miércoles, 22 de julio de 2009

Otro juliano

Miércoles 22 de julio
Novela: “Juliano el apóstata”
Autor: Gore Vidal
Ganador: Eduardo González

“Gore Vidal, como hombre de letras, ocupa la posición de legítimo árbitro en la política y la cultura contemporánea de los Estados Unidos. Con racionalismo e ingenio, ha sido el flagelo de la ignorante cultura popular, así como un crítico alerta de los prejuicios, las concepciones erróneas y la complacencia profesional de sus colegas.
(…)
“Gore Vidal nació en 1925 en la Academia Militar de West point, Nueva Cork, y se crió en Washington, D.C., bajo la influencia de su abuelo materno, el senador Thomas Gore. De él heredó un conocimiento íntimo de la política y la historia norteamericana, así como su formación en la literatura clásica y moderna.
“Se alistó en el ejército en 1943, tras graduarse en la academia Phillips Exeter, y sus experiencias bélicas constituyeron el tema de sus dos primeras novelas, ‘Williwaw’ (1946) y ‘En un bosque amarillo’ (1947), que consolidó su reputación como novelista de posguerra. Su tercera novela, ‘La ciudad y la columna’ (1948), fue un succès de scandale por su descripción de la vida homosexual. Luego siguieron ‘La estación de la comodidad’ (1949), ‘En busca del rey’ (1950), ‘Verde oscuro, rojo brillante’ (1951), ‘El juicio de París’, (1952), y ‘Mesias’ (1954). El fracaso de sus seis siguientes novelas incitó a Gore Vidal a escribir novelas de misterio con el seudónimo de Edgar Box, y a tratar de escribir para la televisión, el cine y el teatro.
(…)
“Con la publicación de ‘Juliano, el apóstata’ en 1964, Gore Vidal regresó triunfalmente a la novela, y continuó con sus pinturas históricas y satíricas de las costumbres contemporáneas en ‘Washington D.C.’ (1967), ‘Myra Breckinridge’ (1968), ‘Dos hermanas’ (1970), ‘Burr’ (1973), ‘Myron’ (1974), ‘1876’ (1976), ‘Kalki’ (1978), ‘Creación’ y ‘Duluth’ (1983).
(…)
“CR: -Sus primeras obras recibieron muchos elogios. ¿Cómo explica usted este conflicto con el medio periodístico?
GV: -‘La ciudad y la columna’… Empezó entonces y fue implacable. Orville Prescott, un reseñador de enorme poder en el New York Times, escribió una maravillosa crítica de ‘Williwaw’. Pero luego leyó ‘La ciudad y la columna’, y dijo a mis editores; ‘No sólo no volveré a reseñar otra novela de este repulsivo escritor, sino que no volveré a leer ninguna’. De modo que el Times no reseñó mis cinco siguientes libros… y tampoco las revistas Time y Newsweek. Quedé excluido, cuando el año anterior Life me había definido como el joven novelista de posguerra.
CR:- ¿Dice usted que se trataba de homofobia?
GV: -Oh, pura saña con los maricas, todo el tiempo. Nunca cejan.
CR: -¿Cómo cree usted que las primeras novelas de Truman Capote se libraron de eso?
GV: -Es obvio. El desempeñó el papel. Era justamente lo que ellos esperaban de una persona así.
CR: -¿El personaje que él creó?
GV: -Exacto. No les molestan los peluqueros. No se sienten amenazados por alguien que es afeminado, extravagante y divertido; es buen material. Yo era un soldado de un metro ochenta con una admirada novela de guerra que de pronto había escrito un libro del tipo que nadie más había hecho en este país, mostrando la normalidad de cierto tipo de relación. Esto resultó insoportable para los medios. Desde entonces hubo problemas. El otro escritor que tuvo el mismo problema fue Norman Mailer. Se ensañaron con él por su política radical (‘Costa bárbara’), por sus declaraciones radicales sobre la vida, el sexo y demás. Pero se puso a trabajar, empecinadamente, para lograr que lo aceptaran, y lo consiguió.
(…)
“GV: -(…) Como estaba en bancarrota, sólo tenía dos opciones: una era escribir con seudónimo, y la otra era renunciar y hacer otra cosa por un tiempo hasta que se resolvieran los problemas. Hice ambas cosas. Me fui a la televisión, y publiqué tres novelas de misterio, todas escritas en un año. Escribí cada cual en ocho días. Cada una tiene siete capítulos de diez mil palabras. Hacía diez mil palabras por día, y el octavo día revisaba. Se publicaron con el seudónimo Edgar Box y recibieron críticas deslumbrantes. Lo hice porque mi editor había dicho: ‘Tenemos a Spillane. Ahora necesitamos a un S. S. Van Dyne actualizado’. Todavía circulan por el mundo, y por cierto se traducen más que la mayoría de mis novelas.
(…)
“GV:- Después de mis diez años de ‘comercialismo’ regresé a la ficción con ‘Juliano’, que, por supuesto, con absoluta ironía, resultó ser más exitosa que cualquiera de mis productos comerciales. Le siguieron ‘Washington D.C.’, ‘Myra Breckinridge’, ‘Dos hermanas’, ‘Burr’ y ‘1876’. Intento diferentes voces, por eso hago tantas narraciones en primera persona. Me gusta representar, meterme en otro personaje. En verdad creo que la mimesis es uno de los aspectos más elevados del arte. Así que el ‘yo’ es mimético. Cuando uno está en primera persona, debe tener cierta conexión con el personaje, aunque vuelvo al misterio de ‘Myta/Myron’, que me parece un caso único. No tego nada en común con Myra Breckinridge, excepto admiración total. Ellaes magnífica, está loca de remate, y sin embargo es una de mis voces. Un día se me ocurrió de golpe. La gente habla del ‘tono adecuado y familiar’ de mi narradora; eso me exaspera. En ‘Juliano’ tengo cuatro voces: Juliano como emperador, tratando de parecerse a marco Aureli; el Juliano privado, que es frenético; Prisco, que es seco, frío y sardónico; Libanio, que es emperifollado y retórico. Estas cuatro voces atraviesan todo el libro, y suministran las variaciones.”

(Charles Ruas entrevista a Gore Vidal en “Conversaciones con escritores norteamericanos”, Sudamericana, 1986)

Información para bibliófilos pobres: En el microcentro, en varios locales sobre Lavalle o Florida donde también se venden pantuflas, gorros, paraguas, peluches, aparecieron hace un tiempo unas mesas de libros con interesantísimos saldos. Puede encontrarse, por ejemplo, “Kalki”, de Gore Vidal, a 5 pesos. Y de la misma colección de Minotauro, “El programa final”, del vanguardista inglés Michael Moorcock. A 10 pesos están algunos de Borges que salían con La Nación (“El libro de arena”, “El informe de Brodie”, “Los conjurados”) y “La aventura de un fotógrafo en La Plata”, de Bioy.
De nada.

No hay comentarios: