jueves, 28 de junio de 2007

Introspecciòn del Innominado

Esta noche gané con “Las Viudas de los Jueves”, la premiada novela de Claudia Piñeiro. Hugo tenía en línea a la autora y así fue que tuve la oportunidad de saludarla. Por desgracia (por eventualidades que ya expuse en otra entrada de este Blog), hoy no pude utilizar el teléfono del hospital y me vi limitado por el escaso crédito que me quedaba en el celular. No fue posible, entonces, que dialogara con ella; apenas tuve tiempo para contar cómo deduje que se trataba de esa novela. Después, cuando corté, verifiqué que mi saldo era de 33 centavos. Al rato, reparé en que la de esta noche es mi victoria número 33 en Párrafus Interruptus.
Pero no voy a eso. No voy a ponerme fácilmente esotérico, numerológico o espiritista. Lo que pensé a continuación fue que esta semana se presentó femeninamente favorable para este humilde lector. Hoy, la posibilidad –infrecuente, inédita, inaugural- de conversar con una verdadera y exitosa escritora –posibilidad casi frustrada, pero no importa, “porque es mejor el verso aquel que no podemos recordar”. Y ayer, martes, la llegada de un mail de la compañera oyente María Suarez, cuyos detalles me reservo.
De ahí, con el ego henchido, pasé a pensar que María, con 24 victorias, es la segunda mayor ganadora del programa, pero que ya quedó muy lejos. Lopez Motta o Fernando Terreno vienen de más atras. Julian Sanchez anda perdido. Del astuto Gustavo Glanzman, mejor no hablemos. ¿Entonces? Soy inalcanzable, concluí. Imbatible, diría la Susana. Innominado, dirían Beckett o Peluffo. A no ser... A no ser que...
Lo que pensé, puntualmente, fue: “A no ser que empezara a participar –ganando- Juan Sasturain”. Podría haber completado la frase con otros muchos nombres. Nombres y apellidos de escritores, ensayistas, críticos, periodistas culturales. Me vino a la mente Sasturain seguramente por ese programa sobre libros que apareció hace poco en Telefe. Es un tipo, este autor y crítico literario (ahora también showman), seguramente muy versado en toda clase de librescos asuntos. Debe haberse leido todo, o casi todo, como en general habrán hecho muchos de los que se han dedicado seriamente a la literatura. Si Sasturain estuviera enterado de nuestro Párrafus Interruptus, entonces sin duda ganaría por lo menos noche por medio. Y ahí ya sería otro el cantar para el humilde puntero que escribe.
Vagamente ya había pensado yo en esto, tiempo atrás. También, de manera inadvertida (por él y por mí), al comienzo del programa de hoy Paredero me dio la idea. Anunció que leería una novela y recomendó resignación a: ” ...cuentistas, dramaturgos, poetas...” dijo, queriendo decir especialistas del cuento, cultores del teatro, amantes de la poesía. Ahí ya pude haber pensado: Pero, ¿cómo? ¿No hay cuentistas, dramaturgos, poetas en la audiencia? ¿No hay al menos novelistas? Nunca llamó ninguno. Sacando a Lopez Motta (la excepciòn a la regla), el más cercano al oficio sería Carlos Mina, el oyente que ganó con “Zama” y con “El centrofoward murió al amanecer”, quien contó que había ganado el concurso de ensayo de La Nación, creo, y prontó vería editado su libro. Por otro lado, sí, Carlos Gorostiza y Eduardo Belgrano Rawson, cuando fueron convocados para hablar con el oyente ganador en ocasión de leerse sus obras (las dos veces fue el afortunado Julian Sanchez, que no participa por celular), dijeron que a veces escuchaban el programa. Pero llamar y ganar, ellos u otros, nones. ¿Por qué?
Me respondí a esto después de responderme afirmativamente a la pregunta anterior: ¿No hay escritores en la audiencia? Sin duda que los hay. Pero no llaman por orgullo.
“Estás loco, lo que pasa es que tienen otras cosas en la cabeza”, me dice Cristina; “escriben”.
“No se la pasan pensando todo el día en Párrafus Interruptus”, me carga; “como vos”.
“Además, no les interesa ganarse un libro, están en otra cosa”, concluye.
Con todo esto, Cristina me genera una nueva idea. Algunos (algunos de los escritores que escuchan) pueden ser magnánimos y altruistas, y se privan de llamar, resignan el triunfo en manos de los oyentes del común, los anónimos lectores. Pero otros, muchos, se resisten a la tentación de ganar por una especie de autocensura, un temor al que dirán (que dirán sus colegas intelectuales, que dirán los otros oyentes, que dirá Paredero) si se rebajaran a responder por teléfono cada noche el enigma literario de un programa de radio. Eso pienso, en definitiva; ese orgullo y prejuicio les atribuyo.
Pero acordemos en un punto intermedio, equidistante de la indiferencia que postula Cristina y de la negligencia que yo reprocho. Volvamos atrás y supongamos que, simplemente, esta gente no está enterada de nuestro programa. Entonces, para que se enteren y además se sientan estimulados a participar, hay que informarles. Así que voy a preparar una especie de circular (¿mailing, se llama ahora?) y voy a enviárselas a todos ellos, a todos los que den a conocer su dirección de mail en los medios en que escriban o donde los reporteen. Para que se enteren de una vez, se dignen participar y se desperdiguen sus nombres entre los lectoyentes del montón.
A no ser... A no ser que...
A no ser que ya lo sepan, y...
¿Y si María Suarez es la Vlady Kociancich?
¿Y si Lopez Motta es otra voz del inagotable Antonio Carrizo?
¿Y si Fernando Terreno es Cesar Aira –y el de la Feria del Libro un simulador?
¿Y si Julian Sanchez es el profesor Piglia?
¿Y si Verónica de Lugano es Angélica Gorodischer?
¿Y si Quique Figueroa es Fogwill?
¿Y si Gustavo Glanzman fue...?
¿Y si Marcelo Perenchio...?

2 comentarios:

Quique Figueroa dijo...

Has dado en la tecla Marcelo Horacio!
Hay infinidad de escritores, unos ignotos y otros afamados que concursan bajo diversos motes/motas.
Mas pocos de ellos ganan.
Como bien dices, una excepción es Robertito López Motta, poeta, locuto-lector, a quien saludamos en el día del locutor [3.7.43 - Fundación de la Sociedad Argentina de Locutores por Juan Carlos Thorry y Roberto Galán, entre otros].
Sin embargo, no todos los escritores son voraces lectores. Varios están ocupados en la cocina de sus escritos, y carecen de la gimnasia que les daba trabajar en diarios.

Anónimo dijo...

POR QUE NO PUBLICAN EN ESTE BLOG ALGUNA POESIA DE ROBERTO LOPEZ MOTTA ?