miércoles, 11 de agosto de 2010

Invitados al paraiso



















En el encuentro del miércoles, cuando Hugo nos habló de su investigación para escribir sobre Jorge Guinzburg, dijo que su primer libro también fue una biografía: la de Héctor Alterio. Y mencionó que hacía dos noches había comido con él y otros amigos.
Sea para ilustrar o dejarnos compartir esa reunión, o para darme fe en el inicio de un nuevo torneo de la B Nacional (es sabido que con Alterio compartimos la afición por el glorioso Chacarita Juniors), o porque hay en la foto que me envió alguna pista acerca de las lecturas en nuestro próximo encuentro, como sea, Hugo –si no entendí mal- me sugirió que adornara este Blog con esa fotografía.
Así lo hago, entonces, resaltando que, además de los más famosos Alterio y Víctor Hugo, también están allí Leo Sujatovich, tecladista de lujo (que alguna vez acompañó a Spinetta, creo), el director Mario Camarano (de barbita) y Marcelo Balsells (de Opus 4, dueño de casa). Las damas son buenas esposas o legítimas amigas.
Para explicar del todo el título de esta Entrada, agregaré que la reunión estuvo bien surtida de picada y empanadas, amén del te negro bien cargado que se advierte en el fondo de la copa de Víctor Hugo y en algunas pupilas.

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