He de confesar lo inenarrable: he pecado contra los libros, contra el cielo, y contra Párrafus.
Este es un pecado irracional, una falta de claridad, con las consecuencias del caso.
Si, falté a nuestros encuentros durante este último mes, debido a cuestiones de diverso tenor.
En realidad el motivo, era casi siempre el mismo, un instrumento desafinado, cuya sintonía no lograba entonar ni un mísero do.
Por ende, al ubicar hoy al irracional Hugo, anunciando este sexcentésimo programa (en Una vuelta Nacional/irracional), hago mi propósito de enmienda, y habré de estar presente junto a la parrafada.
Al menos para volver a las arenas de la compentencia literaria, esa que alimenta el fuego sagrado, del juego, de la guerra y de la lectura.
Felices 600, y que cumpla(mo)s muchos mas!
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