miércoles, 11 de agosto de 2010

Invitados al paraiso



















En el encuentro del miércoles, cuando Hugo nos habló de su investigación para escribir sobre Jorge Guinzburg, dijo que su primer libro también fue una biografía: la de Héctor Alterio. Y mencionó que hacía dos noches había comido con él y otros amigos.
Sea para ilustrar o dejarnos compartir esa reunión, o para darme fe en el inicio de un nuevo torneo de la B Nacional (es sabido que con Alterio compartimos la afición por el glorioso Chacarita Juniors), o porque hay en la foto que me envió alguna pista acerca de las lecturas en nuestro próximo encuentro, como sea, Hugo –si no entendí mal- me sugirió que adornara este Blog con esa fotografía.
Así lo hago, entonces, resaltando que, además de los más famosos Alterio y Víctor Hugo, también están allí Leo Sujatovich, tecladista de lujo (que alguna vez acompañó a Spinetta, creo), el director Mario Camarano (de barbita) y Marcelo Balsells (de Opus 4, dueño de casa). Las damas son buenas esposas o legítimas amigas.
Para explicar del todo el título de esta Entrada, agregaré que la reunión estuvo bien surtida de picada y empanadas, amén del te negro bien cargado que se advierte en el fondo de la copa de Víctor Hugo y en algunas pupilas.

martes, 10 de agosto de 2010

Parrafus en Caras y Caretas (3): Comienza el juego -y la otra voz

Rebobinando sin contemplaciones en la crónica diré que, cuando las puertas se abrieron, del lado de adentro de la sala, en la primera penumbra, dos chicas recibían al público programas en mano. Una, la morocha, nos entregaba uno con las actividades de agosto del centro cultural. La otra, rubia, repartía el que se refiere al Parrafus en vivo. En este figura la “Marcha Parrafista” que Mónica Paradiso ya citó en el Blog.
Cada uno con sendos programas, nos adentramos en la penumbra rumbo a las filas de sillas cercanas al escenario. Los seis integrantes del grupo de referencia nos sentamos bastante juntos, pero dejando un par de filas semivacías adelante. Enseguida, cuando en el blanco y negro del despojado escenario se hizo presente Hugo, entre él y la chica rubia de la entrada nos arengaron para que nos amucháramos más cerca. Entonces, incorporándome para el reagrupamiento, miré a la mujer. Había reconocido su voz.
“Voz tabacal”, dije al recomendar aquí el espacio de tangos que ella tuvo durante unos meses en Nacional, los domingos a la tarde, durante un receso del fútbol. La mujer rubia era Adriana Baldessari.
Ahora no la percibí tan áspera, pero una leve cadencia canyengue, un acento de arrabal, precisamente tanguero, me lleva de esa voz a pensar en el cigarrillo y la noche. Quién sabe por qué.
Adriana, la perenne productora de Parrafus, permaneció parada contra la pared, del lado de los asientos donde yo me encontraba, presta a acercar el micrófono a quien fuera a dar respuesta a los enigmas del juego. Volví a mirarla con atención las dos veces que se lo acercó a Mariano Pagnucco, el especialista en Fontanarrosa.
¿Una descripción de la mujer rubia? Aparte de esto, el color de su pelo, y de su voz (que algunos recordarán del último Parrafus en la radio), no diré más. Vayan al próximo encuentro, el 1º de septiembre, y vean por sí mismos.
Desde el borde del escenario, Hugo agradecía y nos daba la bienvenida. Después anunció que una figura invitada amenizaría la reunión con su música. Después refrescó las reglas del juego, adaptadas al vivo. Y después recitó aquel poema.

-Calderón –dijo López Motta desde atrás.
-No –dijo Hugo-. El autor no es Calderón.
Yo miré a Marta Zander, sentada en la misma fila, al otro lado de Fernando. Le hablé, instándola a que respondiera.
-Marta –musité, y señalé con la cabeza hacia el escenario.
Había pensado que el poeta podía ser Garcilaso. Y como ella ganó el juego cuando este autor pasó por Parrafus, supuse que podría confirmarlo. Pero Marta me miró sin comprender.
Fue Laura Falcoff la siguiente en arriesgar:
-Quevedo –dijo.
-¡Sí! –se alegró Hugo, y así Laura fue la primera ganadora de la noche.

Después del poema inaugural y de los dos intentos cuentísticos con Fontanarrosa, pasamos al género más frecuentado, por mucho, en el ciclo nocturno de Parrafus: Novela.
El nombre del primer capítulo, más algunos apellidos y títulos honoríficos que se mencionan en las primeras líneas, me trajeron reminiscencias. No la leí, pero sin duda había hojeado esa novela, suponiendo que algún día aparecería en el programa. Se trata ya de un clásico, menor quizá, pero inmensamente popular: “El fantasma de la ópera”, de Gastón Leroux. Marta Zander fue quien, ahora sí, se hizo oír con la respuesta correcta.




(Marta Zander con Hugo)












Con este autor y con otro que vendría luego se dio algo para mí inesperado. Había pensado, y lo comenté con los compañeros oyentes en la antesala, que Hugo traería a este encuentro lecturas “ganables”, de fácil reconocimiento, para que no se nos presentara ningún Ininterruptus. En tal sentido, supuse que todos los autores que aparecieran en la noche serían de los ya leídos en la radio. Pero nada de esto fue así.
Mi ocurrencia fue desmentida por la primera obra elegida, el cuento de Fontanarrosa que nadie descifró. Y, sobre todo, por la aparición de dos autores que nunca pasaron por el juego. Uno de ellos fue el francés que reconoció Marta. El otro llegaría cuando se leyera la segunda novela de la noche.



Pero antes, tras este segundo Parrafus felizmente Interruptus, nuestro conductor nos sorprendió con otro “sucursal”. Pidió la música al operador de sonido de la sala y preguntó de cuál película era banda sonora aquel tema. Sorprendente fue también el ganador, y reconfortante lo que su aparición suscitó. En pocos segundos, Roberto Saiz, profesor de teatro y viejo amigo de Hugo, respondió que la película era “Un fantasma en el paraíso”.



(Roberto Saiz con su viejo amigo)













El maestro Saiz, invitado al escenario, fue reconocido entonces por una espectadora de la primera fila. La mujer preguntó si se trataba del mismo que daba clases, allá en los años `80, en el museo Castagnino, donde ella aprendía a ver cine con unos cursos que daba el maestro Paredero. En efecto, se trataba del mismo Roberto Saiz, quien por entonces formaba parte del recordado grupo teatral “Los volatineros”.
Fue agradable el espectáculo del reencuentro de dos viejos amigos, formadores ambos de artistas y de espectadores, y más agradable me resultó saber que aquella mujer de la primera fila era Mónica Paradiso, la última y más activa incorporación en el staff de este Blog, a quien hasta ahora sólo conocía a través de mails y del teléfono.

Continuará

domingo, 8 de agosto de 2010

Parrafus en Caras y Caretas (2): Preámbulo







Lo que quería decir era que para mí, un simple trabajador aficionado a la lectura, era una satisfacción complementaria que Parrafus Interruptus volviera al ruedo en el centro cultural de un sindicato. Pero cuando nuestro conductor me invitó a subir al escenario mis dos piernitas flaquearon, las luces me dieron calor y tantas “nenas” de Hugo (Mónica, Marta, Laura, etc) me estrangularon la voz.

Tal vez no sea correcto empezar la crónica del acontecimiento del miércoles con este recuerdo –cercano, vívido todavía, pero recuerdo ya. Sin embargo, creo que el reconocimiento de Hugo para el creador de este Blog debe ser extendido ya mismo a todos los que participaron y participan en este acompañamiento virtual de Parrafus: todos sus coautores, sus colaboradores eventuales, sus lectores, y también los oyentes que, aun sin interesarse nunca por él, toleraron la generosa cabida que nuestro conductor le dio siempre en el programa. A veces recuerdo y me maravillo del nivel de injerencia que esta página alcanzó, del auténtico diálogo que estableció con nuestro conductor, de las polémicas que se suscitaron, de los monólogos que él permitió, incluso, al leer de aquí textos completos (coplas de Terreno, recuerdos de Marta Zander, un cuento de las Paradiso).
Pero el supremo Parrafista es Paredero.
Esto se puso de manifiesto una vez más el miércoles, cuando nos recibió en el centro cultural Caras y Caretas con la sencilla bonhomía y el expansivo entusiasmo que ya le conocemos, su amoroso arte de siempre. El arte de su lectura.

Siempre pensé que no es tan fácil leer. Es más fácil ver películas –aunque sean subtituladas. De ahí que, con el correr de los años, el cine, junto a todo el espectro audiovisual en permanente avance, gane más y más adeptos. Los productos del “séptimo arte” ya vienen procesados y precocidos por los diarios y otros medios.
Leer libros es más difícil. Hay que abrir y sostener el libro con las manos y, de alguna manera, como cada uno pueda pero activamente, dinámicamente, adentrarse, participar en ese universo de cartón, papel y tinta.
Pero más difícil es leer en voz alta, para otro. Yo no puedo hacerlo. Cuando intentaba leer para Cristina (o para otras damiselas), años ha, la voz sencillamente no me respondía; enseguida, a las pocas líneas, el sentimiento de impostación, lo forzado de la práctica, me superaba. Tenía que rendirme y abandonar. Ahora todavía no lo intenté con Esteban, no sé cómo me irá cuando él empiece a requerir el consabido cuento para dormirse. Tal vez me vaya mejor, porque el nenito bueno, con tu auténtico interés por todo lo nuevo, será un público más estimulante. Cristina (al igual que todas las damiselas que conocí) no es lectora. A ella se le atrofió casi todo el interés por los libros, creo, con las áridas lecturas que debió transitar para egresar con éxito de Ciencias Económicas. Por ahí te lee un Paulo Coelho o un Stephen King, o hasta una Claudia Piñeiro, pero no te pongás a recitarle a Garcilaso de la Vega o a Silvia Plath porque la incredulidad y el estupor se le empiezan a filtrar por las pupilas hasta que un franco aburrimiento hace eclosión y te enmudece. Pero cocina bien, es responsable en su trabajo (demasiado para trabajar en el estado) y, como madre, no deja de mejorar día a día.
Es cuestión de tener un público acorde, entonces. Así puede leerse con fluidez y eficacia. Y a través de la radio (como antes en otros ámbitos, sin duda) era factible que Hugo lo percibiera y lo encontrara.
Pero igual, ir todas las noches y sentarse a leer en voz alta, en principio para un operador y un par de colaboradores, no es algo que pueda sostener cualquiera. Hay decenas de locutores o comunicadores u “hombres de radio” carentes de la mínima sensibilidad, precisión o matiz que requiere la simple lectura del diario. Con Hugo, en cambio, uno siente otra cosa. Hugo lee a lo David Soul. Pude comprobarlo ahora en vivo: Hugo lee para un público de uno. Entonces…
¡Se cumplió mi sueño! ¡El miércoles Hugo leyó para mí! ¡Y justo en los días del auge del matrimonio puto –como dijo Barcelona! (*)
Excuse-moi. Mejor vayamos a la crónica.

Diría que estuvo lindo, si no fuera que ‘lindo’, según Nietzche, es una palabra para que utilicen las mujeres y los niños.
Digamos entonces que se puso bueno, como dicen hoy.
La noche no era tan fría como las anteriores. Llegué por la calle Venezuela desde el bajo, pasando por el noventista edificio de TyC. Al centro cultural del SUTERH no lo conocía. Me encontré con un lugar de espacios amplios, techos altos, construcción antigua. Ingresando por el ancho corredor de acceso, a la izquierda está la antesala del teatro y hay un bar. En la antesala, allá a lo alto vi a Fernando Terreno. El lungo ingeniero de Chacarita, siempre peligroso competidor en los certámenes mensuales, conversaba con un muchacho de anteojos.
A Fernando lo conocía del primer Parrafus en vivo de la Feria del Libro, el que se hizo a la tarde, sin emisión al aire. Después nos habíamos encontrado una tarde en el centro a intercambiar material musical (Claudina y Alberto Gambino por Paco Ibáñez). Nos saludamos y me presentó al joven que lo acompañaba. Era Mariano Pagnucco, uno de los hacedores de “Narrativa radial”, un programa que va por “La voz de las Madres” los domingos a la noche. Con él habíamos cruzado unos mails en algún momento, a propósito de Parrafus y Losparrafistas. Con Fernando coincidimos en que, a pesar de las dificultades de cada uno, por ser el primer reencuentro con Hugo, teníamos que estar.
En eso estábamos, tratando de romper el hielo con una charla difusa, cuando hizo su aparición alguien destinado a derretirnos, a pesar de la escarcha de Bahía Blanca que aún le adornaba el cabello y los lentes. Sí, llegada esa misma mañana desde su ciudad del sur bonaerense, tierra de nuestro Parrafista Nº 187,la profesora de matemáticas y ganadora reincidente de Parrafus Interruptus (también colaboradora de esta página), con ustedes... ¡Marta Zander!
Personalmente, esto constituyó la primera, muy especial satisfacción de la noche. La señora Zander, tal vez sin saberlo del todo, fue importante propulsora de este Blog, o de su continuidad, con un ríspido pero estimulante Comentario que hizo a alguno de mis primeros balbuceos en estas lides de la Internet. Además, su aparición del miércoles se constituyó en una más de aquellas magias de Parrafus: después de varios meses sin ningún contacto con ella, el lunes, paveando con eso de “Parrafus TV”, yo había escrito que quizá (“¿por qué no?”) Marta esta semana podría estar de vacaciones en Buenos Aires.
Después llegó Laura Falcoff, otra de las oyentes de la primera hora, y se integró al grupete. Colega y gran amiga de Hugo, ella tampoco podía faltar en este retorno de Parrafus. Conversando, se asombró cuando le respondí que Esteban tenía dos años (“¡¿Ya?!”), y yo me asombré que el nacimiento, los años, la existencia de un niño suburbano del común, a la sazón mi hijo, estuviera en mente de tan importante personalidad –y de tan lindos ojos. Por cierto, también se habló del trabajo de Soledad Villamil, acerca de cuyo último éxito, “El secreto de sus ojos”, Fernando dijo... que todavía no la había visto. A mí, tal vez extrañamente, la película me gustó, aunque después de verla me sembró una duda escuchar por ahí que el tema, o el final, tiene alguna semejanza con “Un burgués pequeño, pequeño”, aquella con Alberto Sordi. Y como ya dije en la charla con José Pablo Feinmann, cuando gané con “Ultimos días de la víctima”, de Campanella también me gustó “Ni el tiro del final”, una poco conocida película que filmó en Norteamérica.
El que llegó al final fue un hombre menudo, de barba, entrado en años, que entró a la antesala y merodeó solitario entre la gente. Al verlo, recordé una foto que Quique Figueroa había subido una vez al Blog. Fernando, por su parte, no sé por qué indicios, preguntó si ese no sería Roberto López Motta. Yo dije que sí, que estaba casi seguro. Sin embargo, un aire huraño que me pareció notarle impidió que atinara a acercarme. Pero lo hizo el más audaz y amistoso Terreno, y efectivamente aquel era López Motta, el locutor y poeta de Sarandi. Se acercó a nosotros, charlamos, y su elocuente, intenso ceño se distendió en parte. Pero seguí viéndole un aspecto de viejo bardo de la puta madre –a lo Fijman-, lo cual me amilanó un poco.
Y estos fuimos, estos seis, tímidamente agrupados entre el resto del público, los que pasamos a la sala cuando las puertas se abrieron.

Como en la anterior ocasión en que Párrafus Interuptus se jugó fuera de Nacional (como entremés de Hugo en su paso por Mitre, en enero de 2008), esta vez el autor elegido para el primer enigma fue Roberto Fontanarrosa. Como en aquella ocasión, el juego padeció cierta desprolijidad o percance. En Mitre fue la salida al aire de oyentes con la respuesta inexacta. En Caras y Caretas se trató de que el primer cuento, leído durante cinco minutos, no fue reconocido.
Según las nuevas reglas, Hugo pasó entonces a otro relato, indicando que este segundo título era el que daba nombre al libro. Esta vez, en pocos segundos, el joven Mariano Pagnucco dio con la respuesta correcta: “El rey de la milonga”. (El título del primer cuento, como ocurría con los viejos Ininterruptus, permaneció incógnito.) Y esto no fue todo: a renglón seguido, nuestro conductor mandó el segundo concurso sucursal: ¿Cómo se llama la primera novela de Fontanarrosa? “Area 18”, arriesgué yo, sin éxito. “Best seller”, dijo Mariano con seguridad, y volvió a ganar. Dos al hilo del joven Pagnucco. Claro, se había sentado a mi lado...
Pero estoy pasando por alto el primer juego de la noche, y resulta que, al comienzo, después de unas palabras de bienvenida y preámbulo, Hugo anunció que recitaría un poema. Lastimosamente, no recuerdo ni el tema ni uno solo de sus versos. La emoción de estar allí, de que este momento tan esperado hubiera por fin llegado, me nubló el entendimiento en esos primeros minutos. Además, Hugo no avisó que luego preguntaría por el autor de aquel poema, que ese, el antiguamente llamado sucursal, era el primer enigma de la noche.

Continuará (**)



(*) Para explicarse esta nueva efusión “igualitaria”, repasar la Entrada titulada “Mi Parrafus Interruptus”

(**) Como tenemos todo el resto de este mes hasta que llegue el próximo encuentro, voy a dosificar, hacer durar esta crónica. Además, es solo hasta acá que pude borronear algo anoche en el trabajo. Así que: continuará.

viernes, 6 de agosto de 2010

UN "CUENTAZO" DE AÍDA BORTNIK



"Hagamos una lista"
de Aída Bortnik

- "Muy buenos días, señoras y señores pasajeros!" - El cielo estaba gris, el vagón frío, éramos muchos y casi todos nos hubiéramos reconocido si alguna vez nos hubiéramos mirado. Sin embargo, la voz del vendedor sí pareció despertar una especie de recuerdo.... - "Como ven, no traigo entre las manos nada para venderles ..." era casi irritante, porque el hombre hablaba con timidez abrumadora, y no resultaba sencillo con él, como con otros, limitarse a esperar que terminara, previendo su discurso y sin mirarlo. - Hace un tiempo empecé en esta tarea y aunque la mercadería que ofrezco me ha costado tan cara, que no quisiera vivir otra vida en la que me viera obligado a pagarla, la ofrezco sin precio fijo. El sistema es raro, pero la oferta tampoco es fácil de encontrar en los negocios y prefiero que las damas y caballeros presentes la adquieran sólo en el caso de que, como a mi, les parezca de uso indispensable, y pagando no lo que crean que vale sino lo que sientan que pueden. A lo mejor así, ustedes y yo podemos seguir manteniendo este sistema.."-
Parecía fatigado y algunos de nosotros estábamos seguros de haberlo visto ya y de haber comprado algo que ofrecía. Ahora, todos lo escuchaban: los que seguían con los ojos cerrados, la señora del pañuelo en la cabeza, la de la nena en brazos, el viejito y el señor del portafolios, el muchacho sin saco, y la rubiecita aferrada a su novio.
Carraspeó y, como si lo recordara de pronto, cobrando ánimos, aplaudió el aire delante de su cara, a la manera de los magos antiguos: - "Les ofrezco una idea. No está completa, no puedo afirmar que sea original, no puedo asegurar que funcione de la misma manera para todos ... Pero sé que es una buena idea - sonrió, como si suspirara - porque antes de ofrecerla a los señores pasajeros, la he probado yo mismo." - Se calló un momento, con ese sabio silencio de los buenos vendedores. Y cuando volvió a hablar, había cambiado totalmente de tono.
-"Señoras y señores pasajeros: todos nosotros compramos, cada día, minuciosas relatos de muerte impune, miserables recuentos de crueldad infinita, desbordantes crónicas de locura, devastación y sangre, reducidas a cifras de un balance en el que siempre somos perdedores. Todos nosotros desayunamos, cada mañana, la amarga realidad de que la muerte tiene mejores titulares que la vida. Ninguno, supongo, sin embargo, propondría que los diarios dejaran de publicar los asesinatos, sino que los asesinos dejaran de gozar de buena salud para celebrarlos. Entretanto, como el tema es urgente, tendríamos que buscar otro espacio para vendernos a nosotros mismos los titulares que testimonian que no todo está perdido. Un espacio interior, pero expresivo." - Sacó un pañuelo, se secó la cara desordenadamente y se quedó mirándolo, como si no recordará para qué servia. Lo arrugó en la mano y, mientras parecía ruborizarse casi violentamente, abrió los brazos con una fuerza insospechada y gritó, pero como si suplicara: - "Hagamos una lista, cada uno la suya, una lista humilde, pero minuciosa, de todos los gestos y toda la gente que nos hacen bien. Una lista personal, sin prioridades, sin famas, sin mayúsculas ... Con el perdón de los señores pasajeros y sólo a manera de ejemplo, leeré la mía." - El papelito que sacó del bolsillo estaba doblado en cuatro y escrito de ambos lados. Recitó, con pudor pero en voz alta: - Mi primo Tito, que es médico porque le gusta curar a la gente y que tiene úlcera porque traga todo el dolor para aliviar; los señores Álvarez Marián y Barbeito y la Señorita Marta, que venden máquinas de escribir, enfrente de mi casa, y tratan a todo el mundo como a un semejante; el dueño del garage que hace favores como si viviera de eso y el Morocho que lava los coches mientras da consejos que parecen abrazos; el cartero que entrega las cartas con dirección equivocada, porque se siente responsable de que la comunicación no se interrumpa; mi abuela con nombre de flor, que enterró a sus hijas y siguió siendo capaz de querer a los hijos de otras..." - Se detuvo de pronto, miró de frente, con los ojos extrañamente húmedos. Dobló el papelito despidiéndose: - "Muchas gracias por su atención, señoras y señores pasajeros. Y espero que pasen ustedes un buen día." -
Mientras guardaba la lista, algunos comenzaron a rebuscar billetes en sacos y carteras. Otros, sin embargo, eligieron un pago diferente. Empezaron una lista en un papel cualquiera, escribiendo con letra chiquita.


En la histórica revista HUM(R), Aída Bortnik tenía una sección que se llamaba "Aída Bortnik viene a contarnos un cuentito". Entre los tantos cuentos que publicó rescaté este flor de CUENTAZO!!!!!!!!!


Fuente: Inclusión Educativa

jueves, 5 de agosto de 2010

TENEMOS MARCHA PROPIA!!!!!!!!!!


Increíble lo que vivimos los parrafistas que estuvimos presentes en "Caras y Caretas" en el primer "Párrafus" en vivo. Al ingresar a la sala nos dieron un papel en donde entre otras cosas estaba escrita nuestra propia marcha!!!! Y la cantamos!!!! Acá les dejo la letra para que la aprendan para el primer miércoles de septiembre:

LOS MUCHACHOS PARRAFISTAS
TODOS UNIDOS TRIUNFAREMOS
Y COMO SIEMPRE DAREMOS
DOS GRITOS DE CORAZÓN:
¡VIVA EL AUTOR! ¡VIVA EL LECTOR!

Desconozco el nombre del autor (por eso no lo pongo) pero estoy segura que en el próximo encuentro resonará en nuestras gargantas.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Parrafus en Caras y Caretas (1): Un resumen del juego




















(Hugo Paredero saludando a la concurrencia)




Primer juego sucursal (recitado de Hugo para reconocer al autor)

Autor: Francisco de Quevedo
Ganadora: Laura Falcoff.

Primer Parrafus Interruptus: Cuento
(Infructuosos los cinco primeros minutos de lectura; pase a otro cuento)

“El rey de la milonga”, de Roberto Fontanarrosa
Ganador: Mariano Pagnucco
Premio: “El rey de la milonga”

Segundo juego sucursal: ¿Cómo se titula la primera novela de Fotanarrosa?

“Best seller”
Ganador: Mariano Pagnucco
Premio: “Best seller”

Segundo Parrafus Interruptus: Novela

“El fantasma de la ópera”, de Gaston Leroux
Ganadora: Marta Zander
Premio: “El fantasma de la ópera”

Tercer juego sucursal: ¿De qué película es esta música?
"Un fantasma en el paraiso"
Ganador: Roberto Saiz
Premio: No me acuerdo

Tercer Parrafus Interruptus: Poesía

“Extracción de la piedra de locura”, de Alejandra Pizarnik
Ganador: Marcelo Perenchio
Premio: “Poesía completa”, de Alejandra Pizarnik



















(Alguno de los Parrafistas que concurrieron al centro cultural: Fernando Terreno, Marta Zander, Laura Falcoff. Si conociéramos al personaje que se coló entre las dos damas, podríamos llamarlos El Cuarteto de San Telmo.)



Cuarto Parrafus Interruptus: Teatro
“El jardín de los cerezos”, de Anton Chejov
Ganador: Roberto López Motta
Premio: “El jardín de los cerezos”

Quinto Parrafus Interruptus: Novela
“Historia de Garabombo el invisible”, de Manuel Scorza
Ganador: Hernan Gugliotella
Premio: “Historia de Garabombo el invisible”

Sexto Parrafus Interruptus: Cuento
“El hombre ilustrado”, de Ray Bradbury
Ganador: Marcelo Perenchio
Premio: “El hombre ilustrado”

Premio extra al más veloz para Roberto López Motta (`18): No me acuerdo
Premio extra por más victorias: Vacante (empate Pagnucco-Perenchio)
Premio extra por una aproximación (Manuel Scorza, “Redoble por Rancas”) para Fernando Terreno: “El mañana”, de Luisa Valenzuela


(Hugo rumbo al atril de las lecturas)

Estamos invitados

Parrafus Interruptus
De la radio al vivo en Caras y Caretas

Una excitante competencia literaria para jugar a pura memoria y libro forrado. Con importantes invitados sorpresa y muchos premios. Se trata de un juego con reglas severas, donde todos pueden ganar: los que leen mucho, los que sólo leyeron un libro en su vida, los lanceros de siempre. Paredero trae textos literarios que irá leyendo a los concurrentes sin dar ninguna pista. Sólo aclarará, antes de empezar a leer cada uno, si es cuento, novela, obra teatral o poesía, las cuatro posibilidades en juego. Ningún dato más. A fin de que los espectadores/lectores escuchen inocentes, sin más evocaciones que las despertadas por las palabras. Silencio total en la sala, comienza la lectura de... Hay que acertar dos cosas: nombre y apellido del autor y título de la obra que se lee. El tiempo implacable se mide en segundos, minutos. Gana el primero que interrumpe la lectura con la doble respuesta correcta. Levantar la mano y gritar Basta para mí puede parecer un modo burdo, pero usamos ese clásico. Hay un tiempo tope de lectura para cada texto en juego, cinco minutos. Más presión para la gimnasia memorizadora de los espectadores, especialmente para aquellos que odian perder a lo que sea. Si a los cinco minutos no hay ganador, es el cronometrista quien interrumpe la lectura. A seguir con el próximo texto. Con cada ganador una pequeña charla para saber cómo acertó, qué significó ese libro en su vida, a quién debe su afición a la lectura etc... El premio por la victoria es el libro interrumpido... Y habrá otro premio para el que resulte el más veloz de la noche, y otro para el que acertó más veces.
¿Qué autores se leen? Todos. Aquí caben escritores de todas las épocas, países, estilos, dotes. Como este es un juego de amor a los libros, un alegre homenaje tanto a los que escriben como a los que leen, no hay prejuicios respecto del talento de los primeros y del gusto de los otros. Nuestro espíritu pasa más por celebrar el placer de la lectura en sí misma.
Parrafus Interruptus se jugó durante mucho tiempo en distintas radios, la última Nacional AM 870 hasta diciembre de 2009. Obtuvo el Premio ARGENTORES 2006 en la categoría microprograma radial y el Premio ÉTER 2009 al mejor programa cultural de radio. Tiene su blog, www.losparrafistas.blogspot.com. Y su facebook, Los Parrafistas.
El leyente: Hugo Paredero
La coordinadora: Adriana Baldessari
El cronometrista: Lucas Gatti

Vení a interrumpirnos el primer miércoles de cada mes a las 19.30 en el Centro Cultural Caras y Caretas, Venezuela 330. Entrada libre y gratuita.

martes, 3 de agosto de 2010

PÁRRAFUS INTERRUPTUS UNPLUGGED

"Unplugged" según mis hijas quiere decir: en vivo o desenchufado. Realmente a mi no me queda muy claro pero si las dos definiciones dadas por mis niñas son correctas, las dos tienen que ver con lo que va a pasar todos los primeros miércoles de cada mes (comenzando por este miércoles 4 de agosto) en el Centro Cultural "Caras y Caretas".
Si "unplugged" quiere decir "en vivo", nada más cierto señoras y señores parrafistas, vamos a jugar como lo hacíamos anteriormente pero sin red, sin dudas de googleo, sin bibliotecas a mano, y nada de sacar los celulares para pedir ayuda, como en las madrugadas que yo despertaba a mi viejo, para que nos socorran, solamente nuestras memorias y en ellas el maravilloso universo de todo lo leído.
Si "unplugged" quiere decir "desenchufado" también y lamentablemente es cierto, porque está desenchufado del aire radial (por ahora) y todos deseamos y anhelamos su vuelta. Como dijo en la nota que antecede a esta, Marcelo Perenchio, el Centro Cultural "Caras y Caretas" está situado en la calle Venezuela 330 y el horario es a las 19.30.
Ahí voy a estar yo también, digo PRESENTE también como Marcelo y a ver quien más deja su "presente" en el blog.

lunes, 2 de agosto de 2010

-¡Miércoles! -dijo el Padre Ubú

“Parrafus TV”, aquel ficticio plan de una miniserie basada en el programa, quedó, como quizá corresponda a Párrafus, Interruptus.
Como dije en su momento, se me ocurrió aquello viendo “Ciega a citas”, la telenovela de canal 7 que tenía la peculiaridad de estar desarrollada a partir de un blog. Pero mi escasez de imaginación e inventiva solo me permitió esbozar algunos pocos protagónicos, apoyado mayormente en los vislumbres de Cristina, quien por una vez se prendió en mi afición literaria.
Recuerdo que para representar a María Suárez sugerimos a Leonor Benedetto. Para Verónica Cornejo, a Mónica Ayos. Para Marta Zander, a Gabriela Toscano. Para Alberto Lagunas, a Roberto Carnaghi. Para Fernando Terreno, a Jorge Martínez. Y ahí me interrumpí.
Me acuerdo que quedó en el tintero una siguiente entrega en la que propondría a Boy Olmi para encarnar a Hugo. Aunque después, en el texto, iba a desdecirme al recapacitar que, para interpretar a Hugo, podríamos recurrir a Hugo mismo, quien en su tiempo supo estudiar teatro y, además, se pasó años cerca del mundo del espectáculo.
Me acuerdo de “Párrafus TV” y de “Ciega a citas” porque esta semana, el miércoles, los oyentes de Parrafus Interruptus tenemos una cita a ciegas múltiple. Hugo lleva su creación radial al centro cultural “Caras y Caretas”, adonde volverá los primeros miércoles de cada mes, a las 19.30 horas.
No es la primera vez que Hugo nos invita (ya tuvimos los juegos en vivo en la Feria del Libro y el festejo en la radio del programa 600), pero esta es una ocasión especial: hace siete meses que el programa no está en el aire.
Podría ser que el “Caras y Caretas”, ya bien establecido entre los centros culturales capitalinos, tenga sus habitués (entre ellos, vecinos y asociados), quienes quizá, enterados de nuestro juego literario, quieran ver de cerca de qué se trata. Pero el propósito de estas líneas es estimular a los viejos oyentes de Párrafus para que concurran.
Con este Blog y con el grupo de Facebook creado por Verónica Cornejo hemos tratado de mantener la llama encendida, la bandera en alto. Pero la dispersión de la audiencia, de su atención, su empatía, su perseverancia, habrán sido inevitables. ¿Quiénes, cuántos podrán seguir siendo fieles y entusiastas de Párrafus Interruptus? Y, ¿cuán dispuestos estarán al esfuerzo de costearse hasta San Telmo en una de las noches más frías del año?
No sé por qué (¿por mi pesimismo consuetudinario?), pero me parece que, como para tantas cosas, no soy el más apropiado para estas palabras de estímulo o arenga.
Sin embargo, se me ocurren un par de buenas razones por las que los oyentes no pueden dejar de ir. Primero, para saludar a Hugo por su nuevo libro, la biografía de Jorge Guinzburg. Quizá algunos no se acercaron a la presentación de la semana pasada por suponer que se sentirían sapo de otro pozo entre tantas personalidades que convocarían el biografiado, el autor y su panel. Para ellos, hay que decir que lo del miércoles será, más sencillamente, como una reunión de viejos amigos. Unos amigos que hace mucho no se ven. Amigos, en rigor –amigos de los libros-, que no se vieron nunca. (“Multitudes solitarias”, como supo decir Quique Figueroa, que ahora quieren encontrarse.)
Y entonces otra buena razón es concurrir para satisfacer una curiosidad que todos legítimamente tendrán. ¿No se dijo acaso, nos guste o no a los radieros, que en este siglo XXI somos el Homo Videns (*)? Hay que ir, entonces, para fijarse si Verónica se parece a Mónica Ayos. Si María a la Benedetto. Si Zander (¿por qué no de vacaciones en Buenos Aires?) a la Toscano. Si el profe Lagunas (idem) a Carnaghi. Si Fernando a Jorge Martínez (esto les anticipo que no, pero Cristina insistió). Si Mónica Paradiso a Betiana Blum Si Jorge Aloy a Fabián Arenilla. Si Julián Sánchez a Daniel Hendler. Si Quique a Enrique Piñeiro. Si López Motta a Villanueva Cosse. Si Mario Tsolakián a su tocayo Alarcón. Si Pablo Graciani a Gonzalo Urtizberea. Si Maxi Pozzi –improbablemente- a alguno de “Casi ángeles”… Y comprobar que a mí tranquilamente podría interpretarme, como dije en su momento, Damián de Santo.
Sí, porque el mejor motivo que se me ocurre para que las multitudes concurran... este miércoles… a las 19.30 horas… en Venezuela 330… es que voy a estar yo.
De nada.
Muchas gracias.
Hasta entonces.


(*)“El intelectual Giovanni Sartori analizó a finales de los años noventa la influencia de la televisión en la sociedad moderna y las consecuencias que se derivan de la supremacía de la imagen sobre la palabra escrita. Diez años después, el brillante ensayo del politólogo sigue vigente y muestra signos de convertirse en una sólida llamada de atención sobre el futuro de la sociedad digital ¿En qué nos estamos convirtiendo?”

(www.neoteo.com/el-homo-videns-y-la-sociedad-teledirigida)

“Dice Ortega, en La rebelión de las masas, que ‘lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone dondequiera’. Dicha aseveración, escrita a finales de la década de los veinte, se ratificaba a mediados del siglo, cuando aparecía el aparato creador y recreador, por excelencia, de las masas: la televisión.
“A partir de ese hecho, Giovanni Sartori advierte: un mundo concentrado sólo en el hecho de ver es un mundo estúpido. El homo sapiens, un ser caracterizado por la reflexión, por su capacidad para generar abstracciones, se está convirtiendo en un homo videns, una criatura que mira pero que no piensa, que ve pero que no entiende.”
(www.monografías.com/trabajos 12)