Si bien saqué una ventaja considerable en el primer semestre, vislumbro que mis rivales (los otros oyentes competitivos o glotones) tendrán alguna chance de desbancarme en lo que queda del 2008: se me están cruzando los cables –o mi memoria pierde porosidad y los recuerdos se deslizan y mezclan cómicamente.
El lunes llamé y pregunté si la autora era Elsa Borneman. Cuando Leo Acevedo respondió que sí, dije triunfante: “Entonces el cuento es ‘Un elefante con una trompa enorme’”. Pero no era. Era, como bien dijo la ganadora, María Suárez, “Un elefante ocupa mucho espacio”.
Y anoche, con mayor seguridad aún, en vez de “Goldfinger” dije: “’El hombre del brazo de oro”, de Ian Fleming”. Leo rechazó la respuesta y después se me hizo una laguna: no pude recordar ningún título de las novelas de James Bond. (“El hombre del brazo de oro”, por supuesto, no lo es, ni es de Ian Fleming; es la obra más conocida de un autor que, tal vez, obtuvo mayor celebridad por haber sido el envidiable amante de nuestra Parrafista nº 104…)
No importa. No pude agregar la octava, pero las victorias de este mes ya era suficientes: 7. 007.
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