domingo, 16 de noviembre de 2008

Doble Simurg

Los otros días pensaba en las pocas veces que comenté algo acerca de los libros que me gané en Párrafus. Que recuerde, solamente una vez intenté una especie de reseña, somera pero elogiosa. Fue a propósito de una novela llamada “El silencio de Darwin”, del ignoto –hasta que leí la solapa- Gustavo Perednik.
Me había gustado la manera en que la trama involucra las historias de tres personajes reales –Jemmy Buttom, Evariste Galois y Kaspar Hausser-, de por sí muy interesantes. Creo que lo comenté a raíz de la lectura de “La tierra del fuego”, de Sylvia Iparraguirre (Jemmy Buttom es uno de los aborígenes llevados por Fitz Roy a Inglaterra).
“El silencio de Darwin” es de editorial Simurg, y ahora, también de Simurg, también con personajes históricos en la trama (más célebres, estos), con mi último triunfo gané la novela “El doble y sus copias”. El autor, también en este caso, me resulta un absoluto desconocido. Pero la solapa dice:

“Martín Mazora (1954) nació en Buenos Aires, vivió en Argentina y en Italia. Actualmente reside en Eslovenia, con un ojo y un pie puestos en la vecina ciudad de Sarajevo, ‘campo de batalla de varios dioses únicos’, tema y escenario de su próxima novela. Es profesor de filosofía, egresado de la Universidad de Morón. Ejerció la docencia en esta casa de estudios, en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de San Martín. Mazora es co-compilador del libro ‘Saber del Tiempo, Tiempo del Saber’ (1997), y autor de ‘La sociedad civil en Hegel. Crítica y rconstrucción conceptual’ (2003), y ‘Espíritu y lógica del cristianismo. Dos ensayos sobre Hegel’ (2005). Su novela ‘María Magdalena condenada’ fue publicada por Simurg en el año 2004.”

También vivió en Argentina y en Italia el personaje central de la novela: el octogenario Diego Battista. En torno a él gira la módica trama; todo consiste, básicamente, en tres paulatinas conversaciones: dos las sostiene el narrador, Carlos Sepúlveda, con Battista (con dos años de distancia entre una y otra) y la otra es entre el mismo Sepúlveda y una joven que conoce en su viaje a Italia, quien le cuenta los pormenores de un curso en el que conociera al anciano. El tema del curso: Dostoievski. El tema de la novela: la influencia de la vida y obra de Dostoievski en los orígenes del peronismo.

Hoy, otra vez noche de sábado laboral, acabo de terminarla. Al igual que con “El silencio de Darwin”, me resultó un poco deshilachado el desenlace, pero no importa: el material que maneja el autor es de por sí muy estimable. Recomiendo que si alguien da alguna vez con un ejemplar de la novela, no la deje pasar.

La gané cuando adiviné la lectura de “Versos satánicos”, del indio, nacido en Bombay, Salman Rushdie. Recodarán que Hugo, tras leerme la contratapa, preguntó si yo era peronista. “Por supuesto, peronista de Perón”, dije, por decir algo. “Peronista de Dostoievski”, podría corregirme ahora.

Todos saben qué es el simurg, ¿no? La mayoría lo conocerá por aquella nota al pie en el final del relato “El acercamiento a Almotásim”, de Borges. Ah, allá hay un peronista anti-Borges, como Carlitos Sepúlveda en su adolescencia. El no lo sabe. Para él, trascribo:

“En el decurso de esta noticia, me he referido al ‘Mantiq al-Tayr’ (‘Coloquio de los pájaros’) del místico persa Farid al-Din Abú Talib Muhammad ben Ibrahim Attar, a quien mataron los soldados de Tule, hijo de Zingis Jan, cuando Nishapur fue expoliada. Quizá no huelgue resumir el poema. El remoto rey de los pájaros, el Simurg, deja caer en el centro e la China una pluma espléndida; los pájaros resuelven buscarlo, hartos de su antigua anarquía. Saben que el nombre de su rey quiere decir treinta pájaros; saben que su alcázar está en el Kaf, la montaña circular que rodea la tierra. Acometen la casi infinita aventura; superan siete valles, o mares; el nombre del penúltimo es Vértigo; el último se llama Aniquilación. Muchos peregrinos desertan; otros perecen. Treinta, purificados por los trabajos, pisan la montaña del Simurg. Lo contemplan al fin: perciben que ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno de ellos y todos.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Marcelo, haz decidido transferir el objetivo de tu interesante blog al barrial de la política?

O esta última entrada es simplemente un ...estornudo tuyo?

Saludos y suerte!