martes, 28 de octubre de 2008

Bellessi y Mankell

Hace dos jueves me perdí el programa. Esa noche se leyó Poesía. Se leyó, supe después, durante más de once minutos. Creo que no habrá quedado tiempo para dar mucha información sobre obra y autor.
Ayer, en casa de mi vieja, buscando otra cosa, encontré un suplemento ‘Cultura’ del diario Perfil, de marzo de 2006, donde la sección ‘Las diez preguntas’ se dedica a Diana Bellessi, la poeta de aquella noche. La sección, esta vez, lleva la firma de Glenda Vieites. Copio una parte.


“Diana Bellessi nació en Zavalla, provincia de Santa Fe, en 1946. Estudió filosofía en la Universidad del Litoral. En 1969 emprendió un viaje con el objetivo de conocer de cerca las distintas culturas el continente americano, empresa en la que estuvo sumergida hasta 1975.
Entre algunas de las actividades que desarrolló relacionadas con la literatura, coordinó talleres de escritura en las cárceles de Buenos Aires, trabajo que se refleja en el libro ‘Paloma de contrabando’ (1988). Esta experiencia fue recogida por María Medrano, quien el año pasado publicó el libro ‘Yo no fui’, con poesías escritas por las reclusas del penal de Ezeiza.
Entre sus títulos se encuentran ‘Destino y propagaciones’ (1970); ‘Crucero ecuatorial’ (1981); ‘Tributo del mudo’ (1982) –estos dos últimos reeditados en un solo volumen en 1994-; ‘Danzante de doble máscara’ (1985); ‘Eróica’ (1988).
(...)
Actualmente pasa gran parte de su tiempo en el Delta, cerca del Paraná, donde, según dice, ‘encontró el silencio que le permite oír algo’.
-¿Cuál es el primer libro que recuerda haber leído?
-‘Los viajes’, de Marco Polo. O quizá ‘El corsario negro’, de Emilio Salgari. O la saga completa de ‘Bomba, el niño de la selva’, de Roy Rockwood. El primer libro que leí en la pequeña biblioteca de la escuela primaria de mi pueblo fue una versión de la ‘La divina comedia’, eso lo recuerdo bien.
-¿Cuál es su autor favorito vivo?
-Al menos diré tres: Griselda Gambaro, Ursula K. Le Guin, Hugo Padeletti.
-¿Qué libro se llevaría a una isla desierta?
-Los escritos de Chuang Tzu.
-¿Cuál es el último libro que leyó o que está leyendo en este momento?
-‘La conferencia de los pájaros’, del poeta sufí Faird Ud-Din Attar.
-¿Qué libro reciente no pudo terminar de leer?
-Ninguno. Sólo elijo lo que me atrae.
-¿Qué libro quisiera releer pronto?
-La poesía completa de Gracilaso de la Vega.
-¿Cuándo escribe?
-Cuando tengo tiempo sería la respuesta más honesta. Es decir, cuando la atención logra tensarse y se vuelve posible oír algo, en medio del descomunal ruido.
-¿Quién debería ser el próximo Nobel?
-Griselda Gambaro. Ursula K. Le Guin. Hugo Padeletti.
-¿Cuáles son sus rituales o supersticiones a la hora de escribir?
-Ninguno. Pero me hace bien el silencio y el mate.
-¿Cuál es su comienzo favorito de la literatura universal?
-Los cantos de los pueblos del mundo; los que he escuchado y los que he leído, aún forzados a la transcripción, violentados por la traducción, guardan lo más intenso y misterioso del alma humana.”

La ganadora de aquella noche de jueves fue la oyente María Suárez, quien, casualmente, también ganara cuando se leyó “El corsario negro”, de Emilio Salgari.

En el mismo suplemento se encuentra una crítica de la novela “El retorno del profesor de baile”. Su autor fue el primero de los aparecidos en Párrafus que yo desconocía absolutamente: Henning Mankell. Como en aquel momento no escribí casi nada acerca de él, aprovecho ahora y transcribo el comienzo de la crítica –que firma Eugenia Zicavo.

“Desde que comenzó su serie protagonizada por el inspector Wallander en 1991, el escritor sueco Henning Mankell ha entregado una novela por año. Tamaña proliferación de caracteres y esa ‘puntualidad’ de escritor de best sellers despiertan ciertas suspicacias: ¿qué calidad puede albergar alguien tan prolífico que, además, pasa seis meses al año como director del Teatro Nacional de Mozambique? Sin embargo, a pesar del prejuicio, Mankell logra una de las premisas que Chesterton imponía para el género policíaco: ‘La clave debe ser simple. Durante toda la narración debe existir la expectación del momento de la sorpresa, y esta sorpresa debe durar sólo un momento’”.

La noche de Henning Mankell, en el Párrafus 271, ganó Fernando Terreno (el mismo que al inicio de esta semana ganó con “Art”, de Yasmina Reza), quien, según recuerdo, se expresó respecto de este sueco con una prevención parecida a la de esta crítica.
Nada más. Yo sigo sin tener nada que decir al respecto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace unos meses y gracias al programa de Hugo, decidí leer algo de este Mankell. Elegí una novela así de gordita, Viaje al Fin del Mundo, y… me amanecí para terminarla. Me enganchó con su habilidad para acercarte al paisaje y a la idiosincrasia de los suecos, vodka incluido! Como he tenido el raro privilegio de ser niño alguna vez, le agradezco mucho la respetuosa exposición que hace de las vivencias del personaje.

Acerca de tu prevención con los tipos que escriben mucho, opino que no hay problema siempre que tengan algo interesante para contar y que lo hagan bien. Como tenemos la gloriosa libertad de no leerlos: ¿porqué te pueden molestar?

Marcelo Perenchio dijo...

¡¿Y yo qué dije ahora?!

Anónimo dijo...

está bien..pareció nomás!