viernes, 3 de octubre de 2008

Repaso de Ininterruptus II

Como ya se dijo esta semana (en el programa y acá), los Párrafus Ininterruptus del ciclo nocturno son ahora 19. Con el cuento no reconocido de este miércoles se alcanzó ese número.
Precisamente, podríamos empezar este repaso de ese accidente del juego con una discriminación por género.
Contra todos los pronósticos de quienes consideramos a estos rubros como los más difíciles, los Ininterruptus de teatro y poesía son los menos: tres de cada uno. El doble, seis, fueron novela, y los cuentos, siete.
Claro, habría que determinar también cuántas lecturas hubo de cada género. Hice ese escrutinio hace un tiempo, poco antes de los 300 Párrafus, y recuerdo una clara preponderancia de la novela. Mañana, en el trabajo, con más tiempo, lo hago de nuevo. Hoy aboquémonos a los Ininterruptus.
En síntesis, son:
Teatro: 3
Poesía: 3
Novela: 6
Cuento: 7
De estos 19, solamente (yo diría: solamente) seis han sido develados -cuando se hizo el segundo intento con el mismo autor. Y hay dos autores que han tenido su segunda chance, sin éxito –o con todo el éxito de haberse dado a conocer dos duraderas muestras de su obra.
De las trece lecturas que permaneces incógnitas, algunos participantes de este Blog han descifrado y encaminado la búsqueda de ocho –no utilizo la palabra ‘pista’ porque a Hugo, en torno al juego, no le gusta. Otras cinco (dos de teatro –del mismo autor-, una de cuento, una de poesía y una de novela) permanecen en la más negra oscuridad.
En lo que a mí respecta, diré que recuerdo como uno de los momentos más emotivos de mi trayectoria Parrafista la búsqueda del segundo Ininterruptus del ciclo, que devino en uno de los textos que más me gustan: “Contento como Orteguita ante Orión”.
Por otra parte, debo recordar que, como ya se sabe, no pude escuchar el programa la noche del nacimiento del Fulanito, que fue Ininterruptus. Y la reseña que de esa lectura me hiciera la compañera oyente Marta Zander (“un cuento norteamericano, polvoriento y con gallos de riña”), no me dijo nada. En cuanto a los otros cuatro enigmas, debo decir que resistieron incluso mi rudimentario uso –posterior- del google.
Para terminar, la lista de los Ininterruptus develados.
El 1 de febrero de 2007, en el Párrafus 128, se había leído “En la noche”, cuento de Humberto Costantini. Esto se develó en el programa 150, el 3 de abril, cuando volvimos a visitar al entrañable Cacho con “Un señor alto, rubio, de bigotes”. El ganador fui yo.
También el año pasado, el 23 de agosto, Párrafus 207, fue infructuosa la lectura de la novela “La liebre”. Pero Hugo insistió al programa siguiente con César Aira, esta vez con “Yo era una chica moderna”, y esta vez salió, como dice él. Ganó Quique Figueroa, el electró… el computador científico de Trelew.
Después, el 18 de diciembre, en el Párrafus 256, se leyó “Un marido rural”, de John Cheever. Lo develó Marta Zander cuando el 14 de mayo de este año, en el Párrafus 322, reapareció Cheever con otro de sus cuentos: “El nadador”.
Pero antes de este último desciframiento, el 25 de marzo, Párrafus 287, había quedado otro Ininterruptus: “El muchacho que escribía poesía”, cuento de Yukio Mishima. También lo develó Marta Zander, el 11 de abril, Párrafus 299, cuando el nipón volvió a la carga con “Patriotismo”.
Y pocos días después, otra vez Marta Zander, la especialista en Ininterruptus –desde entonces conocida como “pastilla del día después”. El 22 de abril, en el programa 306, falló Martin Amis –en realidad, fallamos nosotros- con “El libro de Rachel”. Al día siguiente, sobre el pucho, Hugo repite autor. Esta vez, la novela del inglés es “Tren nocturno”, y ahí estaba Marta para subirse.
Por último, anoche, en el Párrafus 415, la oyente Verónica Cornejo identifica en 17 segundos una novela que estaba esperando: “La piedra lunar”, de Wilkie Collins, autor que ya había participado el 5 de septiembre, en el programa 397, con el cuento Ininterruptus “Una cama terriblemente extraña”.
Hasta aquí el repaso. Para terminar, repito lo que ya dije una vez, que es parecido a lo que dice Hugo, no sólo para las noches sin ganador, sino para los autores de más dilatada lectura: Que el enigma de los Ininterruptus, al menos para los curiosos y/o ansiosos como yo, es un estímulo para emprender una búsqueda, y que en la búsqueda, que otros llaman vida, hay de todo para encontrar.
¿Eso dije yo? ¿Cuándo? Bueno, así, de esa manera, ahora. No está mal, ¿eh? A veces me sorprendo –cuando no me busco.
Chau

1 comentario:

Marta dijo...

Hola!
Ya que estás, anotame también a Mary Shelley!