jueves, 28 de abril de 2011

De una peatonal a otra

El tratamiento con el doctor Destouches da resultado. Estoy olvidando o, por lo menos, postergando en mi memoria a Parrafus Interruptus. La otra noche, al enterarme de que se vence el contrato con el banco y que la empresa nos trasladará en los próximos días, mis primeros pensamientos y la anticipada nostalgia no fueron para las tantas noches de juego y triunfo vividas acá, sino para el embarazo, nacimiento y primeros años del Fulanito, que tuvieron al Citi de Florida y Perón (“ahora puedo decirlo”, me cito a mi mismo) como inhóspito escenario laboral. El recuerdo de las jornadas de mayo del 2008, especialmente, casi me arrancan un lagrimón. Sólo después me acordé del siempre trabajoso seguimiento de Parrafus en este ámbito . Ahora, a casi tres años de aquellas jornadas, levantamos campamento y nos vamos, dejando el camino expedito para los boqueteros uruguayos o suizos.
De mi próximo destino (lo bueno de este trabajo es que los “destinos” se multiplican), ya sé que será en las inmediaciones de esta misma esquina, en otra peatonal, recientemente inaugurada. Un edificio menos transitado y caótico, me dijeron. Y las noches laborables serán las mismas (de jueves a domingo), y el viaje será por los mismos medios, así que poco y nada cambiará en mi rutina. Toda la energía y atención, entonces, seguirán casi íntegramente disponibles para mi otra tarea o función –la de padre. Sólo espero que en el recinto de mi nueva guardia haya menos interferencias que en esta simpática entidad bancaria, así puedo escuchar radio a mis anchas. Y, si no, para recortar las largas horas, clandestinamente (burlando la vigilancia del doctor), deberé volver a leer –y, tal vez, a escribir.

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