sábado, 8 de septiembre de 2007

Triple M

Semana triple M en Párrafus Interruptus: Ganaron María, Mario y Marcelo.
Marcelo soy yo, Perenchio Coronel, y una vez más estoy a cargo de la crónica semanal acerca de las lecturas del programa, ya que nadie quiere tomar la posta; ni siquiera cada ganador, para glosar su victoria (excepto Quique de Trelew, a veces). Me disculpo con los que se sienten hartos de mí. Pero ya van a ver, cuando yo no esté...
Tuvimos lunes poético, que me regresa al recuerdo de El Jabalí, el programa de jazz y poesía que conducía Daniel Chiróm, los lunes a las 24.00, en Nacional, hace un par de años. Yo lo escuchaba en mi solitaria garita elevada, rodeado de penumbra y quietud, a los fondos de una planta automotriz donde por entonces estaba destinado (si se me permite la insidiosa jerga castrense). Este lunes, en Párrafus, Hugo leyó “Los espejos transparentes”, de Gabriel Celaya. Algo ya escribí al respecto en la mañana del martes, una más de mis efusiones narcisistas. Falta decir que la ganadora de la noche fue María Suárez, la Dama de Coghlan, que es, desde que se incorporó el género Poesía en el juego, la mayor ganadora, con 9 obras reconocidas. La sigue Roberto López Motta (a quien hace un rato escuché acompañando a Tom Lupo, que ahora está al mediodía en AM 1110), con 5 líricas victorias.
El martes, novela. De 1946, Las Ratas, de José Bianco. Ganó Mario Solaquián (mis disculpas si no escribo bien su apellido), el oyente del barrio de Palermo, ya reiterado ganador. Demostró Mario ser buen conocedor de la obra de Bianco, el perenne jefe de redacción de la revista Sur, la de Victoria Ocampo. Se mencionó en la charla con Hugo el cuento que se incluyo en la famosa “Antología de la Literatura Fantástica” de Borges, Bioy y Silvina: “Sombras suele vestir”. Mario recordó el primer libro de Bianco, “La pequeña Gyaros”, creo que de cuentos. También el último, “La pérdida del reino”, de 1972. Yo no sabía que el escritor vivió hasta 1986. Solamente leí de Bianco aquel cuento de la “Antología”; en algún momento tendré que leer sus novelas.
Hugo, después, contó una dilatada asociación que hizo a la hora de elegir la música que ilustraría la lectura de “Las Ratas”. No recuerdo muy bien, pero estuvo buena. Pensó en el tango “Cordón”, de Chico Novarro, porque un verso habla del “panteon de rata enamorada”. Mezcló esto con la pregunta para el concurso sucursal, que se refería a la película de los años sesenta que se basó en la novela de Bianco. Habló de un actor que aparece brevemente en la película (y en el cine argentino), que fue novio de la Adriana Baldessari, coordinadora del programa. A propósito: en mi boga radial, intermitente ahora por la cosa doméstica, pero fiel, encontré, durante el receso futbolero del mes de julio, un efímero programa de tangos en Nacional, los domingos a la tarde, que condujo, con un fino tono arrabalero, o tabacal, o simplemente lánguido, la mencionada señora Baldessari.
Y, hablando de recesos, después de uno “no muy largo”, dijo Hugo, el miércoles, en muy difícil circunstancia laboral, volví al triunfo. Nuevamente con poesía, como la última vez, a mediados de julio. Aquella vez, Pessoa. Hoy, Francois Villon. Dejo a los lectores con él, así descansan de mí –aunque, modestamente, Villon y yo...

“Ladrón, asesino a temprana edad, provocador, preso, desterrado, vagabundo, autor de poesías socarronas, Francois Villon (1431-1463) es el prototipo de lo que la literatura dio en llamar ‘Poeta maldito’: un hombre lanzado a caminar por la cornisa con el solo propósito de estropear el festín de los burgueses.
“Su gran mérito como poeta consiste en la subjetividad de su poesía. Villon expresaba sus sentimientos con ingenuidad, ya fueses buenos o malos. La franqueza arrebatadora con que hablaba de sí, lo llevó a hablar de otros con idéntica sinceridad. La diferencia era que no todos estaban tan dispuestos a la autocrítica como el poeta de los desarrapados.
“Entre sus principales escritos estan “El legado” (1456) y el “El testamento” (1461). Ambos libros responden a la estructura de la balada. Originalmente escrita para ser acompañada por música, la forma había aparecido por primera vez en el siglo XIV, pero alcanzaría su apogeo en la pluma de Carlos de Orleans y, sobre todo, en la de Francois Villon.”
Aurelio Herrera

Balada del buen consejo
(fragmento)

Hombres fracasados, carentes de razón,
desnaturalizados y fuera de conocimiento,
deprovistos de sentido común, colmados de desatinos,
locos abusados, sabihondos de ignorancia,
que proceden contra el propio origen
sometiendose a muerte destetable por cobardía,
¡ay!, ¿no los remuerde el horror que los lleva a la vergüenza?
Miren a los muchos jóvenes que han muerto
por ofender y tomar la riqueza de otro...

Termino con la recomendación de una curiosidad: Hay un cuento de Ursula K. Le Guin (la autora de célebres obras de ciencia-ficción, conocida también como poeta, amiga de nuestra Diana Bellesi), titulado “Abril en París”, donde aparece como personaje, aunque lateralmente, el poeta que Hugo eligió para cerrar la primera semana de setiembre.
En el cuento (que yo tengo en una antología del Centro Editor de América Latina, con estudio preliminar y traducción de Elvio Gandolfo), un profesor norteamericano becado en Paris, que estudia el misterio de la desaparición de Villón en el año 1463, viaja en el tiempo cuando es accidentalmente invocado por una especie de alquimista que habitó, cinco siglos atras, la misma bohardilla. Este protocientífico le cuenta que aquel bandolero, que escribía en francés y no en latín, fue ahorcado tiempo atrás. Después, ambos, mediante el mismo procedimiento mágico, llevan a esa época a una primitiva habitante de la antigua Lutecia, y luego a una arqueóloga del siglo XXV, que trabajaba en las ruinas de París. Y no cuento más.
Hasta la próxima.

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