jueves, 17 de enero de 2008

PP - Parrafus Patafisicus



Creo fervientemente en la magia parrafera.

La última edición de la madrugada del jueves 17.1.08 [hoy] hubo de confirmarlo.
Tenía como factor adicional, el poder sintonizar LRA desde una FM local desde Playa Unión, en vez de hacerlo desde el canal 77 de Supercanal. Ergo, estaba como calamar en su tinta y sin comensal a la vista.

El género elegido, complicaba las cosas, ya que hay varios artistas y conocedores de teatro.
Pero como diría el Barón Pierre de Coubertin, "lo importante no es ganar, sino competir". Y acogiéndome al francés, uno participa de estas gestas olímpicas de lectura.

Sonó la campana de largada, y el archipreste confundenos, con esto de Acto primero, y luego uno no sabe si lo que viene es parte del diálogo, o la descripción del decorado.
Pero de entrada hubo un m - m rey: Mierda.
Creo hubo tiempo para un párrafo adicional, que era m - m reina. Ahicito nomás llegó la Cornejo haciendo gala de un espíritu deductivo/lancero que me dejó contra las cuerdas. ¿Cómo hace para olfatear obra y autor, a través de referencias indirectas, cuando no leyó el libro, ni vió la obra? Pero la dama de los Bañados de Lugano, tiene una trayectoria impecable, y le brota el don irracional que le permite deducir varios parrafus.

Como no tenía mayor idea sobre este interesante innovador [Alfred Jarry con su Ubu rey], investigué un poquitico y comparto un material que pinta de cuerpo entero la época.
Huguito no pifiaba cuando arriesgaba por el Bobby Lopez Motta, o la Cornejo, haciendo elípticas menciones. En mi caso, por ser un autor del siglo XIX, hubiese incluido al decimonónico podiasta impertérrito y paternal MP.
He aquí el material seleccionado, y celebro la velocidad de otros cófrades en arriesgar y discar!

Alfred Jarry precursor del Dadaísmo, del Surrealismo y del Absurdo, recién llegado a París desde Laval, la ciudad que lo viera nacer el 8 de septiembre 1873, se convirtió en un habitué de los cenáculos frecuentados por los poetas simbolistas.

Alumno de Henri Bergson en la Sorbona, el aún incipiente dramaturgo era ya un hombre extremadamente cultivado, cuyos versos y artículos eran ya colaboraciones habituales en la 'Revue Blanche', llegando el mismo a ser el fundador de 'L'imagier'. Consigue el aplauso del gran París en 1896 con Ubu rey, comedia satírica en la que se entremezclan referencias a Macbeth con los excesos de un monarca tan tirano con nobles y plebeyos como cobarde en la guerra.

Contra todo pronóstico, el éxito que conoce Ubu rey en el París del final de la belle époque es tal que Jarry escribe una segunda parte con el título de Ubu encadenado (1900). La gloria literaria corre a la par de la autodestrucción a la que el dramaturgo parece condenado irremediablemente. Alternando realidad y ficción en sus delirios de borracho, escribe El amor absoluto (1899), Mesalina (1901) y la curiosa novela El supermacho, definida en su edición española como "una muestra de los juegos a los que la teoría y la práctica del amor pueden entregarse teniendo por rival a las máquinas, a la velocidad, a todas las fantasías de los avances científicos de comienzos del siglo XX". Para la crítica, tan singular obra vino a ser un curioso ejemplo de "futurismo grotesco".

El teatro del siglo XX comienza a avizorar sus nuevas posibilidades –anticipando a Beckett– en la noche del 10 de diciembre de 1896 con el estreno de Ubu rey, Jarry no sólo renovó la escritura dramática, sino también los conceptos de la puesta en escena, pasando por el vestuario, el maquillaje, y –fundamentalmente– la actitud del actor.

Alfred Jarry, de quien André Bretón diría años más tarde que "aniquiló como principio la diferencia entre arte y vida", montaba en bicicleta y pescaba, era diestro en el uso de la espada y llevaba casi siempre dos pistolas descargadas con las que disparaba simbólicamente contra todo pseudo-artista o impostor intelectual que se cruzaba en su camino.
Pese a todo, fue fulminado a quemarropa por sus propias pulsiones autodestructivas. Jarry muere alcoholizado en 1907, no llegando a ver la publicación de Gestas y opiniones del doctor Faustroll, patafísico.
A raíz de su lectura, sus muchos admiradores querrán poner en marcha una ciencia llamada "patafísica", dedicada al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones.

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