Todos los parrafistas, caemos en este espacio radial que conduce Huguito, no en forma casual. Digamos que no es una moda el profesar un gran afecto por los libros, o por la lectura.
Infinidad de factores aglutinan esta masa que alguna vez denominé como multitudes solitarias.
Pero, en esto es decisivo el hogar donde uno pasó su infancia, y [parte de] su juventud. Y obviamente, las costumbres paternas, de allí el mote de TG para esta entrada.
Digo, probablemente los primeros libros, o las primeras radios con las que uno tuvo contacto, haya sido en ese reducto.
Por eso en cada libro que uno lee, o en las preferencias literarias, hay un poco del Viejo, otro tanto de un tío cómplice, algo que nos mostrara un primo mayor, o un ser muy allegado a la casa, que cada vez que nos visitaba, traía historias mágicas consigo.
Por ende, cada lectura que se hace al aire, tiene mucho de homenaje a todas esas personas que nos fueron inculcando el cariño a la lectura, o el interés por los libros, la radio, el cine, o la TV. Pero el interés verdadero, radical, no el cholulo.
Recuerdo haber experimentado una gran emoción cuando la dama de Lugano [Verónica Cornejo], contó que era su padre, quien le había contagiado la pasión por las letras.
Y más, cuando narró que había partido al mas allá días ha. En aquel momento, el archicófrade Paredero, con gran sinceridad espetó que era un gran homenaje este que la Verónica lograba, eso de continuar cultivando la pasión literaria.
Comprendí un poquito mejor cuando lo experimenté en carne propia, meses ha.
Y precisamente una [bella] forma de conocer a las personas, es a través de sus descendientes directos.
Por eso, creo el padre de Huguito debe haber sido un impulsor o promotor de lecturas o actividades no convencionales. Hablo no solo de PI[nterruptus], el mas irracional de los programas, sino de las columnas setentistas del HP en Humor, y tantas otras cuestiones [sana/artísticamente] dislocadas.
Vaya entonces un abrazo, no de tristeza, sino de parrafista sincero por creer que tantas veces la obra, ha de trascender las personas, en muchos casos a través de sus hijos.
Y la imagen que elegí [arbitrariamente] es la del Vivero municipal Francisco Pascasio Moreno, creado en 1948, es un predio de 354 hectáreas ubicado al sur de la ciudad de América.
Posee un bosque de más de 250 hectáreas de características únicas, donde probablemente hayan compartido varios buenos momentos Don Angel y su familia.
Quizá por eso cada noche parrafista, cuando se produzca el milagro del timbre del interruptus, será merced a algunas ayudas terrenas y otras celestiales.
Es el misterio de la vida.
A votre santé!
Infinidad de factores aglutinan esta masa que alguna vez denominé como multitudes solitarias.
Pero, en esto es decisivo el hogar donde uno pasó su infancia, y [parte de] su juventud. Y obviamente, las costumbres paternas, de allí el mote de TG para esta entrada.
Digo, probablemente los primeros libros, o las primeras radios con las que uno tuvo contacto, haya sido en ese reducto.
Por eso en cada libro que uno lee, o en las preferencias literarias, hay un poco del Viejo, otro tanto de un tío cómplice, algo que nos mostrara un primo mayor, o un ser muy allegado a la casa, que cada vez que nos visitaba, traía historias mágicas consigo.
Por ende, cada lectura que se hace al aire, tiene mucho de homenaje a todas esas personas que nos fueron inculcando el cariño a la lectura, o el interés por los libros, la radio, el cine, o la TV. Pero el interés verdadero, radical, no el cholulo.
Recuerdo haber experimentado una gran emoción cuando la dama de Lugano [Verónica Cornejo], contó que era su padre, quien le había contagiado la pasión por las letras.
Y más, cuando narró que había partido al mas allá días ha. En aquel momento, el archicófrade Paredero, con gran sinceridad espetó que era un gran homenaje este que la Verónica lograba, eso de continuar cultivando la pasión literaria.
Comprendí un poquito mejor cuando lo experimenté en carne propia, meses ha.
Y precisamente una [bella] forma de conocer a las personas, es a través de sus descendientes directos.
Por eso, creo el padre de Huguito debe haber sido un impulsor o promotor de lecturas o actividades no convencionales. Hablo no solo de PI[nterruptus], el mas irracional de los programas, sino de las columnas setentistas del HP en Humor, y tantas otras cuestiones [sana/artísticamente] dislocadas.
Vaya entonces un abrazo, no de tristeza, sino de parrafista sincero por creer que tantas veces la obra, ha de trascender las personas, en muchos casos a través de sus hijos.
Y la imagen que elegí [arbitrariamente] es la del Vivero municipal Francisco Pascasio Moreno, creado en 1948, es un predio de 354 hectáreas ubicado al sur de la ciudad de América.
Posee un bosque de más de 250 hectáreas de características únicas, donde probablemente hayan compartido varios buenos momentos Don Angel y su familia.
Quizá por eso cada noche parrafista, cuando se produzca el milagro del timbre del interruptus, será merced a algunas ayudas terrenas y otras celestiales.
Es el misterio de la vida.
A votre santé!
2 comentarios:
Hoy abrazamos fraternalmente a Hugo en la intimidad de este blog.
Y aprovechamos para agradecerle los excelentes momentos que nos hace vivir con su programa de radio.
Su trabajo generoso, sustentado en una formación sólida y ese profesionalismo sin fallas, nos permite intuir que a él le empujan los mismos valores superadores que por suerte sostienen a muchos argentinos.
Poder contar con gente así, nos hace sentir verdaderamente esperanzados.
Esta sí, en mi modesta opinión, es una original búsqueda en la Internet -y que ilustra un sentido texto propio. Bella imagen del vivero de América, Quique. Y puedo contar, para que a todos nuestros lectores les resulte tan increible como a mí, que según la solapa de su último libro, "¿Cómo es un recuerdo?", Hugo es nacido en aquel mismo 1948... No puedo menos que felicitar a las autoridades municipales de entonces, que acertaron en homenajear anticipadamente a este hijo dilecto de aquel pueblo con ese verde paseo.
Publicar un comentario