lunes, 31 de marzo de 2008

Don Jekill y don Hide

Nadie eleve a denuncia o sollozo... la siguiente referencia a los últimos párrafos de la Entrada que, en el mes de enero, llamé "Tres teratológicas tareas". Yo no lo hago. Para una denuncia (acerca de los arrumacos telefónicos con los que posiblemente Verónica de Lugano entretiene en línea al telefonista hasta que la lectura comienza), me faltarían pruebas. Y no llora el perdido, como decía el carro aquel.
¡Pero no puede ser! ¡Marco tras las primeras cinco o seis palabras, y ya me da ocupado! ¡Y siempre ella! ¡Y después le computan a su respuesta un minuto y pico!
¡Cómo puede ser! ¡¿Adónde vamos a parar?!
("Con toda sinceridad, sombrero en mano, / le garanto que estoy desesperado")
Mejor volvamos a los carros.
Comparto con ustedes un poema de César Fernández Moreno, el autor de anoche, que formará parte de aquella página con imágenes de carros de Buenos Aires que proyectamos con el amigo Pablo, el enfermero del Tobar García. Es del libro "Gallo ciego", el primero del poeta, de 1940, cuando tenía 21 años. También habla de un caso de algo así como una doble personalidad.

EXPEDIENTE 82719 I 1940

Buenos Aires, mayo 10,
1940.
Señor administrador
del Corralón de Floresta.
Remito a ese corralón
un carrito de dos ruedas,
pintado de verde claro
con franjas rojas y negras,
con una vara quebrada
y con toldo de arpillera,
patente del año en curso
partido de Avellaneda.
El mismo fue abandonado
en Boyacá y Canalejas
por dos sujetos que huyeron
ignorándose sus señas.
Se encontró junto al carrito
y se acompaña, una yegua,
con todas sus guarniciones
excepto las anteojeras.
Saludo a Ud. atte.
Saturnino D. Videla,
Encargado de Despacho
de la Inspección de Veredas.

Ampliando esta nota, informo
que el carro de referencia
era más rojo y mas verde
que el diablo y la primavera;
que había en su vara rota
luz de espadas que se quiebran;
que la arpillera del toldo
era una bolsa de estrellas
porque cuando lo encontraron
la tarde caía, muerta,
aunque las ruedas lanzaban
tenues rayos de madera.
Y que la yegua flaquísima
trotaba con tal tristeza
añorando, femenina,
al del látigo y las riendas,
que hasta un Administrador
hubiera sentido pena.
¡Ah! Y que en los flancos del carro
murmuraban dos leyendas:
"Dejá la vida como es"
y "Aquí viene doña Pepa".
Entre líneas: "pena" y "vida".
Dante Videla, poeta.

De César Fernandez Moreno se leyó anoche, en el primer programa "dominguero" del ciclo, el comienzo de su extenso poema "Argentino hasta la muerte". Ganó la señorita Verónica Cornejo, de Lugano, a quien felicitamos... con toda sinceridad.

sábado, 29 de marzo de 2008

Lun. a vier. (título del editor)

Ante un acontecimiento como este, vuelvo a extrañar –anhelar- una más nutrida –nutricia- participación de los oyentes en este Blog. La nueva frecuencia de Párrafus –de lunes a viernes, anunciada la noche en que se leyó a un autor que tiene una novela llamada ”Ampliación del campo de batalla”- me despierta una renovada curiosidad por conocer el modo en que la escucha del programa se acomoda a las circunstancias de sus vidas. Pero quizá sea mucho pedir. Si ni siquiera el Quique Figueroa de Trelew, solidario, preocupado, consecuente coequiper, ha develado casi nunca esa intimidad –excepto con aquella mención a la pasada acerca de su “puesto de batalla, corrigiendo parciales” (entonces, ¿otro profesor?).
Por tanto, no me queda más remedio que seguir abundando en mi propia circunstancia, en la forma en que esta nueva abundancia Parrafista se inscribe en mi vida.
En principio, se da vuelta la tortilla. Hasta ahora, escuchaba dos Párrafus en el trabajo, lunes y martes, y uno en casa, el último. Desde la semana próxima será al revés: tres y dos. Además, el primero, el domingo a la noche, será recibido como una especie de premio en sí mismo –más allá de quién sea triunfador-, o un refrescante refrigerio –a base de adrenalina-, o un bálsamo relajante –en caso de ganar-, tras el interminable fin de semana en el que trabajo de día.
Eso sí: va a ser arduo llegar hasta más allá de la medianoche habiéndose levantado a las 05:30 del domingo; pero puede sobrellevarse si media una breve siesta tardía al volver a casa, a eso de las 20:00. Después la cena, después un retozo con la panzona (ya casi llegamos a los siete meses y todo bien, gracias), después “Futbol de primera” (aunque Chaca juega en segunda) y después hojear algo (repasar) a la espera de la hora del nuevo Párrafus “dominguero”.
Sobre todo, esta es la novedad que me entusiasma: la del comienzo de la semana –de acuerdo a la grilla de la radio-, la del colofón del descanso –para los más tradicionales trabajadores o las amas de casa-, la de mi relajada noche del domingo, que desde setiembre recorta en dos mi breve semana laboral, ya que los lunes vuelvo al trabajo recién a las 19:00.
Y el lunes, y el martes, todo sigue igual. Con una nueva radio –rescatada del cajón de los trastos-, pude en los últimos meses escuchar el programa cómodamente sentado en mi puesto, sin pasearme ya a lo largo del blindex a la caza de la señal. Con ánimo excéntrico, sin embargo, algunas veces le pido al encargado que me reemplaze un rato en la entrada, y yo me voy a escuchar más tranquilo al balcón-terraza del décimo piso. Desde ahí, mirando por encima de los bloques de edificios en dirección a la radio, distante unos 500 metros, mi pensamiento mágico (¿irracional, diría Figueroa?) quizá crea hacer más propicia la suerte del juego.
Y en cuanto a los nuevos Párrafos de jueves y viernes, deberé vivirlos antes de esbozar una evaluación, pero es claro que se trata de algo que me alegra –en la medida en que puede alegrarse por algo un desengañado, un amargado del mundo. El jueves y el viernes, junto con el miércoles, son mis francos, así que quizá –quizá paradojalmente- no extrañaba tanto la falta del programa; siempre hay otras cosas que hacer. Sería, sí, una verdadera carencia, una abstinencia de riesgo, si me faltaran los Párrafus “laborales” de lunes y martes; sin esa media hora de recreo, de crispada intensidad, el aburrimiento de la noche (la rutina de los otros programas, la inactividad, el sueño que impide leer) podría ser letal. Y a esa media hora, además, la estiro por un rato mediante la escritura, improvisando algo en torno al programa –algo bastante pobre en las últimas semanas, porque estoy sin compu, tanto en el banco como en casa, y se me hace cuesta arriba escribir a mano; es increíble como se acostumbra uno a ciertas comodidades, como nos somete el aburguesamiento. ¡Hasta tuve que copiar y pegar de Internet, los dos últimos miércoles!
¡Mier...coles!
No. Lunes a viernes –estrictamente hablando. Queda dicho.
Quede dicho también que me alegra, me entusiasma, me intensifica, me colma, casi, esta nueva frecuencia Parrafista; que felicito a Hugo; que seguramente lo molestaré menos ahora –porque la competencia será mayor-, pero que a veces menos es más; que ojalá el crecimiento del programa redunde en un crecimiento del Blog; que dios nos ayude, como dijo el otro, y, como siempre, que gane… el que más rápido llegue al teléfono –de los que más saben.
Buena suerte.

viernes, 28 de marzo de 2008

Crisis del campo


...Hugh Heffner, el empresario de esa 'Disneylandia para adultos' llamada Playboy, a quien debemos la más precisa definición de los sistemas políticos: "Socialismo: tenemos dos vacas, le damos una al vecino. Comunismo: tenemos dos vacas, el gobierno nos quita las dos pero nos da la leche. Fascismo: tenemos dos vacas, el gobierno nos quita las dos, nos vende la leche. Nazismo: tenemos dos vacas, el gobierno nos quita las dos y nos fusila. Capitalismo: tenemos dos vacas, vendemos una y con el dinero nos compramos un toro."

María Moreno, "Hacerlo en masa", en "El fin del sexo y otras mentiras", Sudamericana, 2002

jueves, 27 de marzo de 2008

Más Párrafus Interruptus

¡Por fin!
Cuando ya casi desesperábamos, las autoridades de radio Nacional tuvieron a bien premiar la constancia de nuestro conductor (y de sus oyentes, importantes puntos de audiencia incluso en una radio pública) ampliando su posibilidad de repartir cultura a los cuatro vientos.
Desde el próximo domingo, despuès de la medianoche, tendremos Párrafus toda la semana. Bueno, digamos: de lunes a viernes, siempre en su horario de las 00.30.
Se amplían, creo, las posibilidades de participación de los oyentes. Quiero decir, se multiplica la chance de que sigamos recibiendo nuevos ganadores, lo que ya ocurrió (como si fuera un presagio) por partida doble en el mes de marzo. Y se agrandará también, felizmente, el bagaje literario de todos nosotros, merced al enriquecimiento propiciado por nuestro Hugo Paredero, el Lector Nacional.
Felicitaciones y buena suerte.

Jueves 27 de marzo

DE UN CIENTIFICO A OTRO

Puntilloso desconocedor de la literatura contemporánea, anoche, por el título de la primera parte ("El reino perdido") y por la reunión de científicos en un laboratorio, solo atiné a pensar en "Parque Jurásico", de Michael Crichton. Llamé y pregunté. No era. Era "Las partículas elementales", de otro Miguel, el ingeniero y novelista francés Houellebecq. Ganó el coequiper Quique, el computador científico Figueroa, de Trelew, felizmente retornado a las lides.

APENDICE

Por otra parte, acerca de la reiterada recomendación de Hugo en torno a no interrogar, sonsacar, extorsionar o piquetear al nuevo telefonista Rodrigo, ¿será necesario que explicite mi última -anteúltima- tentativa infructuosa? (Ya conté que llamé el lunes para verificar, primero, nacionalidad, y después identidad del autor ininterrupto. Pregunté, entonces: "¿Es hm-hm-húm?" "Sí" "¿El apellido es hm-hm-hm-hm-hm?" "No" Más tarde, ya más seguro, llamé otra vez: "¿El autor es hm-hm-hm?", pregunté. "Sí" "Y en el título está la palabra hm-hm-hm-hm", afirmé. "Sí", confirmó Rodrigo. Pero no tenía mayor idea del nombre del cuento, así que agradecí y corté. Nunca pregunté: "¿De qué nacionalidad es?" "¿Es hombre o mujer?" "¿Vive o ya reventò?") No, no creo que haga falta tanta aclaración. También habrá otros que se lanzan e indagan, así que no hay por qué perseguirse.
En cuanto al texto en el que ya comenté este último Ininterruptus, recibí alguna crítica debido a las pistas, dicen, que allí brindo acerca del autor. No lo entiendo así. Por un lado, señalo que las palabras claves están omitidas; y, por otro, creo que el hecho de que en el espìritu del juego sea escencial la ausencia de pistas, no impide que, una vez jugado, y en este medio, independiente del programa, cualquiera pueda abundar en las circunstancias de cualquier Párrafus. Ya lo hizo la ibérica Amparo, en diciembre, proclamando a los cuatro vientos títulos y autores de los dos Ininterruptus de aquel mes, y nadie -excepto la oyente y blogista Marta- le dijo nada ni se rasgó las vestiduras. Pero bueno, tampoco quiero perseguirme con respecto a esto. Pero entiandanmé. Si Henry Miller, en el final de "La crucifixión rosada", expuso que el hombre también puede menstruar, yo puedo explicar mi extrema sensibilidad de estas semanas con la circunstancia de mi inesperado embarazo adolescente. Nada más. Hasta el domingo.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Huellas y Rastros



·En la muy hermosa Canción de caminantes, de María Elena Walsh, está escondido y homenajeado un conocido “otro parrafista” :

Porque el camino es árido y desalienta
Porque tenemos miedo de andar a tientas
........
Dame la mano y vamos ya,
dame la mano y vamos ya.

Si por delicadeza perdí mi vida
Quiero ganar la tuya por decidida
........
La frase pertenece a un poema de Arthur Rimbaud, muy admirado y reconocido, como se ve.

·Y esta otra, una preciosura; El buen modo, de la misma autora, esa que comienza:
Tengo tanto que agradecer
al que me dio de beber
cuando de sed yo afligía
...
la compuso como homenaje a la dulcísima Canción para el Auvernés, de Georges Brassens:

Es para vos esta canción
vos que una noche sin dudar
me diste fuego y algo más
cuando me faltaba calor.
..........
Es difícil traducir poesía, y más a Brassens, lleno de modismos, por lo que me permito recomendar las de Julio Ardiles Gray sin desmerecer a nadie. Me olvidaba, el dibujo es de H. Sábat.

Saludos cordiales.

Miércoles de Internet (y María Moreno)





Louis Charles Alfred de Musset
1810-1857. Poeta francés.


Ni la ausencia ni el tiempo son nada cuando se ama.

Lo malo del amigo es que nos dice las cosas desagradables a la cara; el enemigo las dice a nuestras espaldas y como no nos enteramos, nada ocurre.

El beso es el contacto de dos epidermis y la fusión de dos fantasías.

Lo más ofensivo que pueda lanzarte a la cara tu peor enemigo no se compara con lo que tus amigos más íntimos hablan de ti a tus espaldas.

El único idioma universal es el beso.

Se puede amar sin sufrir cuando se ama sin enrojecer.

Lo realmente importante no es llegar a la cima; sino saber mantenerse en ella.

No hay auténtico genio sin paciencia.

Desprecia al hombre orgulloso que se avergüence de verter lágrimas.

A falta de perdón, deja venir el olvido.


MIMI PINSON

(Música: Aquiles Roggero / Letra: José Rótulo)

Un día más,
un año más,
que estoy perdido en la neblina...
En esa niebla de la noche parisina
que te alejaste para nunca retornar.
Yo te llamé,
Mimí Pinsón,
porque tu afán de ser coqueta
te fue arrastrando al igual que la Griseta,
y el mismo mal, y su final
te castigó.

Mimí Pinsón,
yo te soñé en la novela de Musset
y te encontré después en mi destino...
¡Qué cortos fueron los caminos de los sueños
y qué vanos los empeños,
por salvarte de la muerte!
Sigue la nieve castigando el ventanal,
y yo con esta soledad...
Mimí Pinsón,
aún te busco por las calles de París...
Igual que ayer te veo y te presiento;
pero es inútil, no vienes a mi encuentro,
Mimí Pinsón...

Un año más
que tú no estás,
y nuevamente la neblina
trae recuerdos de mis noches parisinas,
y en el recuerdo, nuevamente, vuelves tú...
Estás en mí,
te vuelvo a ver...
Y en mis delirios de poeta
beso tus manos y el manojo de violetas...
¡Igual que ayer, igual que hoy
y siempre igual!


"Escribo sobre lo que no sé. Si lo supiera, ¿para qué lo escribiría? La escritura inventa, lejos de la vanagloria de responder a una suerte de acopio de conocimientos que una autoridad en ausencia y esfinge le ha dado la venia de echar a rodar. En suma, soy periodista, fiel a la anécdota de Raúl Damonte Taborda, quien, mientras se sometía a un examen para ingresar al diario Crítica, una de cuyas bolillas era escribir sobre Dios, quiso precisar: ¿A favor o en contra?"

María Moreno, "Preliminares", en "El fin del sexo y otras mentiras", Sudamericana, 2002

martes, 25 de marzo de 2008

Suicidio sin dolor




"Es como un suicidio", me dijo Cristina, "sabía que iba a leer algo difícil, lo anticipó, y lo hizo igual." "Puede ser", dijo yo. En fin...
Fines de marzo, primer ininterruptus del año. No está mal, para un año que será, según presagié, más y más difícil -¡para mí!
Pero más me inquieta la oscura promoción de Nacional en la que se adivina un cambio en la programación a partir el próximo lunes. Tom Lupo ya lo anunció esta noche: él y Pancho Muñoz van a continuar "de algún modo" en la radio, pero A Troche y Moche termina esta semana. ¿Tendremos alguna modificación en Párrafus? ¿Será para mejor? ¿Será para peor? ¿Será para mí? Casualmente, en estos días empieza a hablarse en mi trabajo de algunos cambios en los diagramas. Un traslado al turno diurno, para el que debería levantarme a las cinco de la mañana, sería desastroso para mi participación en el programa. Pero ya veremos...
Sobre el juego vacante de hoy, diré que me dio la pista acerca de la nacionalidad del autor la mención de "un sobre al estilo occidental". Llamé y verifiqué con Rodrigo (sin sonsacarle nada) también la identidad, pero, aunque hay una palabra omitida fácil de deducir, no acerté con el título del cuento. En fin, ya veremos còmo nos va la próxima vez que se visite a este autor -seguramente en su faceta de novelista, que quizá es más conocida (aunque no tanto como la de suicida).
Buenos días.

lunes, 24 de marzo de 2008

Los otros Parrafistas IX

En la mañana del 12 de octubre de 1929, un transatlántico atracó en Puerto Nuevo, trayendo a bordo al piloto civil Antoine de Saint Exupery, de 29 años. La Compañía Aeropostal la Argentina, filial de la Compagnie General Aeropostale, se había instalado en la Argentina para explotar el traslado de correspondencia aérea, y Saint Exupery, que había volado en Africa y Europa, fue nombrado inspector de la zona. Las oficinas de la nueva empresa estaban en la calle Reconquista y Saint Exupery alquiló un departamento cerca de allí, en el sexto piso de la galería Guemes, con entrada por Florida 165.
(...)
Saint Exupery no conocía a nadie en la Argentina, por lo que se limitaba a convivir con el resto de los pilotos franceses y miembros de la compañía. Su desahogo eran las cartas que enviaba a su madre y a algunos amigos íntimos en Francia. "En esta ciudad soy un prisionero... Buenos Aires, ciudad lúgubre, se diría un pastel mal cocido... gentes tristes y ni un lugar donde pasear. Los arquitectos volcaron su genio en privarla de todas sus perspectivas... Detesto tanto la Argentina, y sobre todo Buenos Aires... una enorme ciudad de cemento... me pregunto cómo puede penetrar la primavera a través de estos millones de metros cúbicos de cemento. Pienso que en verano, un geranio en una maceta, se muere..."
(...)
En el sexto piso de la galería Guemes, Saint Exupery padecía su soledad. Para combatirla adoptó un cachorro de foca que vivía en la bañera y al que la portera alimentaba durante las ausencias del dueño de casa con canastas de pescado fresco. Pero el piloto solitario tiene una descarga: escribe y corrige incansablemente uno de sus más bellos libros, Vol de Nuit (Vuelo nocturno). Le cuenta a su madre: "Escribo un libro sobre el vuelo nocturno. Pero, en su sentido más íntimo, es un libro sobre la noche." El primer manuscrito tiene cuatrocientas páginas, pero queda reducido a poco más de cien. Le bastan para contar la odisea de un hombre solo que desafía la inmensidad de la noche sobre el cielo.. Vuelo nocturno condensa esa poesía de la libertad que es la música intransferible de Saint-Ex (así lo llamaban sus compañeros), su fervor por la aventura como dimensión donde habita lo mejor del hombre. Sus descripciones de los campos y pueblos del sur del continente vistos desde el aire en la alta noche son inolvidables. También Buenos Aires, esa cuadrícula interminable de luces, es un espectáculo difícil de olvidar; a condición de que se la vea desde el aire: entonces, dice, ella es como "un fondo del mar".

"Al pie de la letra - Guía literaria de Buenos Aires", Alvaro Abós, Grijalbo, 2005

(Antoine de Saint Exupery, Parrafista 114, 28 de diciembre de 2006)

viernes, 21 de marzo de 2008

¡Como es la cosa...!

¡Como es la cosa, Tolosa!
Hace un rato, antes del programa, hojeando el nunca leído, siempre hojeado, "La interpretación de los sueños", del doctor Freud, di con un dístico allí citado que me hizo acordar de Parrafus.Es este:

"Serenamente, en el bote salvado,
entra en el puerto el anciano"
(Cap. VI, H, III)

Estos versos, amén de remitir al título del cuento que se leyó este lunes, son de Schiller. Y de Schiller fue la lectura que, hace unos meses, me llevó a contar en el Blog cómo es el procedimiento de grabación del programa y reutilización del cassette que llevamos a cabo con Cristina: ella me graba los Párrafus de lunes y martes, cuando estoy en el trabajo, y los miércoles, que estoy de franco, tras escucharlos nuevamente (y copiar mi participación, si la hubo), yo lo utilizo otra vez. Pero hoy, justo hoy, cuando recuerdo esto, hete aquí que el espléndido programa con Héctor Gagliardi me lleva a decidir ya mismo que este cassette salga de circulación y no se grabe más, porque este Párrafus hay que guardarlo.
Como ya conté, estoy sin PC en estos días. Su reparación va para largo, y la vieja, perdida costumbre de escribir a mano, me impide ahora -por suerte, dirán algunos- abundar en las connotaciones que la lectura (y la voz) de este poeta tienen para mí. Sin embargo, como llueve afuera, escribo un rato más.
No reconocí los primeros versos, pero la lectura de Hugo, quisiera o no, fue mimetizándose poco a poco con la tan particular entonación de Gagliardi, así que enseguida supe el autor. Pero no recordé nunca el título de su libro, así que ni intenté llamar.
Llamó y ganó por primera vez la oyente Marta Escarpite, de Isidro Casanova. El libro de Gagliardi se llama "Por las calles del recuerdo". Y recuerdo... uno solo, permitanmé. Recuerdo que vivíamos en la calle Andalgalá de Isidro Casanova (Andalgalá 2375) cuando mis viejos, los miércoles a la noche, miraban en canal 9 "Grandes valores del tango", donde a veces actuaba Gagliardi. Yo tenía 9, 10, 11 años..., y. ¿qué me llevaría a escribir el otro día que, cuando era chico, yo quería ser grande para morir joven?
La oyente Marta, una abuela ama de casa, amante del tango (contó que escucha Párrafus a la espera de "La fonola", la audición tanguera de la trasnoche de Nacional), dijo que tiene cassettes de Gagliardi, pero que a su libro, leído hace mucho, nunca lo pudo volver a encontrar. Hoy se lo ganó, y me alegro sinceramente por ella. Pero sigue lloviendo, y yo no tengo ni el libro con los poemas, ni los cassettes con los sentidos recitados del poeta, así que ya mismo, a la media hora de finalizado este Párrafus, voy a rebobinar la grabación, después voy a romperle las lenguetas de protección al cassette, para no usarlo otra vez por error, y después voy a dormirme escuchando de nuevo a "el triste", el popular, el sencillo, el entrañable Héctor Gagliardi.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Títulos III

"La primera novela de Roberto Arlt, cuyo título primitivo era 'La vida puerca', y que cambió de nombre a instancias del protector de Arlt, Ricardo Guiraldes, es un texto fuertemente autobiográfico; narra las aventuras de un adolescente criado en el barrio de Flores, que sale a conquistar el mundo"

Alvaro Abós, "Al pie de la letra -Guía literaria de Buenos Aires" Grijalbo, 2005

Alquimistas

Martes, teatro. Teatro isabelino. Y sibilino estuvo nuestro conductor: ya que faltan más de trescientos programas para que de inicio la reiteración de autores, el Hugo repite esta noche un título. El 27 de marzo de 2007, el Parrafista 147 fue Paulo Coehlo con su novela "El alquimista". Esta noche, Verónica Cornejo, otra sibila (ya le dije 'Bruja', le dije 'Princesa', y ella me ignora) volvió al ruedo respondiendo que se leía "El alquimista", de Ben Jonson. Que, por lo que aquí encontré en la Internet, parece más interesante que el brasilero.

"Poeta y dramaturgo inglés cuyo conocimiento de los clásicos, talento para la sátira y estilo brillante lo convierten en una de las principales figuras de la literatura inglesa. Jonson nació en Westminster, probablemente el 11 de junio de 1572; estudió en la escuela de la misma ciudad y trabajó en el negocio de albañilería de su padrastro. En 1592, después de servir brevemente en el Ejército inglés en Flandes, ingresó en la compañía de teatro londinense de Philip Henslowe como actor y aprendiz de dramaturgo, donde corrigió obras del repertorio y, al parecer, desempeñó el papel de protagonista en La tragedia española de Thomas Kyd. La primera obra de teatro original de Jonson, Cada cual según su humor, se estrenó en 1598 por la compañía de Lord Chamberlain con William Shakespeare en el reparto. La obra era una adaptación del dramaturgo latino Plauto, para la escena inglesa. Aquel mismo año, Jonson mató en duelo a un actor de la compañía y escapó por poco a su ejecución. La siguiente obra que escribió fue Cada cual sin humor (1599), un trabajo ambicioso que fue la obra de teatro más larga jamás escrita para el teatro público inglés y que fracasó estrepitosamente. Ambas obras estaban en la misma línea. Jonson había creado una especie de comedia de situación con personajes excéntricos que representaban cada uno un temperamento o humor humano. Durante los próximos cuatro años escribió varias comedias, como Las diversiones de Cynthia (1600) y El poetastro (1601), en la que satirizaba a otros escritores, sobre todo a los dramaturgos ingleses Thomas Dekker y John Marston. Dekker y Marston respondieron atacándole en su Satiromastix (1600), pero decidieron acabar con su enemistad pública, y en 1604 Jonson colaboró con Dekker en La diversión del rey y con Marston y George Chapman en Rumbo al este (1605). Cuando Marston y Chapman fueron encarcelados por las opiniones vertidas en esta última obra, Jonson se unió a ellos voluntariamente.

A partir de 1603 Jonson empezó a escribir mascaradas para diversión de la corte del rey Jacobo I Estuardo, al parecer cumpliendo con su papel de poeta laureado desde 1616. Las mascaradas sirvieron para poner de manifiesto su erudición, talento y versatilidad, y en ellas saca a relucir su mejor poesía lírica. Estas mascaradas, incluyendo El sátiro (1603), Mascarada de la belleza (1608) y Mascarada de las reinas (1609), se representaron casi siempre en elaborados escenarios italianos diseñados por el célebre arquitecto inglés y diseñador de escenarios Inigo Jones. Al mismo tiempo que escribía para la corte, Jonson continuó trabajando para el teatro comercial. Durante este periodo creó dos tragedias históricas, Sejanus (1603) y Catilina (1611), y cuatro comedias brillantes que consolidaron su reputación como dramaturgo: Volpone (1606), Epiceno o la mujer silenciosa (1609), El alquimista (1610) y La feria de san Bartolomé (1614). Sus diversos escritos, que incluyen epigramas, epístolas y poemas líricos, están reunidos en El bosque (1616) y Underwoods (publicado póstumamente en 1640). El bosque incluye su canción más famosa, "Bébeme sólo con los ojos". Sus últimas obras de teatro, como El cuento de una tina (1633), tuvieron menos éxito, pero siguió siendo una figura destacada entre los escritores de la época. A pesar de sus enemistades literarias, Jonson fue el decano y el principal ingenio de un grupo de escritores que se reunían en la taberna Mermaid del distrito londinense de Cheapside. Aunque su talento creativo se plasmó en obras diversas, fueron sus teorías críticas las que más influyeron en la literatura inglesa de los reinados de Jacobo I y Carlos I. Buscó el perfeccionamiento del drama inglés como forma literaria aplicando las estructuras y reglas clásicas, luchó contra la mezcla de tragedia y comedia, y fue un activo abogado de los principios del drama establecidos por Aristóteles, que elogió a expensas de la flexibilidad y las propiedades improvisadoras de dramaturgos como Shakespeare. Su obra tuvo gran influencia en la comedia durante la Restauración (1660-1685) y durante los siglos XIX y XX. La importancia actual de Jonson reside en sus comedias costumbristas y en su ingenioso y cómico retrato de la vida londinense de la época."

martes, 18 de marzo de 2008

Fuerzas de flaqueza

Hemos aprendido algo más sobre Stephen Crane (1871-1900). Hasta hoy, sólo conocía su nombre y el título de su obra más célebre. No sabía de su muerte joven.
Infinidad de veces vi en las librerías su multieditada novela "La roja insignia del coraje"; alguna vez leí la contratapa y supe que trataba sobre la guerra civil norteamericana, que el autor fue casi contemporàneo de los hechos (o de sus secuelas), pero nunca me decidí a comprarla. (Siempre me pregunté si la "roja insignia" de la que habla el título -también traducido como "el rojo emblema"- será una herida de guerra.) La semana pasada, en uno de esos canales de películas viejas (Retro o TCM), dieron una versión cinematográfica. Tampoco la ví. La verdad, el tema no me interesa. Pero hoy Hugo leyó un cuento de este autor ("En el bote" o "The open boat", de 1897) y con las cosas que contó de él me lo hizo un poco más atractivo. Sobre todo, con lo de su prematura muerte. (Cuando era niño, yo quería ser grande para morir joven. No pudo ser.)
Crane escribió también, a los 22 años, una novela llamada "Maggie, una chica de la calle". Escribió también poesía: "Los jinetes negros" y "La guerra amable". Fue corresponsal en la guerra greco-turca y en la de Cuba con España. En esas circunstancias padeció un naufragio, donde nació, en 1896, el cuento leído en Párrafus; además, contrajo tuberculosis, y parece que esta enfermedad lo llevó a la tumba, a los 28 años, el 5 de junio de 1900. El título del cuento y el escaso minuto que Hugo pudo leer (hasta que apareció Mario Solaquián con la respuesta correcta) me hicieron recordar "A la deriva", el cuento de Horacio Quiroga, y una película de Hitchcock, creo que de su período inglés, llamada algo así como "Ocho hombres en un bote". También recordé, por supuesto, ese libro del humorista J.K.J que siempre recomienda Dolina -que no nombro porque puede llegar a aparecer en el programa.

domingo, 16 de marzo de 2008

Semana exangue



Sobre John Le Carre no se me ocurre nada -excepto que no creo que me guste. Sobre Miguel Hernández, ¿qué más decir?
Creo que Hugo, como pocas veces, demostró su especial predilección por el autor elegido. Lo leyó con tono apasionado, siguió leyéndolo después del juego e incluso ilustró el epílogo del programa con un abarcador potpourri de las canciones que hiciera Serrat con la obra del poeta de Orihuela -mediante las cuales, en su momento, muchos conocimos a Hernández. Y sobre el tercer autor de la semana, no sé. A medida que avanzaba la lectura y pasaban los minutos, me asombré una vez más pensando en lo poco que se conoce de la literatura brasileña en nuestro país. (El origen de la lectura lo intuí por las menciones de Rio y de los cruzeiros.) Los probados plurilectores de Párrafus no supimos esta vez de qué se trataba. Por fortuna apareció una ganadora nueva, Susana Petinatti, de Chacarita, 49 años ("ya casi cincuenta"), taquígrafa de profesión -la esperada y recientemente invocada ganadora número 50. Ella dijo, a los diez minutos, que se estaba leyendo el cuento "La bolsa y la vida", de Carlos Drummond de Andrade. De Miguel Hernández se leyó "Perito en lunas", su primer libro, y ganó Verónica Cornejo. Del inglés John Le Carre, especializado en el género espionaje, se leyó "El espía que vino del frío", su tercera novela, y el que lo dedujo fui yo -pero inutilmente. Es domingo por la noche, estoy tipeando este triste texto en un locutorio porque se me rompió la PC, y esto, amén de otros detalles, hace que sea un alivio finalizar acá una muy mala semana.
Buenas noches.

Post Scriptum: Gracias, Fernando Terreno, por las instrucciones para agregar imágenes al Blog.

viernes, 14 de marzo de 2008

Nombres

"La importancia de llamarse de cierto modo y no de otro parece encerrar uno de los más evidentes secretos de la trascendencia. ¿Hubiera logrado 'El Hm Hm-hm' convertirse en lo que es, de haber insistido Hm-hm Hm-hm-hm con 'The High Bouncing Lover' como título original para su novela? ¿Cómo se consideraría 'La tierra baldía' si T.S.Eliot se hubiese empacado con 'He Do The Police In Different Voices'? Joseph Heller, en una memoir de reciente aparición, explica los verdaderos motivos que lo llevaron a publicar su célebre novela como 'Catch 22' en vez del original 'Catch 18'. Heller cuenta que después de haber entregado el manuscrito a la editorial, descubrió que entre las novedades que llegarían se encontraba una novela de Leon Uris llamada 'Mila 18'. Alejado de las disquisiciones polifónicas que ocupaban a Eliot y del romanticismo bello y maldito de Hm-hm-hm, pero preocupado por la posible confusión ('Tiene esa novela No-sé-cuanto 18'?), Heller decidió sumarle cuatro."

Fuente: Suplemento 'Radar', Página 12, 1999

jueves, 13 de marzo de 2008

Comentario de Santiago

Santiago ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Seudónimos":

Después de todo, cabría que preguntarse que cosa horrible que son los nombres. Toda nuestra vida estamos sujetos a nombres, ¿somos nombres o tenemos nombres? ¿O en realidad no tenemos nada?
El nombre es nuestra primera abstracción, miserable y alienadora.
Quizás cambiarse el nombre pueda ser una sátira fallida a ese ejercicio unánime de ese etiquetamiento masivo y totalitario



Publicado por Santiago para Los Parrafistas a las 13 de marzo de 2008 17:31

Seudónimos

Mark Twain se llamaba Samuel Langhorne Clemens (1835-1910). Tomó su nombre literario hacia 1860, cuando trabajaba en vapores comerciales que recorrían el Mississippi.
Cuando los pilotos mandaban a sondar la profundidad del río, para evitar encallar en los bajos y asegurarse que hubiera más de 2 brazas de profundidad, indicaban al grumete de proa: ¡mark twain! (¡señalen 2!)
2 brazas = 2 x 1,83 metros = 3,66 m
La profundidad se medía con una plomada y luego al recoger el piolín estirando los brazos, se contaban las “brazas” de hilo mojado o los nudos que las marcaban. Prueben a hacerlo y verán que hay aproximadamente 1,80 desde una mano a la otra, estirando los brazos.

Pablo Neruda se llamaba Neftalí Ricardo Reyes (1904-1973). Tomó el apellido hacia fines de 1920, de Jan Neruda, poeta y cuentista checoeslovaco, del siglo XIX. Posteriormente J. Neruda; junto con otra escritora de la misma época, Bozena Nemvová, fueron rescatados como autores de los mejores cuentos populares checos por Julius Fucik.
Un tiempo después, en 1943, Fucik, también escritor, fue asesinado por los ocupantes alemanes.


Carlos Monsiváis (1938), escritor mejicano, firmó algunos de sus trabajo como Bruno Díaz. Acá es un poco más gracioso,ver de dónde lo tomó.

lunes, 10 de marzo de 2008

49 y 51

Atendiendo a la demanda de nuestro conductor, elaboré detenidamente, en el curso de esta sabatina jornada laboral, una lista de los ganadores que al día de la fecha inscriben su nombre en el dilatado podio Parrafista. Por orden de aparición en el programa, son los siguientes:


1) Laura Falcoff - 04/04/06- “Los premios”, Julio Cortázar
2) Verónica Cornejo - 05/04/06- “La gaviota”, Anton Chejov
3) María Suárez –06/04/06- “Berenice”, Edgar Allan Poe
4) Héctor Rosario –12/04/06- “El otoño del patriarca”, G. García Márquez
5) Olga Aloia –13/04/06- “Esperando a Godot”, Samuel Beckett
6) Marcelo Perenchio –18/04/06- “Las ruinas circulares”, J. L. Borges
7) Gladys Marín –19/04/06- “Barranca abajo”, Florencio Sánchez
8) Fernando Terreno –26/04/06- “Como agua para chocolate”, Laura Esquivel
9) Eduardo de Vicenzi –03/05/06- “Mateo”, Armando Discépolo
10) Julián Sánchez –04/05/06- “El jugador”, Fedor Dostoyevski
11) Mirtha Shen –09/05/06- “El almohadon de plumas”, Horacio Quiroga
12) Marcelo Smulevicz –10/05/06- “Triste, solitario y final”, Osvaldo Soriano
13) Roberto López Motta –18/05/06- “Gris de ausencia”, Roberto Cossa
14) Laura Santos –24/05/06- “El mundo ha vivido equivocado”; Roberto Fontanarrosa
15) Ana Anfoso –01/06/06- “Bodas de sangre”, F. García Lorca
16) Martha Sanders –06/06/06- “El cumpleaños de Juan Angel”, Mario Benedetti
17) Gustavo Glandsman –13/06/06- “El extranjero”, Albert Camus
18) Juan Morales –27/06/06- “¡Jettatore!”, Gregorio de Laferrere
19) Hugo Viggiano –29/06/06- “Doña Flor y sus dos maridos”, Jorge Amado
20) Ana Mazía –25/07/06- “De los Apeninos a los Andes”, Edmundo de Amicis
21) Cristina Rabus –27/07/06- “Yo el supremo”, Augusto Roa Bastos
22) Olga Díaz –02/08/06- “La fiaca”, Ricardo Talesnik
23) Pablo Rafecas –10/08/06- “El hombre que fue jueves”, G.K. Chesterton
24) Nina Biondi –05/09/06- “El padrino”, Mario Puzzo
25) Luis Gobea –28/11/06- “Diario del año de la pesta”, Daniel Defoe
26) Hermes Barzanoglou –05/12/06- “La mujer rota”, Simone de Beauvoir
27) Gabriel Shapiro –27/12/06- “Al acecho”, Isidoro Blaisten
28) Cecilia Curia –09/01/07- “La casa de azucar”, Silvina Ocampo
29) Quique Figueroa –30/01/07- “Los monederos falsos”, André Gide
30) Sebastián Fernández Siati –27/02/07- “Los papeles de Aspern”, Henry James
31) Alicia Abregú –01/03/07- “Otoño imperdonable”, María Elena Walsh
32) Sonia Vaquero –15/03/07- “Historias para ser contadas”, Osvaldo Dragún
33) Carlos Mina –21/03/07- “Zama”, Antonio Di Benedetto
34) Liliana Saidón –22/03/07- “Poemas”, Juana de Ibarbouru
35) Adriana Alemani –27/03/07- “El alquimista”, Paulo Coelho
36) Adrían Contreras –10/04/07- “Libertad bajo palabra”, Octavio Paz
37) Mario Solakián –12/04/07- “Los padres terribles”, Jean Cocteau
38) Fernando Venesiale –31/05/07- “Los ojos de Celina”, Bernardo Kordon
39) Jorge Aloy –20/06/07- “El puente sobre el río del buho”, Ambrose Bierce
40) Martín López –14/08/07- “El gigante Amapolas”, J.B. Alberdi
41) Ladislada Martínez –13/09/07- “Rimas”, G.A. Becquer
42) Juana Recht –25/09/07- “Sábado”, Ian McEwan
43) Olga Mercado –04/10/07- “Papeles de recienvenido”, Macedonio Fernández
44) Rodolfo Laveri –18/10/07- “Cándido o el optimismo”; Voltaire
45) Sandra Vela –30/10/07- “Ese manco Paz”, Andrés Rivera
46) María Cristina Alonso –27/11/07- “La tierra del fuego”, Sylvia Iparraguirre
47) Enrique Tozzini –06/12/07- “Historia del niño malo”; Mark Twain
48) Marcelo Bonalume –10/01/08- “Venecia”, Jorge Accame
49) Alberto Lagunas –26/02/08- “Himnos a la noche”, Novalis

En verdad, lo que Hugo solicitó fue un sencillo repaso y cálculo para determinar la cantidad de ganadores que tenemos en el actual ciclo nocturno de Párrafus. La afición por las estadísticas, que heredé de mis antepasados celtas, hizo que quisiera establecer también la prolija lista precedente, donde se lee título y autor de la obra con la que cada uno de ellos ganó por primera vez, como así también la fecha de esa victoria.
Tenía una vaga idea previa del resultado del cálculo, pero la verdad es que creí que ya habíamos pasado de los cincuenta oyentes ganadores. Bueno, falta uno para alcanzar al menos esa cifra, y tal vez lleguemos en este recién iniciado mes de marzo -al cabo del cual se completan dos años de programa. Por el momento, cabe decir que somos 49 los que nos repartimos las 280 victorias... Y Cristina, que cuando hay números de por medio lee sobre mi hombro, dice que el promedio es de 5.7 para cada uno. Pero yo me apresuro a recordarle que 51 triunfos son míos, que felicito mucho a todos los demás, que sigan participando, crezcan y se multipliquen, pero, querida, a hacer tus álgebras y algoritmos con los otros 229...

sábado, 8 de marzo de 2008

Debut - Labute

El martes me gané el libro de donde se leyó "El debut de la piba". La edición, de Argentores en colaboración con Biblos, es mejor que la que yo tenía. Incluye un prólogo de Mirko Buchín (¿el autor de "Che che Chela"?) y un epílogo de Cernadas Lamadrid, quien hiciera una puesta televisiva de la pieza en el viejo canal 7, a comienzos de los ´70. Copio una de las críticas que aparecen en el apéndice:
"Nada se opone a que un sainete nos proporcione todos los valores estéticos de lo que podríamos denominar arte mayor. En esta obra del señor Roberto Cayol estrenada el sábado en el teatro Nuevo, con un éxito franco, encontramos, efectivamente, conjunción tan feliz de calidades superiores, que no vacilamos en adjudicarle el mérito de ser la primera en su género en el año pasado y en el actual.
"Haciendo reir constantemente el autor ha logrado dar preeminencia a un asunto sentimental y tierno, tratado con finura y equilibrio. En ningún momento llega la acción al sentimentalismo, esa falsificación de la realidad. Y en un desarrollo normal, sin quebrar la unidad de acción -lo cual es otra excelencia de la pieza-, el señor Cayol hace triunfar los derechos del corazón y la verdad sentida.
"Un matrimonio del bajo pueblo, constituido por dos seres ingenuos, es inducido a abandonar su vida tranquila con el incentivo de una gran ganancia. Un amigo de la casa, Cigorraga, induce al marido, Venancio, a que haga de Catalina, su mujer, una tonadillera criolla. El plan estaría en irse a España a cantar en Madrid canciones argentinas. Hace las composiciones un poeta arrabalero llamado Carmona.
"(...)
"Más que en el argumento, pues, el valor del sainete está en lo ingenioso de los diálogos, en la validez chispeante del chiste, en cierta graciosa simplicidad, en el colorido y en la verosimilitud. Además, su éxito indudable reside en la interpretación verdaderamente feliz de todos los artistas, entre los cuales descuella la señora Lea Conti, que hace un derroche de finura y de nuance en sus inflexiones de voz, en sus gestos y sus expresiones."

(Diario La Unión, 24 de abril de 1916)

Lea Conti. ¿Quièn sería? Bueno, hoy, ese nombre olvidado del espectáculo nacional, es quien me lleva a que lea y cuente.
Mireia Gubianas. ¿Quièn es? Parece española, por el acento, y es la protagonista de la obra "Gorda", que en estos dìas puede verse en Buenos Aires. La otra noche fuimos a verla con Cristina -por iniciativa de ella, claro.
Esta vez no nos ganamos la entrada; oblamos concienzudamente los simpáticos 40 pesos que cuesta cada una de las más baratas localidades del Paseo La Plaza. Tal vez la apreciable gestualidad y los variados tonos de Gabriel Goity (conocidos a traves de la televisión, no tan puestos en juego aquí) merecían el pago de una mejor ubicación en la sala, pero de todos modos se escuchó bien y pudimos seguir panorámicamente la acción desde donde nos encontrábamos.
En algún momento (Párrafus está siempre en mi mente), me pregunté si la obra de un norteamericano contemporáneo y transgresor puede tener algo de sainete. Sin saber acabadamente, por cierto, en qué consiste este añejo género porteño, me respondí que tal vez sí. Tal vez el humor, ácido o patètico hoy en día, pero al alcance de todos, y también esa cualidad que modernamente se denomina "lo polìticamente correcto".
La pieza trata de un hombre cualquiera, un oficinista de clase media, que en un fast food conoce a una gorda glotona y poco a poco se enamora de ella. La mujer le corresponde e inician una relación. Pero él padece el agobio del "qué dirán", y esto socava poco a poco su romántico transporte, hasta retraerlo a un clásico cul de sac. El autor (Neil Labute, de quien hace unos meses, casualmente, vimos un film en Hallmark que trataba (previsiblemente en ese canal) de las dificultades de una sordomuda) reivindica el derecho a la diferencia y pone de manifiesto nuestra intolerancia a lo que se aparta del canon. No está mal. Tal vez sea necesario que cada tanto (con un tema u otro) se refresquen esas nociones. Tal vez el público que concurre al Paseo La plaza (de pieles aporcelanadas de maquillaje o de sol) lo necesite. Yo salí pensando que con 40 pesos me podría haber comprado algún libro de ensayos de Ricardo Piglia, y por despecho entré a la librería El Libertador, de Corrientes, y me llevé "Al pie de la letra -Guía literaria de Buenos Aires", de Alvaro Abós, por 10 mangos. Pero me gustaron las actuaciones de Goity y de esta fulana Gubianas. También actúan (hacen de compañeros de oficina)María Socas y Jorge Suárez. ¿Me habré acordado por eso del programa?

viernes, 7 de marzo de 2008

Mark cuenta cuentos

Mark Twain se hizo célebre por novelas como Tom Sawyer y Príncipe y mendigo.
Pero, no menos interesantes son sus cuentos, que escribió durante 45 años.

La editorial Claridad [en todo sentido] comenzó a publicarlos, y arrojó luz sobre el particular.
Ya salió el primero de cinco volúmenes. Incluye títulos recomendables como
"Canibalismo en los vagones del tren" y "Cómo llegué a ser editor de un diario agrícola".

Twain, fue un humorista y escritor estadounidense muy popular.
Nació en la pequeña aldea de Florida, Monroe County (Florida), en Missouri, donde sus padres habían emigrado cerca de un próspero tío suyo, John, propietario de una tienda, una granja y unos veinte esclavos negros. A los cuatro años, su familia se trasladó a la cercana Hannibal (Missouri), puerto fluvial en el río Mississippi y allí realizó sus primeros estudios. Hannibal sirvió de inspiración para el pueblo ficticio de San Petersburgo en Las aventuras de Tom Sawyer y Las aventuras de Huckleberry Finn.
En esa época, Missouri era un estado esclavista y el joven Twain estaba familiarizado con la esclavitud, tema que exploró más tarde en sus escritos.

Su padre murió de neumonía en marzo de 1847, cuando Twain tenía 13 años.
Sin completar su educación, entró al año siguiente a trabajar como aprendiz en imprentas y llegó a ser tipógrafo. En 1851 comienza a publicar algunos breves relatos de viajes en el Journal de Muscatine, que pertenecía a su hermano mayor Orion.
Con este hermano emprenderá otras aventuras diversas en busca de dinero fácil tras la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848.

Mientras, trabaja en imprentas de St. Louis, Cincinnati, Nueva York, Philadelphia y otras ciudades y más adelante es piloto de un barco de vapor, experiencia que le marcará profundamente.
Durante la Guerra de Secesión fue soldado de la Confederación, tras lo cual comienza un negocio de maderas y es minero de plata sin suerte en Nevada.
En este estado, al que fue en compañía de su hermano, secretario del gobierno federal en tal territorio, comenzó a trabajar como periodista en 1862 en el Territorial Enterprise de Virginia City y, al año siguiente, comenzó a firmar con el seudónimo Mark Twain, apellido que en la zona del Mississippi significa dos brazas de profundidad, el calado mínimo necesario para la buena navegación.

Casa de Mark Twain en Hartford, Connecticut en la actualidad, diseñada por Edward Tuckerman Potter

En San Francisco trabajó como periodista para el rotativo The Californian, pero fue despedido tras varias disputas con sus editores, que se negaban a publicar sus artículos más controvertidos. Entre ellos, uno sobre la discriminación hacia los chinos y otro sobre la brutalidad policial. Los trabajos periodísticos de esta época fueron recogidos más tarde en el recopilatorio Mark Twain of the Enterprise (1857).

Tras quedarse sin trabajo y sin dinero, estuvo a punto de suicidarse. A partir de 1864 empezó a frecuentar a otros escritores, uno de ellos Artemus Ward, también humorista y conferenciante, que le animó y le enseñó el negocio de las conferencias. Soportó a duras penas a Francis Bret Harte, con quien colaboró en algunos proyectos y al que acusó de abandonar a su esposa y ser un sablista consumado.

Su relato "La rana saltarina del condado de Calaveras" (1865) le dio una súbita popularidad y ese mismo año firmó un contrato con el Sacramento Union para escribir una serie de cartas sobre el servicio de pasajeros de la recién inaugurada línea de barcos de vapor entre San Francisco y Honolulú. En estas cartas aparece ya perfilado su estilo con una inimitable y mordaz ironía.

Sus editores (Webb, Bliss), empezaron a engañarle sistemática e impunemente sobre las ventas de sus obras. En 1867 viajó a Europa y Tierra Santa, aprovechando para escribir su libro de viajes Los inocentes en el extranjero (1869), donde explota humorísticamente y de forma epistolar -son cartas publicadas primeramente en periódicos norteamericanos- por un lado, la decadencia, pretenciosidad y el aristocratismo antidemocrático europeos, y, por otro, el provincianismo paleto y la irreverencia de los estadounidenses en contacto con Europa. Con su habitual ironía afirmó:

«He descubierto que no hay forma más segura de saber si amas u odias a alguien que hacer un viaje con él».

En 1870 se casó con Olivia Langdon, el gran amor de su vida, a quien llamó Livy. Olivia era hija de un capitalista progresista que ayudó a escapar a muchos esclavos como parte de la red de liberación llamada Tren subterráneo. Al principio Olivia no prestó atención a Samuel, pero tras un año de cartas diarias, terminó por enamorarse del escritor.

La biblioteca de la casa de Mark Twain.

La biblioteca de la casa de Mark Twain.

Twain sigue escribiendo libros de viajes, como A tramp abroad (1880) sobre una excursión a los Alpes y la Selva Negra alemana, y el clásico Vida en el Mississippi (1883, primera novela escrita a máquina), compuesto con materiales publicados o redactados anteriormente y que se centra un periodo de introspección sobre su infancia y juventud y en el que figuran los más valiosos libros narrativos del escritor: Las aventuras de Tom Sawyer (1876), Las aventuras de Huckleberry Finn (1884).

Una inversión en un nuevo tipo de linotipia, la linotipia Paige, le arruinó completamente en el pánico de 1893, pero logró salir de los números rojos dando conferencias por todo Estados Unidos y en todo el mundo. Sobre esta experiencia publicó el libro de viajes Siguiendo del Ecuador (1897). Por entonces, convenció al presidente, general Ulysses S. Grant, para que editase sus memorias.

Además de la bancarrota la desgracia se cebó en su familia. Su hija mayor, Susy, murió de meningitis, Livy se quedó inválida y otro hijo murió por un descuido suyo, como dolorosamente cuenta en su Autobiografía, traducida recientemente (Madrid: Espasa, 2004). Siempre luchando contra los apuros económicos, el escritor se sumió en un negro pesimismo y en una temible misantropía, de forma que incluso él mismo se dio cuenta de que lo que escribía por entonces era demasiado mordaz e impublicable para los parámetros de entonces y dejó instrucciones para que se editase tras su muerte.

Hizo un agotador viaje con su mujer por Sudáfrica, Calcuta, Australia y Nueva Zelanda dando conferencias, y se quedaron a vivir en Nueva York. Su mujer murió en Florencia en 1904 y cinco años después murió súbitamente su hija. De este golpe apenas se recuperó y murió cuatro meses después, el 21 de abril de 1910, en Stormfield, Nueva York. Sólo le sobrevivió una hija.

Fue reconocido mundialmente durante los últimos años de su vida, y recibió, entre otros, el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford (Inglaterra), en 1907.

jueves, 6 de marzo de 2008

Correspondencias II

Entrevista de María Copani a Sylvia Iparraguirre y Abelardo Castillo (Clarín, 10 de diciembre de 1987)

M.C. -¿Cómo perciben el panorama que se presenta para el trabajo intelectual?
S.I. -El panorama general es desmoralizador. No solamente está mal pago, sino que está desprestigiado, subestimado. Se supone que un crítico, un escritor o un profesor puede ir a Villa Tesei a dar una charla porque sí (y afortunado que la tiene que dar...). A nadie se le ocurre que puede haber un caché, que la TV debería pagar la participación de un escritor. Sin embargo, si viene un plomero a hacer un trabajo a casa, cobra la visita y cobra si cambia un caño.
A.C. -Un momento. Todo eso es cierto. Pero hay un hecho que debe destacarse. Todo intelectual, aun cuando sufra mucho económicamente, pertenece a una clase privilegiada. A mí no me gustaría ser plomero, ni aun cobrando. Y hay ciertas prerrogativas sociales que te da el mero hecho de ser escritor que, aun no cobrando, las tenés. Un plomero es un trabajador. Lo puede decir con tranquilidad y esa es su jerarquía en el mundo. En cambio, un escritor nunca es un trabajador, porque no lo admiten como tal.
S.I. -El privilegio mayor es que puedo vivir de lo que elegí hacer. El plomero, seguramente, no tuvo más remedio... Salvada esa diferencia -que quede claro-, podemos recordar lo que contestó Bergman una vez cuando le preguntaron cuánto tiempo le llevó hacer cierta película. "Me llevó toda la vida hacerla", dijo. No le llevó seis meses de filmación. Tuvo que saber muchísimas cosas para poder decir lo que dijo en ese filme.
A.C. -Eso nosotros lo sabemos. La que no lo sabe es la sociedad. Pero creo que en un país donde nadie puede vivir de su trabajo sería excesivo exigir que los intelectuales tengan el privilegio de poder hacerlo. Aclarado esto, lo que me alarma es que ni siquiera en el sentido alegórico o simbólico se reconozca al intelectual que lo suyo también es un trabajo.
(...)
S.I. -...porque llega un momento en que publicar es una cuestión de ética. Si estás convencido de lo que estás haciendo, y lo elegiste, publicar es una prueba. Para algo y para alguien estás escribiendo. Mucha gente que conozco pasó por los mismos altibajos y se ha preguntado, como yo: "¿Valdrá la pena? ¿No hay demasiados libros publicados?" En otros aspectos, hay un fenómeno lateral, que es el poder de la crítica, y de la crìtica académica, la de los congresos internacionales, que propone o privilegia una línea y abre camino a determinado tipo de autores y a otros no.
A.C. -Pero esas son modas. Además, la crítica universitaria te da un prestigio universitario, pero la crítica que pesa para la venta del libro es la de los medios de comunicación. En este último aspecto no se puede decir que exista la crítica en la Argentina. Existen a veces excelentes críticos pero son contados con los dedos. No hay una metodología crítica. Lo que se hacen son reseñas bibliográficas. Poe ya hizo esta distinción. Hay una gran diferencia entre el ensayo crítico, la mera propaganda de un libro, la crítica impresionista, contar el argumento o hacer "crítica de solapa". Por otra parte, la opinión del crítico no siempre está respaldada por una cultura sólida acerca de lo que es la literatura. De ahí los grandes equívocos. De ahí que aparezcan "renovadores" a cada rato. ¿Renovadores respecto de qué? De las lecturas del que hizo la crítica. En cuanto a la otra crítica, la universitaria, está circunscripta al ámbito de los congresos, en general es ininteligible y no le sirve a nadie. Son zonas estancas donde da la impresión de que no se habla del libro. Y además apareció otro fenómeno en el ámbito universitario: la crítica de la crítica de la crítica.
S.I. -Como decía Borges, el esnobismo es una de las pasiones frenéticas de los argentinos. No se puede estar fuera de la ola. El descontructivismo... la estética de la recepción... Bajtín... Hay que estar rapidísimos. Hace poco, en un panel de profesores, uno de ellos dijo (con un gran sentido del humor, inédito en el ámbito académico): "Bueno, apurate con esa crìtica de la recepción porque ya está pasando de moda." Hay una especie de frenesí por la última teoría.

Abelardo Castillo, Parrafista 80, 10 de octubre de 2006 - Sylvia Iparraguirre, Parrafista 247, 27 de noviembre de 2007

Primera semana de marzo

“En 1916 yo había leído mucho a Carlyle, ese gran escritor escocés enamorado de Alemania. Yo vivía en Ginebra, entonces admiraba a Carlyle y lo que el había escrito sobre Goethe, Schiller, Novalis. También yo había leído –traducidas- algunas páginas de Schopenhauer. Estaba yo en Suiza en plena guera mundial, en 1916, y resolví emntonces –tenía 17 años, más o menos- enseñarme alemán. La gramática es una disciplina que siempre me resultó atractiva. Entonces compré “El libro de los cantares”, de Heine, un pequeño diccionario inglés-alemán y me puse a leer...
“Al principio tenía que mirar el diccionario casi para cada línea. Pero recuerdo que al cabo de tres meses en esta tarea lloré. Sí, lloré, pero no solo por la belleza de este poema sino porque modestamente había conquistado ese idioma por mi propia cuenta.”

Jorge Luis Borges, “Una valoración de Kafka”, Clarín, Cultura y Nación, 30 de junio de 1983

4 de marzo

Segundo lunes consecutivo de poesía alemana en Párrafus.
El lunes de la semana pasada, escuchando la lectura de los “Himnos a la noche”, de Novalis, yo había pensado en Heine. Pero no pude ni arriesgar porque no conocía ningún título de este alemán –por supuesto, no acudió a mi memoria el añejo fragmento de Borges que hoy reproduzco. Este lunes, Heine llega al programa –y esta vez pensé en un español medieval. Se leyó “El libro de los cantares”, y la ganadora fue la oyente María Suárez, la Dama de... Coghlan.
Y a propósito de dachas en la campiña... Después de sus vacaciones, tras la posible visita a su pueblo, pareciera que el Hugo volvió con ganas de insuflarnos, al comienzo de cada semana, una bocanada de auténtica naturaleza –aunque sea escrita- por medio de estos dos exquisitos románticos de los consecutivos siglos XVIII y XIX. Bienvenido este aire fresco –aunque sea oscuro.

5 de marzo

El martes, ¡por fin! Los imbatibles teatreros Cornejo y López Motta vacilan tal vez unos segundos y me dejan ganar con este género. Es apenas mi tercera victoria, de 51, con una obra teatral. Claro, ya lo dije, no leo teatro. Estoy limitado, entonces, a la trabajosa deducción, y los que saben de verdad no te dan tiempo. Bueno, está bien: como dice Paredero, está bueno repartir, no hay que ser acaparador de laureles. Además, como decía Minguito: “Habiendo tantos lugares para dormir, vas a elegir esas hojas secas...”.
La obra que se leyó fue el sainete de Roberto Lino Cayol “El debut de la piba”, que, como dije, leí hace años en un delgado volumen de Eudeba. Me dan ganas de contar cómo llegó a mis manos ese librito (que era de Carlitos, un amigo de mi amigo Pablo que se iba a Cuba y antes repartió sus bienes por doquier), pero creo que ya es excesiva la injerencia de mi historia y mis cosas personales en este Blog. Nuestro conductor, en las últimas semanas, repitió un par de veces que le gustan más las anecdotas, los testimonios, las polémicas en torno a los autores y las obras que pasan por el programa. Señor Hugo Néstor, le pertenezco.

Sí pude arriesgar el miércoles, cuando se leyó al sueco August Strindberg, pero no la pegué con los dos títulos que alcancé a recordar (”Sonata de espectros” y “La señorita Julia”). A propósito, nobleza obliga: por una confusión en las anotaciones de los asistentes telefónicos, Hugo me atribuyó a mí los cuatro títulos que tiró Fernando Terreno (“Acreedores”, “El padre”, “Danza macabra”, “Sonata de espectros”) y dijo que “Perenchio estuvo cerca”. (Pero hubiera sido un milagro que yo ganara dos noches seguidas con teatro; pero me acuerdo de Alejandra Pizarnik: “Sería un milagro que G. me amara / pero debería suceder ese milagro / Debería suceder ese milagro / no solo por mí, sino por todos”) De todos modos, ninguno de los dos recordó el título correcto: “El pelícano”. Sí lo hizo Mario Solaquián, de Palermo Lector, que resultó el ganador de la noche.
Lo que puso en la pista a los tres fue la moneda. No el efectivo estímulo de un premio contante y sonante (ya que en Párrafus no alcanzamos todavía el esplendor monetario de las recompensas del programa de Susana, y entre nosotros apenas -¿?- disputamos por un libro), sino la mención de las “20.000 coronas” durante la lectura. Mario contó que eso lo rumbeó para el lado de la Escandinavia, dentro de la Escandinavia pensó en Ibsen –ya leído- y en Strindberg, y en la obra de Strindberg le resonó el graznido del pelícano, ese pajarraco ciertamente ártico, digo yo. Entonces ganó Solaquián, y se ganó “Danza macabra”, en la bella edición ilustrada que hizo el teatro San Martín, más valiosa para nosotros que una valija llena de dólares,,,

Primera semana de marzo sin cuento ni novela, entonces -como planeada para que yo no gane. Pero la grilla de nuestro conductor es así. Esta semana lo dijo: alguna vez podrán ser tres novelas seguidas, otra podrá ser enteramente dramatúrgica, otra poética, y tal vez, aunque anunció 600 lecturas sin reiterar autores, una noche puede venirse incluso con otra cosa de alguien ya leído. ¡La pucha! Si eso –esa dosificación de la grilla- no es sacar conejos de la galera y ponernos las cosas difíciles..., entonces yo estaba escuchando otro canal.

Pero, respecto de esto último, debo decir que el martes, después de nuestro nuevo encuentro en el aire, me quedé pensando que al final se había dado una especie de diálogo invertido: Hugo dijo algo que me hubiera correspondido a mí, y yo reflexioné con una mesura más propia de su experiencia. Dijo él que las bromas y pataditas que me tira a veces están basadas en el cariño y la admiración que le genero. Dije yo que así lo entiendo, como una gratificante humorada, y que para nada me lo tomo a pecho. Ahora declaro explicitamente que mis bromas y pataditas, como las del párrafo anterior, estas basadas en el cariño y la admiración. Y Hugo debería decir... Pero no, Hugo ya no debería responder; creo que estas amables polémicas y florilegios deben aburrir superlativamente, o incluso enervar, a su gentil audiencia, así que mejor... disimulemos.
Pero -volviendo-, ¿desde cuándo soy vocero de los oyentes? Cuando digo que se vienen tiempos difíciles, habló, por supuesto, de dificultades para mí. ¿Hablo de alguien más, alguna vez, acaso?
Fin.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Acerca de caburés


En el concurso de obras teatrales que el Teatro Nacional organizó en 1909, el segundo premio lo obtuvo la pieza "El Caburé", de Roberto Lino Cayol [ver pinta en daguerrotipo adjunto] , musicalizada por Arturo De Bassi.

El primero correspondió a "La serenata", de José González Castillo, cuya música había sido compuesta por José Carrilero.
"El Cáburé" se estrenó -según señalaba Jacobo de Diego-, en el mismo teatro, el 30 de diciembre de 1910.

Y es aquí donde surge la confusión entre los historiadores: ¿se cantó o no el tango "El Caburé" en esa obra?
Algunos sostienen que sí; otros, que no.
En realidad, durante la primera temporada el tango aún no había sido compuesto.



El actor y director Juan José Podestá la repuso sobre las tablas del Apolo, según continúa observando De Diego, pero el tango de igual título no aparecía.

Por su parte, a comienzos de 1911, el músico componía el tango del mismo título, pero no lo estrenó en el teatro.

Asegura Luis Ordaz: «En un reportaje efectuado por Arsenio Mármol, hace ya muchos años, Arturo De Bassi dejaba sentado que escribió el tango a raíz del éxito obtenido por la petit-pieza y que lo estrenó independientemente y con gran suceso durante los bailes de Carnaval de 1911». Este dato se refuerza con la dedicatoria que hiciera De Bassi al publicar su obra "A mi amigo Roberto L. Cayol".

De Diego, por su parte, habla de inclusión del tango en la obra teatral durante una temporada posterior y sospecha que lo habría entonado José Muñiz. «Hay que notar -dice- que Muñiz integraba la compañía Vittone-Pomar. La reposición debió hacerse en el Nacional».



Muñiz -o quien fuera-, entonó entonces la letra de un autor cuyo nombre De Bassi no recordaba, pero que firmó Cayol como autor de la pieza en la que se incluyó:

"A mí me llaman Caburé,
porque soy
un tipo que me hago temer
donde voy".

Más tarde, aparecería otro texto cuyo letrista ignoramos: "Me llaman el Caburé,/ creamé".

Y finalmente, en 1945, Carlos Waiss le aplicó una tercera letra para que Hugo del Carril la cantara en el filme "La cabalgata del circo":
"Me llaman el Caburé,
porque soy
el milonguero más mentao
donde voy".

Agregamos a continuación la definición del término "caburé", según el diccionario "Lexicon" de voces y locuciones lunfardas, populares, jergales y extranjeras del Comisario General (R) Adolfo Enrique Rodríguez, publicado en "Todo Tango".

«CABURÉ: Individuo cortejador, galanteador, seductor, conquistador de mujeres, irresistible. Valiente. Pájaro de rapiña pequeño, a cuyas plumas se atribuyen virtudes llevándoselas como amuleto.»


Grabaciones de "El Caburé":

Cuarteto Juan Maglio "Pacho", instrumental (1913)
Rondalla del Gaucho Relámpago, instrumental (1915)
Orquesta Roberto Firpo, instrumental (25/08/27)
Orquesta Adolfo Carabelli, instrumental (28/10/32)
Orquesta Juan D'Arienzo, instrumental (22/09/37)
Orquesta Carlos Di Sarli, instrumental (01/08/46)
Orquesta Carlos Di Sarli, instrumental (1951)
Orquesta Ricardo Pedevilla, instrumental (1951)
Orquesta Lorenzo Barbero, instrumental (15/03/54)
Orquesta Francisco Rotundo, instrumental (01/08/56)
Hugo Del Carril con guitarras (31/03/64)
Orquesta Héctor Varela, instrumental (24/10/66)
Orquesta Miguel Villasboas, instrumental
Orquesta Juan Sánchez Gorio, instrumental (1977)
Conjunto Rafael Rossi-"De La Guardia Vieja", instrumental (21/06/77)
Camerata Punta Del Este, instrumental (1979)
Orquesta Típica Corrientes (Angosta), instrumental (1980)
Cuarteto Oscar Bozzarelli, instrumental (1982)
Trío Cattaneo-Chambouleyron-Viggiano, cantan Soledad Villamil y Brian Chambouleiron (1998)

Roberto Selles - Todotango

Noches de teatro



Si, si, leyó Vd. bien, escribí en plural: noches.
Ya que Huguito eligió para hoy miércoles y para mañana jueves teatro.

¿Será que está tentando las fauces para los pagos de Sarandí o de Villa Lugano?, donde moran el Bobby y la Verónica, los excelsos parrafistas del género.

Sin embargo, esta noche, apenas arrancó la lectura, y describió el cuadro del acto único, pero antes de cualquier diálogo irrumpió en escena un irreverente, el irracional máximo, el tipo de Gregorio de Laferrere, Marcelito Perenchio.
Quien haciendo gala de un supuesto histrionismo, hubo de simular la voz y el tono de otro parrafista. Chistes de cófrades.

Interesante autor Roberto Cayol, con el Debut de la piba. Un sainete.
Qué época esa!, había tiempo y plumas para escribir esos tangos y esos sainetes.

Ahora que se cumple un nuevo aniversario del vuelo final del Negro Olmedo, vemos cuánto nos hacen falta tipos que cacen [al vuelo] la esencia del ser argentino, y logren esa fina estampa.

Como habréis visto, retorné al ruedo. Pero no de un modo sencillo, fiel al estilo parrafero, irracional.

Con la gente de Supercanal, voy por el decimo mail y cuarta queja escrita por la falta de la señal 77, correspondiente a LRA 1, y seguiré.

Con la radio, digo que García Caffi debe seguir confiando en la Industria Nacional, como cantara en los 70', pero el servicio de Radio Nacional por internet, deambula en el límite de virtual a inexistente.
Allí también remití varios E-milios, y alguien tomó cartas en el asunto, pero es asombroso, es lejos el peor servicio de una radio por internet.
Se escucha con un volumen quasi inaudible, y si vuelan mas moscas de las programadas, se corta la transmisión!
Hago el descargo, confiando que se revertira la situación.

De todos modos, un lujo estar de vuelta en medio de la barra parrafera: al gran pueblo argentino, historias para ser leídas!

lunes, 3 de marzo de 2008

TITULOS II

Israfel, la obra de teatro de Abelardo Castillo, lleva ese nombre por un poema de Edgard Allan Poe llamado así.
Por otra parte, Israfel, es uno de los ángeles de la mitología islámica, el que seduce con su voz y con su música. También es el ángel de la muerte, de la resurrección y el canto.
El judaísmo, el cristianismo, el islamismo y otras tradiciones occidentales comparten varios ángeles, algunos con diferentes nombres o atribuciones. En la mitología griega, era una musa, Aedea.


Fuegia, la novela de Eduardo Belgrano Rawson, lleva ese nombre por Fuegia Basquet, una de las cuatro personas nativas de Tierra del Fuego que capturó y llevó a Inglaterra la expedición de Fitz Roy y luego devolvió a su lugar de origen. Fuegia era la única mujer, una jovencita en el momento en que fue embarcada en la Beagle, el mismo barco en el que retornó, con Darwin entre otros tripulantes.
Hay una calle en Ushuaia con su nombre y un monte no muy lejos del canal, de Beagle, por supuesto.
Podrá parecerles raro el apellido, pero así la bautizaron los expedicionarios ingleses, probablemente por que llevara alguna canasta o algo así.
Creo que eran yámanas, y que ya no quedan ni yámanas, ni alacalufes ni onas. Tengo entendido que la última ona falleció hace pocos años sin dejar descendencia.



Parte de lo acá dicho no es seguro, especialmente el último párrafo, de modo que por favor, debe corroborarse como casi todo lo que circula por la red (y fuera de ella). Disculpas y gracias.

sábado, 1 de marzo de 2008

Correspondencias

"Hay hombres nacidos para la acción, para la actividad. Nunca empezarán demasiado pronto a observar y animarlo todo. Tendrán que intervenir en todo y pasar por muchas circunstancias, templar en cierto modo su espíritu contra las impresiones de una situación nueva, contra la dispersión de muchos y múltiples objetos y acostumbrarse, aún apremiados por grandes acontecimientos, a conservar el hilo de sus finalidades, y mantenerlo con agilidad. No deberán ceder a la tentación de una contemplación pasiva. Su alma no podrá ser una espectadora ensimismada; antes bien, deberá asomarse constantemente hacia afuera, a modo de diligente y resuelta servidora de la razón.
"Otra es la situación de los hombres pacíficos, ignorados, cuyo mundo es el alma, cuya actividad es la contemplación, cuya vida es la labor silenciosa de las fuerzas interiores. Ninguna inquietud los impulsa hacia afuera. Les basta una posesión tranquila y el inmenso espectáculo que se les ofrece en el exterior no los incita a actuar, sino que lo juzgan bastante importante y maravilloso para dedicar sus ocios a contemplarlo... Son forasteros que vienen y se van pisando apenas el suelo con sus pies de oro, y cuya presencia hace que todos abran maquinalmente las alas. Un poeta, como un buen rey, puede reconocerse por su rostro alegre y franco; es el único que tiene derecho a usar el título de sabio."

"Heinrich von Ofterdingen", de Friedrich Leopold Barón von Hardenberg, Novalis.

"El artista debe, antes que gritar en las calles o hacerse encarcelar, crear, dentro de un heroismo tácito y silencioso, los profundos acueductos políticos de la humanidad, que solo con los siglos se hacen visibles y fructifican, precisamente, en esos idearios y fenómenos sociales que más tarde suenan en la boca de los hombres de acción o en la de los apóstoles y conductores de opinión."

"Cesar Vallejo en Europa, 1926-1938", Imago Mundi, 1992

"También el estudio de lo ya recopilado es una actividad superior. Para el verdadero sabio no existe lo propio ni lo ajeno. Para él todo es a la vez ajeno y propio. El sabio sabe apropiarse de lo ajeno y enajenar lo propio."

Novalis, op.cit, citado por Werner Bock en su artículo "Novalis" del Nº 207-208 de la revista Sur, enero y febrero de 1952

Novalis, Parrafista 275, 26 de febrero de 2008 - César Vallejo, Parrafista 174, 07 de junio de 2007 - Charles Baudelaire, Parrafista 168, 23 de mayo de 2007