viernes, 5 de noviembre de 2010

Ultimo Parrafus 2010 (1): El homenaje




















De entrada, el celebrado Jorge Luz me pareció un poco triste. Quizá lo estuviera. Quizá lo tuviera así el duradero duelo nacional, en cuyo apogeo el actor fuera acompañado por Hugo, o el recuerdo de su hermana Aída, inevitable ante cualquier repaso de su vida. Pero de a poco se fue encendiendo.
De a poco fue el histrión espontáneo y jocundo que tantas veces todos disfrutamos. La amorosa familiaridad con Hugo ayudó al desarrollo de este nuevo disfrute, el público se acopló al ida y vuelta, y fluyeron las anécdotas.
Nuestro conductor estuvo diestro, también, en el manejo de la nutrida celebración. Estuvo felliniano Hugo, se me ocurrió cuando al final del encuentro le regaló al homenajeado un inhallable ejemplar de “Amarcord”. Como en algunas películas del maestro de Rimimi, la risa y el llanto, el pasado, el presente y el porvenir, la música y la magia estuvieron presentes, y a todo esto contribuyeron los amistosos invitados que concurrieron.
Destaco, en primer lugar, a Lisandro Carret, hijo de Rafael “Pato” Carret, uno de los compañeros de Jorge Luz en “Los cinco grandes del buen humor”. El joven Lisandro agasajó a su tío postizo con sendas muestras de su doble condición de cantante y mago. También nos regaló la emoción de mencionar a su padre, ya muy mayor, “que está bien, haciendo reposo”.
Capítulo aparte para el matrimonio que participó en la segunda parte del show de magia. Nada menos que Adriana Baldessari, nuestra coordinadora de producción, y su legítimo, el locutor nacional Anselmo Marini. Ellos, con natural simpatía y tolerancia, dieron al número circense el rasgo popular, amateur, tan felliniano. (Existe filmación de este tramo del encuentro, que será publicada próximamente.)
Otra presencia musical estuvo dada por Facundo Ramírez. El talentoso hijo de don Ariel (hijo de tigre) interpretó “Como la cigarra”, el clásico de María Elena Walsh. También (“Para mí, porque trabajé en una puesta”, dijo) recibió como regalo “El rey Lear”, que era el premio para el Parrafus que se declaró vacante –ya abundaremos en esto cuando hablemos del juego en sí.
La actriz y directora teatral Alicia Zanca subió al escenario a dar testimonio de su trabajo con Jorge Luz, nada menos que en una ópera de Donizetti.
También estuvieron, para saludar brevemente, Mercedes Morán y Fidel Sclavo, el artista plástico oriental que concibiera el logo de Parrafus Interruptus. Con respecto a Mercedes, dos cosas. Por mi parte, deploro decir que, por un olvido atribuible a la repentina lluvia de la tarde, al final no atiné a llevar su libro para que me lo autografiara. La que sí atinó a hablar y hacer partícipe de su recuerdo a la Morán fue Mónica Paradiso, quien, allá lejos y hace tiempo, se deslumbró con su extraordinario trabajo en “El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas”.
Claudio Segovia, factotum del recordado “Tango Argentino”, contó anécdotas de París, ciudad luz adonde también descollara nuestro homenajeado.
Luis Benítez, el poeta, rotunda presencia Parrafista en medio de la celebración (a pesar de aquel Ininterruptus”), recordó asimismo el viejo televisor Westinghouse, enorme, de madera, que sus padres sacaban al patio para que todos en el conventillo vieran las películas de “Los cinco grandes...”...
Así, “Amarcord”. Así, “yo me acuerdo” –traducción, según creo, del título de Fellini. Con risas, llantos, magia, música, recuerdos, porvenir (se viene el audiovideolibro de Luz-Paredero), así me acuerdo, me acordaré siempre, del homenaje de Parrafus Interruptus a Jorge Luz. Por amor a su arte.

Para finalizar, mi clásica digresión personal.
Una frase de Jorge Luz, y tal vez la fecha cercana, y tal vez la mención del viejo Pato Carret, me trajeron el insólito recuerdo de mi vieja en medio del encuentro.
Dijo el homenajeado: “Si hice todo esto sin haber estudiado…” –señalando la pantalla donde se había visto un repaso de su carrera-“¡Lo que hubiera sido si estudiaba!”
Mi vieja, que el lunes cumplió 90, hasta hace unos años decía: “Si yo hubiera podido ir dos o tres años más a la escuela…”, jactándose de su agilidad mental para las cuentas. Y dejaba picando que con un cuarto o quinto grado completo hubiera podido trascender su vida de trabajo en fábricas o casas de familia.
Escaso egresado de la primaria, yo diría algo parecido a lo de Jorge Luz, parecido a lo de mi vieja… Pero mejor me callo.
Buenos días.

Ah!... continuará

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