jueves, 2 de julio de 2009

Perenchio: Dos juegos tras un largo silencio

Jueves 2 de julio
Teatro: “Tres jueces para un largo silencio”
Autor: Andrés Lizarraga
Ganador: Marcelo Perenchio


“Vidas paralelas”
Por Roberto Cossa

“Durante los primeros días de junio murió, en Caracas, el autor teatral Andrés Lizarraga. Fue, durante la década del cincuenta, uno de los mayores dramaturgos argentinos. Por aquella época apareció como un escritor preocupado especialmente por los temas históricos. Recuerdo ‘Tres jueces para un largo silencio’, ‘Santa Juana de América’ y ‘Alto Perú’, sus primeros trabajos, piezas de fuerte contenido anticolonialista.
En los últimos años, el nombre de Lizarraga fue desdibujándose, hasta desaparecer totalmente del medio teatral. A tal punto, que su muerte pasó casi inadvertida para la mayor parte de los medios periodísticos.
Al mismo tiempo que Lizarraga moría, autoexiliado, en Venezuela, el poder argentino ‘descubría’ la existencia del imperialismo capitalista, representado por Gran Bretaña y Estados Unidos; el canciller Costa Méndez anunciaba la alianza de la Argentina con los países del Tercer Mundo, se abrazaba con Fidel Castro y pronunciaba la mayor arenga antiimperialista y anticolonialista que haya provenido de los sectores del poder argentino en muchos años.
Denunciaba Costa Méndez, en suma, lo mismo que Lizarraga había condenado –años antes- en varias de sus obras teatrales y que le costara , como a muchos otros, el ostracismo interno primero, el exilio después y -¿por qué no?- la muerte.
No conozco en detalle la vida de Lizarraga, ‘El Vasco’, como le decían sus amigos. Tuve con él varios encuentros circunstanciales, más de tipo profesional que personal. Recuerdo, sí, la última vez que lo vi, hace unos tres años. Fue un encuentro casual, en el hall de Argentares. Me confesó que su situación personal era muy grave. Estaba prohibido como autor en la televisión y se sentía marginado del teatro. Para subsistir atendía un kiosco de venta de cigarrillos en Banfield. Algún tiempo después me enteré que había abandonado el país.
Aquel encuentro me quedó grabado durante un tiempo. No era más patético que el caso de tantos argentinos muertos, encarcelados, exiliados por sustentar las mismas ideas que el poder impulsó después del 2 de abril. Pero me pareció un testimonio vivo de lo que cuesta ser verdadero argentino en Argentina. ¿Cómo es posible que un creador reconocido y admirado 20 años atrás termine su vida vendiendo cigarrillos, antes de elegir morirse fuera de su país?
No fui amigo íntimo de Lizarraga, pero doy fe que en su trágica decadencia no hubo nada de autodestrucción, de decisión personal.
Fue arrinconado, primero, y luego silenciado por sus ideas, por haber predicado el anticolonialismo 30 años antes que sus verdugos lo ‘descubrieran’.
Tampoco tengo detalles de la vida del doctor Nicanor Costa Méndez. Jamás lo he visto personalmente; sólo sé de su vida pública. En la época que Lizarraga denunciaba la existencia del colonialismo en sus primeras obras, Costa Méndez era asesor de Mario Amadeo, el canciller de la ‘revolución libertadora’.
Como autor, Lizarraga surgió de aquel movimiento fenomenal que se llamó Teatro Independiente, verdadera trinchera de la cultura nacional.
Como abogado, Costa Méndez se forjó en los bufetes de los defensores de empresas inglesas y norteamericanas.
En los primeros años de la década del 60, Lizarraga fue invitado a cuba por ser un importante autor argentino. En La Habana expresó su apoyo a la Revolución y unto con otros intelectuales fue recibido y diálogo con el primer ministro Fidel Castro.
En 1967, Costa Méndez, canciller del general Onganía, pidió en la OEA la invasión del imperialismo a Cuba. Seguramente, el doctor Costa Méndez no sospechaba el papel que iba a jugar 15 años después. Lizarraga sí. Por aquella época sabía que nuestro principal enemigo era Estados Unidos y lo decía. Eso le costó persecución y aislamiento.
En 1982, Lizarraga murió lejos de su país, amargado, arrinconado. En ese mismo momento, Costa Méndez se abrazaba con Fidel Castro en La Habana y decía, ante los representantes de los Países No Alineados, lo mismo que el escritor había denunciado en sus obras-
Los restos de Lizarraga fueron traídos y enterrados en el país. En el momento de escribir estas líneas, Costa Méndez sigue siendo el canciller de la Argentina.
Dos maneras de vivir, la trayectoria de dos argentinos. Como abogado de empresas inglesas, el doctor Costa Méndez hizo carrera en este país. Como autor teatral, preocupado por los temas históricos argentinos, Lizarraga no. Más bien se lo fue aislando de todos los medios donde podía expresarse.
Del futuro del canciller no puedo arriesgar nada. ¿Seguirá enarbolando la bandera antiimperialista en los foros internacionales? ¿O preferirá retornar a su tarea de abogado de empresas extranjeras?
Del Vasco, en cambio, queda una vida coherente y sus obras pelearán un espacio en la historia de la dramaturgia argentina.”

(‘Caras y caretas’, año 84 – Nº 2188 – Julio 1982)

2 comentarios:

Fernando Terreno dijo...

Marcelo, disculpame, pero el de la foto, ¿no es Agustín Cuzzani?
Si no hay un error, se me hace que tenían un parecido grande.
Cambiando de tema, veo que estás probando con éxito el nuevo chip!

Marcelo Perenchio dijo...

Gracias por la indicación, Fernando. No tuve el gusto con ninguno de los dos y copié lo primero que me mostró el google cuando pedí imágenes de Lizarraga. Supongo que tendrás razón, así que ya la cambié por la portada del libro donde leí la obra. Abrazo.