martes, 7 de septiembre de 2010

Encuentro en septiembre (1): Homenaje



Si la noche hubiera empezado con la Poesía, podría escribir que el primer poema (“Somos transmisores”) enlazaba cabalmente con el homenaje que Hugo hizo en el inicio a su tocayo Guerrero Marthineitz, el Sumo Transmisor de la radiotelefonía argentina. Pero el primer juego fue, triste y muy lentamente, con Novela.
De todos modos, corresponde iniciar esta reseña del Parrafus en vivo de septiembre con la mención de este recuerdo al “peruano parlanchín”. A tal efecto, me tomé el atrevimiento de pedirle a Adriana Baldessari, coordinadora del encuentro y auténtica protagonista del homenaje, que me autorizara la publicación del poema que leyó esa noche. Ella, en sus inicios en radio, trabajó con Guerrero Marthineitz y llegó a conocerlo mucho. Es persona adecuada para hacer oír su voz, y subió al escenario para leernos lo que sigue:

DE GATOS Y DESPEDIDA


Hoy leí tus versos por primera vez
y todavía no hace un mes
desde que en el
Hospital de Clínicas
te declararon muerto.
En la cama catorce, piso diez.

Tu libro ilustrado por mi padre
que te vi escribir
en papel amarillo
en la máquina eléctrica
encerrado en tu estudio
hace ya tantos años.


Treinta y cuatro
calculo, por tu dedicatoria
que señala:
octubre del setenta y seis
con cierto enojo
porque ingrata
con sólo veintiseis
cargada de experiencias compartidas
empezaba otra historia.

No sabía que te gustaban los gatos
yo tengo dos siameses
tan amados
que siento que te hubiera hecho bien
tal vez, reconfortado
en tu sola tristeza
un peludo ronroneo
con tibieza.

Cumpliste ochenta y seis
agosto once
yo deseaba ir a a verte
y tuve miedo.
Llamé, averigüé el horario
de visita
esperé una semana
mas tres días
y justo el veintiuno
te nos fuiste.

Esta , mi despedida
está llena de números y fechas
porque dijiste, dijimos, te dijeron
millones de palabras
que al final no sirvieron
ni para darte abrigo
ni comida, ni techo
ni una caricia tierna
junto al lecho.


Vos, que lo diste todo
que fuiste generoso con tus hijos,
con todos los que amaste y te olvidaron
con tu madre que trajiste de Lima
y caminaba descalza por el borde
por no pisar la alfombra
y no quiso quedarse
a compartir el “ lujo”
del triunfo de un peruano
en Buenos Aires.

Yo se mucho de vos, yo te conozco
sólo desconocía
esa atracción literaria hacia los gatos
porque nunca tuviste una mascota.
Tarde lo descubrí ,a menos de un mes
de tu partida
leyendo tu libro de poesías.
Que descanses en paz. Hugo, te quiero.

Adriana Baldessari
1/9/2010

Adriana había escrito estos versos esa mañana, después de leer el libro del peruano que Hugo nos mostró al comienzo del encuentro: "Del Hastío, los Gatos y los Días", publicado por Losada en 1976, con portada de Silvio Baldessari.
Ahora, para matizar este comienzo solemne, diré que la Baldessari, según escuché casualmente el sábado en “Reunión cumbre”, el programa de Carlos Ulanovsky en Nacional, es autora de tangos en dupla con el maestro Malvicino. Esto lo contó su esposo, uno de los invitados de Ula, un importante locutor de nuestro medio, cuyo nombre, por discreción, prefiero no mencionar. Pero sépase que este sorprendente parentesco, por así decir, más la noticia sobre los tangos, me ilumina respecto al extraño presagio o reminiscencia que me hizo caracterizarla con algo de nocturno o tabacal la vez pasada.
Y para los que no estuvieron presentes y también esta vez se perdieron el espectáculo, agrego que Adriana lucía unos zapatos rojos, brillantes y puntiagudos, que harían las delicias del fetichista más travieso o atrevido.

Continuará

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