Sobre el final del primer programa de la semana, Hugo resaltaba el hecho de que el autor de la noche, André Malraux, también había incurrido en actividades políticas, llegando a ministro de cultura de Francia. Y se preguntó si este sería el primer autor-ministro que aparecía en el programa. La respuesta es no. También, como recordábamos hace poco en este Blog, tuvimos en Párrafus “el acompañamiento” del dramaturgo argentino Carlos Gorostiza, ministro (o quizá se llamara Secretario) del gobierno de Raúl Alfonsín. Quizá no sea el único, pero es el primero que me viene a la memoria.
Sobre Joaquin Giannuzzi, el autor del martes, lo que podría agregar es que un amigo lectoyente, Antonio, nos acercó el dato que se me escapaba las otras noches. El poeta estaba casado con una escritora, y su nombre (nombrémosla, aunque podría ser que algún día apareciera en el juego) es Libertad Demitropulos.
De Juan Eugenio Hatzenbusch, ¿qué decir? Es la primera vez en mi perra vida que lo oigo nombrar. Y “Los amantes de Teruel”, por mí podía ser una canción, una opera, un cuadro, tal vez una leyenda (como también lo es), pero jamás lo hubiera relacionado con teatro. Y aunque lo relacionara…
Y al peruano Ciro Alegría, también escritor y político, lo estaba esperando. Y lo esperaba con su obra magna: “El mundo es ancho y ajeno”. De ahí que tuviera tan presente el título de su primera parte o capítulo: “Rosendo Maqui y la comunidad”; de ahí los 12 segundos de mi victoria. Me pasó con esa novela algo parecido a lo que contó Hugo; él dijo que, después de tres o cuatro intentos, por ahora renunció a leerla. Yo la leí hace muchos años, con bastante interés y regocijo, pero creo que, hoy en día, sería absolutamente incapaz de volver a leerla. Demasiado farragosa, sobrecargada, y tal vez, como dijo nuestro conductor, con cierto déficit anticlímax por la excesiva conciencia del autor de que estaba manejando elementos densos y potentes. De todos modos, la acepto como premio, aunque ahora vaya a tenerla repetida.
Y la última noche fue de Ininteruptus. Se trataba de teatro, pero ninguno de los cuatro o cinco especialistas en el género dieron en la tecla –o tal vez alguno de ellos no escuchó esa noche. Y ningún otro dio el batacazo. Por mi parte, y aún siendo el menos indicado, me atrevo a aventurar que el autor era argentino, tal vez de los más primitivos dramaturgos nuestros (no tanto como Juan Cruz Varela, pero sí de los tiempos de Pacheco o Pico), y que en el título estaría una palabra como ‘político’ o una de la familia. Pero eso es todo. O sea: ni la más puta –y esto no es una pista.
Y esto es todo para cerrar mi intermitente glosa semanal. ¿Algún comentario? Bueno, gracias. Chau.
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