Diversas cuestiones me llevaron a la Reina del Plata, y tuve algún momento para adentrarme en alguna librería. No tanto como hubiese querido, pero lo suficiente para llevarme una gratísima sorpresa: la vigencia de la opción libros, ese programa auspiciado por el GCBA, y las diversas colecciones de los Libros del Zorzal. Esa editorial mas famosa por la selección de sus títulos que por sus ventas. Es la misma que editó el libro del archicófrade, y pone de manifiesto que aún existen seres dispuestos a empresas no tradicionales como los hermanos Kulesz.
Recomiendo en particular la obra de Joseph Kessler sobre Jean Mermoz. Todo un hallazgo y una perlita.
Salut!
"Si las páginas de este libro consienten algún verso feliz, perdóneme el lector la descortesía de haberlo usurpado yo, previamente. Nuestras nadas poco difieren; es trivial y fortuita la circunstancia de que seas tu el lector de estos ejercicios, y yo su redactor" Jorge Luis Borges
jueves, 15 de noviembre de 2007
lunes, 12 de noviembre de 2007
Medina o El carro asfaltario
En el corazón de la historia de aquel carro (primera imagen que acompaña mis Entradas en el Blog), está Pablo.
No mi viejo amigo Pablo, hoy en Rosario, reencontrado a través de Párrafus, sino el enfermero que conocí trabajando en el Tobar García, mi nuevo amigo Pablo.
Desde que me trasladaron de allá, habíamos seguido en contacto vía telefónica; él insistía con que nos volviéramos a encontrar en alguna parte, o que lo visitara en su casa, para reanudar aquellas charlas de trasnoche y, tal vez, algunos trasnochados proyectos. Pero yo, durante casi dos meses, con mi habitual desidia afectiva, venía posponiendo ese reencuentro. Hasta hoy.
Este viernes, después de acompañar a Cristina a un estudio médico, alrededor del mediodía me tomé el 86 en Plaza de Mayo rumbo a Villa Luro. Bajé, bajo la llovizna, frente a la plaza triangular de Rivadavia y Medina; mientras cruzaba para internarme en el barrio de Pablo y buscar la calle Rafaela, recordé que Medina (anagrama de Demian), Max Medina, iba a ser mi seudónimo cuando, a los veinte años, la lectura de Herman Hesse me hizo pensar que quería ser escritor. Seudónimo y título de mi novela (“Panóptica”), agotaron casi todas mis posibilidades al respecto.
Observé también, mientras pisaba la plaza, que un carro de color celeste, tirado por un caballo marrón, con dos pibes a bordo, cruzaba Rivadavia al mismo tiempo que yo. Pensé en llamarlos y pedir a los pibes que me dejaran subir; pensé, literariamente, en llegar a la casa de Pablo a bordo de un carro. Pero seguí caminando.
Me oriente bastante rápido a pesar de la diagonal que traza Medina y la extraña confluencia de White y Rafaela bajo la autopista; a último momento pensé que debería comprar algo para llevar, algo comestible para el almuerzo o el mate, pero no vi ningún negocio; esto no me preocupó demasiado: hace un instante, donde puse “desidia afectiva” decía “desidia social”; además, en avenida de Mayo había comprado un libro para Pablo –de un autor que no puedo mencionar porque todavía no se leyó en el programa-, así que, tranquilo en cuanto a lo de las manos vacías, satisfecho con el libro en el morral, doblé a la izquierda en Rafaela, hice media cuadra y, en su añosa casa paterna, hoy reformada y dividida, volvimos a encontrarnos con el amigo Pablo.
El, de 57 años, licenciado en enfermería, un profesional de la cosa (es supervisor de turno en el Tobar), con su esposa bancaria –aunque de profesión psicóloga-, con sus hijos ya grandes, todos varones, todos trabajadores, alcanzó una calidad de vida que le permite, sin mayor perjuicio, disfrutar a pleno de su hobbie hogareño de los últimos años: Internet. Es un curioso por naturaleza, Pablo; ya dije en este Blog que es también buen lector, aunque más de biografías o ensayos que de ficción literaria, más de información que de vivencias. Así que, ahora, con los contenidos interminables de la red, y con otras funciones de su pc, se siente sumamente gratificada su cálida intelectualidad.
Y ahí está Pablo, en su bunker del altillo, en medio de un anacrónico desorden adolescente, con su banda ancha, su pantalla plana, su impresora; con su barba cana, su frente alta, sus ojos claros, que lo asemejan a un marinero nórdico que navegara por... Pero no, esto de la navegación virtual en la oceánica Internet está muy trillado. Más bien, al respecto, señalaría un detalle que vuelve excesivamente virtual a este refugio de Pablo: los vidrios de la alta ventana fija que da a la azotea (a lo que quedó de azotea después de la más reciente construcción de ese bunker) son opacos. Opacos y rugosos, esos vidrios me hicieron añorar una ventana traslúcida que, a lo largo del rato que pasamos ahí, nos hubiera permitido observar también, más allá del inagotable mundo de la pantalla, la llovizna que adornó la tarde.
Pablo estaba solo el viernes. Toda la familia trabaja hasta media tarde, o más allá, y él está disfrutando de unos días de vacaciones que le debían. Ahí estuvimos, entonces, conversando a solas como en las madrugadas del hospital, escuchando música clásica en su FM favorita, dando cuenta de unas ricas milanesas acompañadas de suculenta ensalada, hojeando su diseminada biblioteca –suya y de la familia. Y finalmente, jarros de café en mano, recalamos en su altillo, del que siempre me hablaba, y nos sentamos un rato frente a la máquina.
Una noche, en el Tobar, Pablo me había hablado de su afición a la fotografía. Tiene una de esas sofisticadas cámaras digitales con la que, además de las tomas familiares de rigor, suele salir a buscar imágenes en la calle. A partir de sus fotografías, creó una página en Internet, todavía incompleta, referida a la reserva ecológica de la costanera sur y sus calles y monumentos adyacentes -o viceversa. Y se le había ocurrido, al tipo, algo mucho más original, según mi real saber y entender: un rescate fotográfico de un determinado tránsito de las calles de Buenos Aires (tristemente abundante todavía), para el que me pidió que escribiera un texto alusivo. Por entonces, venciendo mi auténtica parquedad habitual y mi supuesta modestia, yo ya le había hablado de Párrafus Interruptus y de este Blog. Así que, después de pispear acá, insistió en atribuirme cierta facilidad para “la alternativa de la escritura”, como él dice, y obtuvo de mi autoría la presentación siguiente –que quise escribir más sencillo que de costumbre, menos barroco, o barroso, o borroso, o rococó. Como para el gran público.
PESCANTE DE “CARROS DE BUENOS AIRES”
“Si ya el maestro Borges, hacia 1930, escribió en su biografía de Evaristo Carriego sobre las inscripciones de los carros, parecerá ocioso que hoy, nosotros, nos encaminemos por un sendero tan semejante.
Sin embargo, veamos.
Releo: "1930". Han pasado 77 años. Son otros, hoy, nuestros carros.
Leo también: "inscripciones", y recuerdo que Borges mismo decía que, en su propia biografía, se hallaría mas literatura que vida; se entiende así, tal vez, que se haya interesado mas en los escritos de los carros que en los hombres que los guiaban.
Otro es nuestro propósito. En primer lugar, esta página , como corresponde a la época, se nutrirá mas de imágenes que de palabras. En segundo lugar, nos gustará mas leer en los rasgos, en las arrugas de los hombres y mujeres de los carros, que en sus hoy desnudas maderas.
Y, en cuanto a aquello de "ocioso", declaramos sin vacilar que esta tarea que emprendemos, fotográfica y literaria, será hecha, por puro placer, en nuestro tiempo de ocio, que lo tenemos, a pesar de que a nuestras vidas no les falta vida. “
De eso se trata. Ya tomó varias fotografías Pablo, que hoy me mostró de su máquina. También recopiló algunas de revistas, antiguas o recientes; parece que en la red no se encuentran tanto, al menos no en una página especialmente dedicada, y esto lo estimuló a seguir adelante con la tarea de recuperación.
Por mi parte, no le encuentro bien la vuelta al aporte que yo podría hacer –más allá de esa presentación, que me salió bien bonita. No sé si deberán ser un par de líneas a manera de epígrafe de cada foto, o si se trata de imaginar una historia con más desarrollo a partir de lo que la fotografía sugiera. Si fuera esto último lo que de mí se espera, a mal puerto vas por leña, amigo Pablo: siempre dije que, en mi frustrada carrera de escritor, la escencial barrera fue mi falta de imaginación.
Sí se me ocurrió proponer que Pablo, además de pedir permiso para sus tomas - como muy correctamente hace-, esbozará algún tipo de encuesta o entrevista con los carreros, para después, muy sencillamente, agregar a la imagen la auténtica historia de cada carro.
Esto me recuerda un cierto reparo que este proyecto me sucitó al principio, y que mucho no lo hablamos; un escozor indeterminado que sentí, un rechinamiento en alguna parte. En una palabra, no me gustaba la idea de hacer algo de orden estético que tal vez violenta un tanto mi sentido de la ética: regodearnos con una prolija página multicolor en Internet a partir de quienes, mediante lo más desprolijo y gris del parque automotor porteño, se ganan la vida día a día tan pobremente. Porque no nos vamos a engañar: en el artículo de Borges, además de rescatarse la literatura o la poesía (la estética) de los carros, se habla de vehículos que llevaban a bordo trabajadores, ya sea comerciantes independientes o vendedores comisionados. Los carros de hoy en día, en cambio, sobre todo los que se ven en capital –sacando a los mateos de Palermo- no alcanzan ese alto estatuto -aunque cabe respetar igualmente a quienes se ven limitados al ingrato trabajo de cartonear para subsistir.
Pero, lo dicho: esto es algo que todavía no hablé con el promotor del proyecto, así que será mejor no debatirlo desde acá.
Si a algún lector del Blog se le ocurre algo al respecto, o si quiere aportar alguna fotografía, que nos escriba. Mi dirección de mail encabeza siempre esta página, y la de Pablo se encuentra en www.costanerasur.com.ar, su sitio sobre Buenos Aires, ya más encaminado.
Acerca de la imagen que ilustró mi última Entrada, Pablo me contó que se trata de un episodio de huelga, no se sabe si de “transportistas”, especificamente, o a la que los conductores de carros se sumaron, una huelga de las que antiguamente promovían los sindicatos anarquistas, y parece que el termino “caloteadores” que se lee en los carteles designaba a los saboteadores o “rompehuelgas” de la época. Me pareció apropiada esta foto, de entre las que me mostró esta tarde, para agregarse a la reseña de una lectura que tenía –ambas, lectura y reseña- un infrecuente toque de política explícita.
Pero, para hablar de política -¿por qué no?-, para hablar de los que ponían el cuerpo, para hablar de hacer política y poner el corazón en el presente, debería remitirlos al otro sitio y proyecto del amigo Pablo, www.aecba.org, que tiene como fín afirmar la creación de un sindicato de enfermeros para la república Argentina, que -¿alguien lo sabía?- no existe todavía.
Y ya basta, que si sigo haciéndole propaganda al amigo, voy a tener que proponerme como su futuro jefe de prensa o relaciones públicas –¡justo yo!-, para interminable perjuicio de este Blog.
Hasta pronto.
No mi viejo amigo Pablo, hoy en Rosario, reencontrado a través de Párrafus, sino el enfermero que conocí trabajando en el Tobar García, mi nuevo amigo Pablo.
Desde que me trasladaron de allá, habíamos seguido en contacto vía telefónica; él insistía con que nos volviéramos a encontrar en alguna parte, o que lo visitara en su casa, para reanudar aquellas charlas de trasnoche y, tal vez, algunos trasnochados proyectos. Pero yo, durante casi dos meses, con mi habitual desidia afectiva, venía posponiendo ese reencuentro. Hasta hoy.
Este viernes, después de acompañar a Cristina a un estudio médico, alrededor del mediodía me tomé el 86 en Plaza de Mayo rumbo a Villa Luro. Bajé, bajo la llovizna, frente a la plaza triangular de Rivadavia y Medina; mientras cruzaba para internarme en el barrio de Pablo y buscar la calle Rafaela, recordé que Medina (anagrama de Demian), Max Medina, iba a ser mi seudónimo cuando, a los veinte años, la lectura de Herman Hesse me hizo pensar que quería ser escritor. Seudónimo y título de mi novela (“Panóptica”), agotaron casi todas mis posibilidades al respecto.
Observé también, mientras pisaba la plaza, que un carro de color celeste, tirado por un caballo marrón, con dos pibes a bordo, cruzaba Rivadavia al mismo tiempo que yo. Pensé en llamarlos y pedir a los pibes que me dejaran subir; pensé, literariamente, en llegar a la casa de Pablo a bordo de un carro. Pero seguí caminando.
Me oriente bastante rápido a pesar de la diagonal que traza Medina y la extraña confluencia de White y Rafaela bajo la autopista; a último momento pensé que debería comprar algo para llevar, algo comestible para el almuerzo o el mate, pero no vi ningún negocio; esto no me preocupó demasiado: hace un instante, donde puse “desidia afectiva” decía “desidia social”; además, en avenida de Mayo había comprado un libro para Pablo –de un autor que no puedo mencionar porque todavía no se leyó en el programa-, así que, tranquilo en cuanto a lo de las manos vacías, satisfecho con el libro en el morral, doblé a la izquierda en Rafaela, hice media cuadra y, en su añosa casa paterna, hoy reformada y dividida, volvimos a encontrarnos con el amigo Pablo.
El, de 57 años, licenciado en enfermería, un profesional de la cosa (es supervisor de turno en el Tobar), con su esposa bancaria –aunque de profesión psicóloga-, con sus hijos ya grandes, todos varones, todos trabajadores, alcanzó una calidad de vida que le permite, sin mayor perjuicio, disfrutar a pleno de su hobbie hogareño de los últimos años: Internet. Es un curioso por naturaleza, Pablo; ya dije en este Blog que es también buen lector, aunque más de biografías o ensayos que de ficción literaria, más de información que de vivencias. Así que, ahora, con los contenidos interminables de la red, y con otras funciones de su pc, se siente sumamente gratificada su cálida intelectualidad.
Y ahí está Pablo, en su bunker del altillo, en medio de un anacrónico desorden adolescente, con su banda ancha, su pantalla plana, su impresora; con su barba cana, su frente alta, sus ojos claros, que lo asemejan a un marinero nórdico que navegara por... Pero no, esto de la navegación virtual en la oceánica Internet está muy trillado. Más bien, al respecto, señalaría un detalle que vuelve excesivamente virtual a este refugio de Pablo: los vidrios de la alta ventana fija que da a la azotea (a lo que quedó de azotea después de la más reciente construcción de ese bunker) son opacos. Opacos y rugosos, esos vidrios me hicieron añorar una ventana traslúcida que, a lo largo del rato que pasamos ahí, nos hubiera permitido observar también, más allá del inagotable mundo de la pantalla, la llovizna que adornó la tarde.
Pablo estaba solo el viernes. Toda la familia trabaja hasta media tarde, o más allá, y él está disfrutando de unos días de vacaciones que le debían. Ahí estuvimos, entonces, conversando a solas como en las madrugadas del hospital, escuchando música clásica en su FM favorita, dando cuenta de unas ricas milanesas acompañadas de suculenta ensalada, hojeando su diseminada biblioteca –suya y de la familia. Y finalmente, jarros de café en mano, recalamos en su altillo, del que siempre me hablaba, y nos sentamos un rato frente a la máquina.
Una noche, en el Tobar, Pablo me había hablado de su afición a la fotografía. Tiene una de esas sofisticadas cámaras digitales con la que, además de las tomas familiares de rigor, suele salir a buscar imágenes en la calle. A partir de sus fotografías, creó una página en Internet, todavía incompleta, referida a la reserva ecológica de la costanera sur y sus calles y monumentos adyacentes -o viceversa. Y se le había ocurrido, al tipo, algo mucho más original, según mi real saber y entender: un rescate fotográfico de un determinado tránsito de las calles de Buenos Aires (tristemente abundante todavía), para el que me pidió que escribiera un texto alusivo. Por entonces, venciendo mi auténtica parquedad habitual y mi supuesta modestia, yo ya le había hablado de Párrafus Interruptus y de este Blog. Así que, después de pispear acá, insistió en atribuirme cierta facilidad para “la alternativa de la escritura”, como él dice, y obtuvo de mi autoría la presentación siguiente –que quise escribir más sencillo que de costumbre, menos barroco, o barroso, o borroso, o rococó. Como para el gran público.
PESCANTE DE “CARROS DE BUENOS AIRES”
“Si ya el maestro Borges, hacia 1930, escribió en su biografía de Evaristo Carriego sobre las inscripciones de los carros, parecerá ocioso que hoy, nosotros, nos encaminemos por un sendero tan semejante.
Sin embargo, veamos.
Releo: "1930". Han pasado 77 años. Son otros, hoy, nuestros carros.
Leo también: "inscripciones", y recuerdo que Borges mismo decía que, en su propia biografía, se hallaría mas literatura que vida; se entiende así, tal vez, que se haya interesado mas en los escritos de los carros que en los hombres que los guiaban.
Otro es nuestro propósito. En primer lugar, esta página , como corresponde a la época, se nutrirá mas de imágenes que de palabras. En segundo lugar, nos gustará mas leer en los rasgos, en las arrugas de los hombres y mujeres de los carros, que en sus hoy desnudas maderas.
Y, en cuanto a aquello de "ocioso", declaramos sin vacilar que esta tarea que emprendemos, fotográfica y literaria, será hecha, por puro placer, en nuestro tiempo de ocio, que lo tenemos, a pesar de que a nuestras vidas no les falta vida. “
De eso se trata. Ya tomó varias fotografías Pablo, que hoy me mostró de su máquina. También recopiló algunas de revistas, antiguas o recientes; parece que en la red no se encuentran tanto, al menos no en una página especialmente dedicada, y esto lo estimuló a seguir adelante con la tarea de recuperación.
Por mi parte, no le encuentro bien la vuelta al aporte que yo podría hacer –más allá de esa presentación, que me salió bien bonita. No sé si deberán ser un par de líneas a manera de epígrafe de cada foto, o si se trata de imaginar una historia con más desarrollo a partir de lo que la fotografía sugiera. Si fuera esto último lo que de mí se espera, a mal puerto vas por leña, amigo Pablo: siempre dije que, en mi frustrada carrera de escritor, la escencial barrera fue mi falta de imaginación.
Sí se me ocurrió proponer que Pablo, además de pedir permiso para sus tomas - como muy correctamente hace-, esbozará algún tipo de encuesta o entrevista con los carreros, para después, muy sencillamente, agregar a la imagen la auténtica historia de cada carro.
Esto me recuerda un cierto reparo que este proyecto me sucitó al principio, y que mucho no lo hablamos; un escozor indeterminado que sentí, un rechinamiento en alguna parte. En una palabra, no me gustaba la idea de hacer algo de orden estético que tal vez violenta un tanto mi sentido de la ética: regodearnos con una prolija página multicolor en Internet a partir de quienes, mediante lo más desprolijo y gris del parque automotor porteño, se ganan la vida día a día tan pobremente. Porque no nos vamos a engañar: en el artículo de Borges, además de rescatarse la literatura o la poesía (la estética) de los carros, se habla de vehículos que llevaban a bordo trabajadores, ya sea comerciantes independientes o vendedores comisionados. Los carros de hoy en día, en cambio, sobre todo los que se ven en capital –sacando a los mateos de Palermo- no alcanzan ese alto estatuto -aunque cabe respetar igualmente a quienes se ven limitados al ingrato trabajo de cartonear para subsistir.
Pero, lo dicho: esto es algo que todavía no hablé con el promotor del proyecto, así que será mejor no debatirlo desde acá.
Si a algún lector del Blog se le ocurre algo al respecto, o si quiere aportar alguna fotografía, que nos escriba. Mi dirección de mail encabeza siempre esta página, y la de Pablo se encuentra en www.costanerasur.com.ar, su sitio sobre Buenos Aires, ya más encaminado.
Acerca de la imagen que ilustró mi última Entrada, Pablo me contó que se trata de un episodio de huelga, no se sabe si de “transportistas”, especificamente, o a la que los conductores de carros se sumaron, una huelga de las que antiguamente promovían los sindicatos anarquistas, y parece que el termino “caloteadores” que se lee en los carteles designaba a los saboteadores o “rompehuelgas” de la época. Me pareció apropiada esta foto, de entre las que me mostró esta tarde, para agregarse a la reseña de una lectura que tenía –ambas, lectura y reseña- un infrecuente toque de política explícita.
Pero, para hablar de política -¿por qué no?-, para hablar de los que ponían el cuerpo, para hablar de hacer política y poner el corazón en el presente, debería remitirlos al otro sitio y proyecto del amigo Pablo, www.aecba.org, que tiene como fín afirmar la creación de un sindicato de enfermeros para la república Argentina, que -¿alguien lo sabía?- no existe todavía.
Y ya basta, que si sigo haciéndole propaganda al amigo, voy a tener que proponerme como su futuro jefe de prensa o relaciones públicas –¡justo yo!-, para interminable perjuicio de este Blog.
Hasta pronto.
viernes, 9 de noviembre de 2007
Correctamente antipolítico
Miércoles 07 de noviembre
Por primera vez, la transición de una a otra de las lecturas elegidas por Hugo me resulta tan transparente y luminosa. De una novela de autor japonés se pasa a “Amarillo”, del dramaturgo argentino Carlos Somigliana.
Difícil, aunque no tanto como la última incursión teatral en Párrafus, “Arsénico y encaje antiguo”, que solo salvó la ciclopea tarea de rememoración de Quique Figueroa.
Esta vez, otra vez, ganó María Suárez, quien recordó haber escuchado la obra en un espectáculo de teatro leído.
Concreta así, María, la hazaña de alzarse con la victoria en los tres juegos de la semana. Y destruye el triunvirato de triples triunfadores que, hasta hoy, conformaban el “finado” Gustavo Glanzman, el sureño Quique Figueroa y Perenchio Coronel, el incorregible. Mejor dicho, lo trasforma en..., ¿cómo se dice? ¿Cuadrivio? No tengo un diccionario a mano. ¿Tetrarquía? Bueno, que somos ahora cuatro los de las tres consecutivas victorias. Pero creo que, con Glanzman y Figueroa, no tendríamos inconveniente en que se ceda el sitio preferencial, la cima del podio, a la compañera oyente María –sobre todo si ella llevara falda-, para aplaudirla nosotros desde el suelo –y Gustavo quizá desde más abajo.
Perdón. ¿Dije algo malo?
Pero, ¿no sugirió Hugo, en la charla con la ganadora, que ahora, tras esta reaparición triunfal, yo debería rezarle a María para que me sea dado volver a ganar el juego alguna vez?
Pero el que de verdad estuvo cara a cara con los demonios –y no con Dios- fue el autor de hoy, Carlos Somigliana.
Hugo contó algo que mucho no se divulgó en su momento. Parece ser que Somigliana y el periodista Mario Monteverde tuvieron a su cargo la compaginación del material audiovisual registrado en ocasión del juicio a los ex comandantes de la última dictadura civico-militar, llevado a cabo en los comienzos del gobierno de Raul Alfonsín. Con las horas y horas de declaraciones que tomó el tribunal, se elaboró un trabajo documental que, bajo la forma de seis videocassettes, fue puesto a consideración de las autoridades democráticas. Quienes, en lo que constituyó una de las agachadas civico-políticas a las que después, con los años, nos acostumbraríamos, no autorizaron la difusión pública de ese material. Esta defección de un gobierno en el que tantas esperanzas se habían depositado, más la frustración de un trabajo que le demandara tanto de su temple y de su talento –los videos luego fueron robados y circularon fragmentados, desnaturalizada su concepción- afectaron mucho a Somigliana, quien al año siguiente, en 1987, falleció a los 55 años.
“Amarillo”, ambientada en temporada electoral de la Roma antigua, fue su primera obra, de comienzos de la decada del 60.
METALECTURA
“Amarillo adminículo”, escribí en la reseña del programa del martes. Y en torno a algo que no pude cumplir en escribir, expliqué este lunes, en un mail privado, que me había quitado las ganas enterarme de la internación de mi hermano. Quien resultó estar con hepatitis.
Por otra parte, ya el miércoles (a la mañana) había denominado a esta que transcurre "Semana mariana".
Por otra parte, el miércoles 7, mi viejo -Carlos - hubiera cumplido 80 años –pero se murió a los 49.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
Metalectura (y lectura, y lectura...)
METALECTURA
La reseña sobre “La luna del bajo fondo” me llevó a recordar el tango aquel donde el protagonista, no muy poéticamente, como en sede judicial, declara su domicilio. (El tango no es de Cadícamo, por cierto.) La semana pasada, en una extraña reseña efectuada bajo los efectos del automatismo psíquico, se produjo la mención, por dos veces, de mi dirección de correo electrónico.
METALECTURA II
Cuando supe del Párrafus en vivo que Hugo llevó a Córdoba, me pasó por la mente que le lectura elegida habría sido de Leopoldo Lugones. (En realidad, se trató de Marco Denevi.) El lunes, en el primer programa luego de aquel viaje, se lee a Cadícamo. En mi somera búsqueda de algún dato sobre este autor (en el “Manual, guía, enciclopedia, crónica y diccionario del tango”, de Constantino Sobrino, Instituto docente y editor Las Llaves, Bs. As. 1971), leo: “Cadícamo, Enrique: Nació en el año 1900. En su juventud trabajó en el Consejo Nacional de Educación, muy cerca del escritor Leopoldo Lugones...”
METALECTURA III
En la misma escritura automática del otro día (“Asociación libre o Quedé loco...”), menciono, sin nombrarlo, un cuento de la literatura japonesa que filmaría Akira Kurosawa. También, hace unas semanas, señalaba la falta de “algún toque oriental” en la lista de lecturas del programa. Anoche, irrumpe no solo un exponente de las letras niponas, sino un título ("El maestro de Go")que da cuenta de un complejo (como Párrafus) juego oriental.
El nochero
Barajando recuerdos
Del pasado
Como un sueño
A quién le puede importar
Apagá la radio
(Tangos de Enrique Cadícamo)
La reseña sobre “La luna del bajo fondo” me llevó a recordar el tango aquel donde el protagonista, no muy poéticamente, como en sede judicial, declara su domicilio. (El tango no es de Cadícamo, por cierto.) La semana pasada, en una extraña reseña efectuada bajo los efectos del automatismo psíquico, se produjo la mención, por dos veces, de mi dirección de correo electrónico.
METALECTURA II
Cuando supe del Párrafus en vivo que Hugo llevó a Córdoba, me pasó por la mente que le lectura elegida habría sido de Leopoldo Lugones. (En realidad, se trató de Marco Denevi.) El lunes, en el primer programa luego de aquel viaje, se lee a Cadícamo. En mi somera búsqueda de algún dato sobre este autor (en el “Manual, guía, enciclopedia, crónica y diccionario del tango”, de Constantino Sobrino, Instituto docente y editor Las Llaves, Bs. As. 1971), leo: “Cadícamo, Enrique: Nació en el año 1900. En su juventud trabajó en el Consejo Nacional de Educación, muy cerca del escritor Leopoldo Lugones...”
METALECTURA III
En la misma escritura automática del otro día (“Asociación libre o Quedé loco...”), menciono, sin nombrarlo, un cuento de la literatura japonesa que filmaría Akira Kurosawa. También, hace unas semanas, señalaba la falta de “algún toque oriental” en la lista de lecturas del programa. Anoche, irrumpe no solo un exponente de las letras niponas, sino un título ("El maestro de Go")que da cuenta de un complejo (como Párrafus) juego oriental.
El nochero
Barajando recuerdos
Del pasado
Como un sueño
A quién le puede importar
Apagá la radio
(Tangos de Enrique Cadícamo)
Semana Mariana
Lunes 05 de noviembre
¿Cuál es el tango aquel, en primera persona, donde el protagonista, entre otras cosas, declara su domicilio en las inmediaciones de Corrientes y Paraná? Lo cantaba Angel Vargas. Lo tengo en un LP que era de mi viejo –hace tiempo que no lo escucho. De eso me acuerdo por ahora.
Me gustaría saber el título para empezar esta reseña trazando una coordenada entre ese tango y la circunstancia en que este lunes la compañera oyente María Suárez volvió a ganar en Párrafus: ella se encontraba, contó, en un bar de aquella esquina.
Corrientes y Paraná, adecuado cruce céntrico para escuchar la lectura elegida por Hugo esta noche: los poemas de “La luna del bajo fondo”, de Enrique Cadícamo –y, ¿no vivía Cadícamo mismo cerca de esa esquina?
“Señores, yo soy del centro” es el tango que cantaba Angel Vargas. Me acordé del estribillo:
“Señores, yo soy del centro,
del centro de la ciudad,
vivo en la calle Corrientes
casi esquina Paraná.
Tengo allí constituido
mi domicilio legal,
lo divulgo por si acaso
alguien me quiere ubicar...”
La poesía es el género donde descuella la Dama de Coghlan, sin duda. En declaraciones recogidas con exclusividad hace unos meses, María expresó que la lectura de poesía –sobre todo una buena lectura, como la que hace Hugo- sabe a música en sus oídos, y como la música, le resulta fácil de identificar.
Una reunión familiar en el centro la tuvo lejos de su casa, contó hoy María, y se hizo la hora del programa mientras tomaba un café en alguno de los bares de aquella esquina. Cuando se dio cuenta, pidió a alguien –de quien no dio precisiones, ¿un mozo bueno?, ¿un acompañante?, ¿un buen mozo acompañante?- que le sintonizara Nacional “en el aparato ese”, dijo -¿un walkman? Así, rodeada del módico bullicio de medianoche del local (rodeada de parroquianos que la aclamarían si supieran de qué se trataba la llamada), llamó desde su celular con la respuesta correcta.
Hugo se manifestó conmovido por esta nueva muestra de fidelidad de sus oyentes. También mencionó la corta distancia que esta vez lo separaba de la oyente de Coghlan –la radio está en Maipú 555- y yo imaginé que María, estimulada por esta proximidad, se llegó hasta la radio después de su victoria, para recibir esta vez de manos de Hugo, después del programa, el libro de regalo...
Fantasía, esta, encubridora de mi deseo de escaparme del trabajo y correr a Nacional –que tengo a cinco cuadras- cada vez que gané desde el banco durante el último mes, para retirar inmediatamente mi premio y, sobre todo, para saludar de nuevo, en vivo, en primera persona, a nuestro conductor.
Martes 06 de noviembre
No era un walkman. El aparato del que se valió María para escuchar el programa en el bar la noche del lunes fue un aipo. Que no es un invento de la electrónica puntana, bautizado mediante una condensación de las dos interjecciones típicas del cacique Patoruzú: ahijuna y pó. No, es más bien, me parece, un producto de nuestros competidores tecnológicos de las antípodas: los hijos del sol naciente. Un aparatito del tamaño de un botón, donde, amén de sintonizar la radio, puede almacenarse música en cantidades inagotables, y quién sabe si no se conecta también a la Internet –en estas cuestiones soy tan neófito como María.
Esta precisión la dio la Dama de Coghlan en el segundo programa de la semana, que otra vez la tuvo como ganadora. Tal vez previsiblemente, merced a la invocación efectuada mediante el uso de aquel amarillo adminículo (y como lo reclamábamos hace poco desde este Blog), la obra leída provino del Japón. Se trató de la novela “El maestro de go”, de Yasunari Kawabata, que María no leyó, según confesó, pero pudo deducir a partir de las palabras omitidas por Hugo en la lectura.
Kawabata: primer premio Nobel japonés, en 1968; otro suicidado más de la tradición literaria nipona, él en 1972.
Una rareza del programa de hoy fue que nuestro conductor nos anticipó el género que nos espera mañana: teatro. A propósito, hacemos votos para que el ganador de este miércoles sea alguien distinto de los dos mayores reincidentes (Suárez y Perenchio), que hasta aquí se reparten los triunfos en lo que va de noviembre. Pero, si no queda otro remedio que estas reincidencias, entonces que el ganador sea yo.
¿Cuál es el tango aquel, en primera persona, donde el protagonista, entre otras cosas, declara su domicilio en las inmediaciones de Corrientes y Paraná? Lo cantaba Angel Vargas. Lo tengo en un LP que era de mi viejo –hace tiempo que no lo escucho. De eso me acuerdo por ahora.
Me gustaría saber el título para empezar esta reseña trazando una coordenada entre ese tango y la circunstancia en que este lunes la compañera oyente María Suárez volvió a ganar en Párrafus: ella se encontraba, contó, en un bar de aquella esquina.
Corrientes y Paraná, adecuado cruce céntrico para escuchar la lectura elegida por Hugo esta noche: los poemas de “La luna del bajo fondo”, de Enrique Cadícamo –y, ¿no vivía Cadícamo mismo cerca de esa esquina?
“Señores, yo soy del centro” es el tango que cantaba Angel Vargas. Me acordé del estribillo:
“Señores, yo soy del centro,
del centro de la ciudad,
vivo en la calle Corrientes
casi esquina Paraná.
Tengo allí constituido
mi domicilio legal,
lo divulgo por si acaso
alguien me quiere ubicar...”
La poesía es el género donde descuella la Dama de Coghlan, sin duda. En declaraciones recogidas con exclusividad hace unos meses, María expresó que la lectura de poesía –sobre todo una buena lectura, como la que hace Hugo- sabe a música en sus oídos, y como la música, le resulta fácil de identificar.
Una reunión familiar en el centro la tuvo lejos de su casa, contó hoy María, y se hizo la hora del programa mientras tomaba un café en alguno de los bares de aquella esquina. Cuando se dio cuenta, pidió a alguien –de quien no dio precisiones, ¿un mozo bueno?, ¿un acompañante?, ¿un buen mozo acompañante?- que le sintonizara Nacional “en el aparato ese”, dijo -¿un walkman? Así, rodeada del módico bullicio de medianoche del local (rodeada de parroquianos que la aclamarían si supieran de qué se trataba la llamada), llamó desde su celular con la respuesta correcta.
Hugo se manifestó conmovido por esta nueva muestra de fidelidad de sus oyentes. También mencionó la corta distancia que esta vez lo separaba de la oyente de Coghlan –la radio está en Maipú 555- y yo imaginé que María, estimulada por esta proximidad, se llegó hasta la radio después de su victoria, para recibir esta vez de manos de Hugo, después del programa, el libro de regalo...
Fantasía, esta, encubridora de mi deseo de escaparme del trabajo y correr a Nacional –que tengo a cinco cuadras- cada vez que gané desde el banco durante el último mes, para retirar inmediatamente mi premio y, sobre todo, para saludar de nuevo, en vivo, en primera persona, a nuestro conductor.
Martes 06 de noviembre
No era un walkman. El aparato del que se valió María para escuchar el programa en el bar la noche del lunes fue un aipo. Que no es un invento de la electrónica puntana, bautizado mediante una condensación de las dos interjecciones típicas del cacique Patoruzú: ahijuna y pó. No, es más bien, me parece, un producto de nuestros competidores tecnológicos de las antípodas: los hijos del sol naciente. Un aparatito del tamaño de un botón, donde, amén de sintonizar la radio, puede almacenarse música en cantidades inagotables, y quién sabe si no se conecta también a la Internet –en estas cuestiones soy tan neófito como María.
Esta precisión la dio la Dama de Coghlan en el segundo programa de la semana, que otra vez la tuvo como ganadora. Tal vez previsiblemente, merced a la invocación efectuada mediante el uso de aquel amarillo adminículo (y como lo reclamábamos hace poco desde este Blog), la obra leída provino del Japón. Se trató de la novela “El maestro de go”, de Yasunari Kawabata, que María no leyó, según confesó, pero pudo deducir a partir de las palabras omitidas por Hugo en la lectura.
Kawabata: primer premio Nobel japonés, en 1968; otro suicidado más de la tradición literaria nipona, él en 1972.
Una rareza del programa de hoy fue que nuestro conductor nos anticipó el género que nos espera mañana: teatro. A propósito, hacemos votos para que el ganador de este miércoles sea alguien distinto de los dos mayores reincidentes (Suárez y Perenchio), que hasta aquí se reparten los triunfos en lo que va de noviembre. Pero, si no queda otro remedio que estas reincidencias, entonces que el ganador sea yo.
Listado de lecturas
Autores y títulos leídos en Parrafus Interruptus
4/4/06
1) Julio Cortázar, "Los premios" (Laura Falcoff)
5/4/06
2) Antón Chejov, "La gaviota" (Verònica Cornejo)
6/4/06
3) Edgar Allan Poe, "Berenice"
11/04
4) Manuel Puig, "Boquitas pintadas"
12/04
5) Gabriel García Márquez, "El otoño del patriarca"
13/4
6) Samuel Beckett, "Esperando a Godot"
18/4
7) Jorge Luis Borges, "Las ruinas circulares" (Perenchio)
19/4
8) Florencio Sánchez, "Barranca abajo"
20/4
9) Charles Dickens, "Oliver Twist"
25/4
10) Adolfo Bioy Casares, "La invención de Morel" (Perenchio)
26/4
11) Laura Esquivel, "Como agua para chocolate"
27/4
12) William Shakespeare, "Otelo"
2/5)
13) Oscar Wilde, "El gigante egoísta" (Marìa Suarez)
3/5
14) Armando Discépolo, "Mateo"
4/5
15) Fedor Dostoievski, "El jugador"
9/5
16) Horacio Quiroga, "El almohadón de plumas"
10/5
17) Osvaldo Soriano, "Triste, solitario y final"
11/5
18) Moliére, "El enfermo imaginario"
16/5
19) Rodolfo Walsh, "Esa mujer"
17/5
20) Louisa May Alcott, "Hombrecitos"
18/5
21) Roberto Cossa, "Gris de ausencia" (Lòpez Motta)
23/5
22) Henrik Ibsen, "Casa de muñecas"
24/5
23) Roberto Fontanarrosa, "El mundo ha vivido equivocado"
25/5
24) Domingo Faustino Sarmiento, "Recuerdos de provincia"
30/5
25) Jerome David Salinger, "Un día perfecto para el pez banana"
31/5
26) Roberto Arlt, "Ester Primavera" (Lòpez Motta)
1/6
27) Federico García Lorca, "Bodas de sangre"
6/6
28) Mario Benedetti, "El cumpleaños de Juan Ángel"
7/6
29) Tennessee Williams, "El zoo de cristal"
8/6
30) Leopoldo Marechal, "El banquete de Severo Arcángelo" (Perenchio)
13/6
31) Albert Camus, "El extranjero"
14/6
32) Manuel Mujica Láinez, "El hombrecito del azulejo" (Glanzman)
15/6
33) Luigi Pirandello, "Seis personajes en busca de autor"
20/6
34) Hermann Hesse, "Siddharta" (Perenchio)
21/6
35) Arthur Miller, "La muerte de un viajante"
22/6
36) Hans Christian Andersen, "La reina de las nieves"
27/6
37) Gregorio de Laferrere, "¡Jettatore!"
28/6
38) Ernest Hemingway, "Los asesinos"
29/6
39) Jorge Amado, "Doña Flor y sus dos maridos"
4/7
40) Marco Denevi, "Rosaura a las diez"
5/7
41) Virginia Woolf, "La señora Dalloway"
6/7
42) Pedro Calderón de la Barca, "La vida es sueño" (Glanzman)
11/7
43) Henry Miller, "Trópico de cáncer" (Perenchio)
12/7
44) James Joyce, "Retrato del artista adolescente"
13/7
45) Giuseppe Tomasi di Lampedusa, "El Gatopardo"
18/7
46) Ernesto Sábato, "El túnel" (Perenchio)
19/7
47) Juan Rulfo, “No oyes ladrar los perros” (Gustavo Glanzman)
20/7
48) Alberto Vaccarezza, “El conventillo de la Paloma”
25/7
49) Edmundo de Amicis, “De los Apeninos a los Andes”
26/7
50) Eugene Ionesco, “La cantante calva”
27/8
51) Augusto Roa Bastos, “Yo el Supremo”
1/8
52) Augusto Monterroso, “Míster Taylor” (Marìa Suarez)
2/8
53) Ricardo Talesnik, “La fiaca” (Olga Diaz)
3/8
54) Ray Bradbury, “Las maquinarias de la alegría” (Perenchio)
8/8
55) Jean Paul Sartre, “La naúsea”
9/8
56) Carlos Gorostiza, “El acompañamiento” (Juliàn Sànchez)
10/8
57) Gilbert Keith Chesterton, “El hombre que fue jueves”
15/8
58) Bertolt Brecht, “La ópera de tres centavos”
16/8
59) Isabel Allende, “Eva Luna” (Marìa Suarez)
17/8
60) William Faulkner, “Absalón, Absalón”
22/8
61) Germán Rozenmacher, “Réquiem para un viernes a la noche” (Lòpez Motta)
29/8
62) Julio Verne, “Cinco semanas en globo” (Marìa Suarez)
30/8
63) Lucio Vicente López, “La gran aldea” (Lòpez Motta)
31/8
64) Mario Vargas Llosa, “La ciudad y los perros”
5/9
65) Mario Puzo, “El padrino”
6/9
66) David Viñas, “Lisandro”
7/9
67) Autor anónimo, “El lazarillo de Tormes” (Juliàn Sànchez)
12/9
68) León Tolstoi, “La guerra y la paz”
13/9
69) Emilio Zola, “Naná” (Glanzman)
14/9
70) Raymond Chandler, “El sueño eterno” (Perenchio)
19/9
71) Franz Kafka, “El proceso”
20/9
72) Juan Carlos Onetti, “Juntacadáveres” (Perenchio)
21/9
73) Leopoldo Lugones, “La guerra gaucha” (Glanzman)
26/9
74) Günter Grass, “El tambor de hojalata” (Fernando Terreno)
27/9
75) Herman Melville, “Benito Cereno” (Perenchio)
28/9
76) Giovanni Bocaccio, “El Decameron”(Perenchio)
3/10
77) Milan Kundera, “La inmortalidad”
4/10
78) Thomas Mann, “La montaña mágica” (Glanzman)
5/10
79) James Matthew Barrie, “Peter Pan” (Verònica Cornejo)
10/10
80) Abelardo Castillo, “Israfel” (Fernando Terreno)
11/10
81) Paul Auster, “La música del azar”
12/10
82) Charles Perrault, “Piel de asno”
17/10
83) Walter Scott, “Ivanhoe” (Glanzman)
18/10
84) Harold Pinter, “El montaplatos”
19/10
85) Umberto Eco, “El péndulo de Foucault” (Juliàn Sànchez)
24/10
86) Stephen King, “Carrie” (Verònica Cornejo)
25/10
87) Eurípides, “Las troyanas”
26/10
88) Herbert George Wells, “La guerra de los mundos” (Perenchio)
31/10
89) Lope de Vega, “Fuenteovejuna”
1/11
90) Alejandra Pizarnik, “El despertar” (Ana de Villa Crespo)
2/11
91) Alejo Carpentier, “El reino de este mundo” (Glanzman)
7/11
92) José Saramago, “La balsa de piedra” (Marìa Suarez)
8/11
93) Emilio Salgari, “El corsario negro” (Marìa Suarez)
9/11
94) José Martí, “Hierro” (Lòpez Motta)
14/11
95) Haroldo Conti, “Mascaró el cazador americano”
15/11
96) George Bernard Shaw, “Hombre y superhombre” (Perenchio)
16/11
97) Antonio Machado, “Proverbios y cantares” (Lòpez Motta)
21/11
98) Honorato de Balzac, “La piel de zapa” (Glanzman)
22/11
99) Ruben Darío, “Sonatina”
23/11
100) Mempo Giardinelli, “Santo oficio de la memoria” (Glanzman)
28/11
101) Daniel Defoe, “Diario del año de la peste”
29/11
102) Esquilo, “Prometeo encadenado” (Juliàn Sànchez)
30/11
103) Idea Vilariño, “La noche” (Marìa Suarez)
5/12
104) Simone de Beauvoir, “La mujer rota”
6/12
105) Jonathan Swift, “Los viajes de Gulliver”
7/12
106) Evaristo Carriego, “El casamiento” (Juliàn Sànchez)
12/12
107) Martha Lynch, “La señora Ordóñez” (Perenchio)
13/12
108) Arthur Rimbaud, “Una temporada en el infierno” (Perenchio)
14/12
109) Lawrence Durrell, “Justine. El cuarteto de Alejandría” (Perenchio)
19/12
110) Patricia Highsmith, “El talentoso señor Ripley” (¡Perenchio!)
20/12
111) Raúl González Tuñón, “La luna con gatillo”
21/12
112) Truman Capote, “Un recuerdo navideño” (Perenchio)
27/12
113) Isidoro Blaisten, “Al acecho” (Gastòn Schapiro)
28/12
114) Antoine de Saint Exupery, “Vuelo nocturno” (Perenchio)
3/1
115) Walt Whitman, “Yo canto al cuerpo eléctrico” (Marìa Suarez)
4/1
116) Alejandro Casona, “Los árboles mueren de pie” (Perenchio)
9/1
117) Silvina Ocampo, “La casa de azúcar” (Cecilia de San Martìn)
10/1
118) Gustave Flaubert, “La educación sentimental” (Lòpez Motta)
11/1
119) Alfonsina Storni, “La loba” (Perenchio)
16/1
120) Juan Carlos Gené, “El herrero y el diablo” (Lòpez Motta)
17/1
121) Theóphile Gautier, “La muerta enamorada” (Perenchio)
18/1
122) Katherine Mansfield, “Felicidad” (Laura Falcoff)
23/1
123) Tirso de Molina, “Don Gil de las calzas verdes” (Lòpez Motta)
24/1
124) Graham Greene, “El revés de la trama” (Verònica Cornejo)
25/1
125) Juan Gelman, “Oración de un desocupado” (Luis Gobea)
30/1
126) André Gide, “Los monederos falsos” (Quique Figueroa)
31/1
127) Petronio, “Satiricón” (Perenchio)
1/2
128) VACANTE (“En la noche”, Humberto Costantini)
6/2
129) Griselda Gambaro, “La malasangre” (Lòpez Motta)
7/2
130) Omar Khayyam, “Rubaiyyat” (Quique Figueroa)
8/2
131) Stefan Zweig, “Veinticuatro horas de la vida de una mujer” (Marìa Suarez)
13/2
132) Máximo Gorki, “La madre” (Marìa Suarez)
14/2
133) Nicolás Guillén, “Sóngoro cosongo” (Luis Gobea)
15/2
134) Emily Dickinson, Poemas (Lòpez Motta)
27/2
135) Henry James, “Los papeles de Aspern” (Sebastiàn)
28/2
136) Sófocles, “Antígona” (Fernando Terreno)
1/3
137) María Elena Walsh, “Otoño imperdonable”
6/3
138) Héctor Tizón, “Fuego en Casabindo” (Fernando Terreno)
7/3
139) Clarice Lispector, “Amor” (Quique Figueroa)
8/3
140) Jacques Prévert, “Paroles” (Luis Gobea)
13/3
141) Eduardo Belgrano Rawson, “Fuegia” (Juliàn Sànchez)
14/3
142) Benito Pérez Galdós, “Fortunata y Jacinta” (Lòpez Motta)
15/3
143) Osvaldo Dragún, “Historias para ser contadas” (Entrerriana)
20/3
144) Alejandro Dumas (h), “La dama de las camelias” (Verònica Cornejo)
21/3
145) Antonio Di Benedetto, “Zama” (Carlos Mina)
22/3
146) Juana de Ibarbouru, “El dulce milagro”
27/3
147) Paulo Coelho, “El alquimista” (Sra. Alemani)
28/3
148) Antonin Artaud, “El ombligo de los limbos” (Marìa Suarez)
29/3
149) John Steinbeck, “Viñas de ira” (Fernando Terreno)
3/4
150) Humberto Costantini, “Un señor alto, rubio, de bigotes” (Perenchio)
4/4
151) Agustín Cuzzani, “El centroforward murió al amanecer” (Carlos Mina)
5/4
152) Curzio Malaparte, “La piel” (Perenchio)
10/4
153) Octavio Paz, “Libertad bajo palabra” (Javier de Moròn)
11/4
154) Peter Benchley, “Tiburón” (Perenchio)
12/4
155) Jean Cocteau, “Los padres terribles” (Mario Solaquiàn)
17/4
156) Rodolfo Fogwill, “Los pichiciegos” (Quique Figueroa)
18/4
157) Jakob & Wilhelm Grimm, “Hans el tonto” (Quique Figueroa)
19/4
158) Joaquim María Machado de Assis, “Memorias póstumas de Blas Cubas” (Quique Figueroa)
24/4
159) Jack London, “El llamado de la selva” (Perenchio)
25/4
160) Francisco de Quevedo, “Poderoso caballero es don Dinero” (Marìa Suarez)
26/4
161) Stendhal, “La cartuja de Parma” (Perenchio)
1/5
162) Alessandro Baricco, “Seda” (Verònica Cornejo)
2/5
163) Pablo Neruda, “Memorial de Isla Negra” (Marìa Suarez)
3/5
164) Aldous Huxley, “Viejo muere el cisne” (Perenchio)
9/5
165) Carlos Fuentes, “La muerte de Artemio Cruz” (Fernando Terreno)
10/5
166) Eca de Queiros, “El mandarín” (Verònica Cornejo)
22/5
167) Edward Albee, “¿Quién le teme a Virginia Woolf?” (Verònica Cornejo)
23/5
168) Charles Baudelaire, “La Fanfarlo” (Marìa Suarez)
24/5
169) Ricardo Güiraldes, “Rosaura” (Liliana Saidòn)
29/5
170) Ricardo Piglia, “Respiración artificial” (Perenchio)
30/5
171) William Blake, “Canciones de inocencia” (Quique Figueroa)
31/5
172) Bernardo Kordon, “Los ojos de Celina” (Fernando de Olivos)
5/6
173) Eugene O´Neill, “El deseo bajo los olmos” (Lòpez Motta)
6/6
174) César Vallejo, “España, aparta de mí este cáliz” (Luis Gobea)
7/6
175) Nicolás Gógol, “El capote” (Fernando Terreno)
12/6
176) Conrado Nalé Roxlo, “Una viuda difícil” (Verònica Cornejo)
13/6
177) Marqués de Sade, “Los 120 días de Sodoma” (Perenchio)
14/6
178) Federico Andahazi, “El anatomista” (Fernando Terreno)
19/6
179) Oliverio Girondo, “En la masmédula” (Perenchio)
20/6
180) Ambrose Bierce, “El puente sobre el río del Búho” (Jorge Aloy)
21/6
181) Claudia Piñeiro, “Las viudas de los jueves” (Perenchio)
26/6
182) Arthur Conan Doyle, “La liga de los pelirrojos” (Juliàn Sànchez)
27/6
183) Arnold Wesker, “La cocina” (Mario Solaquiàn)
28/6
184) Santa Teresa de Jesús, “Poesías y exclamaciones” (Marìa Suarez)
3/7
185) Nathaniel Hawthorne, “Wakefield” (Mario Solaquiàn)
4/7
186) Juan Ramón Jiménez, “Espacio” (Marìa Suarez)
5/7
187) Ezequiel Martínez Estrada, “Martha Riquelme” (Marìa Suarez)
11/7
188) Antonio Skármeta, “Ardiente paciencia” (Fernando Terreno)
12/7
189) Fernando Pessoa, “Libro del desasosiego” (Perenchio)
17/7
190) Abate Prévost, “Manón Lescaut” (Lòpez Motta)
18/7
191) Daniel Moyano, “El rescate” (Fernando Terreno)
19/7
192) Italo Calvino, “El caballero inexistente” (Fernando Terreno)
24/7
193) Louis Ferdinand Celine, "Viaje al Fin de la Noche" (Jorge Aloy)
25/7
194) Nicholas Blake, "La Bestia debe Morir" (Jorge Aloy)
26/7
195) Eduardo Galeano, "El Libro de los Abrazos" (Juliàn Sànchez)
31/7
196) Johann Wolfgang Goethe, "Werther" (Mario Solaquiàn)
01/8
197) Gabriela Mistral, "Tala" (Verònica Cornejo)
02/8
198) Francisco Luis Bernàrdez, "La Ciudad sin Laura" (Lòpez Motta)
07/8
199) Boris Vian, "Los constructores de imperios" (Marìa Suarez)
08/8
200) Hamlet Lima Quintana, "La breve palabra" (Olga Diaz)
09/8
201) José Marìa Arguedas, "El barranco" (Jorge "google" Aloy)
14/8
202) Juan Bautista Alberdi, "El gigante Amapolas" (Martìn Lòpez)
15/8
203) VACANTE
16/8
204) Juan Laurentino Ortiz, "Deja las letras" (Marìa Suarez)
21/8
205) Rafael Alberti, "Marinero en tierra" (Verònica Cornejo)
22/8
206) Victor Hugo, "Nuestra señora de Paris" (Verònica Cornejo)
23/8
207) VACANTE ("La liebre", Cèsar Aira)
28/08
208) Aira, Cèsar, "Yo era una chica moderna" (Quique Figueroa)
29/08
209) Maupassant, Guy de, "El collar" (Lòpez Motta)
30/08
210) Virgilio, "La Eneida" (Lòpez Motta)
04/09
211) Gabriel Celaya, "Los espejos transparentes" (Marìa Suarez)
05/09
212) Josè Bianco, "Las ratas" (Mario Solaquiàn)
06/09
213) Francois Villon, "El testamento" (Perenchio)
11/09
214) Hilario Ascasubi, "Santos Vega" (Verònica Cornejo)
12/09
215) Dan Brown, "La fortaleza digital" (Marìa Suarez)
13/09
216) Gustavo Adolfo Becquer, "Rimas" (Ladislada de Caballito)
18/09
217) Marosa di Giorgio, "Los papeles salvajes" (Marìa Suarez)
19/09
218) Jean Anouilh, "Beckett" (Lòpez Motta)
20/09
219) Horace McCoy, "¿Acaso no matan a los caballos?" (Perenchio)
25/09
220) Ian Mc Ewan, "Sàbado" (Juana del Centro)
26/09
221) Cesare Pavese, "Vendrà la muerte y tendrà tus ojos" (Lòpez Motta)
27/09
222) Geoffrey Chaucer, "Cuentos de Canterbury" (Jorge Aloy)
02/10
223)Jack Kerouac, "En el camino" (Perenchio)
03/10
224) Giacommo Leopardi, "Cantos" (Lòpez Motta)
04/10
225) Macedonio Fernandez, "Papeles de Recienvenido" (Olga Mercado)
09/10
226) Pedro Antonio de Alarcòn, "El sombrero de tres picos" (Perenchio)
10/10
227) Paul Verlaine, "Poemas saturnianos" (Perenchio)
11/10
228) Felisberto Hernandez, "La casa inundada" (Lopez Motta)
16/10
229) Leonidas Lamborghini, "El solicitante descolocado" (Perenchio)
17/10
230)John Updike, "Las brujas de Eastwick" (Verònica Cornejo)
18/10
231)Voltaire, "Candido, o el optimismo" (Rodolfo Valeri)
23/10
232) Anthony Hope, "El prisionero de Zenda" (Quique Figueroa)
24/10
233) Aristòfanes, "Las nubes" (Fernando Terreno)
25/10
234)Carlos de la Pua, "La crencha engrasada" (Perenchio)
30/10
235) Andrès Rivera, "Ese manco Paz" (Sandra Vela)
31/10
236) Joseph Kesselring, "Arsènico y encaje antiguo" (Quique Figueroa)
01/11
237) John Milton, "El paraiso perdido" (Perenchio)
06/11
238)Enrique Cadìcamo, "La luna del bajo fondo" (Marìa Suàrez)
07/11
239) Yasunari Kawabata, "El maestro de go" (Marìa Suàrez)
08/11
240) Carlos Somigliana, "Amarillo" (Marìa Suàrez)
13/11
241) James M. Cain, "El cartero llama dos veces" (Verònica Cornejo)
14/11
242) Alberto Moravia, "La romana" (Perenchio)
15/11
243) Belisario Roldàn, "El rosal de las ruinas" (Lòpez Motta)
20/11
244) Friedrich Schiller, "Marìa Estuardo" (Verònica Cornejo)
21/11
245) Alberto Girri, "Quien habla no està muerto" (Quique Figueroa)
22/11
246) Saki (H.H. Munro), "Alpiste para las codornices" (Quique Figueroa)
27/11
247) Sylvia Iparraguirre,"La tierra del fuego" (María Cristina Alonso))
28/11
248) Edmond Rostand,"Cyrano de Bergerac" (Verònica Cornejo)
29/11
249)O´Henry, "Un amante tacaño" (Mario Solakian)
4/4/06
1) Julio Cortázar, "Los premios" (Laura Falcoff)
5/4/06
2) Antón Chejov, "La gaviota" (Verònica Cornejo)
6/4/06
3) Edgar Allan Poe, "Berenice"
11/04
4) Manuel Puig, "Boquitas pintadas"
12/04
5) Gabriel García Márquez, "El otoño del patriarca"
13/4
6) Samuel Beckett, "Esperando a Godot"
18/4
7) Jorge Luis Borges, "Las ruinas circulares" (Perenchio)
19/4
8) Florencio Sánchez, "Barranca abajo"
20/4
9) Charles Dickens, "Oliver Twist"
25/4
10) Adolfo Bioy Casares, "La invención de Morel" (Perenchio)
26/4
11) Laura Esquivel, "Como agua para chocolate"
27/4
12) William Shakespeare, "Otelo"
2/5)
13) Oscar Wilde, "El gigante egoísta" (Marìa Suarez)
3/5
14) Armando Discépolo, "Mateo"
4/5
15) Fedor Dostoievski, "El jugador"
9/5
16) Horacio Quiroga, "El almohadón de plumas"
10/5
17) Osvaldo Soriano, "Triste, solitario y final"
11/5
18) Moliére, "El enfermo imaginario"
16/5
19) Rodolfo Walsh, "Esa mujer"
17/5
20) Louisa May Alcott, "Hombrecitos"
18/5
21) Roberto Cossa, "Gris de ausencia" (Lòpez Motta)
23/5
22) Henrik Ibsen, "Casa de muñecas"
24/5
23) Roberto Fontanarrosa, "El mundo ha vivido equivocado"
25/5
24) Domingo Faustino Sarmiento, "Recuerdos de provincia"
30/5
25) Jerome David Salinger, "Un día perfecto para el pez banana"
31/5
26) Roberto Arlt, "Ester Primavera" (Lòpez Motta)
1/6
27) Federico García Lorca, "Bodas de sangre"
6/6
28) Mario Benedetti, "El cumpleaños de Juan Ángel"
7/6
29) Tennessee Williams, "El zoo de cristal"
8/6
30) Leopoldo Marechal, "El banquete de Severo Arcángelo" (Perenchio)
13/6
31) Albert Camus, "El extranjero"
14/6
32) Manuel Mujica Láinez, "El hombrecito del azulejo" (Glanzman)
15/6
33) Luigi Pirandello, "Seis personajes en busca de autor"
20/6
34) Hermann Hesse, "Siddharta" (Perenchio)
21/6
35) Arthur Miller, "La muerte de un viajante"
22/6
36) Hans Christian Andersen, "La reina de las nieves"
27/6
37) Gregorio de Laferrere, "¡Jettatore!"
28/6
38) Ernest Hemingway, "Los asesinos"
29/6
39) Jorge Amado, "Doña Flor y sus dos maridos"
4/7
40) Marco Denevi, "Rosaura a las diez"
5/7
41) Virginia Woolf, "La señora Dalloway"
6/7
42) Pedro Calderón de la Barca, "La vida es sueño" (Glanzman)
11/7
43) Henry Miller, "Trópico de cáncer" (Perenchio)
12/7
44) James Joyce, "Retrato del artista adolescente"
13/7
45) Giuseppe Tomasi di Lampedusa, "El Gatopardo"
18/7
46) Ernesto Sábato, "El túnel" (Perenchio)
19/7
47) Juan Rulfo, “No oyes ladrar los perros” (Gustavo Glanzman)
20/7
48) Alberto Vaccarezza, “El conventillo de la Paloma”
25/7
49) Edmundo de Amicis, “De los Apeninos a los Andes”
26/7
50) Eugene Ionesco, “La cantante calva”
27/8
51) Augusto Roa Bastos, “Yo el Supremo”
1/8
52) Augusto Monterroso, “Míster Taylor” (Marìa Suarez)
2/8
53) Ricardo Talesnik, “La fiaca” (Olga Diaz)
3/8
54) Ray Bradbury, “Las maquinarias de la alegría” (Perenchio)
8/8
55) Jean Paul Sartre, “La naúsea”
9/8
56) Carlos Gorostiza, “El acompañamiento” (Juliàn Sànchez)
10/8
57) Gilbert Keith Chesterton, “El hombre que fue jueves”
15/8
58) Bertolt Brecht, “La ópera de tres centavos”
16/8
59) Isabel Allende, “Eva Luna” (Marìa Suarez)
17/8
60) William Faulkner, “Absalón, Absalón”
22/8
61) Germán Rozenmacher, “Réquiem para un viernes a la noche” (Lòpez Motta)
29/8
62) Julio Verne, “Cinco semanas en globo” (Marìa Suarez)
30/8
63) Lucio Vicente López, “La gran aldea” (Lòpez Motta)
31/8
64) Mario Vargas Llosa, “La ciudad y los perros”
5/9
65) Mario Puzo, “El padrino”
6/9
66) David Viñas, “Lisandro”
7/9
67) Autor anónimo, “El lazarillo de Tormes” (Juliàn Sànchez)
12/9
68) León Tolstoi, “La guerra y la paz”
13/9
69) Emilio Zola, “Naná” (Glanzman)
14/9
70) Raymond Chandler, “El sueño eterno” (Perenchio)
19/9
71) Franz Kafka, “El proceso”
20/9
72) Juan Carlos Onetti, “Juntacadáveres” (Perenchio)
21/9
73) Leopoldo Lugones, “La guerra gaucha” (Glanzman)
26/9
74) Günter Grass, “El tambor de hojalata” (Fernando Terreno)
27/9
75) Herman Melville, “Benito Cereno” (Perenchio)
28/9
76) Giovanni Bocaccio, “El Decameron”(Perenchio)
3/10
77) Milan Kundera, “La inmortalidad”
4/10
78) Thomas Mann, “La montaña mágica” (Glanzman)
5/10
79) James Matthew Barrie, “Peter Pan” (Verònica Cornejo)
10/10
80) Abelardo Castillo, “Israfel” (Fernando Terreno)
11/10
81) Paul Auster, “La música del azar”
12/10
82) Charles Perrault, “Piel de asno”
17/10
83) Walter Scott, “Ivanhoe” (Glanzman)
18/10
84) Harold Pinter, “El montaplatos”
19/10
85) Umberto Eco, “El péndulo de Foucault” (Juliàn Sànchez)
24/10
86) Stephen King, “Carrie” (Verònica Cornejo)
25/10
87) Eurípides, “Las troyanas”
26/10
88) Herbert George Wells, “La guerra de los mundos” (Perenchio)
31/10
89) Lope de Vega, “Fuenteovejuna”
1/11
90) Alejandra Pizarnik, “El despertar” (Ana de Villa Crespo)
2/11
91) Alejo Carpentier, “El reino de este mundo” (Glanzman)
7/11
92) José Saramago, “La balsa de piedra” (Marìa Suarez)
8/11
93) Emilio Salgari, “El corsario negro” (Marìa Suarez)
9/11
94) José Martí, “Hierro” (Lòpez Motta)
14/11
95) Haroldo Conti, “Mascaró el cazador americano”
15/11
96) George Bernard Shaw, “Hombre y superhombre” (Perenchio)
16/11
97) Antonio Machado, “Proverbios y cantares” (Lòpez Motta)
21/11
98) Honorato de Balzac, “La piel de zapa” (Glanzman)
22/11
99) Ruben Darío, “Sonatina”
23/11
100) Mempo Giardinelli, “Santo oficio de la memoria” (Glanzman)
28/11
101) Daniel Defoe, “Diario del año de la peste”
29/11
102) Esquilo, “Prometeo encadenado” (Juliàn Sànchez)
30/11
103) Idea Vilariño, “La noche” (Marìa Suarez)
5/12
104) Simone de Beauvoir, “La mujer rota”
6/12
105) Jonathan Swift, “Los viajes de Gulliver”
7/12
106) Evaristo Carriego, “El casamiento” (Juliàn Sànchez)
12/12
107) Martha Lynch, “La señora Ordóñez” (Perenchio)
13/12
108) Arthur Rimbaud, “Una temporada en el infierno” (Perenchio)
14/12
109) Lawrence Durrell, “Justine. El cuarteto de Alejandría” (Perenchio)
19/12
110) Patricia Highsmith, “El talentoso señor Ripley” (¡Perenchio!)
20/12
111) Raúl González Tuñón, “La luna con gatillo”
21/12
112) Truman Capote, “Un recuerdo navideño” (Perenchio)
27/12
113) Isidoro Blaisten, “Al acecho” (Gastòn Schapiro)
28/12
114) Antoine de Saint Exupery, “Vuelo nocturno” (Perenchio)
3/1
115) Walt Whitman, “Yo canto al cuerpo eléctrico” (Marìa Suarez)
4/1
116) Alejandro Casona, “Los árboles mueren de pie” (Perenchio)
9/1
117) Silvina Ocampo, “La casa de azúcar” (Cecilia de San Martìn)
10/1
118) Gustave Flaubert, “La educación sentimental” (Lòpez Motta)
11/1
119) Alfonsina Storni, “La loba” (Perenchio)
16/1
120) Juan Carlos Gené, “El herrero y el diablo” (Lòpez Motta)
17/1
121) Theóphile Gautier, “La muerta enamorada” (Perenchio)
18/1
122) Katherine Mansfield, “Felicidad” (Laura Falcoff)
23/1
123) Tirso de Molina, “Don Gil de las calzas verdes” (Lòpez Motta)
24/1
124) Graham Greene, “El revés de la trama” (Verònica Cornejo)
25/1
125) Juan Gelman, “Oración de un desocupado” (Luis Gobea)
30/1
126) André Gide, “Los monederos falsos” (Quique Figueroa)
31/1
127) Petronio, “Satiricón” (Perenchio)
1/2
128) VACANTE (“En la noche”, Humberto Costantini)
6/2
129) Griselda Gambaro, “La malasangre” (Lòpez Motta)
7/2
130) Omar Khayyam, “Rubaiyyat” (Quique Figueroa)
8/2
131) Stefan Zweig, “Veinticuatro horas de la vida de una mujer” (Marìa Suarez)
13/2
132) Máximo Gorki, “La madre” (Marìa Suarez)
14/2
133) Nicolás Guillén, “Sóngoro cosongo” (Luis Gobea)
15/2
134) Emily Dickinson, Poemas (Lòpez Motta)
27/2
135) Henry James, “Los papeles de Aspern” (Sebastiàn)
28/2
136) Sófocles, “Antígona” (Fernando Terreno)
1/3
137) María Elena Walsh, “Otoño imperdonable”
6/3
138) Héctor Tizón, “Fuego en Casabindo” (Fernando Terreno)
7/3
139) Clarice Lispector, “Amor” (Quique Figueroa)
8/3
140) Jacques Prévert, “Paroles” (Luis Gobea)
13/3
141) Eduardo Belgrano Rawson, “Fuegia” (Juliàn Sànchez)
14/3
142) Benito Pérez Galdós, “Fortunata y Jacinta” (Lòpez Motta)
15/3
143) Osvaldo Dragún, “Historias para ser contadas” (Entrerriana)
20/3
144) Alejandro Dumas (h), “La dama de las camelias” (Verònica Cornejo)
21/3
145) Antonio Di Benedetto, “Zama” (Carlos Mina)
22/3
146) Juana de Ibarbouru, “El dulce milagro”
27/3
147) Paulo Coelho, “El alquimista” (Sra. Alemani)
28/3
148) Antonin Artaud, “El ombligo de los limbos” (Marìa Suarez)
29/3
149) John Steinbeck, “Viñas de ira” (Fernando Terreno)
3/4
150) Humberto Costantini, “Un señor alto, rubio, de bigotes” (Perenchio)
4/4
151) Agustín Cuzzani, “El centroforward murió al amanecer” (Carlos Mina)
5/4
152) Curzio Malaparte, “La piel” (Perenchio)
10/4
153) Octavio Paz, “Libertad bajo palabra” (Javier de Moròn)
11/4
154) Peter Benchley, “Tiburón” (Perenchio)
12/4
155) Jean Cocteau, “Los padres terribles” (Mario Solaquiàn)
17/4
156) Rodolfo Fogwill, “Los pichiciegos” (Quique Figueroa)
18/4
157) Jakob & Wilhelm Grimm, “Hans el tonto” (Quique Figueroa)
19/4
158) Joaquim María Machado de Assis, “Memorias póstumas de Blas Cubas” (Quique Figueroa)
24/4
159) Jack London, “El llamado de la selva” (Perenchio)
25/4
160) Francisco de Quevedo, “Poderoso caballero es don Dinero” (Marìa Suarez)
26/4
161) Stendhal, “La cartuja de Parma” (Perenchio)
1/5
162) Alessandro Baricco, “Seda” (Verònica Cornejo)
2/5
163) Pablo Neruda, “Memorial de Isla Negra” (Marìa Suarez)
3/5
164) Aldous Huxley, “Viejo muere el cisne” (Perenchio)
9/5
165) Carlos Fuentes, “La muerte de Artemio Cruz” (Fernando Terreno)
10/5
166) Eca de Queiros, “El mandarín” (Verònica Cornejo)
22/5
167) Edward Albee, “¿Quién le teme a Virginia Woolf?” (Verònica Cornejo)
23/5
168) Charles Baudelaire, “La Fanfarlo” (Marìa Suarez)
24/5
169) Ricardo Güiraldes, “Rosaura” (Liliana Saidòn)
29/5
170) Ricardo Piglia, “Respiración artificial” (Perenchio)
30/5
171) William Blake, “Canciones de inocencia” (Quique Figueroa)
31/5
172) Bernardo Kordon, “Los ojos de Celina” (Fernando de Olivos)
5/6
173) Eugene O´Neill, “El deseo bajo los olmos” (Lòpez Motta)
6/6
174) César Vallejo, “España, aparta de mí este cáliz” (Luis Gobea)
7/6
175) Nicolás Gógol, “El capote” (Fernando Terreno)
12/6
176) Conrado Nalé Roxlo, “Una viuda difícil” (Verònica Cornejo)
13/6
177) Marqués de Sade, “Los 120 días de Sodoma” (Perenchio)
14/6
178) Federico Andahazi, “El anatomista” (Fernando Terreno)
19/6
179) Oliverio Girondo, “En la masmédula” (Perenchio)
20/6
180) Ambrose Bierce, “El puente sobre el río del Búho” (Jorge Aloy)
21/6
181) Claudia Piñeiro, “Las viudas de los jueves” (Perenchio)
26/6
182) Arthur Conan Doyle, “La liga de los pelirrojos” (Juliàn Sànchez)
27/6
183) Arnold Wesker, “La cocina” (Mario Solaquiàn)
28/6
184) Santa Teresa de Jesús, “Poesías y exclamaciones” (Marìa Suarez)
3/7
185) Nathaniel Hawthorne, “Wakefield” (Mario Solaquiàn)
4/7
186) Juan Ramón Jiménez, “Espacio” (Marìa Suarez)
5/7
187) Ezequiel Martínez Estrada, “Martha Riquelme” (Marìa Suarez)
11/7
188) Antonio Skármeta, “Ardiente paciencia” (Fernando Terreno)
12/7
189) Fernando Pessoa, “Libro del desasosiego” (Perenchio)
17/7
190) Abate Prévost, “Manón Lescaut” (Lòpez Motta)
18/7
191) Daniel Moyano, “El rescate” (Fernando Terreno)
19/7
192) Italo Calvino, “El caballero inexistente” (Fernando Terreno)
24/7
193) Louis Ferdinand Celine, "Viaje al Fin de la Noche" (Jorge Aloy)
25/7
194) Nicholas Blake, "La Bestia debe Morir" (Jorge Aloy)
26/7
195) Eduardo Galeano, "El Libro de los Abrazos" (Juliàn Sànchez)
31/7
196) Johann Wolfgang Goethe, "Werther" (Mario Solaquiàn)
01/8
197) Gabriela Mistral, "Tala" (Verònica Cornejo)
02/8
198) Francisco Luis Bernàrdez, "La Ciudad sin Laura" (Lòpez Motta)
07/8
199) Boris Vian, "Los constructores de imperios" (Marìa Suarez)
08/8
200) Hamlet Lima Quintana, "La breve palabra" (Olga Diaz)
09/8
201) José Marìa Arguedas, "El barranco" (Jorge "google" Aloy)
14/8
202) Juan Bautista Alberdi, "El gigante Amapolas" (Martìn Lòpez)
15/8
203) VACANTE
16/8
204) Juan Laurentino Ortiz, "Deja las letras" (Marìa Suarez)
21/8
205) Rafael Alberti, "Marinero en tierra" (Verònica Cornejo)
22/8
206) Victor Hugo, "Nuestra señora de Paris" (Verònica Cornejo)
23/8
207) VACANTE ("La liebre", Cèsar Aira)
28/08
208) Aira, Cèsar, "Yo era una chica moderna" (Quique Figueroa)
29/08
209) Maupassant, Guy de, "El collar" (Lòpez Motta)
30/08
210) Virgilio, "La Eneida" (Lòpez Motta)
04/09
211) Gabriel Celaya, "Los espejos transparentes" (Marìa Suarez)
05/09
212) Josè Bianco, "Las ratas" (Mario Solaquiàn)
06/09
213) Francois Villon, "El testamento" (Perenchio)
11/09
214) Hilario Ascasubi, "Santos Vega" (Verònica Cornejo)
12/09
215) Dan Brown, "La fortaleza digital" (Marìa Suarez)
13/09
216) Gustavo Adolfo Becquer, "Rimas" (Ladislada de Caballito)
18/09
217) Marosa di Giorgio, "Los papeles salvajes" (Marìa Suarez)
19/09
218) Jean Anouilh, "Beckett" (Lòpez Motta)
20/09
219) Horace McCoy, "¿Acaso no matan a los caballos?" (Perenchio)
25/09
220) Ian Mc Ewan, "Sàbado" (Juana del Centro)
26/09
221) Cesare Pavese, "Vendrà la muerte y tendrà tus ojos" (Lòpez Motta)
27/09
222) Geoffrey Chaucer, "Cuentos de Canterbury" (Jorge Aloy)
02/10
223)Jack Kerouac, "En el camino" (Perenchio)
03/10
224) Giacommo Leopardi, "Cantos" (Lòpez Motta)
04/10
225) Macedonio Fernandez, "Papeles de Recienvenido" (Olga Mercado)
09/10
226) Pedro Antonio de Alarcòn, "El sombrero de tres picos" (Perenchio)
10/10
227) Paul Verlaine, "Poemas saturnianos" (Perenchio)
11/10
228) Felisberto Hernandez, "La casa inundada" (Lopez Motta)
16/10
229) Leonidas Lamborghini, "El solicitante descolocado" (Perenchio)
17/10
230)John Updike, "Las brujas de Eastwick" (Verònica Cornejo)
18/10
231)Voltaire, "Candido, o el optimismo" (Rodolfo Valeri)
23/10
232) Anthony Hope, "El prisionero de Zenda" (Quique Figueroa)
24/10
233) Aristòfanes, "Las nubes" (Fernando Terreno)
25/10
234)Carlos de la Pua, "La crencha engrasada" (Perenchio)
30/10
235) Andrès Rivera, "Ese manco Paz" (Sandra Vela)
31/10
236) Joseph Kesselring, "Arsènico y encaje antiguo" (Quique Figueroa)
01/11
237) John Milton, "El paraiso perdido" (Perenchio)
06/11
238)Enrique Cadìcamo, "La luna del bajo fondo" (Marìa Suàrez)
07/11
239) Yasunari Kawabata, "El maestro de go" (Marìa Suàrez)
08/11
240) Carlos Somigliana, "Amarillo" (Marìa Suàrez)
13/11
241) James M. Cain, "El cartero llama dos veces" (Verònica Cornejo)
14/11
242) Alberto Moravia, "La romana" (Perenchio)
15/11
243) Belisario Roldàn, "El rosal de las ruinas" (Lòpez Motta)
20/11
244) Friedrich Schiller, "Marìa Estuardo" (Verònica Cornejo)
21/11
245) Alberto Girri, "Quien habla no està muerto" (Quique Figueroa)
22/11
246) Saki (H.H. Munro), "Alpiste para las codornices" (Quique Figueroa)
27/11
247) Sylvia Iparraguirre,"La tierra del fuego" (María Cristina Alonso))
28/11
248) Edmond Rostand,"Cyrano de Bergerac" (Verònica Cornejo)
29/11
249)O´Henry, "Un amante tacaño" (Mario Solakian)
Aclaraciòn!!!
Para que no se crea que me esmero en ver magias y escuchar ecos solamente a partir de mis propias percepciones -pero, ¿es posible de otro modo?-, seguì reflexionando acerca del episodio sucitado en el Pàrrafus nº 235, del lunes 29 de octubre, cuando el oyente Juliàn Sànchez saliò al aire con la respuesta equivocada.
Mi reflexiòn se retrotrajo mediante ciclopeo afàn hasta... En realidad, lo soñè.
Tuve un sueño. En el sueño, un àngel me revelò algunos pormenores de aquel hecho. Despuès, al despertar, a pesar del lenguaje arcaico, alegòrico o jeringozo del àngel, alcancè a interpretar un poco. Lo sucedido puede entenderse como una suerte de...
Falso. La verdad es que tuve acceso a una fuente inobjetable, que no puedo revelar, de donde obtuve informaciòn precisa y fidedigna al respecto. De acuerdo a esto, la màs pertinente reconstrucciòn de los hechos serìa la siguiente.
"El farmer", dijo Juliàn Sànchez, que habìa reconocido el laborioso estilo de Andrès Rivera. Pero Hugo no leìa "El farmer", sino "Ese manco Paz". Pero Hugo habìa pensado en "El farmer", que despuès no consiguiò. Y Juliàn, que previamente habìa respondido bien a Lucas (y por eso el coordinador lo pasò al aire), le viene con "El farmer". Nuestro conductor se trastornò. En su mente parpadeò la imagen de la muerte de Brando en "El padrino", traspuesta a la visiòn de la caida de otro anciano emigrante en Southampton. En sus oìdos, como fondo de la disculpa balbuceante de Juliàn, sonò como un galope amenazante en la pampa, o como el galope de "Los intocables". Sintiò como un reproche del universo - o "una venganza del puto farmer", asì dijo mi fuente. Se apurò a explicar que no era esa la lectura, pero que debiò serlo. Atinò a reprender mòdicamente a Lucas -quien, despuès, en la pausa musical, le aclarò lo de la doble respuesta de Juliàn. Tratò de conservar la amabilidad con el participante, a quien le dio por vàlido el autor -pero Juliàn se asustò y cortò. Saliò airoso de la confusiòn, en definitiva, merced a su profesionalismo, a su autenticidad, a su genuino asombro. Retomò despuès la lectura y, tras un instante, apareciò la oyente Sandra, de Villa Urquiza, quien respondiò con entera determinaciòn: "Ese manco Paz", de Andrès Rivera.
"Este cojo texto", pensè yo al terminar los otros dìas la Entrada en la que relatè este episodio. Sabìa que me quedaba rengueando de algùn lado, pero, con el material de que disponìa -la siempre estimulante grabaciòn del programa-, no pude hacer màs. Ahora, fruto de reflexiòn, sueño o nueva fuente, vaya este complemento para dar fe de aquella legìtima magia.
Mi reflexiòn se retrotrajo mediante ciclopeo afàn hasta... En realidad, lo soñè.
Tuve un sueño. En el sueño, un àngel me revelò algunos pormenores de aquel hecho. Despuès, al despertar, a pesar del lenguaje arcaico, alegòrico o jeringozo del àngel, alcancè a interpretar un poco. Lo sucedido puede entenderse como una suerte de...
Falso. La verdad es que tuve acceso a una fuente inobjetable, que no puedo revelar, de donde obtuve informaciòn precisa y fidedigna al respecto. De acuerdo a esto, la màs pertinente reconstrucciòn de los hechos serìa la siguiente.
"El farmer", dijo Juliàn Sànchez, que habìa reconocido el laborioso estilo de Andrès Rivera. Pero Hugo no leìa "El farmer", sino "Ese manco Paz". Pero Hugo habìa pensado en "El farmer", que despuès no consiguiò. Y Juliàn, que previamente habìa respondido bien a Lucas (y por eso el coordinador lo pasò al aire), le viene con "El farmer". Nuestro conductor se trastornò. En su mente parpadeò la imagen de la muerte de Brando en "El padrino", traspuesta a la visiòn de la caida de otro anciano emigrante en Southampton. En sus oìdos, como fondo de la disculpa balbuceante de Juliàn, sonò como un galope amenazante en la pampa, o como el galope de "Los intocables". Sintiò como un reproche del universo - o "una venganza del puto farmer", asì dijo mi fuente. Se apurò a explicar que no era esa la lectura, pero que debiò serlo. Atinò a reprender mòdicamente a Lucas -quien, despuès, en la pausa musical, le aclarò lo de la doble respuesta de Juliàn. Tratò de conservar la amabilidad con el participante, a quien le dio por vàlido el autor -pero Juliàn se asustò y cortò. Saliò airoso de la confusiòn, en definitiva, merced a su profesionalismo, a su autenticidad, a su genuino asombro. Retomò despuès la lectura y, tras un instante, apareciò la oyente Sandra, de Villa Urquiza, quien respondiò con entera determinaciòn: "Ese manco Paz", de Andrès Rivera.
"Este cojo texto", pensè yo al terminar los otros dìas la Entrada en la que relatè este episodio. Sabìa que me quedaba rengueando de algùn lado, pero, con el material de que disponìa -la siempre estimulante grabaciòn del programa-, no pude hacer màs. Ahora, fruto de reflexiòn, sueño o nueva fuente, vaya este complemento para dar fe de aquella legìtima magia.
viernes, 2 de noviembre de 2007
Alta voz
Para congraciarme con nuestro conductor (con quien a veces, creo, soy un tantito irrespetuoso), me adelanto en la lectura que viene regalándonos de “Los derechos imprescriptibles del lector”, separata de un libro de Daniel Pennac, “Como una novela”, que este bimestre trae la revista Quid –que se consigue en la cadena de librerías Yenny y El ateneo. Se trata del capítulo 9: El derecho a leer en voz alta
Considero que con esto me congraciaría con Hugo porque, de verdad, creo que lo que sigue, (en rigor, el segundo párrafo) le queda como anillo al dedo - o como su voz a la lectura.
“El hombre que lee de viva voz se expone de manera absoluta. Si no sabe lo que lee, es ignorante en sus palabras, es una miseria, y eso se escucha. Si rehusa habitar su lectura, las palabras permanecen como letras muertas, y eso se siente. Si colma el texto de su presencia, el autor se retracta, es un número de circo, y eso se ve. El hombre que lee de viva voz se expone de manera absoluta a los ojos que lo escuchan.
“Si lee de verdad, si pone en ello su saber y domina su placer, si su lectura es un acto de simpatía con el auditorio tanto como con el texto y su autor, si logra que se oiga la necesidad de escribir y despierta nuestra más oscura necesidad de comprender, entonces los libros se abren de par en par, y la muchedumbre de aquellos que se creían excluidos de la lectura se precipita en ella tras él.”
Creo también que otros oyentes coincidirán con esta apreciación, y también a los oyentes les dedico esta cita –porque también con alguno de ellos a veces fui irrespetuoso.
Hasta la semana que viene.
Suerte a todos para noviembre.
Considero que con esto me congraciaría con Hugo porque, de verdad, creo que lo que sigue, (en rigor, el segundo párrafo) le queda como anillo al dedo - o como su voz a la lectura.
“El hombre que lee de viva voz se expone de manera absoluta. Si no sabe lo que lee, es ignorante en sus palabras, es una miseria, y eso se escucha. Si rehusa habitar su lectura, las palabras permanecen como letras muertas, y eso se siente. Si colma el texto de su presencia, el autor se retracta, es un número de circo, y eso se ve. El hombre que lee de viva voz se expone de manera absoluta a los ojos que lo escuchan.
“Si lee de verdad, si pone en ello su saber y domina su placer, si su lectura es un acto de simpatía con el auditorio tanto como con el texto y su autor, si logra que se oiga la necesidad de escribir y despierta nuestra más oscura necesidad de comprender, entonces los libros se abren de par en par, y la muchedumbre de aquellos que se creían excluidos de la lectura se precipita en ella tras él.”
Creo también que otros oyentes coincidirán con esta apreciación, y también a los oyentes les dedico esta cita –porque también con alguno de ellos a veces fui irrespetuoso.
Hasta la semana que viene.
Suerte a todos para noviembre.
Asociación libre o Quedé loco con el arsénico
Martes 30 de octubre
Los muchachos de antes no usaban arsénico y encaje antiguo. Ellos no usan smoking. Nosotros y ellos. Yo participo, tú participas, él participa, nosotros participamos, vosotros participáis... Ellos mandan. El yo y el ello. elloyyo@yahoo.com.ar
El director José Martínez Suárez es hermano de las mellizas Legrand. Las Legrand son parafraseadas en la segunda novela de Federico Andahazi. Mirta pasó de actriz a anfitriona televisiva, mientras Silvia se recluyó en su madurez. “La madurez lo es todo” es el epígrafe de una novela de Cesare Pavese. “La grande” es un libro de Juan José Saer (¿o es “La mayor”?), escritor santafesino, de Serondino. Los Martínez Suárez son oriundos de Cañada de Gómez, en Santa Fé. Mirta siempre recuerda su provincia, como hizo Sarmiento. En los apellidos españoles, la terminación “ez” significa hijo de. Ramírez, hijo de Ramiro. López, hijo de Lope. Martínez, hijo de Martín. ¿Y Suárez? ¿Y Gómez?
Perenchio proviene del norte de Italia, del Piamonte, la tierra de Pavese. “De tu tierra” es la primera novela que leí de Pavese. El título (“Paesi tuoi”) proviene de un refrán en dialecto: “Moglie e buoi, dei paesi tuoi” . “El caballo y la mujer, de tu tierra han de ser” Yo nunca tuve una novia en el barrio, ni en el trabajo (secundaria no hice), ni entre las amigas de mis novias. (Lo mismo con los amigos, aunque de estos no tuve casi en ninguna parte. Lo mismo con las novias...) Siempre salí a vivir lejos. “Siempre es difícil volver a casa” es una novela de otro escritor argentino que todavía no apareció en Párrafus. Se me ocurrió hacer una lista de las lecturas que eligió Hugo para noviembre. A ver si se me da como al padre Atanasius Kircher, que dejó entre sus escritos el desciframiento de un montón de jeroglíficos egipcios, y después, cuando Champolión encontró la clave en la piedra Roseta, se supo que no había pegado ni uno. “El jugador”, de Dostoievski, fue la lectura número 15, el miércoles 3 de mayo del año pasado. (Para mí, el programa va de lunes a miércoles.) “1 de mayo” es un cuento de Francis Scott Fitzgerald, autor que se leerá el miércoles 14 de noviembre. “Miércoles de ceniza” es un libro de otro que todavía no apareció, poeta inglés muy del agrado de Jorge Dorio. “Desaparecido”, película de Costa Gavras. “Desesperación”, película de Fassbinder, basada en Nabokov –otro. “La costa Mosquito”, de Paul Theroux, que no se leerá nunca –como Luis Franco. No es que haya censura –ni que haya que mantener el invicto, ya perdido- pero es lindo que haya un ganador. ‘Lindo’ es una palabra que solo deben usar las mujeres y los niños, dijo Nietzche. Alesteir Crowley, el hombre más malo del mundo (retratado en “El mago”, de Otro), se hacía un tajo en el brazo cada vez que se le escapaba la palabra ‘yo’. “Psicología de las masas y análisis del yo”. elloyyo@yahoo.com.ar
Apéndice
De mi última victoria, el miércoles 31, con “El paraiso perdido”, solo puedo decir, por ahora, que hubiera jurado que una obra como esta de Milton, un superclásico de la literatura, no aparecería nunca –por lo fácil- en Párrafus; como no aparecerán, creo, el Martín Fierro o Don Quijote. Claro que, como dice un separador del programa, no se trata solo de saber, sino de ver quién llega más rápido al teléfono. Valgan mis 48 segundos, entonces, y bienvenido el volumen de “Memorias póstumas de Bras Cubas” que me gané.
Los muchachos de antes no usaban arsénico y encaje antiguo. Ellos no usan smoking. Nosotros y ellos. Yo participo, tú participas, él participa, nosotros participamos, vosotros participáis... Ellos mandan. El yo y el ello. elloyyo@yahoo.com.ar
El director José Martínez Suárez es hermano de las mellizas Legrand. Las Legrand son parafraseadas en la segunda novela de Federico Andahazi. Mirta pasó de actriz a anfitriona televisiva, mientras Silvia se recluyó en su madurez. “La madurez lo es todo” es el epígrafe de una novela de Cesare Pavese. “La grande” es un libro de Juan José Saer (¿o es “La mayor”?), escritor santafesino, de Serondino. Los Martínez Suárez son oriundos de Cañada de Gómez, en Santa Fé. Mirta siempre recuerda su provincia, como hizo Sarmiento. En los apellidos españoles, la terminación “ez” significa hijo de. Ramírez, hijo de Ramiro. López, hijo de Lope. Martínez, hijo de Martín. ¿Y Suárez? ¿Y Gómez?
Perenchio proviene del norte de Italia, del Piamonte, la tierra de Pavese. “De tu tierra” es la primera novela que leí de Pavese. El título (“Paesi tuoi”) proviene de un refrán en dialecto: “Moglie e buoi, dei paesi tuoi” . “El caballo y la mujer, de tu tierra han de ser” Yo nunca tuve una novia en el barrio, ni en el trabajo (secundaria no hice), ni entre las amigas de mis novias. (Lo mismo con los amigos, aunque de estos no tuve casi en ninguna parte. Lo mismo con las novias...) Siempre salí a vivir lejos. “Siempre es difícil volver a casa” es una novela de otro escritor argentino que todavía no apareció en Párrafus. Se me ocurrió hacer una lista de las lecturas que eligió Hugo para noviembre. A ver si se me da como al padre Atanasius Kircher, que dejó entre sus escritos el desciframiento de un montón de jeroglíficos egipcios, y después, cuando Champolión encontró la clave en la piedra Roseta, se supo que no había pegado ni uno. “El jugador”, de Dostoievski, fue la lectura número 15, el miércoles 3 de mayo del año pasado. (Para mí, el programa va de lunes a miércoles.) “1 de mayo” es un cuento de Francis Scott Fitzgerald, autor que se leerá el miércoles 14 de noviembre. “Miércoles de ceniza” es un libro de otro que todavía no apareció, poeta inglés muy del agrado de Jorge Dorio. “Desaparecido”, película de Costa Gavras. “Desesperación”, película de Fassbinder, basada en Nabokov –otro. “La costa Mosquito”, de Paul Theroux, que no se leerá nunca –como Luis Franco. No es que haya censura –ni que haya que mantener el invicto, ya perdido- pero es lindo que haya un ganador. ‘Lindo’ es una palabra que solo deben usar las mujeres y los niños, dijo Nietzche. Alesteir Crowley, el hombre más malo del mundo (retratado en “El mago”, de Otro), se hacía un tajo en el brazo cada vez que se le escapaba la palabra ‘yo’. “Psicología de las masas y análisis del yo”. elloyyo@yahoo.com.ar
Apéndice
De mi última victoria, el miércoles 31, con “El paraiso perdido”, solo puedo decir, por ahora, que hubiera jurado que una obra como esta de Milton, un superclásico de la literatura, no aparecería nunca –por lo fácil- en Párrafus; como no aparecerán, creo, el Martín Fierro o Don Quijote. Claro que, como dice un separador del programa, no se trata solo de saber, sino de ver quién llega más rápido al teléfono. Valgan mis 48 segundos, entonces, y bienvenido el volumen de “Memorias póstumas de Bras Cubas” que me gané.
Historia de mis victorias (Nº 9) o Lunes 29 de octubre
Temo que es mi larga experiencia como lancero la que, esta vez, me priva de compartir con Hugo la valoración de un nuevo sucedido “extraño” en el programa. Creo que solo se trató de un malentendido.
Me refiero a la fallida participación del joven profesor Julián Sánchez en el Párrafus del lunes. Pero, para comentar este episodio, tengo que remontarme antes a la noche del 20 de setiembre del año pasado, última del invierno, cuando gané con “Juntacadáveres”, de Juan Carlos Onetti. Aquella fue la primera victoria que obtuve mediante un lance.
Estaba en casa de madre. Allí, nunca tuve teléfono en mi perenne cuarto de adolescente, ni siquiera ahora, cuando la adolescencia hace tiempo quedó atrás y ya hace mucho que me hago cargo de la ibérica factura. Hay un aparato en el dormitorio de la vieja y otro en el ambiente que da a la calle, al que, por falta de un nombre mejor, llamamos “el living”. En este desusado lugar –nos visitan tan poco- escuchaba yo el programa las noches que no pasaba en casa de Cristina; hacia allí, alrededor de las doce, llevaba mi viejo radiograbador Sansei, el mate y algo para hojear, revistas o libros. Allí esperaba el comienzo de Párrafus, que ya por entonces me contaba como fiel seguidor y ganador frecuente.
Aquella noche, a poco de leer, Hugo nombra a Santa María. Antes, había anunciado que leería una novela; y, aunque yo no había leído ninguna de Onetti, la mención de esa ciudad imaginaria me llevó a la obra del uruguayo. Santa María también es escenario de muchos de sus relatos. Pero, ¿novela? ¿Cuál de todas?
Llamé a la radio y nombré al autor; el joven Lucas confirmó mi presunción. Era Onetti. “Pero”, le dije, “no sé bien de qué novela se trata. Voy a arriesgar”. Le nombré los tres títulos que alcancé a recuperar en ese momento de nervios. Dije: “La vida breve”. “No”, dijo Lucas. Dije: “Cuando ya no importe”. “No”, repitió él. Dije: “El astillero”, y la respuesta fue la misma. Agradecí a Lucas que me hubiera permitido esa azarosa participación y colgué. La lectura seguía. Frustrado conmigo mismo, devolví la pava y el mate a la cocina y fui a encender la radio de mi cuarto; después volví al living para apagar la luz y el Sansei. Y en eso recuerdo otro título. Descuelgo de un manotazo y aprieto el redial. Llama. Lucas otra vez: “Párrafus Interruptus. Buenas noches”. “Juntacadáveres””, lancé. “Sí, ¿de quién?”, dijo él, sin reconocerme. “De Juan Carlos Onetti. Soy yo otra vez, Lucas. Gracias de nuevo...” Y el joven productor me pasó al aire. Y a Hugo le dije “Juntacadáveres”, y le conté tal cual todo este preámbulo.
En cambio, me parece que Julián se asustó. Escucho la grabación del programa que Cristina, por las dudas, hace las noches en que yo trabajo –lunes y martes- y noto cómo al joven Sanchez lo amilana la amable brusquedad con que Hugo dice que no cuando él nombra “El farmer”. Pero tengo que rehacer el episodio, para mejor comprensión de los que no hayan escuchado el programa del lunes.
Hugo anunció el género novela y comenzó una lectura donde saltaban al oido los nombres propios de un par de calles de nuestra ciudad –o próceres de nuestra historia. Yo enseguida pensé en Andrés Rivera, un precursor, más sabio e ideologizado, de la reciente moda –ya caduca, tal vez- de la novela histórica. Julián Sánchez pensó igual y –antes que yo- llamó para arriesgar. Según la reconstrucción de los hechos que escucharíamos luego, parece que el profe de Temperley dijo primero “El farmer”, y Lucas le respondió que no. Entonces Julián tiró “Ese manco Paz”, y dio en el blanco. Lucas dio las indicaciones de rigor y el llamado ganador pasó al aire. Breve diálogo preliminar entre Hugo y Julián acerca de la fidelidad de este al programa –lo que tal vez afectó ya al oyente-, y luego el conductor pregunta: “¿Qué estoy leyendo?” Y Julián responde: “El farmer”.
“No, no estoy leyendo eso”, afirma Hugo. “No,no,no,no,no,no”, repite. Después, se adivina que le apunta a Lucas: “No estoy leyendo eso”, insiste. En tanto, Julián vacila: “No, me confundí yo, perdón, perdón”, dice, “lo que pasa es que le dije a...”, no recuerda el nombre del productor. “Le dije a... Le dije de Andrés Rivera y...” Hugo, para confusión de todos los oyentes, también dice: “No, me confundí yo. Pido perdón. Pero sí, Juliancito, estás bien con el autor, pero no es esa”, y se dirige a Lucas: “No estoy leyendo esa. Cortamos y sigo leyendo”. Y se ve que Julián cortó. Sin atinar a repetir al aire lo que ya le había dicho a Lucas como segunda opción.
Esto es lo que, a posteriori, reveló Lucas, después de bancarse como un duque que Hugo, al aire, a medias lo responsabilizara de la gaffe. Porque Hugo reveló también parte de la cocina del programa. Y parece que durante la tarde, vía mail, él informa al productor lo que va a leer esa noche. Y ese día le informó que leería “El farmer, de Andrés Rivera. Pero después cayó en la cuenta de que no tenía esa novela, y ni él, ni la Adriana Baldessari, pudieron conseguirla antes de la medianoche. Hugo, entonces, decidió que de todos modos leería a ese autor. Pero cambió de título. Lo que no quedó bien en claro es si le informó sobre la hora a Lucas el cambio de novela, y Lucas no lo registró, o si nunca lo hizo. La desprolijidad del episodio parece haber sido compartida. Pero también en esto tomó parte Julián, que no tuvo la picardía, o la rapidez, o la presencia de ánimo para imponerse por sobre la confusión que se generó en el estudio.
Así es como yo lo escuché. Tal vez esta no es la versión fiel de los hechos; otro oyente, desde su lugar, podría hacer un relato diferente –como en aquel cuento japonés que filmó Kurosawa. Pero yo escuché un par de veces la grabación y afirmo que lo que se deduce de aquel triálogo es más o menos lo que conté.
A propósito de estas grabaciones, tal vez sea este el momento de contar que, de los programas que Cristina me graba, yo copio los segmentos con mis participaciones y los pego uno tras otro en otro cassette. Tengo ya, con la victoria del otro día –y aunque me faltan algunas-, cinco cassettes completos. A veces, cuando cae la tarde, agarro alguno, me lleno un vaso con cualquier bebida efervescente, los llevo conmigo al dormitorio, me desvisto, me tiro en la cama, pongo el cassette y, mientras me escucho en la penumbra, me toco. A veces en eso llega Cristina y... no quieran saber cómo me llama.
En definitiva –volviendo al lunes-, el primer ganador (así hay que considerarlo) salió del aire y la lectura continuó. Enseguida, nuevo llamado con la respuesta correcta. De nuevo, por tercera vez en el mes, un nuevo ganador. Ganadora, en rigor: la señora Sandra Vela, abogada de Villa Urquiza, quien junto a su esposo empezó a seguir Párrafus este año. Le damos la bienvenida desde esta caldeada Entrada a Sandra, y la felicitamos por su victoria.
A propósito, finalizado ya el mes de octubre, se plantea una disyuntiva. Sobre el ganador del mes, no caben dudas: con cinco triunfos (tres de ellos, asombrosamente, con Poesía) se impuso el joven vigilador intelectual –por no decir memorioso- Marcelo Perenchio, quien suscribe. Pero, ¿quién quedó segundo? Con dos victorias cada uno aparecen Roberto López Motta y Quique Figueroa. Y aparecieron también, en tres oportunidades, oyentes nuevos. Cabe entonces la posibilidad de aplicar el criterio que algunos utilizan en los análisis que siguen a un comicio: se impuso Pepe (o Pepa) con el 40 % de los votos; segundo ( o segunda) fue Pipi, con 20 %; pero, dicen algunos analistas tendenciosos, el total de votos en blanco, de impugnados y de ausentismo fue de 30 %, “así que la segunda fuerza es la de los desinteresados de la política”. Volviendo a nuestro Párrafus, ¿quiénes diría usted que fueron segundos: los dos que empataron o los nuevos?
Quien quiera responder, responda. Yo, el canchero, estoy en otra.
Buenas tardes.
Me refiero a la fallida participación del joven profesor Julián Sánchez en el Párrafus del lunes. Pero, para comentar este episodio, tengo que remontarme antes a la noche del 20 de setiembre del año pasado, última del invierno, cuando gané con “Juntacadáveres”, de Juan Carlos Onetti. Aquella fue la primera victoria que obtuve mediante un lance.
Estaba en casa de madre. Allí, nunca tuve teléfono en mi perenne cuarto de adolescente, ni siquiera ahora, cuando la adolescencia hace tiempo quedó atrás y ya hace mucho que me hago cargo de la ibérica factura. Hay un aparato en el dormitorio de la vieja y otro en el ambiente que da a la calle, al que, por falta de un nombre mejor, llamamos “el living”. En este desusado lugar –nos visitan tan poco- escuchaba yo el programa las noches que no pasaba en casa de Cristina; hacia allí, alrededor de las doce, llevaba mi viejo radiograbador Sansei, el mate y algo para hojear, revistas o libros. Allí esperaba el comienzo de Párrafus, que ya por entonces me contaba como fiel seguidor y ganador frecuente.
Aquella noche, a poco de leer, Hugo nombra a Santa María. Antes, había anunciado que leería una novela; y, aunque yo no había leído ninguna de Onetti, la mención de esa ciudad imaginaria me llevó a la obra del uruguayo. Santa María también es escenario de muchos de sus relatos. Pero, ¿novela? ¿Cuál de todas?
Llamé a la radio y nombré al autor; el joven Lucas confirmó mi presunción. Era Onetti. “Pero”, le dije, “no sé bien de qué novela se trata. Voy a arriesgar”. Le nombré los tres títulos que alcancé a recuperar en ese momento de nervios. Dije: “La vida breve”. “No”, dijo Lucas. Dije: “Cuando ya no importe”. “No”, repitió él. Dije: “El astillero”, y la respuesta fue la misma. Agradecí a Lucas que me hubiera permitido esa azarosa participación y colgué. La lectura seguía. Frustrado conmigo mismo, devolví la pava y el mate a la cocina y fui a encender la radio de mi cuarto; después volví al living para apagar la luz y el Sansei. Y en eso recuerdo otro título. Descuelgo de un manotazo y aprieto el redial. Llama. Lucas otra vez: “Párrafus Interruptus. Buenas noches”. “Juntacadáveres””, lancé. “Sí, ¿de quién?”, dijo él, sin reconocerme. “De Juan Carlos Onetti. Soy yo otra vez, Lucas. Gracias de nuevo...” Y el joven productor me pasó al aire. Y a Hugo le dije “Juntacadáveres”, y le conté tal cual todo este preámbulo.
En cambio, me parece que Julián se asustó. Escucho la grabación del programa que Cristina, por las dudas, hace las noches en que yo trabajo –lunes y martes- y noto cómo al joven Sanchez lo amilana la amable brusquedad con que Hugo dice que no cuando él nombra “El farmer”. Pero tengo que rehacer el episodio, para mejor comprensión de los que no hayan escuchado el programa del lunes.
Hugo anunció el género novela y comenzó una lectura donde saltaban al oido los nombres propios de un par de calles de nuestra ciudad –o próceres de nuestra historia. Yo enseguida pensé en Andrés Rivera, un precursor, más sabio e ideologizado, de la reciente moda –ya caduca, tal vez- de la novela histórica. Julián Sánchez pensó igual y –antes que yo- llamó para arriesgar. Según la reconstrucción de los hechos que escucharíamos luego, parece que el profe de Temperley dijo primero “El farmer”, y Lucas le respondió que no. Entonces Julián tiró “Ese manco Paz”, y dio en el blanco. Lucas dio las indicaciones de rigor y el llamado ganador pasó al aire. Breve diálogo preliminar entre Hugo y Julián acerca de la fidelidad de este al programa –lo que tal vez afectó ya al oyente-, y luego el conductor pregunta: “¿Qué estoy leyendo?” Y Julián responde: “El farmer”.
“No, no estoy leyendo eso”, afirma Hugo. “No,no,no,no,no,no”, repite. Después, se adivina que le apunta a Lucas: “No estoy leyendo eso”, insiste. En tanto, Julián vacila: “No, me confundí yo, perdón, perdón”, dice, “lo que pasa es que le dije a...”, no recuerda el nombre del productor. “Le dije a... Le dije de Andrés Rivera y...” Hugo, para confusión de todos los oyentes, también dice: “No, me confundí yo. Pido perdón. Pero sí, Juliancito, estás bien con el autor, pero no es esa”, y se dirige a Lucas: “No estoy leyendo esa. Cortamos y sigo leyendo”. Y se ve que Julián cortó. Sin atinar a repetir al aire lo que ya le había dicho a Lucas como segunda opción.
Esto es lo que, a posteriori, reveló Lucas, después de bancarse como un duque que Hugo, al aire, a medias lo responsabilizara de la gaffe. Porque Hugo reveló también parte de la cocina del programa. Y parece que durante la tarde, vía mail, él informa al productor lo que va a leer esa noche. Y ese día le informó que leería “El farmer, de Andrés Rivera. Pero después cayó en la cuenta de que no tenía esa novela, y ni él, ni la Adriana Baldessari, pudieron conseguirla antes de la medianoche. Hugo, entonces, decidió que de todos modos leería a ese autor. Pero cambió de título. Lo que no quedó bien en claro es si le informó sobre la hora a Lucas el cambio de novela, y Lucas no lo registró, o si nunca lo hizo. La desprolijidad del episodio parece haber sido compartida. Pero también en esto tomó parte Julián, que no tuvo la picardía, o la rapidez, o la presencia de ánimo para imponerse por sobre la confusión que se generó en el estudio.
Así es como yo lo escuché. Tal vez esta no es la versión fiel de los hechos; otro oyente, desde su lugar, podría hacer un relato diferente –como en aquel cuento japonés que filmó Kurosawa. Pero yo escuché un par de veces la grabación y afirmo que lo que se deduce de aquel triálogo es más o menos lo que conté.
A propósito de estas grabaciones, tal vez sea este el momento de contar que, de los programas que Cristina me graba, yo copio los segmentos con mis participaciones y los pego uno tras otro en otro cassette. Tengo ya, con la victoria del otro día –y aunque me faltan algunas-, cinco cassettes completos. A veces, cuando cae la tarde, agarro alguno, me lleno un vaso con cualquier bebida efervescente, los llevo conmigo al dormitorio, me desvisto, me tiro en la cama, pongo el cassette y, mientras me escucho en la penumbra, me toco. A veces en eso llega Cristina y... no quieran saber cómo me llama.
En definitiva –volviendo al lunes-, el primer ganador (así hay que considerarlo) salió del aire y la lectura continuó. Enseguida, nuevo llamado con la respuesta correcta. De nuevo, por tercera vez en el mes, un nuevo ganador. Ganadora, en rigor: la señora Sandra Vela, abogada de Villa Urquiza, quien junto a su esposo empezó a seguir Párrafus este año. Le damos la bienvenida desde esta caldeada Entrada a Sandra, y la felicitamos por su victoria.
A propósito, finalizado ya el mes de octubre, se plantea una disyuntiva. Sobre el ganador del mes, no caben dudas: con cinco triunfos (tres de ellos, asombrosamente, con Poesía) se impuso el joven vigilador intelectual –por no decir memorioso- Marcelo Perenchio, quien suscribe. Pero, ¿quién quedó segundo? Con dos victorias cada uno aparecen Roberto López Motta y Quique Figueroa. Y aparecieron también, en tres oportunidades, oyentes nuevos. Cabe entonces la posibilidad de aplicar el criterio que algunos utilizan en los análisis que siguen a un comicio: se impuso Pepe (o Pepa) con el 40 % de los votos; segundo ( o segunda) fue Pipi, con 20 %; pero, dicen algunos analistas tendenciosos, el total de votos en blanco, de impugnados y de ausentismo fue de 30 %, “así que la segunda fuerza es la de los desinteresados de la política”. Volviendo a nuestro Párrafus, ¿quiénes diría usted que fueron segundos: los dos que empataron o los nuevos?
Quien quiera responder, responda. Yo, el canchero, estoy en otra.
Buenas tardes.
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