"Si las páginas de este libro consienten algún verso feliz, perdóneme el lector la descortesía de haberlo usurpado yo, previamente. Nuestras nadas poco difieren; es trivial y fortuita la circunstancia de que seas tu el lector de estos ejercicios, y yo su redactor" Jorge Luis Borges
sábado, 30 de octubre de 2010
500 VISITAS!!!!!!!!!!!!!!!
jueves, 28 de octubre de 2010
Hugo y Nestor / Un solo corazón
La única vez que vi a Nestor Kirchner en mi vida. Fue en noviembre de 2008, en Parque Norte, con motivo del reconocimiento presidencial a quienes habían ejercido resistencia cultural durante la dictadura. Gracias a mi paso por la revista Humor, tuve el honor de ser uno de los que subieron a recibir el diploma. Hugo viejo nomás, me dijo al abrazarme. Gracias por todo, me dijo ella. Sentí orgullo. Kirchner no era un santo, menos el demonio. Fue un patriota. Y de grandes transformaciones. La pérdida de ese hombre lloro hoy. Mañana o pasado, cuando las lágrimas se sequen, comenzaré a vivir expectante de que sus semillas germinen y crezcan, preservándolas de los caranchos. Mi corazón me dice que esto es un juramento.
H.P.
miércoles, 27 de octubre de 2010
¿Condenados al fracaso?
Lo hago porque el primer pensamiento que me acomete al saber la noticia es si será posible que, además de la patota, de los poderosos, de la derecha y de la sinarquía internacional, también las Parcas tratarán siempre de impedir la felicidad de todo nuestro pueblo. En particular, pienso como renovado impedidor al autor de la frase que parafraseo en el título –a quien no nombro porque con la maffia no se jode.
Y nombro otra vez a la renovada candidata.
¡Fuerza, Cristina!
martes, 26 de octubre de 2010
NUESTRO ENVIADO MÁS QUE ESPECIAL A CONCORDIA

lunes, 25 de octubre de 2010
LA LÁMPARA DE ALADINO

Jorge Luz
por Fernando Peña
En el año 2000, yo trabajaba en el programa de Andrea Frigerio Viva la diferencia. Me tocaba hacer las locuciones en off con mis distintos personajes. Tenía una especie de cubículo en donde había una silla, una mesita y un micrófono, y solía estar solo en ese lugar. De pronto, una noche, se sentó una señora mayor en una silla a mi lado. No hablaba. Tenía las manos sobre su cartera y los dos zapatitos de medio taco apoyados en el suelo. Como ella no me hablaba, yo tampoco le hablaba. Esta viejecita, se ve, intuyó que yo no me sentía nada bien ese día. Me había comido hacía dos días un carpincho al escabeche. Al pasarme la mano por el estómago y quejarme, la viejita dijo con voz chillona: “¿Te sentís mal de la pancita, querido?”. Era la voz inconfundible de Jorge Luz. En vez de llorar y decirle todo lo que lo admiraba, ponerme de rodillas y alabarlo como si fuera un dios, simplemente le dije que sí, y le conté lo del carpincho. Lo que siguió fue Jorge Luz más Jorge Luz que nunca, vestido de la Porota, contándome lo que le había sucedido una noche hacía muchísimos años después de una función estando de gira. Trataré de recordar las palabras exactas, fue algo así: “Mirá, querido, una vez estábamos de gira en Santa Fe. Eramos como 40. No me acuerdo qué obra estábamos haciendo. Me acuerdo que íbamos todos en un micro grande y de pronto paramos en un restaurante de ruta. No bien nos sentamos, a mí me agarraron unas ganas de mear imposibles. Y fui al baño. Cuando iba para el baño por un pasillo largo que tenía el restaurante, veo en el mostrador de la heladera un montón de frascos. A mí el escabeche me pierde y en eso veo una vizcachita al escabeche. Ahí le digo al señor que estaba de blanco detrás del mostrador que por favor a mí me diera una entrada de vizcachita. En seguida detrás vino un iluminador y me dijo: “Mirá, Jorge, esos bichos mueren de una manera horrrrrrible. Los cazan para ser comidos y mueren rígidos, de mal humor, desgraciados, con un veneno en el alma que después si te los comés te lo tragás vos”. Y vos sabés que después de ese día nunca más me comí ningún bicho al escabeche. Y efectivamente, yo miraba a la vizcachita y estaba como nerviosa y afligida adentro del frasco. El carpincho éste que te comiste vos era al escabeche, ¿no? Y bueno viste, te lo comiste amarrrrgado, resistiéndose a la muerte. Y te explota en el estómago. No, si es bravo comerse un bicho de éstos, vas a cagar por lo menos cuatro días seguidos”. Así lo conocí y nunca le proferí mi admiración, sino que lo disfruté en silencio. Eramos él y yo en ese cubículo. El solo para mí, olvidándose de su personaje y siendo casi una abuelita. El y yo solos. Una función privada que jamás nunca nadie vio. Sólo yo, que me estaba devorando crudo a Jorge Luz.
Fuente: Página12
Alguien algo algún día
Extraño nombre el de aquella novela de Juan José Saer para un espacio donde los mismos autores leen cosas de sus blogs. Me resuena con algo de despectivo, aunque la gerencia artística debe tener sus razones para haberlo llamado así. Quizá se refieran a que está destinado a escritores noveles o aficionados (nadie) que no han dado a conocer todavía (nunca) sus cosas (nada) por un medio masivo. Pero el que tomó al pié de la letra ese título para defenestrar el programa (o su contenido) fue Jorge Schussheim, cuyo “Señores y señores” va a continuación.
Una noche, hace algún tiempo, empezó contando que, como le gusta llegar temprano a la radio, a veces no le queda más remedio que escuchar al bloguero de turno. Dio curso entonces a una demoledora diatriba contra todo lo insulso e intrascendente que prolifera en Internet, especialmente bajo la forma de blogs o páginas personales, donde nunca nadie le hizo conocer nada interesante, dijo.
Estaba más hirsuto e iconoclasta que de costumbre don Jorge en ese preámbulo, pero fue sólo un arranque. Después, cuando le dejé un mensaje grabado diciendo que estaba bastante de acuerdo con su crítica a pesar de llevar adelante también yo un blog, dijo que el mío estaba bien, o que al menos reconocía mis limitaciones, y que siguiera adelante. Claro, desarmé al gigante Schussheim al mencionar que mi blog se refiere a un programa de radio (ya sin aire) y que su frase de cabecera es una de Federico Fellini: “No tengo nada para decir, pero sé cómo decirlo”. Con eso, creo, le hice recordar que le hablaba de Los Parrafistas, adonde unos días antes él había dejado un elogioso comentario –dedicado, en rigor de verdad, a Hugo Paredero y su labor en Parrafus Interruptus.
Recuerdo esto para contar que, con aquel estelar aporte, me sentí estimulado a continuar la comunicación con la gente de “Nadie nada nunca”, a quienes ya les había escrito para anoticiarlos acerca del blog.
Al respecto, quiero decir ahora que, después de dilatadas tratativas, estamos cerca de acordar la participación de Los Parrafistas en aquel espacio. Los viejos coautores (así como la nueva) ya fueron informados de esta iniciativa y, espero, estarán seleccionando los textos que querrían escuchar. Roberto López Motta, el compañero oyente locutor y poeta, sería el generoso lector en la grabación del programa.
Lo que quizá demore todavía esta novedosa difusión de nuestro blog es la dificultad que encuentro para la selección de mis propios textos. Repaso mi archivo y encuentro cosas que no recordaba haber escrito. Busco algún pasaje que recuerdo con satisfacción y no sé en que Entrada estaba. (Hace poco superamos las 1000 Entradas, no todas de mi autoría, claro.) Además, como ya le dije a la producción de “Nadie nada nunca”, compruebo que se trata de un blog distinto a los que suelo escuchar. El nuestro es quizá “cerrado”, no inclusivo, acotado a las alternativas de un programa de radio que tal vez no interesen o contemplen a quienes no lo siguieron. De todos modos, a pedido de la bella Lucila Rolón (bella según Schusheim y Rody Mascali), que oficia de productora del ciclo, ya hice un envío preliminar de algún material. Todavía no me respondió. Pero no hay apuro.
En realidad, para decirlo todo, el propósito de esta promoción del Blog es contribuir o coadyuvar al pronto retorno de Hugo a la radio. A la AM 750 o a otra. Con Párrafus Interruptus o sin él. Conmigo o sinmigo… Mi primer mail a “Nadie nada nunca”, en el fondo, era un metamensaje dirigido a las autoridades de la emisora para que tuvieran en cuenta la interrumpida trayectoria de Parrafus. Recuerdo que en Asunto puse “Representante artístico trucho”. Y la posdata del segundo mail decía: “No se olviden de Paredero”.
Al público lector (más numeroso de lo imaginado, de lo esperado, de lo creíble, según el flamante contador de visitas que incorporó Mónica Paradiso), lo intimo amablemente a que haga algún aporte o recomendación con vistas a este venidero acontecimiento, la lectura pública de Los Parrafistas. Eso sí, no me pidan que lea. No tengo la voz, ni la confianza, ni la apostura.
Pero, aparte de lo proyectado, lo demorado, lo venidero, lo que es un hecho es el próximo encuentro en vivo con Hugo y Parrafus Interrruptus. Será el miércoles de la semana que viene, 3 de noviembre, siempre en el centro cultural Caras y Caretas, Venezuela 330, San Telmo. Y estoy en condiciones de anticipar que viviremos una velada tan engalanada y emotiva, tan grande y de buen humor como la de octubre, cuando fuera homenajeado don Agustín Alezzo. Porque esta vez la invitación y el homenaje esta pensado para… el protagonista del próximo libro (audiolibro) de Hugo… el inclasificable, el interminable, el incandescente Jorge Luz.
No falten.
Gracias.
Buenos días
domingo, 24 de octubre de 2010
UN "CUENTITO" DE AÍDA BORTNIK

Cuando èramos chicos todo estaba bastante clarito: habìa que crecer sano de cuerpo y alma. Habìa que creer en los mayores y en los maestros. Habìa que respetarlos y respetar los valores que ellos respetaban: el honor, la justicia, la dignidad, la solidaridad, la libertad responsable, la ciencia al servicio de la humanidad...y habìa màs. Despuès vimos (entre otras cosas gracias a la magia de la perspectiva) que los grandes a veces eran tamaño mediano y que con respecto a algunos valores, tampoco habìa que ser fanàtico no? Y despuès.....pero esto es otro cuento.
Cuando èramos chicos todo estaba bastante clarito: las nenas tenìan que portarse como señoritas y los varones como hombrecitos. Las nenas podìan llorar, los varones podìan pegar; una nena tenìa que ser seductora, un varòn tenìa que ser valiente. Despuès vimos (entre otras cosas gracias a la magia del psicoanàlisis), que todo era un poco màs complicado. Y despuès vimos como dos generaciones en las que nadie quiere ser ni señorita ni hombrecito, porque con ser humano ya tiene bastante trabajo...pero ese es otro cuento.
Cuando èramos chicos todo estaba bastante clarito: los amigos eran los hermanos del alma, la gente que lo querìa a uno, no porque fuera lindo o feo, abanderado o burro, sino porque uno era uno. Y los amigos eran la gente por la que habìa que jugarse, con la que habìa que compartir, por la que valìa la pena vivir. Despuès vimos (entre otras cosas gracias a la magia de la suerte que es grela), que todo este asunto tambièn podìa ser llamado "amiguismo" y tratado como una enfermedad antigua, que hay que curar sin falta cuando termina la adolescencia. Y despuès, incluso empezò a aparecer una enfermedad peligrosa....pero esto es otro cuento.
Cuando èramos chicos todo estaba bastante clarito: cuando se llegaba a la edad y al momento adecuado, uno se enamoraba de alguien del otro sexo (porque habìa dos) y se casaba para afrontar juntos la dicha y la desdicha. Y tenìa hijos, y plantaba àrboles y envejecìa tomado de la mano. Despuès vimos (entre otras cosas gracias a la magia de la naturaleza, en la que nada se pierde y todo se transforma) que uno no es eterno y entonces sus sentimientos tampoco. Y los del otro tampoco. Y despuès vimos que esto de la pareja funciona tambièn como complicidad para el crimen de la pareja...pero esto es otro cuento.
Entonces, cuando èramos chicos todo estaba bastante clarito: si uno en las guerras estaba del lado de los buenos; si uno respetaba los grandes valores de sus mayores y sus maestros; si uno se portaba como un hombrecito o si no tenìa mas remedio, como una mujercita; si uno era leal con sus amigos; si uno era capaz de amar y ser amado; uno podìa, por fin, ocupar el lugar del que habìa tratado de hacerse digno durante toda su vida; un lugar en el gran banquete del mundo, ese que se celebra cuando el ser humano ha alcanzado la plenitud creadora: el banquete de la madurez.
Y la madurez es ahora. Y yo no se ustedes, pero a mi, a este banquete nadie me ha invitado.
Y colorìn colorado, yo no se a ustedes, pero a mi me parece que este cuento se ha terminado.
jueves, 21 de octubre de 2010
miércoles, 20 de octubre de 2010
SUMAMOS Y MULTIPLICAMOS

martes, 19 de octubre de 2010
De nuestra reportera gráfica III


Ahora, Perenchio el magnánimo junto a Ruben Ramírez, para quien promoviera un premio extra

Roberto López Motta recibe suculento volumen del INT, recopilado por Beatriz Seibel, con varias obras nacionales. Abajo, de espaldas, tan elegante, Adriana Baldessari

¿Conocen a Lucas Gatti? Helo aquí al agil cronometrista, otrora insuperable cancerbero telefónico