jueves, 26 de junio de 2008

Vieja librería

En cualquier caso sería una pena. Tanto si cierra sus puertas como si el cartelón de tela que hoy desluce su entrada es un bluf comercial al estilo de esas pintadas en las vidrieras de las tiendas: “Liquidación total – Ultima semana – Nos vamos!”. Algo así está escrito en la tela. Sin embargo, en el interior, mientras curioseaba en mis mesas de ofertas de toda la vida, escuché a varios clientes o vecinos interrogar al respecto a empleados o dueñas, y la respuesta era “no se sabe todavía”, “están viendo”, “estamos en eso”. La hora y el día (un miércoles a las once de la mañana), la escasa concurrencia, hacía propicia la confidencia.
Compré un libro de Alberto Farina sobre Leonardo Favio y uno de Moravia que trae dos obras de teatro (a $5 y $3). Del mostrador de la caja tomé un par de volantes; uno de ellos, referido a la misma librería. Nunca lo había visto. Tal vez es reciente, nuevo, final, y abonaría la hipótesis de la despedida. Reza así:

“El libro que usted busca, lo está esperando aquí. La librería ‘Feria de Libros’ fue fundada el 2 de junio de 1943 por Don Gregorio Finkelstein y continuada por su hijo Abraham ‘Chiche’ Finkelstein hasta el día de su fallecimiento el 31 de diciembre de 2002. Hoy día siguen su esposa e hijas. En un principio era una librería similar a todas las existentes en Bs. As. Cuando se hizo cargo ‘Chiche’ Finkelstein la transformó en lo que es hoy, una ‘librería de viejo’ donde el bibliófilo la visita diariamente para encontrar ‘ese’ libro agotado o desaparecido que seguramente estaría en alguna de las mesas de ofertas, o en las estanterías o en las vitrinas. A lo largo de sus 60 años de existencia en la Av de Mayo 637 ha visto pasar por sus puertas gran parte de la historia de nuestro país: los famosos corsos de carnaval, las revoluciones, las marchas de Plaza de Mayo de distintos gremios con sus reclamos, las corridas por la policía, por los militares, en fin, toda una vivencia de lo que acontecía y acontece en nuestro país. A pesar de todo esto, nunca cerró sus puertas y los clientes de tantos años y el comprador de paso atraídos por las ofertas, saben que serán atendidos con total dedicación por sus dueños y por sus empleados, haciendo lo que esté a su alcance para satisfacer las necesidades de sus clientes.”

La librería es aquella de la que muchas veces hablé acá (aquella en la que una tarde hojeé “El sombrero de tres picos”, que Hugo leería esa noche), por eso ahora ofrezco esta información, tal vez la penúltima…. Esperemos que no.

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