domingo, 27 de julio de 2008

En desagravio

Sobre la revista cultural del diario La Nación, llamada adncultura, no puedo opinar porque leí solamente tres ediciones.
A una (no recuerdo si era el número inaugural o el segundo) la encontré en la calle, camino al Tobar, sobre la repisa de un teléfono público.
(Aquel fue un gran día; dos cuadras más adelante, en la inhóspita calle Ramón Carrillo, de un volquete lleno de escombros, trastos y pedazos de muebles, donde también habían tirado libros, recogí una novela de mi admirado Colin Wilson, otra de George Duhamel, un libro de historia de Bartolomé Mitre –para regalar al enfermero Pablo- y un par más que ahora no recuerdo.)
La segunda la dejó abandonada u olvidada un compañero, acá en el trabajo, y yo me la llevé, y la tercera es la del diario de ayer, que compré por primera vez.
Lo compré porque a la mañana había escuchado decir a Osvaldo Quiroga, en su espacio de AM 740, que la adn, donde él también trabaja, traía una nota sobre programas de radio dedicados a los libros. Le di el diario a mis compañeros y abrí la revista esperando encontrar, por supuesto, la mención de nuestro Párrafus Interruptus.
Encontré, en primer lugar, que la nota –de Carlos Ulanovski- se refiere no sólo a la radio, sino también a la televisión. Es más: en la carátula del artículo se ve un gran televisor, de los antiguos, con botonera, con el título “Libros mirados y contados en televisión y en radio” sobre la pantalla, y un aparato de radio, mucho más pequeño, también añejo, abajo, recortado, casi desapareciendo en un ángulo del collage. Es más: la primera foto que se ve es la de Quiroga.
Entonces, enseguida, promediando la lectura, abandoné del todo la esperanza y me resigné a la entera omisión, en el resto de la nota, de cualquier mención de nuestro espacio o de nuestro conductor.

Tampoco puedo opinar sobre los dichos de los entrevistados (Quiroga, Silvia Hopenhayn, Cristina Mucci, Canela, Sasturáin, Daniel Chiróm, Antonio Carrizo), ni sobre la tesitura del señor Ulanovski, porque “no soy quien”. Soy, como siempre destaco y destacan, un simple vigilador.
Podría, sí, livianamente, merced a algún ingenio, entresacar frases y señalarles flaquezas, denostarlas o cuestionarlas cínicamente, como se hace a veces en ciertos debates entre medios gráficos. Pero no es ese mi propósito.
Valoro la tarea de todos estos divulgadores de los libros y las artes, de la cultura, en general; sigo también o trato de seguir a algunos de ellos (a la Hopenhayn, en particular, que a su riqueza intelectual y su buen decir suma unas maneras femeninas, una amenidad, una sonrisa, un cabello efervescente, un cuello enhiesto, que me provoca en casa no pocos choques con Cristina); no soy un fundamentalista de Párrafus Interruptus ni un fanático de Paredero (“estando allí Dolina”, como escribí sobre la “Humor”); pero, sinceramente, creo que un programa de radio Nacional con más de dos años de trayectoria, el más sencillo, directo e inclusivo de los programas de libros (alguien lee, los otros escuchan y recuerdan), sin juicios críticos, sin guía erudita, sin floreos intelectuales, sin divagues, sin devaneos, sin helenismos, sin púlpito, merece integrar la lista de “los que continúan la tradición, cada vez más difícil, de difundir la producción literaria en medios masivos”, como dice la volanta del artículo. Pero no está.

Primero pensé en enviar una queja al señor Jorge Fernández Díaz, director de la revista, cuya dirección de e-mail aparece encabezando su editorial.
Pensé después en dirigirme a Ulanovski, para preguntarle con todo respeto si alguna enemistad personal con Hugo explica esa omisión –pero su e-mail no figura.
Al final –por ahora-, decidí trocar esa intención protestona por otra de índole informativa, doblemente, informativa, para el medio y para los compañeros oyentes. Voy a ver, entonces, si más tarde puedo redactar una amable y somera notita con la cual poner en conocimiento de esta gente la existencia de nuestra modesta, breve, sensible audición de trasnoche. Tal vez, simplemente, no están enterados.
Entretanto, demostrando nuestra grandeza, copio para los Parrafistas curiosos (que quizá quieran protestar por su lado) la nómina recuadrada del mentado artículo.

COLECTIVO IMAGINARIO
Conducción: Canela
Horario: sábados, 15.30; domingos, 16.30 (repite dos veces madrugada sábados y domingos). Todo Noticias (TN)

LOS SIETE LOCOS
Conducción: Cristina Mucci
Horario: sábados, 17 a 18
Canal 7

EL FANTASMA
Conducción: Silvia Hopenhayn
Horario: lunes, 22 horas, con trece repeticiones lunes, jueves, sábados y domingos
Canal á

VER PARA LEER
Conducción: Juan Sasturain
Horario: Medianoche del domingo
Telefé

EL REFUGIO DE LA CULTURA
Conducción: Osvaldo Quiroga
Horario sábado, 16 a 17
Canal 7
Radio Cooperativa, AM740,sábados de 8 a 12
Ficciones Radio de la Ciudad, AM1110, jueves 22 a 24

EL JABALI
Conducción: Daniel Chirom
Horario: lunes, 19 a 20
Radio Palermo, FM 94.7

TANGOS Y LIBROS
Conducción: Antonio Carrizo
Horario: domingos, 10 a 13
FM 92.7

Otros espacios habituales de comentarios de libros y entrevistas a escritores:
Los programas de cable de Fanny Mandelbaum y Jorge Jacobson y los pro-
gramas de radio de Omar Baez (FM Palermo) y Daniel Mactas (FM La Isla).

1 comentario:

Marta dijo...

Amable y somera la notita, usted lo ha dicho.

Nada de que me caigo y me levanto, ni de preguntar por enemistades personales, que queda feo. No les vaya a decir que es la primera vez que paga por la revista y que las otras veces que la leyó fue porque la encontró abandonada por ahí, ni lo de la tesitura, que no hay necesidad. Amabilidad, recuerde que lo cortés no quita lo valiente.

Escribir, por ejemplo:

Señor (quien corresponda), he leido con mucho interés su nota titulada Libros mirados y contados etc del día tal, y he notado con sorpresa en la lista de recomendaciones (o lo que sea) la ausencia de un excelente programa radial que me cuenta entre sus oyentes habituales.

Acá breve reseña del programa, incluyendo día y horario de emisión. Informativa, como usted dice, pero cortita. Corta, para no aburrir; informativa y corta por si deciden publicarla.

Y listo. Se despide saludando muy atentamente, como corresponde.

Firma y los datos que pidan en la revista.
Nada más: no vaya a escribir que usted es el que encabeza la tabla de posiciones con más de 60 victorias, que acá no regalan nada. No se le va a ocurrir declararse fanático, ni maricón, que los muchachos de la revista no van a entender nada.
Si finalmente se decide hacerlo, escriba una linda carta. No se enrosque con la protesta. Ánimo, yo sé que usted es capaz de hacerlo...
Y aprenda a bailar, hágame el favor...
Un abrazo.