Nace entonces en 1948, el Instituto de Teatro Internacional.
En 1961, en el noveno congreso del ITI, en Viena, un delegado de Finlandia propone la creación del Día Mundial del Teatro.
Se fija el 27 de marzo porque era el día en que se inauguraba en París el festival "Teatro de las Naciones, ITI, UNESCO" que reúne a representantes de todos los países del mundo.
Desde 1962, una personalidad del mundo del teatro (o una figura conocida por sus cualidades de corazón y espíritu), es invitada a escribir el Mensaje Internacional, traducido a 20 idiomas, leído delante de decenas de millares de espectadores del mundo entero y difundido por los medios de comunicación de los cinco continentes.
Se ha anunciado desde siempre la muerte del teatro, especialmente después del surgimiento del cine, la televisión y los nuevos medios. La tecnología ha invadido la escena y aplastado la dimensión humana; hemos experimentado un teatro visual que ha rechazado la palabra, cercano a una pintura en movimiento.
Se han realizado obras sin palabras, sin luz, y hasta sin actores, con maniquíes solamente o marionetas instaladas con juegos de luces.
La tecnología ha tratado de transformar el teatro en fuegos artificiales o en un espectáculo de feria. Hoy asistimos al regreso del actor frente al espectador. Hoy somos testigos del regreso de la palabra sobre el escenario.
El teatro ha renunciado a la comunicación de masas y ha reconocido sus propios límites, impuestos por la presencia de dos seres frente a frente que se comunican sentimientos, emociones, sueños y esperanzas. El arte escénico deja de contar historias para intercambiar ideas.
El teatro emociona, ilumina, molesta, perturba, exalta, revela, provoca, transgrede.
Es una conversación compartida con la sociedad.
El teatro, es la primera de las artes en confrontarse con la nada, con las sombras y el silencio para que surjan la palabra, el movimiento, las luces y la vida.
El teatro es materia viva que se consume al mismo tiempo que se crea, pero que siempre renace de las cenizas.
Es una forma de comunicación mágica en la que cada persona da y recibe algo que la transforma.
A través del teatro no se expresan sólo los creadores sino la sociedad contemporánea.
El teatro tiene enemigos visibles: la falta de educación artística en la niñez, que nos impide descubrirlo y disfrutarlo, la pobreza que invade el mundo, que aleja a los espectadores de los lugares de espectáculo; la indiferencia y el desprecio de los gobernantes que tendrían que promoverlo.
En el teatro los dioses y los hombres se han comunicado, pero ahora el hombre le habla a otros hombres. Por eso el teatro debe ser más grande y mejor que la vida misma.
El teatro es un acto de fe en el valor de una verdad prudente en un mundo enloquecido.
Es un acto de fe en la humanidad, responsable de su propio destino.
Es necesario vivir el teatro para comprender lo que nos sucede, para transmitir el dolor que flota en el aire, pero también para vislumbrar un destello de esperanza en medio del caos y la pesadilla cotidianos.
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