"Si las páginas de este libro consienten algún verso feliz, perdóneme el lector la descortesía de haberlo usurpado yo, previamente. Nuestras nadas poco difieren; es trivial y fortuita la circunstancia de que seas tu el lector de estos ejercicios, y yo su redactor" Jorge Luis Borges
miércoles, 9 de abril de 2008
Letras orientales
Sobre la poesía ininterrupta de anoche, nada que declarar -solo que no fui yo quien reconoció al autor y no acertó con el título: yo llamé para tirar dos nombres, pero marré.
Entonces, volviendo al programa del domingo por la noche, sobre el cual, hasta ahora, la modestia me impidió escribir (gané yo con "Rashomon", del japonés Akutagawa), se me ocurre transcribir el siguiente poema de Mario Benedetti, que la Nacha Guevara transformara en canción cambiándole el gentilicio. Aunque no parece, viene al caso.
Orientalito que naces en tu jornada sin horas
y que todo lo deshaces y que todo lo devoras.
Orientalito que llegas con preguntas y estupores
y lloras porque te niegas a meterte en tus dolores.
Es cierto que no te ríes, pero nacer no es tan triste,
lo mejor es que te fíes del país en que naciste.
Este país, este suelo, te espera, pobre y te espera
con un antiguo desvelo, con nobleza de madera.
Este país, este mapa, puño nuevo y patria vieja,
es un país que te atrapa y así no más no te deja.
Ya que naciste al orgullo, acordate, orientalito,
que este país es murmullo, pero también es un grito.
Y si te espera en pobreza este suelo que es tan viejo
es porque nuestra riqueza se la llevaron muy lejos.
Y si te espera en prisiones, con la verdad mal herida,
es porque ha habido razones para jugarse la vida.
Y si te abriga en su pena, orientalito, acordate,
es porque la patria es buena, y es buena porque combate.
Orientalito, te estamos pidiendo lo que ya sos,
este país lo cambiamos sobre todo para vos.
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