lunes, 15 de marzo de 2010

Repaso final de Ininterruptus X

Martes 17 de febrero de 2009
Novela: “El jardín de los frailes”
Autor: Manuel Azaña
Ganador: Nadie
Premio: Nada
Repetición del autor: Nunca

CLÁSICOS DEL SIGLO XX (2)
'El jardín de los frailes', de Manuel Azaña

EL PAÍS edita la novela de la educación adolescente del presidente de la República Española

22/11/2003

Manuel Azaña (1880-1940) es, probablemente, uno de los intelectuales y políticos de mayor relevancia de la primera mitad del siglo XX. Si su incesante actividad política le convierte en uno de los grandes protagonistas de la dictadura de Primo de Rivera y, sobre todo, de la II República y la Guerra Civil, su vertiente intelectual no es menos estimable. Secretario, primero, y presidente del Ateneo, después, promovió con su cuñado Rivas Cherif la revista de crítica literaria La Pluma, colaboró asiduamente en la publicación España, de la que fue director, y consiguió el Premio Nacional de Literatura con su obra Vida de don Juan Valera, en 1926. En 1927 publicó su novela El jardín de los frailes, que mañana podrá adquirir por 1 euro el lector de EL PAÍS al comprar el diario, en la que recoge sus reflexiones respecto a su educación y adolescencia en el colegio de los agustinos de El Escorial, donde estudió desde 1893 a 1898. Traductor, dramaturgo y ensayista, ocupó la presidencia de la República tras el triunfo electoral del Frente Popular y durante los años de la Guerra Civil provocada por el levantamiento militar de 1936. Su texto La velada en Benicarló puede considerarse como una de las más importantes reflexiones acerca de la década de los años treinta en España.
El jardín de los frailes se editó primero por entregas, entre septiembre de 1921 y junio de 1922, en las páginas de La Pluma. Cinco años más tarde se publicó en formato de libro.
De claros tintes autobiográficos, esta novela, en la que se narra la educación de un grupo de jóvenes en un colegio religioso, sirvió también a los propósitos políticos del autor. Azaña recuerda con espanto contenido cómo "aprendíamos a refutar a Kant en cinco puntos, y a Hegel, y a Comte, y a tantos más". El autor quedó convencido de que era necesario limitar el poder de la Iglesia para afrontar la necesaria regeneración de España.

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