martes, 23 de febrero de 2010

Repaso final de ininterruptus VI

Martes 03 de junio de 2008
Poesía: “Poemas canónicos”
Autor: Konstantinos Kavafis
Ganador: Nadie
Premio: Nada
Reiteración del autor: Nunca


Konstantinos o Constantin Pétrou Kaváfis: (Alejandría, 1863 - 1933) Poeta griego. Fue el menor de una familia de nueve hermanos. Su padre, Juan Cavafis, fue comerciante y su madre, Jariclea Fotiadis, procedía de una familia noble de Constantinopla. Después de la muerte de su padre, acaecida el 10 de agosto de 1870, se trasladó a Inglaterra, donde permaneció en Liverpool y Londres desde 1872 a 1878. Inició sus estudios y aprendió con total perfección la lengua inglesa. Después, regresó a Alejandría y completó sus estudios.
En 1882, debido a los disturbios políticos que acabaron con la ocupación de Egipto por los ingleses, abandonó de nuevo su ciudad natal. La familia se trasladó a Constantinopla y permaneció allí hasta el mes de octubre de 1885. Después, regresó a Alejandría y el poeta sólo abandonó la ciudad con motivo de unos viajes que realizó a París en 1897, a Londres en 1901 y a Atenas en 1903.
Sus primeras publicaciones comenzaron en 1886. Los poemas de esta primera época, románticos en su concepción, siguen la línea de D. Paparrigópulos, con evidentes influencias de Hugo y Musset. En 1891 publicó en una hoja suelta un poema titulado “Constructores” y en 1896 escribió “Murallas”, un poema ya completamente cavafiano, donde ofrece la trágica realidad de la vida, el aislamiento del mundo y la soledad existencial.
Cavafis renegó de muchas obras que no llegó a publicar. El corpus de los poemas “reconocidos” suman un total de ciento cincuenta y cuatro, todos ellos breves. Sus poemas circularon en pequeñas hojas sueltas y en privado. En 1904, en un pequeño fascículo, publicó catorce poemas y en 1910 los volvió a publicar añadiendo siete más. Desde 1912 publicó hojas sueltas con las que compuso colecciones, ordenándolas cronológicamente o temáticamente.
Cavafis elude la expresión emotiva directa, disimula el tono personal y afectivo, y todo ello motivado por su especial idiosincrasia altiva y tímida al mismo tiempo. Su poesía da cabida a la melancolía del pasado, al sentimiento de temporalidad, al recuerdo y a la historia. El sentimiento de la vejez, la muerte y el tiempo son constantes en su obra. La vejez, en poemas como “La ciudad”, “Un viejo”, “Muy raramente”, etc; la muerte, en “En el puerto”, “En el mes de Athyr”, “Epitafia de Antíoco, rey de Comegene” y otros más. La brevedad y la sencillez de estructura “aparente” confieren a los poemas un matiz inconcluso.

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