miércoles, 27 de agosto de 2008

Sor Juana, por Eduardo Galeano

El siguiente texto pertenece al libro Memoria del Fuego, de Eduardo Galeano. No sé por qué no tengo el libro, pero el texto sí me quedó: lo tenía copiado en la tapa de un cuaderno viejo, de cuando todavía estudiaba, porque me gustó mucho y me siguió gustando desde la primera vez que lo leí.

"1655 - Juana a los cuatro

Anda Juana charla que te charla con el alma, que es su compañera de adentro, mientras camina por la orilla de la acequia. Se siente de lo más feliz porque está con hipo y Juana crece cuando tiene hipo. Se detiene y se mira la sombra, que crece con ella, y con una rama la va midiendo después de cada saltito que le pega la barriga. También los volcanes crecían con el hipo, antes, cuando estaban vivos, antes de que los quemara su propio fuego. Dos de los volcanes humean todavía, pero ya no tienen hipo. Ya no crecen. Juana tiene hipo y crece. Crece.

Llorar, en cambio, encoge. Por eso tienen tamaño de cucarachas las viejitas y las lloronas de los entierros. Esto no lo dicen los libros del abuelo, que Juana lee, pero ella sabe. Son cosas que sabe de tanto platicar con el alma. También con las nubes conversa Juana. Para charlar con las nubes hay que trepar a los cerros o a las ramas más altas de los árboles.

-Yo soy nube. Las nubes tenemos caras y manos. Pies, no."

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