jueves, 22 de noviembre de 2007

Girri y Saki

El miércoles fué poesía, "Quien habla no está muerto" de Girri, y el jueves cuento "Alpiste para codornices" de Saki. Este murió en 1916, y Girri 75 años mas tarde.
El birmano Saki tiene un tinte muy britanico, con preferencia por los relatos cortos y las sátiras. Girri es mucho mas intimista. Descolla con la poesía.

Sin embargo ambos se desempeñaron en diarios. Girri como traductor y colaborador del suplemento literario de La Nación. Saki del Daily Express.

Los diarios siempre vigentes como gimnasio de la pluma, para fortalecer ideas. Y el laburo de traductor como catapultador de escribas que hacen un dos en uno, transcriben ideas de otros, y toman elementos de tal y cual autor, para agregar toques personales, forjando estilos únicos. O saltando entre géneros, tal como hace Aira.
Sigue habiendo grandes escritores dentro del periodismo. Pero han perdido vigencia.

Pero no solo los periodistas son novelistas/poetas/ensayistas o cuentistas en ciernes. Hay ejercicios que mueven las neuronas de los lectores. Nada como un buen crucigrama, o un entretenimiento literario. Una puerta de entrada al mundo de las letras. Ese fue el derrotero de Stanko Jerebic, quien durante 23 años fué el crucigramista esloveno que nos enseñó vericuetos del vocabulario, del lenguaje, y otros yeites. Partió para hacer otras tareas, junto a seres varios que deben estar meta diccionario en las alturas inconmensurables. Pero aquí en la tierra, quedamos huérfanos de esos gustitos que solían darnos un plus para incorporar palabrejas, o descubrir relaciones insospechadas.
Por eso, aquellos que pugnan por el regreso de estos entretenimientos, a través de la hija del crucigramista [Ana Maria, quien trabajó junto a su padre Stanko], sirvanse remitir sendos mensajes/cartas al diario La Nación.

Diarios, autores, escritores. Cosas sin lógica, para un programa irracional. Ahora si, tiene lógica.

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