lunes, 30 de marzo de 2009

Alicia detrás del espejo: juegos, secretos, paradojas.

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Para la época en que el reverendo (en la más amplia acepción) Lewis Carroll publicaba "Alicia en el país de las maravillas" y "Alicia detrás del espejo", había una gran efervecencia en las ciencias y eso está reflejado en ambos libros, sobre todo en el segundo.
Hacía muy pocos años que Darwin había dado a conocer el "Origen de las especies por la selección natural" y el avispero de las ciencias estaba muy revuelto. Todo el mundo hablaba de las familias del reino animal y de las clasificaciones; el sector eclesiástico conservador no conseguía digerir el asunto -todavía no lo puede hacer ahora-, y Don Carroll se permitió hablar ( y de un modo muy libre y esclarecedor) del asunto.
En los párrafos siguientes, el tema está tocado varias veces:

-¿Qué clase de insecto? Se pregunta Alicia, algo preocupada por su seguridad y en cierto modo sobre qué le cabe esperar...
-¿...entonces, a ti no te gustan todos los insectos? Le pregunta el mosquito.
-¿Cuáles son los insectos que te encantan...? sigue el mosquito.

- Ahora que los dos nos hemos visto...si tu crees en mi, yo creeré en ti. (El unicornio)
- ¿Qué es esto? ¿Eres animal..., vegetal..., o mineral...? (El león, tratando de "conocer" a Alicia)


También hay varios párrafos con referencia al idioma y al "nombrar" como fuentes o modos del conocimiento de las cosas.

-Puedo decirte sus nombres. (Alicia)
-De qué sirven que tengan nombres si no responden cuando los llaman.(el mosquito)
-A ellos no les sirve de nada, pero si les sirve a las personas que les dan los nombres, supongo. Si no ¿por qué tienen nombres las cosas? (Alicia)

Y el famoso versito sobre Humpty Dumpty, el huevo que al caerse nunca más podrá volver al estado anterior, es en muy poética manera, una enunciación del Segundo Principio de la Termodinámica, que habla de la irreversibilidad de las reacciones, o del aumento de la entropía de los ciclos térmicos (dicho en criollo: no es posible hacer una máquina que tenga un rendimiento del ciento por ciento; o que no hay "gotita" que lo arregle y lo vuelva al estado anterior).

Por otro lado, se lo puede leer como lo que es; un libro para niños, para los que lo son, para los que lo fueron antes, para los que por siempre tienen el alma abierta a dejar volar la imaginación y el pensamiento.
Fernando Terreno
La foto la sacó el propio reverendo y la niña que posa es Alice Liddell, a la que retrató en numerosas ocasiones, desde los 4 a los 16 años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no entiendo :P