domingo, 31 de mayo de 2015

Final feliz o ¡Que alivio!

Conmovedor desenlace de la intriga que nos dejaron los tres ininterruptus seguidos. Con una naturalidad que se parece a la calma semibudista de nuestro conductor, como si tal cosa, dos ganadores nuevos aparecieron en los dos últimos juegos de mayo. Juegos que se hicieron desear hasta jueves y viernes, lo cual nos inquietó progresivamente en el comienzo de la semana. Llegamos a preguntarnos (M. y yo) si se daría por clausurado Parrafus Interruptus ante la seguidilla de frac..., de Ininterruptus. Pero nada de eso. El juego volvió, y convocó a Mario y Marisa, dos ganadores debutantes de los que tanto le gustan al Hugo.
Y había estado temerario el susodicho: uno de los autores de la semana fue Chejov, pero al famoso dramaturgo no lo trajo con una pieza teatral, sino con un cuento, y no de los más conocidos: “El niño maligno”. Mario Arkus, con ayuda de la internet, lo sacó. Y a la noche siguiente también se arriesgó con el género menos frecuentado (ahora y entonces), el teatro, y una obra que tuvo su suceso en Buenos Aires hace unos años, de título posiblemente evocable (“Copenhague”, que fue palabra omitida), pero con un autor bastante desconocido: Michael Frayn. Marisa Weber (como el pianista de los viernes) se llama la oyente que lo supo.
Semana feliz, en definitiva. También para mí, que resulté el más veloz del mes. (También el más ganador, pero eso ya no se premia.) Esperaremos el anuncio de nuestro conductor para ir otra vez por la radio, esperando, también, que él o la producción se esmeren con el premio. Me gustaría un Luis Gusman, un Piglia de los últimos (novela), un Houllebecq, o el de san Cono para ganar en la quiniela. Mare Nostrum, por favor, no.

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