Londres, 15 de octubre
El viejo G.B. Shaw me ha recibido pésimamente.
_Usted me cree un clown como todos los imbéciles –me dijo- y espera, probablemente, vencer su aburrimiento con mis bromas.
“Quiero desilusionarle. Lo ingleses y en general los ociosos que leen y van al teatro me toman por un bufón. Soy, sin embargo, por nacimiento y por vocación, el hombre más serio del Reino Unido. Comencé, como sabe, por ser fabiano e ibseniano. Estas dos simpatías son la prueba de un espíritu por excelencia anticómico. Ni en el fabianismo ni en el ibsenismo hay el más pequeño rastro de humour. El primero se propone transformar los obreros en dos o tres siglos en pequeños burgueses, el segundo tiende a hacer reinar la sinceridad en las relaciones humanas, es decir, hácelas imposibles. El fabianismo es un socialismo de homeópatas, el ibsenismo una moral de anarquistas. Ni el uno ni el otro son nada alegres: son dos bestialidades de buena fe, por lo tanto nada agradables.
“Usted puede ver con esto que mi fama de bufón es tan falsa como la de Byron como poeta y la de Shakespeare como dramaturgo. El primero es un polemista diletante y el otro un lírico filosofante. No digo eso para compararme a esos dos: admitirá que soy demasiado superior a uno y a otro para que sea posible un paralelo razonable. Compadezco a los hombres, porque ninguno de ellos tiene la fortuna de ser un Bernard Shaw.”
Tomado del volumen Nº 16 de la “Biblioteca de autores extranjeros contemporáneos” de la Editorial El Ombú, Buenos Aires, 1933: “Gog”, de Giovanni Papini (Parrafista 323, 15 de mayo de 2008), capítulo “Visita a G.B. Shaw” (Parrafista 96, 15 de noviembre de 2006)
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