jueves, 21 de mayo de 2009

La Suárez entre los dormidos




Jueves 21 de mayo
Cuento: "El cielo entre los durmientes"
Autor: Humberto Costantini
Ganadora: María Suárez, (a) La Dama de Coghlan


REEDITAN LAS OBRAS DE HUMBERTO COSTANTINI


Los trabajos de este narrador esencial de Argentina está siendo revalorada y difundida: en breve se publicará una selección de sus cuentos a cargo de Abelardo Castillo y la reedición de su novela "De dioses, hombrecitos y policías".


Por Jorge Boccanera

Humberto "Cacho" Costantini sintetizó su hacer en una línea: "Siempre estoy contando algo de forma directa, ansiosa, apurada y con temor de aburrir al lector".

A la antología "Cuestiones con Costantini", aparecida a fines de 2007 y que reúne textos - relatos y poemas- ilustrados por Oscar Smoje, Pedro Gaeta y Luis Scafati, se suman ahora otros dos volúmenes: la reedición de la novela "De dioses hombrecitos y policías" a cargo del sello editor Lea, y una selección de sus cuentos que será editado por Capital Intelectual.

Perteneciente a la generación del 56 - "parricida", según el crítico Emir Rodríguez Monegal-, se inició Costantini en 1958 con "De por aquí nomás", un libro de relatos, el género en el que más se prodigó y al que agregó títulos como "Un señor alto, rubio de bigotes", y "Bandeo".

Su narrativa se extiende a las novelas "Hábleme de Funes", "De dioses..." y "La larga noche de Francisco Sanctis", ubicadas por la crítica en un cruce entre la literatura fantástica y el realismo, con trazos de parodia y grotesco.

Inmerso en expresiones culturales de los años 60/70 -los grupos "Pan Duro" y "Barrillete", las revistas "Gaceta literaria", "Ventana de Buenos Aires" y "El escarabajo de oro"- los libros de Costantini fueron ganando un público lector que adhería fervoroso a sus historias, sus personajes y su fraseo porteño.

En 1993, "Hábleme de Funes" fue llevada al cine con el título de "Funes, un gran amor", con dirección de Raúl de la Torre y las actuaciones de Graciela Borges, Pepe Soriano y Gian María Volonté. También se llevaron a escena en numerosas ocasiones sus monólogos dramáticos, género al que sumó los libros "Una pila larga, larga, con cabeza de jabalí" y "Chau Pericles".

A las traducciones y continuas reediciones de sus libros, hay que añadir relatos emblemáticos presentes en numerosas compilaciones como "Aquí llamando" y "Bandeo", o el cuento: "Insai derecho", obligado en las antologías de literatura futbolera. Amigo y crítico de su narrativa,
Pedro Orgambide, ubica a la narrativa de Costantini por sus rasgos expresionistas y "la inclusión de símbolos y alegorías, por la utilización del monólogo interior y las fracturas o simultaneidades de tiempo".

Remarca Orgambide una de las constantes de esta obra; personajes que se mueven en situaciones límites en las que el optar se convierte en una elección ética.

Ese "jugarse" en cualquier terreno, sea en un partido de fútbol como en la pugna política, será precisamente el eje argumental de su novela: "La larga noche de Francisco Sanctis".

Una palabra repetida en sus libros -"cuestión"- define a Costantini y su manera singular de interpelar la realidad: el planteo es un asunto a resolver y porta una urgencia, de allí su aire de interpelación, exhortación, cuestionario, cuestionamiento.

Ese espíritu crítico -Costantini se exilió en 1976- atraviesa su obra, que elude el voluntarismo del "mensaje" o la rigidez del dogmatismo. Es en esa cuerda -con personajes que deben atravesar un campo minado- donde Costantini se mueve con soltura.

En esa dirección, no es forzado afirmar que la Argentina de la dictadura fue narrada por este escritor en sus novelas y en relatos tales como "En la noche", "Fin de semana" y "La daga de Pat Sullivan".

Hay una obra más, calificada de "narración épica", que se agrega a esa producción: "El libro de Trelew", publicado en 1973, con una denuncia explícita -la matanza de militantes políticos en la base Almirante Zar- entre lo testimonial y lo periodístico.

Un año después retomará el tema en "Testimonio de un suboficial que intervino en los sucesos de Trelew", donde ficcionaliza el hecho y se adelanta al retrato de los escasos represores que confesaron su proceder agobiados por su pasado.

Otro de los rasgos principales de Costantini es la porteñidad que en su caso se desdobla en el recogimiento barrial y un destierro vivido como intemperie.

Esa marca, subrayada en guiños, locuciones populares, un modo de caminar la ciudad, observarla y hacerse uno con el entorno, está lejos del mero pintoresquismo.

La poesía es otro género recurrente en la obra de Costantini inventariada en el libro "Cuestiones con la vida", con cinco ediciones en su haber, lo que marca la popularidad de sus escritos -"Porteño y de Estudiantes" y "Gardel", son apenas dos ejemplos- que muchos lectores en los 70 se pasaban de mano en mano.

Bienvenida entonces esta revalorización de un escritor que buscaba, siempre en un aire de "chamuyo", un interlocutor a la mano para realzar el clima coloquial: "Che mundo, cosa, gente/ vida en serio/ no se me rajen, tomen/ una copa conmigo".

(www.edicioneslea.com)

1 comentario:

Anónimo dijo...

En 1982, Larry Dossey, un médico norteamericano diagnosticó la “enfermedad del tiempo”. El principal síntoma es creer obsesivamente que el tiempo se aleja y que es inalcanzable, por lo tanto hay que apurarse. La filosofía de la lentitud aparece como una alternativa frente a esta sensación de ansiedad.

Como dijo Paul Valery, “el futuro ya no es lo que era”… Estamos tan ocupados en ganar dinero para asegurarnos un futuro cada vez más incierto, que nos estamos olvidando de disfrutar de lo cotidiano. La tendencia actual a que todo funcione 24 horas al día y 365 días al año, no nos permite un respiro.

Hay momentos en los que necesitamos parar, tenemos la sensación de que hemos perdido las riendas de nuestra vida, nos angustia no contar con tiempo suficiente para cumplir con nuestras obligaciones diarias y posponemos las experiencias gratificantes al futuro, que finalmente casi nunca llega. ¡Sentimos que estamos sobreviviendo y queremos empezar de nuevo a disfrutar de la vida!

Así nace la filosofía slow, proponiendo aparcar la prisa y disfrutar de cada minuto, centrándonos en vivir el presente. La filosofía slow se basa en el equilibrio, en “dedicar a las cosas el tiempo que merecen”.

Los principios de la filosofía slow son:


Disfrutar el presente
Tomarse tiempo para conversar con alguien sin interrupciones
Leer un libro extenso
Trabajar para vivir y no vivir para trabajar
Acabar con las muertes por stress, los ataques de pánico y las distintas enfermedades relacionadas con la ansiedad del vértigo de vida