sábado, 23 de febrero de 2008

Febrero, balance, carnaval, ¿retirada?

Bisiesto o no, febrero para mí es siempre interminable.
Febrero, podría parafrasear -ya que hace poco estábamos con Eliot-, es el mes más cruel -y baldío.
Me siento apagado durante este mes (el de mi cumpleaños) y tengo la impresión de que esta noche interna no se acabará más. Quién sabe por qué...
El año pasado, sin embargo, fue durante febrero que pergeñé este Blog. Por ahí anda una Entrada -“Nacimiento del Blog”-, una entrada que antes fue una carta, donde esto se testimonia.
Ahora, otra vez en febrero, la repetición de programas propiciada por las vacaciones de Hugo provocó en mí un conato de nueva idea: una sección que podría llamarse “Antes del Blog”. Fue, sobre todo, la nueva escucha de los Párrafus donde fueran convocados en vivo y en directo Carlos Gorostiza y Abelardo Castillo lo que me estimuló a esbozar una glosa de aquellas lecturas A. de B. (En realidad, solo esos dos, de los seis que se repitieron, corresponden a emisiones del 2006; los otros cuatro fueron muy recientes, todos de este año, y además, entre ellos, hubo dos con la intervención del intratable Perenchio, que es lo menos estimulante que hay...) También debería hacer una corrección a uno de mis textos, aquel en el cual, a causa de un recuerdo imperfecto, le atribuyo a Julián Sánchez, el profe de Temperley, la suerte de haber podido conversar en dos oportunidades con los autores leídos: con Carlos Gorostiza y con Eduardo Belgrano Rawson. Ahora compruebo que, al menos en el primer caso (y también cuando Abelardo), aquello no fue así: el autor salía al aire después de la charla entre Hugo y el oyente.
Pero, tanto para las glosas retroactivas como para la aclaración, me faltó empeño, y durante este tórrido mes sólo atiné a improvisar algo parecido -“Los otros Parrafistas”-, como para salir del paso ante la mudez casi absoluta a la que me somete febrero.
A propósito de esta serie de citas, o de su título, dije, en un Comentario a un texto de Fernando Terreno, que era una ironía dirigida a los reticentes oyentes del programa, que no quisieron pasar a Parrafistas de este Blog. Al final dije también que la efectiva reaparición de Fernando me haría replantear esa irónica exigencia. Después, a la semana siguiente, continué la serie: o sea, del replanteo salió fortalecido aquel reproche.
Pero, ¿quién soy yo para hacer reproches? Bueno, el idealista de siempre.
Lancé el Blog creyendo que los oyentes de un programa como Párrafus, oyentes activos, partícipes, lúdicos, tendrían interés en ahondar la huella que los llevó a ser lectores, ahondarla escribiendo, contando sobre ello. Esa fue mi propuesta inicial: que cada oyente (o algunos de ellos) contara por este medio las circunstancias o la manera de cada rememoración triunfante. No era pedir mucho, creo, y no esperaba análisis sesudos de las obras descubiertas ni buceos autobiográficos en busca del origen de cada lectura. Además, esta intención mía no era excluyente ni limitativa: sólo es pobre. Fue lo que, muy básicamente, se me ocurrió a mí; pero cualquier otro oyente podía enriquecer esta página elucubrando cualquier otro material alusivo (o no) al programa.
Bueno, algunos lo hicieron; Quique Figueroa, el primero. Sin mayores pretensiones, abundando más que nada en la obra o el autor leído; ensalzando, siempre amable y respetuoso, a cada oyente ganador; con excesivo pudor, tal vez, en ocasión de sus propias victorias; compartiendo curiosidades en torno a asuntos librescos o musicales; proponiendo acertijos en estas últimas semanas de abstinencia competitiva..., pero, ¿qué digo, entonces? ¿”Sin mayores pretensiones”? Todo esto es mucho más, seguramente, de lo que yo mismo, engreido y monotemático (yo, yo y yo), pude ofrecer a lo largo de este año de Blog.
Y, además del Quique de Trelew, Fernando Terreno, el ingeniero de Chacarita, que después de un texto aislado sobre aviones y aviadores, hace unos meses, volvió en estos últimos días con nuevas Entradas y Comentarios. También Marta, la esporádica comentarista que, al principio con los tapones hacia adelante (hacia la humanidad del que esto escribe), mostró la firmeza de su escucha del programa, así como la de sus convicciones. También Pablo Graciani, quien, más que nada por fidelidad a nuestra pretérita camaradería, hizo un par de intervenciones y después solo perduró insensiblemente en la corta lista de autores del Blog. Y Eleonora, la autora del primer Comentario, que reapareció hace poco buscando una obra de la Marguerite que todavía no se leyó en el programa -mejor no nombrarla. Y Jorge Aloy, que con un muy buen texto se prendió brevemente en la polémica "Googlica" con la que en cierto momento traté de darle un poco de color al guiso. Y Ana de Villa Crespo, oyente consuetudinaria de las noches de Nacional, a quien, tras su terminante Comentario y posterior silencio, invité y desinvité a incorporarse como autora del Blog -de lo cual todavía no sé si me arrepiento. Y la fugaz Amparo, la de la Costa Brava, que apareció para patear el tablero en diciembre, pero también fue bienvenida.Y Gonzalo, el último que se hizo amigo, quien reencontró por este medio a un antiguo profesor. Y un par de anónimos -o seudoanónimos-, que también aportaron.
Creo que no me olvido de ninguno. Fueron, digamos, una docena de oyentes los que, a lo largo de doce meses, participaron también del Blog. ¿Promedio? ¿Balance?
Me acuerdo de mi crónica sobre el Párrafus en vivo durante la Feria del Libro. También ahí me quejé de la escasa concurrencia. Pero, ¿qué espero yo? ¿Qué pretendo? ¿Hinchadas de futbol leyendo en las gradas los libros que a veces se reparten en las canchas, mientras en el verde cesped aquellos veintidós -o ventitrés- actúan para nadie?
No sé, pero me desanimo.
Me sostuvieron firme en la brecha ("incomprendido pero impertérrito", que es de Cortázar, de 62 Modelo para armar") palabras de dos oyentes.
Uno, Fernando Terreno. No recuerdo si en un mail o en un Comentario, Fernando dijo que leer mi reseña semanal era como volver a escuchar el programa, y era útil para enterarse si es que se había perdido alguno. No digo a qué textos dijo que le recordaba lo mío, ni de cuál autor, por pura modestia.
Otra, María Suárez, quien, para consolarme de aquella queja, me dijo que a lo mejor la escasa participación en el Blog se debe a que -cito textual- "tu escritura intimida". No sé qué me habrá querido decir, pero me gustó. (A propósito: yo no puedo revelarlo -si ella no lo hizo-, pero el día que supe quien es María Suárez y lo que hizo y hace de su vida... le dije que me alegraba superlativamente de ser su sucesor en lo más alto del podio Parrafista.)
Pero, en síntesis, la cuestión es: ¿podré seguir sosteniéndome en eso?
Ya veremos. Por lo pronto, el próximo lunes se reinicia el certamen -quiero decir, vuelve Párrafus. Es la última semana del mes, y hasta ahora, en los tres primeros programas, hubo tres ganadores diferentes, así que, entonces, si...
Pero, ¿es bisiesto este año, me caigo y me levanto?

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