LIBERTAD PAJARONA
Desde mi puesto miro a los pájaros vivir.
En la zona semirural donde se encuentra la fábrica se ve gran variedad de aves: de gorriones a garzas, de calandrias a lechuzas, de día y de noche.
Sin embargo, se me ocurre que los que veo cada vez que me toca este puesto (rodeado de árboles, a la vera de un arroyo artificial) son los mismos. Son unos horneros, algunas calandrias, otros de pecho amarillo y cabecita negra cuyo nombre no conozco, pero me parece que son los mismos; quiero decir, los mismos pájaros siempre, los mismos individuos. Bajan de los árboles desde la mañana en busca de las migas que se encuentran alrededor del puesto, restos de las comidas de los vigiladores; recogen ramitas e hilos para sus nidos; picotean el suelo; se bañan en el polvo. En el arroyo, a su vez, pasean y pescan dos parejas de garzas; en este caso, especialmente, no me caben dudas de que son las mismas cada día, tan fáciles de identificar.
Y pienso esto, me pregunto: por qué estas aves no van más lejos. Tienen la posibilidad de volar, envidiada desde siempre por los hombres. Por qué, entonces, se limitan al terreno circundante, cercano a los nidos o a sus refugios nocturnos. Con esa facilidad para los desplazamientos, con esa libertad, ¿por qué no se alejan y cambian día a día el escenario de sus vidas?
Pensando en los pájaros me veo vivir.
De ahí a pensar en la manera pajarona en que yo mismo uso mi libertad ... hay un paso. Un paso, ya que no puedo volar.
Planta Industrial Mercedes Benz, 2003
1 comentario:
seguro que no son benteveos - pitojuan -quintove - etc ?
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