El agradecido comentario de Lilia Muñoz a propósito de la Entrada que Quique Figueroa llamò "Parracrucigramistas", me hizo pensar una vez más en la pertinencia de incluir en el Blog no sólo reseñas acerca del programa, acerca de lecturas y autores y ganadores, sino sobre cualquier otra cuestiòn -vinculada o no al universo de las letras. Nunca se sabe...
El texto de Quique se refería a una aficiòn suya, los juegos de palabras cruzadas, que, sin duda, como él dice, son una vertiente màs, entretenida y estimulante, de ese caudaloso universo. De hecho, en algunos diarios o revistas, entre las definiciones del juego proliferan los enigmas literarios.
A mí nunca me atrajeron demasiado, pero esto tal vez se deba a otro de mis tantos prejuicios: meto en la misma bolsa todo lo que provenga de los màs masivos medios de comunicaciòn: propagandas y noticias, reportajes y opinión, crìtica y crucigramas, y precavidamente desconfío del conjunto. Seguramente me equivoco; tal vez, en algunos intersticios (por ejemplo, en el ejercicio de la inteligencia que la claringrilla propone), acecha alguna verdad. Y, de hecho, cuando lo tengo a mano hojèo algùn diario,y escucho la radio, veo tele, escribo en Internet, pero no puedo perder de vista la nociòn (inoculada, ¿cómo?) de que todo esto está al servicio de la deleznable dominación sinárquica internacional que proponde a la continuidad de la explotaciòn del hombre por el hombre. Entonces le escapo al sudoku.
Sin embargo, acà en el trabajo, entre mis compañeros vigiladores suelen circular esas revistas de juegos, y no me parece mal ese pasatiempo. Como digo acerca de la lectura de los màs comerciales y pedestres best sellers: todo puede ser un primer escalòn, un estìmulo para ascender o desarrollarse en cuanto al enriquecimiento humanista. Pero para mí (vanguardista de la revoloción social), resulta un poco escaso eso de afanarse en torno al desciframiento de una palabra (o un número) de acuerdo a una determinada pista o definiciòn. A mì denme los pàrrafos (o al menos la frase) que hay que descifrarle a las lecturas del Hugo -pero aplaudo a los que pueden hacer las dos cosas.
(Perdón, ayer me leí de un tirón "La familia tipo", de Jorge Asís, y... me inoculé de hijoputez.)
Pero, a propósito de párrafos y palabras, todo lo anterior (tal vez) fue para homenajear finalmente, despuès de tanta postergaciòn u olvido, a otro importante inspirador de este Blog. Alguien que no sólo inspiró, con el nombre de su programa, el tìtulo de esta página (lo cual ya conté una vez en charla con Hugo), sino que también me acompañò tanto desde la radio en las solitarias noches de guardia que yo pasaba años atrás en la planta de Mercedes Benz de Gonzalez Catán.
"Los Palabristas" fue el último nombre que tuvo el espacio nocturno de Esteban Peicovich - hasta el 2002 o 2003 , cuando la nueva direcciòn de Radio de la Ciudad le hizo una oferta (un régimen de tertulias) que no pudo aceptar. Antes, hace una década, o más, se llamó "Noche abierta", pero fue a raíz de "Los Palabristas" que quise llamar "Los Parrafistas" a nuestro Blog.
Estuvo en alguna época en radio Nacional. Recuerdo de aquellos tiempos sus caracterìsticas cortinas, o tambièn el fondo de sus palabras, con mùsica de Vangelis. Lo escuchábamos a veces con Pablo en su departamento de Medrano, las noches en que él no conseguìa pinchar el cable del naciente VCC que pasaba cerca de su ventana, por medio del cual podìamos ver pelìculas. Tengo todavìa cosas grabadas de los programas de Peicovich: canciones de Paco Ibañez, de Dolce Pontes (con la letra primero recitada por él), de George Brassens; lecturas de Juan Gelman, de Hugo Mujica; fragmentos de charlas. En cierto momento, este antiguo periodista de editorial Atlàntida, buen escritor y también poeta, creò su página de Internet: Los Palabristas, que hace mucho no visito, no sè si todavìa està. Allì habìa poemas suyos y sus columnas del diario La Naciòn, ùnico vínculo que hoy podemos tener con él.
Que yo sepa, nunca volviò a la radio, y se lo extraña. Recuerdo su último programa (para mí recortado), una noche de domingo, cuando explicó las razones por las que no podìa continuar. Yo estaba en el puesto llamado "45", una garita elevada a los fondos de la fàbrica, rodeado de oscuridad y silencio. Me acuerdo que faltando pocos minutos para la una, cuando el programa terminaba, pasó mi encargado a bordo del movil con el que cada tanto recorrìa el predio. Tuve que bajar, dar las novedades (S/N, por supuesto) y conversar un rato con este hombre; asì me perdì la despedida de Esteban, y este es uno de los màs sentidos perjuicios que me causó esta triste actividad que me ocupa, uno de los más agrios reproches que me hago, lo aseguro, por haber caìdo y perseverado en esto.
Pero bueno, una de cal y una de arena, como quien dice. Ahora, desde hace un par de meses, los vaivenes de este trabajo me trajeron a este simpàtico y cómodo banco del microcentro porteño; donde, hace unos dìas, descubrì que funciona la diskettera de la PC que tengo en mi puesto, asì que hoy, en esta preciosa mañana de domingo, sentado a tres metros de la pared de vidrio que me separa de la calle, a la vista de los sonrientes paseantes que miran hacia adentro y quièn sabe qué piensan de mi traslúcido encierro, puedo escribir algo tambièn (más prolijamente de lo que lo hacìa con papel y lápiz en las garitas solitarias de Mercedes Benz), y después copiarlo en un diskette, llevarlo a un locutorio cuando salgo, ponerlo en el Blog y así, allí dondequiera que estén, llegar a ustedes, compañeros oyentes -querido público, dirìa Pescetti-, para que me acompañen.
Nunca se sabe...
1 comentario:
Revivo nítidamente las noches abiertas de Don Peicovich. Un entrevistador como pocos en la magia de la noche. Si mal no recuerdo, pasó de la medianoche a la media tarde. El tipo hizo un esfuerzo titánico, pero por mas que fuese el mismo público, la escucha no es la misma. Máxime para un programa como el de Don Peicovich.
No soy un fiel seguidor de sus columnas dominicales, quizá porque es tan buen relator radial, que en el pelpa suele quedarse corto.
Stanko, Peicovich, Jorge Cané, Horvath, Bocacci, tantos tipos interesantes que de uno u otro modo nos marcan a fuego, y uno va a darse cuenta de su importancia. Aunque esto lleve años, nunca es tarde ..
Publicar un comentario