lunes, 8 de noviembre de 2010

El lector maldito

A partir de la página 145, el capítulo 15 transcribe de corrido el guión que se vino intercalando a lo largo de… la novela.

Hace poco, al noveno piso se mudó una gente que antes trabajaba en otra sede del banco. Entre ellos, un lector.
Recorriendo los pisos, más para distraerme y estirar las piernas que por ser parte de mi función, una noche encontré sobre un escritorio un libro. Más adelante, junto a ese, otro más. Así, a lo largo de las últimas semanas, se acumularon entre carpetas y papeles unos cinco o seis volúmenes.
Son todos nuevos, con etiquetas doradas de algunas cadenas de librerías pegadas en la primera página. Algunos también tienen señaladores de los que se entregan como regalo. Algunos de estos señaladores permanecen entre las mismas páginas desde la primera vez que hojeé el libro, señal de que el lector abandonó la lectura o lo leyó en dos sentadas. Por alguna razón, el tipo no se los lleva a la casa. Sé que es un tipo porque su nombre figura en una placa en ese box.
Puedo deducir, también, que es un lector ecléctico -además de pudiente. Los libros que se encuentran sobre su escritorio al día de la fecha son: “La hora de los monos”, de Federico Falco, cuentos de un joven cordobés; “Un año con Schopenhauer”, novela del psiquiatra Irvin Yalom; “Cierta fortuna”, de Pablo Bohoslavsky, relatos testimoniales de un ex detenido-desaparecido que sobrevivió; “Muñecos chicos”, de Pablo Lipcovich, minirelatos ingeniosos, y “Tres libros de cuentos”, una riquísima colección del extraordinario uruguayo desconocido Mario Arregui. Hubo un solo volumen que vi una noche y después desapareció; un ensayo de Alejandro Rozitchner llamado algo así como “Hijos sin Dios”.

Luego de eso, la… acción transcurre a lo largo de unas 30 páginas más, hasta que termina en la 181.

El viernes apareció sobre ese escritorio “Cine. II - Europa, 1947”, de Juan Martini.
Recuerdo que una vez en Parrafus alguien ganó “Cine”, de Juan Martini. Creo que Mario Tsolakian. Ahora me entero de que aquella novela tiene esta especie de continuación, donde tal vez también se anuncia su secuela.
Se refiere a un director de cine que planea un tríptico sobre Evita. En este libro se habla del segundo capítulo, o parte, o volumen –“como diría Tarantino”: el viaje a Europa de la flamante primera dama.

Es una especie de Nouvelle; la leí en dos ratos de este fin de semana.

No me gustó. Tiene mucho material documental, para lo cual Martini seguramente puso a trabajar a alguna alumna aventajada de sus talleres literarios. Es lo que hace el director, Sivori, con la hija de su productor: le encarga la redacción de un exhaustivo informe sobre aquella gira de Eva. Esa información es lo que me resultó interesante. Se integra en la novela bajo la forma de muy numerosas y nutridas notas al pié. También, por supuesto, se interpola el guión que Sivori planea (un diálogo entre Evita y una de sus acompañantes). Pero la trama, o, mejor dicho, las vicisitudes del director, sus relaciones levemente eróticas con una vecina de su edificio, con la madre de su colaboradora, con una ex y su actual pareja del mismo sexo, y sus paseos por los bosques de Palermo, sus comidas con amigos en restaurantes de Recoleta o Palermo, sus reflexiones ‘sobre la obra de arte’ y sobre los monumentos del rosedal de Palermo, sus encuentros con Carlos Sorín y Bebe Kamín, me aburrieron bastante. Además, precisamente, me pareció un libro para los amigos y/o colegas; para los habitantes del “microclima”, como decía Lanata. Lo edito Eterna Cadencia.
Ya le dí con un caño a Martini cuando fue leído en Parrafus, creo, así que ahora no querría ensañarme. Pero es un caradura. A partir de la página 145, el capítulo 15 transcribe de corrido el guión que se vino intercalando a lo largo de… la novela. Luego de eso, la… acción transcurre a lo largo de unas 30 páginas más, hasta que termina en la 181. Es una especie de nouvelle; la leí en dos ratos de este fin de semana.
Lo que también me interesó un poco (como siempre interesan los proyectos truncos de los escritores) son los resúmenes de las tres películas anteriores de Sivori. Pero el conjunto es muy flojo. Lo terminé porque me vino de arriba (del noveno piso) y porque quizá sea el único libro impreso este año que me sea dado leer. Siempre es bueno saber en qué andan los autores argentinos consagrados y cómo se escribe hoy. Para no hacer lo mismo.

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