el seudónimo Cesar Perú. Un amigo lo disuadió de ese nacionalismo nominal y además lo hizo cambiar el título. En definitiva ese libro fue “Trilce”.
Paredero leyo: “España, aparta de mi este caliz”. Lo conozco porque Paco Ibañez musicalizó alguno de esos versos. Me sonó el comienzo: ”Voluntario de...”. Pero quise escuchar un poco más (antes de arriesgar) y en eso llamó Luis Gobea, el oyente de De la Garma.
Siempre me olvido de fijarme en mis mapas dónde queda exactamente ese pueblo. Esta noche Luis contó que la librería más cercana está en Tres Arroyos, a 80 kilómetros, así que debe estar por esos rumbos del sur de la provincia. Contó también de un reencuentro que tuvo, gracias a sus participaciones en Párrafus, con una profesora del secundario. Y de otras personas del pueblo que también lo escucharon. Magias que propicia el programa, dijo Hugo, remitiendo, inadvertidamente, a la primera entrada de este Blog.




Miércoles 6 de Junio

Otro miércoles, otro Fernando. Y se completa otra semana con podio plenamente masculino. No ganó ninguna mujer y no gané yo –diré, por seguir la broma de Mi Párrafus Interruptus.
Esta vez es Fernando de Chacarita, el señor alto, canoso, de ojos claros, a quien tuve oportunidad de conocer en la reunión de oyentes de la feria del libro. Ganó con un cuento de título sumamente apropiado para una cerrada noche de niebla: “El Capote”, del ruso Nicolas Gogol. Un clásico de la cuentística universal que algún día tenía que llegar a Párrafus. Parece que, además de clásico, es una especie de mojón del género, al menos para la literatura rusa, lo que ya es mucho decir. Paredero comenta que Ivan Turgueniev dijo que todos los cuentistas salieron del capote de Gogol. Fernando, tal vez con la habitual ayuda de su esposa, como contó en la feria, lo reconoció e interrumpió al conductor en un minuto y diez segundos.
Yo esta noche no tuve ni idea. Alguna vez, hace muchos años, tuve en mi mano un volumen que salió con Página 12 y que incluía ese cuento. Recuerdo que tenía la tapa azul. Lo vi en casa de mi viejo amigo Pablo, que generalmente me regalaba esos libritos, pero parece que a este no me lo llevé, ni lo hojeé siquiera, así que para mi memoria fue una lectura desconocida; y para alguna retorcida deducción (acertada o no) faltó tiempo. Pero el Párrafus de hoy me hizo recordar que ya hace mucho tiempo me estoy debiendo los rusos; excepto un volumen de cuentos de Leonidas Andreiev y uno de cartas de Maiacovski, no he leido a ninguno de esos titanes literarios: ni el de esta noche, ni Pushkin, ni Tolstoi, ni Dostoievski. Especialmente en este último caso, se trata de una postergación inexplicable. Sé que Fedor me va a gustar, que su obra tiene que ver conmigo. Pronto voy a tener que retirarme unas semanas a explorar esas dilatadas novelas. Espero tener retorno.
Por el momento, se fue velozmente la primera semana Parrafista de junio, y fueron tres ganadores distintos los que nos depararon estas neblinosas noches. Enhorabuena.

miércoles, 6 de junio de 2007

Martes 5 de Junio

Hoy anticipó el Huguito que la cosa sería poética. En fin, menos bravo que el teatro.
Abrió la lectura y sonaba conocido, rumbeaba pa' la Península Ibérica.
Como había un homenaje a García Lorca aquí en Trelew, asumí sería el. Pero Luis Gobea de De la Garma [pueblo del Sur de Bs.As., cercano a Gonzales Chaves] nos desasnó con César Vallejo y "España, aparta de mi ese cáliz". César era peruano, pero sonaba tan bien, que uno lo asumía como ibérico.

El ganador vive en un pueblo, cuya librería mas cercana está a 80 kilómetros en Tres Arroyos. Es de los seriales, y creo profe de lengua o literatura: un groso.

Reflexionaba sobre la magia que produce la radio en lugares como ese, donde no abundan las comodidades de las librerías. Y como narraba el cófrade, cuyo perro no aullaba porque lo había llevado a la casa de su madre, fué descubriendo otros cófrades que participan de la genial y extensa multitud solitaria.

Quizá Luis, ostente un récord: el de haberse reencontrado con otra oyente, otrora profesora de francés del por entonces puber, 37 años ha.
Esa es la magia química de Párrafus.

martes, 5 de junio de 2007

Parrafus en Junio

Abrimos el espacio mensual el lunes 4. En esta ocasión el archicófrade, nos adelantó que la lectura sería teatro. Ahicito nomás, la cosa quedó limitada a un sector de la cofradía.
Arrancó, y en menos de 50 segundos sonó la campana del round literario ..
Era [nuevamente] Robertito López Motta, un locutor y poeta de los pagos de Sarandí, quien nos develó que se trataba de "El deseo bajo los olmos" de Eugene O'Neill.

La vida de O'Neill [realmente] tiene visos trágicos: una de sus hijas se casó con Chaplin, a los 17 años, cuando el genial actor contaba con 54. Eugene no la vió nunca más en su vida.
Pese a todo, Chaplin le dió ocho nietos a O'Neill ..

El locutor parrafista [López Motta] es el autor de "Siempre llegará un tren", poesía editada en 1993 por la Lampara Aires Errantes. Este cófrade suele acertar cuando el género es teatro. Por tanto el tipo es un actorazo, como si esto fuera poco poeta, y locutor. ¿Qué mas?

sábado, 2 de junio de 2007

Los Otros Lances (II)

Lunes 28 de Mayo

Párrafus número 170. La lectura hoy fue “Respiración artificial”, de Ricardo Piglia. Gané yo. No tengo más nada que decir.



Martes 29 de Mayo

Hoy se leyó “Cantos de Inocencia”, de William Blake, y el ganador fue Quique Figueroa, de Trelew.


“Cuando uno cree de veras intensamente en algo, se calla la boca y jamás se atreve a hablar de ello”
Lawrence Durrell, Monsieur, El Principe de las Tinieblas


Algo (más) sobre mi condición de ‘lancero’.
Lo dije por primera vez la noche de “Benito Cereno”.
“Voy a tener que pensarlo, después, antes de dormir, cómo es que reconocí esta lectura”.
Después, otras veces, cuando se hizo habitual que ganara con libros que no he leido, Hugo trató de indagar en las razones de esos aciertos.
Hable de vagas referencias, de haberlo empezado y abandonado, de que me lo contaron.
Ahora, con la lectura de esta noche (y como confidencia al compañero oyente que ganó, quien se confirma como un espíritu afín), puedo sugerir que hay algo más que la memoria, el conocimiento o la erudición.
A veces, algo en el nivel del Misterio abre sus puertas y nos susurra.

Por lo demás, ya está bastante difundido que el joven Jim Morrison llamó The Doors a su banda por el título (y el contenido) de un libro de Aldous Huxley, quien a su vez se inspiró para ese título en unos versos del poeta visionario del siglo XVIII William Blake: “Cuando las Puertas de la Percepción se abran...”
Y no se diga más.

Sobre el ganador, recuerdo que es el otro (único) participante habitual de este Blog, y remito a sus colaboraciones.


Miércoles 30 de Mayo

Hoy sí, sin duda y con certeza, un ganador nuevo: Fernando, de Olivos. En poco más de un minuto, según el extemporaneo cronómetro de la producción, respondió que se estaba leyendo el cuento “Los ojos de Celina”, de Bernardo Kordon.
Pero, a propósito del compañero Quique, para referirnos al Párrafus de hoy le dejo la palabra, remitiendo a lo que ya puso en este Blog bajo el título “El Escritor Vagabundo”.