Uno se prepara, agudiza el oído y afila las lanzas.
Arrancó la lectura, y a las cuatro líneas, me había ido hacia Oriente, pero ni noticias de la obra, y menos del autor.
Afortunadamente, entre la "distinguida multitud", sobresalía con su lenguaje culto y vasto, la dama de Lugano. Verónica Cornejo, deslizó que se trataba del Poema de Gilgamesh, de autor anónimo. Que se trataban de tablillas, con escritura cuneiforme.
Por eso mesmo, me acerqué al mataburros digital, como para salir de la ignorancia supina, e incorporar algunos conocimientos dolinescos, tal como hace la citada reincidente podiasta.
Entonces, los comparto junto a la parrafada.
A la salud de Gilgamesh!
4 comentarios:
¡Ahijuna Quique! Un rejucilo...
¿Me quiere decir como cara...cho tuvo tiempo de secar las tablitas de barro y ya tener subido esto?
Si recién están inventando la rueda allá por Ur y Uktur y usted ta está poniendo una mensajería.
Saludos cordiales.
Fernando Terreno
Hmmmmmm
Hmmmmmmmm!
Cierto, Fernando: Qué máquina tan eficaz... Que deditos veloces... Que bueba conexión allá en el sur...
El Cizañero
Gilgamesh, claro.
También lo reconocimos, aunque por su aparición en la revista D'Artagnan. Pensábamos llamar, pero no nos decidimos entre Robin Wood y Lucho Olivera!
...Seguiremos participando!
Compruebo la inquina del muchacho de seguridad literal, cuyo servicio ha decaído en la nueva etapa de Parrafus.
Veo que no solo vigila su posición, sino que además hostiga al resto de los competidores.
¿Será el acoso de Tsolakián o de Cornejo que lo ponen peliagudo?
Aunque quizá, las nuevas reglas de juego lo desconcierten frente a su cúmulo de estadísticas. Y precisamente esto aumente en nivel de inquina en sangre y aumente su cuota de hostigamiento diario.
Le daremos un bonus para que asista a nuestros cursos de Conversar Liberador. Le sentarían bien al oyente Perenchio.
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