sábado, 4 de agosto de 2007

¿Ùltima Magia?

La magia (sincronismo, dirían Jung o Chopra), la casualidad o causalidad (sutilizarían las revistas new age), el hecho (pero sólo yo lo sé) se produjo una vez más.
Por una cuestión personal de cuyo nombre no quiero acordarme, cuestión que me trae desanimado desde el sábado, había desistido de tomar notas después de los Párrafus de esta semana y preparar ulteriormente algo para el Blog. No cumpliría esta vez con mi habitual entrada semanal.
Pero hoy, miércoles, Hugo acompaña la lectura de la noche y la charla subsiguiente con una canción de Alejandro Dolina.
Esta tarde, cuando venía para el trabajo, me bajé mal del colectivo (no sé en qué estaría pensando) y después, durante la larga caminata bajo la llovizna, me acordé de algo que contó Dolina, hace muchos años, en una entrevista que le hizo Jorge Lanata en su proselitista espacio radial fm de los años ’90, llamado “Hora 25”. Lo tengo en un cassette; mañana en casa voy a buscarlo para escucharlo de nuevo.

Como era habitual en las charlas periodísticas con Dolina, se habla de la nostalgia. Lanata dice que el tema siempre presente en Dolina sería “lo que se perdió”. Dolina, con altura, deplora que se lo suela calificar de “nostálgico profesional”. Están de acuerdo, después, en que cualquier actitud profesional es antiartística. “Nadie puede estar seguro de ser inteligente o sensitivo a intervalos regulares. ¿Cómo escribir un soneto todos los viernes?” Después, Dolina mismo se retruca diciendo que él tiene un programa todas las noches de 00.00 a 02.00. Pero, dice, su programa es el ejercicio de una larga paciencia, compartida por los oyentes y el conductor: esperan todos que una noche entre las noches suceda algo interesante. Mientras tanto, se estimulan; glosando la realidad, o la fantasía, tocando el piano, leyendo mensajes, haciendo chistes, de pronto puede aparecer algo que merezca el mote de artístico. El arte y la misma inteligencia, concluye, se contraponen a la idea de profesionalidad. “Ser profesional es resignarse a una mediocgre eficacia”.
Lanata aporta una idea: Si tuviera un empresario que se lo banque, dice, le gustaría llevar a cabo una vieja ocurrencia: sacar un diario (así dice), pero no todos los días. Terminar con esta farsa de la información permanente y siempre importante, ser más honesto, dice, y sacar una edición cuando realmente haya algo trascendental para contarle a la gente.
Entonces Dolina se acuerda de algo que vio hace muchos años en España, que es lo que quiero contar.
Había un lugar donde se cantaba flamenco. Una especie de café-concert o cosa por el estilo. Allí, actuaba un popular cantaor. “El Marqués de no sé qué”, Dolina no recuerda el nombre. Este lugar tenía un cartel en la entrada. El cartel decía (cuenta Dolina): “Hoy: La Contrahecha – El Niño de las Palmas – Fulanito de Tal – Y, a lo mejor, El Marqués de no sé qué”. El cantaor cantaba a veces. Si estaba para cantar, cantaba. Si no, no. El tipo iba y estaba ahí, iba todos los días, pero no siempre cantaba. Y el cartel, dice Dolina, lo anunciaba así: “A lo mejor, el Marqués de tal por cuál”.
Dolina se maravilla de esta conducta del artista.
Lanata dice: “Hacía de no cantar una actitud positiva: iba, pero iba a no cantar”.


Yo, hoy, después de “La Ciudad sin Laura” y de “Lo que me costó el amor de Laura”, pensé para el Blog algo así, algo así como escribir que no voy a escribir.
Buenas noches.


Respetuoso apéndice:

Lunes 30: “Werther”, novela de J. W. Goethe. Ganador: Mario Solakián
Martes 31: “Tala”, poesía de Gabriela Mistral. Ganadora: Verónica Cornejo
Miércoles 01: “La Ciudad sin Laura”, poesía de Francisco Luis Bernárdez. Ganador: Roberto López Motta

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Marcelo:
Muy bueno y atractivo el comentario. Lamento (por ambos) la circunstancia, pero parece que ha logrado que salga el mejor escritor.
Además, el blog ya es como una "YAPA" del Párrafus y nos vamos acostumbrando.
Estos comentarios tuyos podrían llamarse "Causeries de los sábados"...

Cambio de tema: tenía 2 preguntas para hacerte con respecto al blog, colaboradores y sus colaboraciones. Una se contestó sola, de modo que iré directamente a la 2a. Observo que mi Entrada titulada "Listado de títulos y autores..." del 23 de julio, está actualizada hasta el 2 de Agosto. Esto me produce por un lado la alegría del trabajo hecho (por otro y bien), pero por el otro la inquietud acerca de que "alguien" puede agregar y o modificar las entradas de otro. ¿Te quiero preguntar, dado que descuento que fuiste vos, si lo puede hacer cualquiera o sólo el blogger?
Gracias
Fernando Terreno

Quique Figueroa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Quique Figueroa dijo...

Párrafus nos lleva al centro de los mismos textos que el archicofrade Paredero nos lee, y Vd. invita a Dolina y Lanata [variada mezcolanza].
Me quedo con el primero, aún sin
ser un fanático del estilo porteño-dolinesco.
Lo que dice Lanata de la información y los diarios, no merece comentario, ya que encender la radio y escuchar la lectura de los diarios en algún programa previo a las 6 de la matina, garantiza que uno sabe [casi] todo lo que va a dar que hablar a los [des]informativos televisivos y radiales.
Quizá lo mejor del programa vespertino lanatero, sea su sección "educando a Romina", donde habla de música.

El recuerdo del marqués que actúa según los designios de la perinola, o en función de su estado de ánimo es encomiable, tan solo exige un voto de confianza de los parroquianos, que asisten confiando que habrán de pasarla bien.
Algo así como sintonizar a Huguito.

Descubrí un espacio que suena similar a la propuesta parrafera, se trata del programa "El lector" de la LS1 Radio de la Ciudad, que va los días hábiles [¿cómo serán los otros, torpes?], de 2 a 6. Espacio conducido por Daniel Cheruna. Ahora están leyendo "La muerte es un asunto solitario" de Ray Bradbury.

Al ingeniero oriundo de Firmat, [pero residente en Chacarita/Santos Dumont], le comento: solo pueden modificar los artículos [posts] el autor y el administrador de la bitácora.
Para el caso que menciona, serían Vd., o Perenchio Coronel, los escribas autorizados.