
En el encuentro del miércoles, cuando Hugo nos habló de su investigación para escribir sobre Jorge Guinzburg, dijo que su primer libro también fue una biografía: la de Héctor Alterio. Y mencionó que hacía dos noches había comido con él y otros amigos.
Sea para ilustrar o dejarnos compartir esa reunión, o para darme fe en el inicio de un nuevo torneo de la B Nacional (es sabido que con Alterio compartimos la afición por el glorioso Chacarita Juniors), o porque hay en la foto que me envió alguna pista acerca de las lecturas en nuestro próximo encuentro, como sea, Hugo –si no entendí mal- me sugirió que adornara este Blog con esa fotografía.
Así lo hago, entonces, resaltando que, además de los más famosos Alterio y Víctor Hugo, también están allí Leo Sujatovich, tecladista de lujo (que alguna vez acompañó a Spinetta, creo), el director Mario Camarano (de barbita) y Marcelo Balsells (de Opus 4, dueño de casa). Las damas son buenas esposas o legítimas amigas.
Para explicar del todo el título de esta Entrada, agregaré que la reunión estuvo bien surtida de picada y empanadas, amén del te negro bien cargado que se advierte en el fondo de la copa de Víctor Hugo y en algunas pupilas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario