sábado, 16 de agosto de 2008

Vacaciones

Siguiendo las costumbres migratorias de nuestra especie, nos subimos hace unos días a un micro que nos llevó hacia el norte en busca de temperaturas más cálidas.

El destino: Villa Carlos Paz, pero via Mar del Plata. Y sí, por el camino más largo. Así somos nosotros, qué va a ser.

El premio para los que van a Carlos Paz por el camino más largo: ver el mar; ver el mar, por la ventanilla a la ida, y en vivo y en directo a la vuelta, aunque hacía demasiado frío para meter los pies en el agua, pero no tanto como para caminar sobre la arena y juntar caracoles.

La sorpresa: encontrar libros de Rosalía de Castro en una librería céntrica de Carlos Paz.

La adquisición: Obras escogidas de RT, para llenar un bache de poesía y teatro.

Mina Clavero: Asadito a la sombra de unos plátanos con recital del cantaautor serrano Luis López. Me traje un CD con sus temas. Si supiera cómo, les haría escuchar alguno, que trae unas lindas cuequitas y zambas, pero por ahora esa tecnología me supera. El CD me lo gané en una rifa, por supuesto. Curiosa moraleja podría sacarse si dijera que las mejores cosas de este año proceden del lado de los juegos de azar.

Alta Gracia: donde tomé un café cubano preparado por una cubana auténtica, en un lugarcito delicioso atendido por el poeta Héctor Celano y su esposa (la cubana). Un lugar para volver, volver y quedarse.

La masacre: la que están haciendo los guías de turismo con nuestro idioma. Una profe de lengua, por allí urgente, por favor.

Ocho días estuvimos, rodeados de belleza pora donde miráramos; aun así no puedo evitar preferir las obras de los hombres. El ejemplo más fácil: ante una montaña imponente, con una vista fabulosa a un lago, y por ahí perdida, una casita humilde, en vez de mirar el paisaje como todo el mundo, me engancho con la casita, me quedo pensando cuánta gente vivirá ahí, de qué trabajarán, si irán los chicos a la escuela. Es más fuerte que yo. Los operadores turísticos no pueden conmigo. Qué manera de desperdiciar paisajes.

Ahora me despido hasta mañana a la noche, donde esperaremos la voz del Lector nacional diciendo nuevamente "Buena trasnoche, corazón lector. Bienvenida, bienvenido..."

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