lunes, 14 de abril de 2008

Anónimo sobre Saint-Exupery

Un oyente y lector que firma 'anónimo' (ahora también colaborador, aunque sospecho que ya colaboró) aporta más datos sobre la carrera de Antoine de Saint-Exupery en la Argentina.

Anónimo dijo...
Marcelo, aunque tarde pero encontré su comentario acerca de Saint Exupery . Es bueno pero como allí se explicita algo del contenido del excelente librito “Vuelo Nocturno”, no puedo dejar de agregar una interpretación distinta a la de su fuente, para alentar su lectura.

En el relato de Saint-Exupery, la Empresa a la que alude intentaba consolidar los vuelos nocturnos para competir ventajosamente con otros medios por transporte del Correo principalmente - también se menciona el traslado de pasajeros. Específicamente el relato se concentra en el día en que los vuelos desde Chile, Paraguay y “desde el estrecho de Magallanes” debían confluir antes de la medianoche hacia Buenos Aires, para que de inmediato la carga partiese en otro avión cruzando el Atlántico.

En 1930 los vuelos regulares sólo eran diurnos porque la navegación era “visual”. Y como no había infraestructura, debían basar toda la operación en la previsión, la coordinación, etc, pero notoriamente debían contar con la mejor predisposición de todo el personal. Lo importante era ganar horas.

Acerca del vuelo desde Patagonia, cabe aclarar que el piloto no volaba solo, sino que era acompañado por un radioperador. Este, manipulando Código Morse emitía mensajes y anotaba en papel lo que lograba “pescar” entre interferencias: estados del tiempo en la ruta, comunicación con la central, etc. Luego, le alcanzaba el mensaje al piloto por sobre el hombro, porque el ruido del motor les dificultaba hablar directamente. Volando en medio de tormentas, el radioperador permanentemente tenía que interrumpir toda comunicación recogiendo el hilo colgante de la antena, por el temor de atraer rayos!

En el relato, el personaje central y excluyente es realmente el Director, quien debía sostener en soledad la factibilidad del negocio, como que también estaba encargado de instruir, convencer y controlar a la totalidad del personal de la Empresa. El valor del relato surge del alcance de las reflexiones de este funcionario cuyas decisiones , aunque duras y discutibles, resultaban necesarias con vistas al “progreso”.

Por otra parte, no debe extrañarnos que el Conde Saint-Exupery, entre sus comentarios, le recomiende a su madre que “ni se le ocurra venir por la Argentina”: habrá que atribuirlo a que los años `30 resultaban tan poco agradables para los extranjeros como desventurados para los argentinos de a pie?

Suerte!

13 de abrilde 2008

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