domingo, 31 de agosto de 2008

Fines de agosto (fragmento)

La semana pasada terminaba yo “Párrafus pretéritus” recordando a mi madre, doña Alicia Coronel. El domingo, Hugo nos lee la novela “Músicos y relojeros”, de Alicia Steimberg, y la ganadora fue Alicia Zarate, la traductora de Parque Patricios.
Con la magnanimidad que me caracteriza, yo había dejado una pista; no me digan que no!
La autora charló al aire con Hugo y con la ganadora, y se habrá hablado de la reciente reedición de la novela leída, que data de1971, y de la última que publicó Steimberg, “La música de Julia”. Pero no puedo afirmarlo porque, como nunca, me dormí antes del final del programa... Y me acordé, mientras me dejaba llevar por el sueño (recuérdese que los domingos me levanto a las 05:30), que antiguamente, en el primer año de Párrafus, cuando sonaba el timbre y aparecía el ganador, apagaba o cambiaba la radio y me iba a dormir, no me importaba más nada -sobre todo cuando lo sabía y se me adelantaban.

El lunes, la participación erudita de Alberto Lagunas, que ganó con la poesía de sor Juana Inés de la Cruz (“Primero sueño”), me resultó gratificante. Habló Alberto de las cumbres que sor Juana alcanzaba en materia de sinestesia. No sé si lo escribo bien (o si será con C), porque es la primera vez que escucho la palabra, pero me gustó el concepto. Ante la pregunta de Hugo, el profesor Lagunas explico que sinestesia se llama al enlace de un adjetivo y un sustantivo que remiten a dos distintos sentidos del cuerpo humano. Por ejemplo, “cálida voz” (tacto-oído). Yo recordé el final de “Algunas cosas respeto”, escrito hace unas semanas. Allí digo “mudo abrazo”. ¿Hay sinestesia? ¿Cabe decir “oído-tacto”?

(Interrumpido por la vida verdadera)

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