"Valfierno" para Vernetti

Lunes 05de octubre
Novela: “Valfierno”
Autor: Martín Caparrós
Ganador: Claudio Vernetti, de Caballito, 48 años. Empleado público y estudiante de bibliotecología.
Premio: “Excesos del cuerpo. Ficciones de contagio y enfermedad en América Latina” (relatos), de Javier Guerrero y Natalie Bouzaglo (comp.), editado por Eterna Cadencia.

Ya conté, allá en los albores de este Blog hoy crepuscular, que el programa “Sueños de una noche de Belgrano”, conducido por Jorge Dorio y Martín Caparrós en la radio Belgrano de 1984, fue lo que me hizo salir del placard… Quiero decir, de mi cuarto, de mi casa, del barrio. Para unirme a la “cooperativa” de oyentes que se reunió en torno a “Sueños…”, empecé a ir a la ciudad desde mi alejado suburbio. En la ciudad –en ‘capital’, como se dice allá-, la amistad y el romance, las efusiones líricas e intelectuales, la aventura y otras disipaciones.
Recuerdo sin añoranzas esa época ante la aparición esta noche en Párrafus de una novela del Mopy Caparrós: “Valfierno”, una de las últimas. Yo sólo leí “No velas a tus muertos”, la primera, prestada por Pablo Graciani, uno de aquellos amigos de capital. No me gustó nada, demasiado experimental, ya desde el título. Pero me gustó siempre, en la medida en que pude seguirlo, la labor de Caparrós en los medios: en las contratapas de Página 12, en otros medios gráficos (excepto en las páginas gourmet, obscenas en un país con hambre) y hasta en su incursión televisiva con el ínclito Jorge Lanata. Creo que en radio, con un programa propio, no estuvo más.
A propósito, recordando ahora su primera aparición en TV, también con Dorio, en “El monitor argentino”, me pregunto si alguno de los Ininterruptus de Párrafus no habrá sido obra de un Balbastro parederiano…
Con “Valfierno”, historia del argentino que en 1911 planeó el robo de la ‘Gioconda’ del museo del Louvre, llegamos al ganador número 91, como bien dijo nuestro conductor: Claudio Vernetti, de Caballito.
Cuando apareció en el aire, creí reconocer la voz de Maxi Pozzi. A Hugo también le pareció un pibe joven, cuando se presentó como empleado público y estudiante de bibliotecología. Pero el oyente aclaró que tiene 48 años. Tal vez este dato también me llevó a pensar en aquellos desperdiciados años ’80. La carrera elegida por Claudio, afín a mis placeres, y sobre todo la edad en que la emprende, cercana a la mía, me hacen pensar que quizá todavía esté a tiempo de desdecir que todo aquel fue tiempo perdido e irrecuperable.
En fin, cosas mías.
Felicitaciones, Claudio. Bienvenido al tren.