jueves, 6 de diciembre de 2007

Historia de oyentes sordos


Que vai facere?
El archicofrade, salió con una estrategia de esas que con las que uno gana 7 a 0, o bien le dejan el arco hecho un colador.
Digamos, un planteo irracional.
Pero .., eso no es ninguna novedad.

La lectura del cuento seleccionado por Huguito, desbordaba mordacidad, algo realmente hilarante.
Una especie de predecesor de los hermanos Marx, ya que sonaba anterior al siglo XX.

El autor no fué descubierto durante la lectura de la obra.
A tal punto fué jugada la estrategia, que el locutor quedose sin texto, al agotar el cuento en menos de quince minutos.
Sonó el gong y en vez de un ganador, había llegado el maldito punto final.

Pero el archipestre de LRA hizo una gambeta [de novela], y sacó la pelota al corner, anunciando seguiría con el autor, pero cambiando de obra, siguiendo el género.

Ahicito nomás llegó otro gong redentor, el de un oyente avezado [un defensor al contrataque]: Enrique Tozzini, quien había agarrado el final de "Historia de un niñito malo".
¿De quién?, de Mark Twain!

Bravo por recuperar un ganador de "Por Amor al arte" [el predecesor de Parrafus que iba los jueves de 14 a 15], y tomarse la licencia para decretar interruptus una obra leida completa.

En buena ley, con buena letra, y con oyentes que alteran sus horarios para engrosar las huestes de las multitudes solitario-bibliófilas.


Twain [al igual que Saki], es un fino maestro del humor, de la ironía.
Un estilo anglosajón, donde se apuntan los dardos hacia un mismo objetivo: la literatura para niños moralizante, aburrida y ridícula de los libritos de la escuela dominical "que secaron el cerebro" a varios niñitos.
Estos dardos apunta a desenmascarar ese discurso adulto hipócrita destinado a los niños.
En ambos relatos [Historia de un niñito bueno e Historia de un niñito malo, el libro de la imagen], el final es "trágico" (desde la ironía y el humor negro, por supuesto) para los niños buenos.

Autores precursores del ridículo, del humor desopilante. Leidos con dos semanas de diferencia.
Otra elección para nada azarosa, sino como eje de la construcción de conocimiento que consciente y deliberadamente trama el equipo productor del PI[nterruptus].

Mark laburó en imprentas y luego en periódicos.
Autor de frases como «Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda».
Sus editores empezaron a mentirle sobre las ventas de sus obras.
En 1867 viajó a Europa y Tierra Santa, aprovechando para escribir su libro de viajes Los inocentes en el extranjero (1869), donde explota humorísticamente y de forma epistolar -son cartas publicadas primeramente en periódicos norteamericanos- por un lado, la decadencia, pretenciosidad y el aristocratismo antidemocrático europeos, y, por otro, el provincianismo paleto y la irreverencia de los estadounidenses en contacto con Europa.

Otra vez la gimnasia de los diarios, sumada al misterioso influjo del mundo de las imprentas. Resultado: seres peculiares, que logran una cosmovisión particular, y un mundo para compartir.

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