¿Conocés, Amparo, esta expresión criolla? Escupir el asado equivale, en cierto modo, a “patear el tablero”.
Vine al ciber a publicar –aunque el verbo es excesivo- la Entrada que llamé “Evangelio”, y me encontré con tu Comentario.
Agradable sorpresa, como siempre –como en los pocas ocasiones en que sucede-, y más agradable por provenir de una oyente-lectora de allende los mares. (¿Así que seguís Párrafus por la Internet? Ya te estoy preguntando cuál es el origen de esta escucha. ¿Anduviste por acá y te gustó el programa? ¿Te lo recomendaron? ¿Se te rompió el buscador en la dirección de Nacional?)
Pero, eso no se hace, Amparo. No sé cómo le va a caer a Hugo. Nuestro conductor, el miércoles, dijo que ahora iba a dejar en remojo un tiempo a este autor incógnito, pero que iba a insistir con él. “No me van a ver tirado, ni me van ver vencido”, dijo desde el tango. Y vos, con entero desparpajo, sin temor al oxímoron, desafiantemente, nos enrostrás tu descubrimiento.
Bueno, no es nada. Ya está. El Blog es libre y quiere ser para todos.
Lo que sí te aclaro es que no a todos nos “ha desvelado con anterioridad” este autor. Mejor dicho: sí, a mí me desveló una noche (o un día, porque vivo al revés), pero, aquella vez de “Los avispones”, lo descubrí. Esa historia puede leerse en “Contento como Orteguita ante Orión”. Y esta vez, con la obra teatral, lo sospeché, como ya dije en “Evangelio”.
En realidad, Amparo, tu comentario me molestó un poquitín, en un primer momento, porque me arruinaste una Entrada brevísima que ya estaba elucubrando y quizá pondría en el Blog a fin de año. Algo así:
Título: Vacaciones
Texto: Para el año próximo, oyentes, estudiar a Peter Handke.
Pero no pudo ser.
Qué casualidad, también. Yo estoy por salir hacia el mar, y desde Lloret del Mar llega esta agradable comunicación. ¿Por dónde cae eso, Amparo? Contanos. Seguí escribiendo.
Un beso.
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