lunes, 20 de julio de 2015

Romance del que siempre vuelve a Parrafus

Lunes 20 de julio

Poesía: "Balada del que nunca fue a Granada"
Autor: Rafael Alberti
Ganador: Pablo Cosentino
Tiempo: "0 ´43
Premio: "Diario de viaje", Fernando Murat

“Balada del que nunca fue a Granada”

Qué lejos por mares, campos y montañas!
Ya otros soles miran mi cabeza cana. Nunca fui a Granada.
Mi cabeza cana, los años perdidos.
Quiero hallar los viejos, borrados caminos.
Nunca vi Granada.

Dadle un ramo verde de luz a mi mano.
Una rienda corta y un galope largo.
Nunca entré en Granada.
¿Qué gente enemiga puebla sus adarves?
¿Quién los claros ecos libres de sus aires?
Nunca fui a Granada.

¿Quién hoy sus jardines aprisiona y pone
cadenas al habla de sus surtidores?
Nunca vi Granada.

Venid los que nunca fuisteis a Granada.
Hay sangre caída, sangre que me llama.
Nunca entré en Granada.

Hay sangre caída del mejor hermano.
Sangre por los mirtos y aguas de los patios.
Nunca fui a Granada.

Del mejor amigo, por los arrayanes.
Sangre por el Darro, por el Genil sangre.
Nunca vi Granada.

Si altas son las torres, el valor es alto.
Venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada.

Taimado, insidioso, traicionero, arrastrado y arrastrante... ¿qué cosa? ¿qué era? Ah, sí. Taimado, insidioso, etc, el Alzheimer hace lo suyo. En febrero cumplí 50 y ya se me nota, me lo noto. Dicen que los 40 principales signos de este mal son a nivel neurológico; tendrá otro nombre entonces lo que empecé a notar primero en lo físico, ya mucho antes del pasado febrero, pero eso es otro temita... Con Parrafus Interruptus, este año percibo que padezco en mi memoria el renombrado sindrome. Anoche tardé una barbaridad en sacar el título del poema; ni siquiera con las palabras omitidas por Hugo descifré el título. De hecho, solo lo supe cuando el muchacho Cosentino, el diseñador gráfico de San Isidro, apareció en el aire -tan rápido- con la respuesta correcta. Supe que había escuchado la canción mil veces en el compact con el recital de Paco Ibañez en el Olimpia de Paris, pero, ¿cuál era? Imposible recordarlo. El sabio alemán, como decía Olmedo, o Berugo, o Groucho... me lo impidió una vez más.
(¿Ven? Me olvidé de celebrar debidamente el retorno de nuestro conductor y de Parrafus Interruptus. Bueno, enhorabuena, Hugo.)

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