jueves, 6 de agosto de 2009

Felices 95 Parrafista Inaugural!

El misterio del teatro de Puig


Jueves 06 de agosto
Teatro: “Misterio del ramo de rosas”
Autor: Manuel Puig (1932-1990)
Ganador: Gabriel Miranday. Director de Radio Nacional La Rioja.

“Paciente acostada en la penumbra de un cuarto de clínica de lujo. Afuera hay sol, las cortinas están corridas y solamente dejan pasar un reflejo muy atenuado. La Paciente tiene cabello blanco, la mirada perdida, los ojos están ardidos de tanto llorar. Junto a la ventana una Enfermera está de pie observando a la Paciente. Esta se mantiene inmóvil, la Enfermera se acerca y alisa la colcha, espera una reacción, no la hay. Enseguida se arma de valor y va hacia la mesa de luz de la Paciente, con sumo cuidado abre el cajón y retira dos cajas de remedios.

Paciente: ¡Suelte mis barbitúricos!

Enfermera: Perdón.

La Paciente le devuelve las cajas y le hace señas para que las deje otra vez en el cajón; la Enfermera obedece, no sabe qué hacer a continuación, toma su periódico y va hacia la ventana.

Paciente: ¡Suelte ese diariucho, quiere!

Enferemera: Perdón...

Paciente (Pausa): Me ponen nerviosa los ruidos.

Enfermera: No me di cuenta...

Paciente: Basta con que no se repita.

Enfermera (queda con el periódico desplegado en la mano, no se anima a doblarlo, lo deposita así como está sobre el brazo de un sillón): Ya le puedo retirar la bandeja, ¿verdad? ¿No va a comer nada más? (Silencio)¿Puedo retirar todo?

Paciente: El médico entonces no le explicó nada.

Enfermera: Perdón, señora, no entiendo bien.

Paciente: Usted no es una profesional, entonces.

Enfermera: El médico me dijo que la señora comía poco, eso sí.

Paciente: No como nada. No me pasa la comida.

Enfermera: Entonces le retiro todo. ¿Un poquito de sed no tiene?

Paciente: Más tarde tomo un poco de té, a las cinco. ¿Eso tampoco se lo dijo el médico?

Enfermera: Ahora que me acuerdo, sí...

Paciente: Entonces tiene poca memoria.

Enfermera: No, no es eso.

Paciente: ¿Entonces qué es?

Enfermera: No sé, pueden ser los nervios del primer día.

Paciente: Aquí para nerviosa estoy yo, no se necesita otra más.”

(…)

Cristina Banegas: En el inicio de la obra, donde la paciente está tapada y surge entre las sábanas, trabajé sobre una imagen de un poema de Silvia Plath: Tulipanes. Ella imagina su cabeza, entre la sábana y la almohada, como una enorme pupila de un ojo que no se puede cerrar.

(…)

Dominique, ¿conocías la obra de Puig?

Dominique Sanda: No como dramaturgo. Había visto El beso de la mujer araña, en un video, y no me había dicho gran cosa. Hace unos años me ofrecieron un guión basado en un momento de la vida de Puig, pero que se apuntaba más a su vida que a su obra y descarté ese proyecto. Uno de los productores de esta obra, José Miguel Onaindia, quería verme haciendo teatro en Argentina y me habló de un joven director, Luciano (Suardi) y del texto y nos reunimos a hablar. Luciano me habló con mucho encantamiento. La obra es como un juego de ajedrez o un puzzle de enorme profundidad.

(www.clarin.com / 25 de agosto de 2006 / Entrevista de camilo Sánchez)

miércoles, 5 de agosto de 2009

Oriente y Occidente

Varios pensadores occidentales han tratado este tema. Sin embargo hubo pocos autores orientales que se hayan expresado al respecto.

Basho, un poeta japonés del siglo XVII, compuso un poema de diecisiete sílabas (en japonés) conocido como haiku o hokku.

Traducido es algo así:
Cuando miro con cuidado                      [Yoku mireba
¡Veo florecer la nazuna                        
   Nazuna hana saku
Junto al seto!                         
                     Kakine kana.]

Es probable que Basho fuese caminando por el campo, cuando observó algo junto al seto. Se acercó, lo miró despacito, y descubrió entonces una planta silvestre, casi insignificante y generalemente inadvertida para los viandantes.

Es un hecho realmente cotidiano y sencillo, que el poema retrata, sin que se exprese un sentimiento poético, salvo por las dos últimas sílabas [ka na]. Esta partícula ligada a un nombre, adjetivo o adverbio, expresa un estado de ánimo.

Basho era un poeta de la naturaleza, la aman y se sienten uno con ella. Hasta perciben los latidos de las venas de la madre naturaleza. En tanto que los occidentales, tienden a separarse de ella. Veamos entonces que dice sobre un tema similar un poeta occidental.

Elijo a Tennnyson:
Flor en el muro agrietado,
Te arranco de las grietas;-
Te tomo, con raíces y todo, en mis manos,
Pequeña flor - pero si pudiera entender
Lo que sos, con tus raíces y todo, y todo en todo,
Sabría que es Dios, y que es el hombre.

Tennyson arranca la flor y la sostiene en sus manos, con "raíces y todo", y la escudriña.
Quizá haya tenido una sensación similar a la de Basho, quien descubrió la flor de nazuna al borde del camino. Mais, la difference, c'est que Basho no arranca la flor, La mira (simplemente). Está absorto en sus pensamientos, Siente algo en su espíritu, pero no lo expresa. Deja que un signo de admiración diga todo que quiere decir. Porque no tiene palabras, su sentimiento es muy pleno, profundo, y no quiere conceptualizarlo/reducirlo.

El inglés en cambio, es activo/analítico. Arranca la flor del lugar donde crece, La separa de la tierra a la que pertence. No deja quieta la flor, la quita de la pared agrietada, con "raíces y todo", por ende la planta habrá de morir .. No le importa (al parecer) su destino, ha de satisfacer su propia curiosidad.

Oriente es silente, mientras que Occidente es elocuente. Pero, no confundamos, el silencio oriental no significa ser mudo y quedarse sin palabras. Este silencio es tan, o más elocuente que las palabras. Occidente gusta del verbalismo, transforma la palabra en carne y hace que esta encarnación se muestre a veces demasiado burda.

Sigo, que hace luego Tennyson, mirando la flor arrancada, que empieza a marchitarse, se pregunta: ¿te entiendo? Basho no se muestra inquisidor, en absoluto. Tennyson se pregunta que es Dios y que es el hombre, es un llamado al entendimiento occidental. Basho acepta, Tennyson resiste. La individualidad de este último, permanece aparte de la flor, de "Dios y el hombre". No se identifica ni con Dios, ni con la naturaleza. Permanece siempre al margen, su conocimiento es objetivo. Basho es todo lo contrario, un subjetivo pleno.

Occidente es todo intelecto, partidario de la doctrina del logos. Hay algo que decir, algo que intelectualizar de la experiencia. Debe salir del campo de los sentimientos al campo del entendimiento.  Tiene un par de ojos agudos, penetrantes, que examinan el mundo exterior como los de una águila que se remonta bien alto en el cielo.

Chuang-tzé relata la historia de konton, Caos. Sus amigos debían muchos de sus logros a Caos, y querían agradecérselo. Discutieron y llegaron a una conclusión. Observaron que Caos no tenía órganos sensoriales para distinguir el mundo exterior. Un día le dieron los ojos, otro la naris, y en una semana, lograron transformarlo en una persona sensible como ellos. Mientras se felicitaban por su éxito, Caos murió ..

Oriente es Caos, y Occidente es el grupo de amigos agradecidos, bien intencionados, pero incapaces de distinguir claramente las cosas.



Loros o La merde de Flaubert


Miércoles 05 de agosto
Novela: “El loro de Flaubert”
Autor: Julian Barnes
Ganador: Eduardo González


“Ante la estupidez de mi época, siento oleadas de odio que me asfixian. La mierda se me sube a la boca como en las hernias estranguladas. Pero yo quiero conservarla, fijarla, endurecerla; quiero transformarla en una pasta con la que embadurnaré el siglo XIX, de la misma manera que doran las pagodas indias con excrementos de vaca.”

(Gustave Flaubert, citado en “El loro de Flaubert”, de Julián Barnes)
(Julian Barnes, citado en “El que no lea este libro es un imbécil”, de Oliviero Ponte di Pino)
(Oliviero Ponte di Pino, citado en “losparrafistas.blogspot.com”, por Marcelo Perenchio)
(…)


"Julian Barnes - Novelista y periodista literario. Nació en Leicester y estudió en el Magdalen College de la Universidad de Oxford. Trabajó como lexicógrafo en el Oxford English Dictionary y después como periodista autónomo. Fue redactor del New Stateman y del Sunday Times, y ha sido columnista de The Observer y del New Yorker. Su primera novela, Metrolandia (1980), ganó el Premio Somerset Maugham. En 1982 publicó Antes de conocernos (1982), una historia cómica e incisiva sobre la paranoia conyugal con un inesperado desenlace. La novela que consolidó su reputación fue El loro de Flaubert (1984). El protagonista, un doctor, escribe aparentemente sobre el novelista francés Gustave Flaubert, pero conforme se va desarrollando la novela va quedando claro que en realidad está tratando de adaptarse a la idea de que su mujer se ha suicidado. El libro se hizo muy popular en Francia y en 1986 se convirtió en el primer libro escrito por un inglés que ganó el prestigioso Premio Médicis. Una historia del mundo en diez capítulos y medio (1989) es, probablemente, la novela que le ha dado mayor éxito. El libro consiste en una ingeniosa serie de relatos cortos que van desde la narración de una carcoma que revisa irreverentemente el relato bíblico del arca de Noé, hasta una exégesis del famoso cuadro de Géricault, La balsa de la Medusa. Los más variados temas, como el de los viajes por el mar, los ganadores y los perdedores o la naturaleza del amor, se desarrollan y amplían con un virtuosismo eficaz y sorprendente. También ha escrito Mirando al sol (1988), Hablando del asunto (1991), El puercoespín (1992), Amor, etcétera (1992), Cartas desde Londres (1995), una recopilación de artículos escritos para el New Yorker sobre la vida inglesa, Al otro lado del canal (1996) e Inglaterra, Inglaterra (1999). En 2002 publicó la colección de ensayos sobre Francia Algo que declarar."

(www.epdlp.com"

martes, 4 de agosto de 2009

Cantos y cantos


Martes 04 de agosto
Poesía: “Cantos”
Autor: Ezra Pound (1875 – 1972)
Ganador: Roberto López Motta



3/10/07

224) Giácomo Leopardi (ITA), “Cantos”: Roberto López Motta (0´24”)

¡Grande, López Motta! Especialista en cantos, el tipo.
“Especialista en cantos” fue el primer título que se me ocurrió para esta sinopsis. Después me pareció que podría sonar un poquito quizá grosero. Ni hablar (ni lo consideré siquiera) de “Los cantos de López Motta”. Aunque quizá, como dijo Roberto del insolente Ezra Pound, a mí también se me podrían perdonar estas miserias…
Mejor los dejo con el poeta.


"Ezra Pound - (Hailey, EE UU, 1885-Venecia, Italia, 1972) Poeta estadounidense. Tras graduarse en la Universidad de Pensilvania en lenguas románicas, se instaló en Londres en 1908; ese mismo año apareció A lume spento, con el que comenzó un período de intensa producción, como demuestra la publicación de Personae (1909), Provença (1910), Canzoni (1911), Sonetos y baladas de Guido Cavalcanti (1912), Cathay (1915), Lustra (1916) y Hugh Selwyn Mauberley (1920).

En 1925 se editaron en París, adonde se había trasladado pocos años antes, los dieciséis primeros Cantos, su obra más ambiciosa, que luego amplió y reeditó a lo largo de toda su vida, y entre los que se cuentan los Cantos pisanos (1949) y los Cantares (1956). En ellos incluye versos en diversas lenguas, y adapta y retoma materiales procedentes de otros autores y de varias tradiciones, incluso de China.

Enemigo del romanticismo y del discurso lógico, su obra resulta extremadamente compleja y difícil. Influyó, entre otros, sobre T. S. Eliot, su principal discípulo, y James Joyce, además de dirigir y aconsejar en sus primeros pasos literarios en París a su amigo Ernest Hemingway. Durante los años treinta publicó diversos ensayos sobre literatura y política, entre los que destacan Cómo leer (1931), ABC de la economía (1933), ABC de la lectura (1934)."

www.biografiasyvidas.com



CON USURA (Fragmento)


"...Con usura se hincha la línea
con usura nada está en su sitio (no hay límites precisos)
y nadie encuentra un lugar para su casa.
El picapedrero es apartado de la piedra
el tejedor es apartado del telar
con usura
no llega lana al mercado
no vale nada la oveja con usura.
Usura es un parásito
mella la aguja en manos de la doncella
y paraliza el talento del que hila..."

Usura: gravamen por el poder adquisitivo, impuesto sin tener en cuenta las circunstancias de producción; a menudo sin tener en cuenta siquiera las posibilidades de producción.

Selle aquí, escribano.

Para Hugo y todos los que trabajan en la producción y emisión del Párrafus, vaya este video del gran actor italiano Totó. En él podrán ver el pesado trabajo de andar sellando todo lo que pasa por allí. El video está en italiano, pero se puede ver sin prestar atención al asunto ya que se entiende igualmente. Totó atiende al público en una oficina del Registro Civil...
La escena de los sellos es después del minuto 4 con 10 segundos.
Para verla hacer click en la frase que sigue.

http://www.youtube.com/watch?v=Tt3wqtYGqyQ
Totó encuentra casa -escena de los sellos-.
¡Que lo disfruten!
Fernando Terreno

lunes, 3 de agosto de 2009

Hecho en Lanus


















-¿Dale de comer a tu alma? ¡Salí! ¡Traé la papilla y el chimichurri, patrucho!


UN TERRENITO EN LANUS (*)


Lunes 03 de agosto
Teatro: "Made in Lanus"
Autora: Nelly Fernández Tiscornia
Ganador: Fernando Terreno


(*) El diminutivo es por lo fácil de la victoria, según el irreprimible aviso de nuestro conductor. Igual vale por un triunfo entero, Fer, y ya llevás diez en el año.

domingo, 2 de agosto de 2009

Dos citas

“Trata de seducir con lo que hay en tu silencio” / Fernando Pessoa


Más allá de las lecturas (de las obras y los autores), dos hechos se destacan en la última semana de julio. La vuelta al triunfo de María Suárez, doblemente, y el festejo por los 600 Parrafus Interruptus.
A María parece haberle venido bien el modo en que se la azuzara desde este Blog el domingo pasado. En aquella glosa semanal me preguntaba retóricamente por su destino y, además, cizañero, destacaba que en las últimas semanas había sido relegada al tercer lugar de la tabla general de ganadores. Ahora, tras su doble reaparición triunfal, permanece tercera, pero a un solo paso de Verónica Cornejo, la nueva escolta, quien pasó casi desapercibida en el mes de julio.
Recuerdo que en una de nuestras pretéritas conversaciones telefónicas de trasnoche, mencionamos con María a Julio Ramón Ribeyro. A ella le sorprendió que yo lo conociera. Me dijo que era uno de los autores más secretos de la época del boom latinoamericano. Le aclaré, recuerdo, que sólo había leído un cuento del peruano (“Te amaré eternamente”), aparecido en uno de los suplementos Verano 12, años atrás. Pero me había quedado en la memoria aquel relato de una extraña travesía por mar, más la notita de presentación del texto. Se describía a un escritor trashumante, enfermizo, vicioso del tabaco, del que siempre, infructuosamente, quise leer algo más. Ahora que María se ganó la edición de sus cuentos completos, quizá podría pasarme su viejo volumen de “Los gallinazos sin plumas”. La vez pasada -antaño-habíamos hablado de que podría regalarme varios libros que tenía repetidos (recuerdo la mención de “Las tierras blancas”), pero el encuentro personal nunca llegó a concretarse. Y me parece que ahora tampoco. Para ello, tendría que volver a llamarla. Pero quién sabe si tiene el mismo celular… y además, si bien en los últimos tiempos no se tocó el tema, creo que en casa todavía no me levantaron esa interdicción.
La primera victoria de María, esta semana, fue con el cuento que da título a aquel primer volumen de cuentos de Ribeyro: “Los gallinazos sin plumas”. Como dijo Hugo, por el escenario de miseria y la situación de desamparo e impiedad que se describen, parece un cuento escrito este año, pero es de 1955. El relato se inicia con dos chicos que recorren las calles rebuscando en los tachos de basura.
La segunda victoria de María también fue con un cuento, y también tenía el protagónico de dos niños. O niñas, mejor dicho. O, en rigor, de una niña y “La compañera de juegos”, título de la improbable inglesa Cinthia Asquith.
¡Dieciséis minutos llevó la lectura de ese misterio! ¡Si habremos barajado posibles autores ingleses…! Esta nacionalidad era obvia y, andando el texto, también se supo que en el título estaría la palabra “juego” (o “jugar”, o “jugador”, o “juguete” u otros parientes), pero eso no ayudaba para nada. La mención de Maeterlinck tal vez servía para situar el cuento en el tiempo, pero… nada. La anécdota paulatinamente sobrenatural, el escenario lúgubre, parecía traer un resabio cinematográfico, pero… Pero no, tuvo que aparecer María Suárez, quien, despreocupada por el seguro Ininterruptus, después de hojear cansinamente una antología ¡en inglés!, llamó a las 00.59 y dijo: “La compañera de juegos”, de Cinthia “Algo”.
¡La concha!, como dice Corona. Los nervios del filoso momento y el timbre de la una no me dejaron escuchar bien el apellido. Por eso en el Blog aquella sinopsis quedó incompleta. Agradezco a Hugo que a la noche siguiente lo deletreó. Pero, ¿valía la pena, Hugo Néstor, arriesgarse con semejante lectura en la semana aniversario, en la que se anhelaban todos cantos de victoria? Bueno, sí, valía la pena, dirá Hugo, y fue María la que cantó.

En cuanto al otro hito de este final de julio, el “aniversario” 600, se me generaron un par de reflexiones.
Primero sentí una renovada extrañeza por la ausencia en el estudio de cualquiera de los más renombrados oyentes, o sea, los ganadores reincidentes. Lo mismo había sentido la noche del Párrafus en vivo desde la Feria del Libro; ninguno de los encumbrados jugadores se acercó a visitar a nuestro conductor, al menos “en el aire”. Ahora, para festejar las 600 emisiones, Hugo había anunciado que seis de nosotros podíamos acercarnos a la radio, para brindar y saludarnos. Y yo esperaba a alguno de aquellos; no a María Suárez o a Mario Tsolakian, temerosa de la noche, una, de perfil bajo, el otro. Pero sí a un Fernando Terreno, a un Naon Soibelzhon, a una Verónica Cornejo, a un Roberto López Motta, a un Jorge Aloy… Estos últimos, habitantes del gran Buenos Aires, tal vez en razón del horario o de las dificultades para volver al hogar, debieron resignar su asistencia; tal fue mi propio caso, por cierto. Pero los compañeros oyentes de capital, algunos de barrios cercanos al centro (Chacarita, Almagro), ¿cómo es que no estuvieron allí? ¿Cómo se privaron de ese agasajo de Hugo, y de agasajarlo a su vez a él con sus visitas?
Bueno, me sosiego y atino a pensar que, además del difícil horario y de la distancia hasta la calle Maipú, son otras muchas circunstancias personales las que pueden haber impedido a cada uno esa anhelada reunión. En realidad, lo que me hubiera gustado más que nada es asistir yo a ese encuentro… Pero bueno, ya expliqué la semana pasada mis amorosos impedimentos.
La otra raquítica reflexión que me brotó en torno a esta circunstancia tiene en su origen a los queridos compañeros oyentes que sí estuvieron en el brindis del jueves. Los nombro: Cristina Villanueva, Haydee Yañez, Claudio Queni (perdón si me equivoco) y Daniel Romano. Que yo recuerde, ninguno de ellos ganó nunca, ni el juego central ni el sucursal. Son los cuatro, entonces, representantes fieles, muestras vivientes, de la inmensa masa silenciosa que integra la audiencia de Párrafus. Y esto, estas presencias cabales, me hicieron cavilar acerca de la naturaleza del reincidente.
Como empecé la cavilación por mí mismo, y ya que algunas características de mi naturaleza de jugador no son para divulgar en público, por ahora, sobre esto, no digo más. Pero el caso es que de esta dicotomía entre ganadores reincidentes y oyentes anónimos pasé a pensar en un anhelo manifestado por nuestro conductor hace un par de semanas. Su ideal en torno al juego, expresó, sería que cada noche gane alguien distinto.
“¡Ahí está!”, me dije, “ahí viene…” Pero no. Hugo no anunció lo que creí adivinar en sus palabras. Lo que muy fácilmente podría hacer realidad su deseo. Lo que yo mismo propuse hace dos años atrás: esto de los multireincidentes, este impedimento para el ingreso de nuevos ganadores, se soluciona con un módica censura.
En aquel momento lo llamé “La lista de Perenchio”. Con ese título, por supuesto, parafraseaba el de la película de Spielberg. Pero si la lista de Schindler se proponía salvar vidas, la mía implicaba perder ganadores. Y reitero: esta propuesta data de hace dos años. No lo propongo ahora porque yo gano menos. La propuse cuando ya despuntaba como supremo reincidente.
La idea era sencilla: a ciertos y determinados oyentes muy ganadores se les suspendía la participación por un tiempo. ¿Llamaba primero con la respuesta correcta? Muy bien, felicitaciones, pero no iba al aire. ¿El siguiente también era uno de “aquellos”? Gracias, hasta el mes que viene, te corto. El propósito era espaciar las reiteradas participaciones de esos oyentes. A ver, me fijo en aquel texto y copio la lista.
Ahora que me fijo, veo y recuerdo que aquella Entrada fue originalmente un mail para Hugo. Empieza así:

“Estimado Hugo:

Tal vez porque me agarrás en un mal momento (peleamos con Cristina), acepto sin más tu idea de suspender algunas participaciones en el programa, según lo charlado con López Motta en el último Párrafus.
Hablaste de una suspensión de tres meses. ¿Te parece, tanto? Yo había pensado en algo semejante, pero partiendo de un colectivo pacto (o determinación tuya) de “no agresión”. Es decir, tendríamos que ponernos de acuerdo los ganadores reincidentes -los más reincidentes- en no participar durante un cierto lapso (yo pensé en un mes) y, si no hubiera acuerdo, que nuestros llamados sean desestimados por ustedes del modo más liso y llano –cortándoles la comunicación.”

¡Cuantos recuerdos!
¡Qué peleas, aquellas, con Cristina!
Y pensar que si no fuera por aquellas “reconciliaciones”, como dirían en una comedia de Darío Vittori, hoy… no habría fotos del Fulanito para embellecer este Blog.
Bueno, la cuestión es que yo había entendido mal y aquella charla con López Motta fue en joda. Mi lista quedó en la nada. Era (tentativamente) esta:

Marcelo Perenchio
María Suárez
Roberto López Motta
Julián Sánchez
Fernando Terreno
Verónica Cornejo
Quique Figueroa

Pero ahora, apoyado en el anhelo recientemente expresado por nuestro conductor, se me ocurre volver a la carga.
Por supuesto, la idea de censura o interdicción no le gusta a nadie. Llamémoslo de otro modo, entonces, pero podríamos, al menos, ponernos de acuerdo en que al oyente que gana el lunes, o el martes, o el miércoles, o el jueves, no se le permita volver a ganar durante esa semana. Al que gane el viernes, sí; total, no va a poder…De esta manera, sin esas reincidencias, y si bien durante julio volvimos a tener cuatro ganadores de primera vez, la aparición de nuevos podiastas podría multiplicarse.
Es una idea. Yo la tiro. Si alguien quiere recogerla y perfeccionarla… y firmarla… tal vez después Hugo la adopte.

Pero, volviendo a los visitantes del jueves, no puedo dejar de mencionar que me resultó sumamente sugerente la participación femenina. Tanto Cristina Villanueva como Haydee Yañez deslizaron unos comentarios de lo más arriesgados, tal vez impelidas por la burbujeante champaña.
Dijo Haydee: “Quise venir para conocer con quiénes me voy a la cama todas las noches. Y ahora que los conozco mejor, los voy a seguir llevando”.
Dijo Cristina: “Esto del Interruptus puede generar que te fastidies y dejes todo, o que te den más ganas…”.
Fundimos a rojo y pasemos a hablar de los más modosos compañeros varones.
Claudio Queni (¿o Keny?) se vino con un poema que escuchó una vez en la representación de una pieza de Ramón del Valle Inclán. Los versos, sin embargo, no son del español Parrafista Nº 305, y lo que el oyente quiere averiguar es a quién pertenecen. Me olvidé de desgrabarlos en casa el otro día, así que ahora no puedo citarlos. Pero si alguien quiere ayudar a Claudio puede volver a escuchar su eficiente recitado a través del ítem “Audios diarios del programa” de este Blog.
Daniel Romano, de Paso del Rey (¡Cuantos recuerdos, otra vez!), periodista en un canal comunitario, se llegó a Nacional acompañando a su amigo Claudio, que desde hace un tiempo le está inculcando el Párrafus. Dijo que esa visita le promovía la idea de hacer algo tipo “Imagen de radio” con nuestro espacio. En tal caso, nuestro conductor o su producción deberían tomarse el trabajito de forrar prolijamente el libro de cada noche, o hacer fotocopias.
Precisamente esa noche, mediante hermética fotocopia, Hugo leyó teatro. Se pactó con los visitantes que, si alguno de ellos reconocía la obra, lo indicaría alzando la mano. Pero la mano fue para un teatrista hecho y derecho. “La ronda”, de Arthur Schnitzler, fue prontamente interrumpida por don Agustín Alezzo -¿uno de los nuevos reincidentes para la lista?

Para completar en esta glosa las lecturas de la semana, falta decir que el martes ganó Roberto López Motta, nuevamente con Poesía. Esta vez, con “Amantes antípodas”, lindo título (sólo el título) de Enrique Molina.
Y en la última noche de la semana y del mes, Silvina Schvarcz ganó por primera vez en este ciclo de Párrafus con una protonovela del finado Lucio Apuleyo: “El asno de oro”. (Curiosamente, el 31 de julio del año pasado se había leído, de Ian Fleming, “Goldfinger”.)

Y cerrando julio, Hugo anunció los premios mensuales.
La más rápida interrupción fue de 24 segundos, pero en dos ocasiones, por dos ganadores distintos: Naon Soibelzhon, con “El Knack o cómo lograrlo”, y Marcelo Perenchio, con “Tres jueces para un largo silencio”. Por tanto, según marca el reglamento, premio vacante.
La más larga lectura y demorada interrupción fue la de esta semana: los ya mencionados dieciséis minutos y quince segundos de María Suárez con “La compañera de juegos”:
Y en cuanto al oyente que ganó más veces, Hugo anunció un nuevo empate. Con tres victorias cada uno, dijo, empataron Eduardo González y Marcelo Perenchio.
“Ah, no”, me dije. “¿Toda la semana anhelando un triunfo para empatarle a Eduardo (y les aseguro que no estuve ni cerca), y ahora resulta que me dan el mes empatado por un error…?” Agarré el teléfono y llamé. “No puedo dejar que se esquilme así a un valiente”, pensaba, mientras me daba una y otra vez ocupado. Por fin, me atiende Leo Acevedo y le digo: “Soy yo. Soy Perenchio. Decile a Hugo, decile de parte mía, así quedo bien, que Eduardo González ganó cuatro veces este mes. Que el premio extra le corresponde a él. Que se fije bien en la lista.”
Leo alcanzó a pasarle el mensaje a Hugo antes del timbre final y nuestro conductor casi reconoció la gaffe. Supongo que esta noche anunciará el libro que se ganó Eduardo.
Pero, ¿no me merezco también yo un premio extra, por la nobleza de mi gesto?
Digan ustedes. Junten firmas. Hagan piquetes en la calle Maipú. Envíen cartas al papa.
¡¡¡Quiero “El frasquito”, de Luís Gusman!!!


“Hay cosas que hasta un hombre tiene miedo de decírselas a sí mismo. Y todo hombre decente tiene un buen número de esas cosas almacenadas en su mente.” / Fiodor Dostoievski

sábado, 1 de agosto de 2009

Final de julio

Viernes 31 de julio
Novela: “El asno de oro”
Autor: Lucio Apuleyo
Ganadora: Silvina Schvarcz,de Caballito. Estudiante de letras.

Andrés Rivera

Da mas placer leer a los otros, que escribir - Andrés Rivera.
Chupate esa mandarina!